Lunes 20 de septiembre 2021 “La Vanidad Es Una Fantasía Ilusoria Que Desagrada A Dios”

   Lectura Bíblica: Jeremías Cap. 2, versículos 4 al 7. Oíd la palabra de Jehová, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel. Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos? Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre? Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad. 

   Definición de Vanidad En la Biblia, Qué es Vanidad:

   Vanidad es sinónimo de presunción, envanecimiento y arrogancia. Como tal, la palabra proviene del latín vanĭtasvanitātis, que significa ‘cualidad de vano’.

En este sentido, la vanidad puede hacer referencia a la actitud de quien sobrevalora sus propias habilidades, atributos y conocimientos y, en consecuencia, desarrolla un concepto de sí mismo tan exagerado que se cree superior a los demás, y se jacta y vanagloria frecuentemente frente a otros. De allí que una persona vanidosa sea considerada engreída e, incluso, soberbia.

Por otro lado, la vanidad también hace referencia a lo perecedero de las cosas terrenales, a lo breve del tránsito en la existencia y, en este sentido, a lo inútil o vanas que pueden resultar las cosas de este mundo. Asimismo, vanidad puede referirse a una ilusión o fantasía, en cuanto representación o ficción.

Por su parte, para el cristianismo, la vanidad es uno de los siete pecados capitales y, entre ellos, el peor, pues supone por parte del individuo una excesiva confianza en las cosas terrenas y en sí mismo, lo cual lo lleva a perder la noción de la finitud de su existencia y a creer que puede prescindir de Dios. En este sentido, el antecedente fundamental del pecado de vanidad lo constituye la conducta que observó ante Dios Lucifer, quien, siendo el más hermoso y el más sabio de los ángeles, pecó de soberbia suponiéndose igual a Dios y fue condenado a los infiernos.

Otro antecedente mitológico es el de Narciso, un joven premiado con la belleza que acabó tan enamorado de su propia imagen reflejada en el agua de un estanque, que acabó por lanzarse en su busca y murió ahogado.

El término vanidad aparece decenas de veces para hacer referencia al sentimiento de lo pasajero de la existencia, a la necedad y la mentira, así como a la altanería y la arrogancia, y a la idolatría exacerbada del individuo por sí mismo que, como consecuencia, lo lleva a renunciar a Dios. En este sentido, la vanidad es uno de los mayores pecados. La palabra, como tal, aparece mayormente en Eclesiastés: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad” (I: 2), proclama El Predicador, y desglosa reflexiones sobre la fugacidad de la existencia, así como la condición mortal del ser humano, y sobre la vaciedad y el sinsentido del tránsito terreno sin el amor a Dios.

    Comentario: La apostasía de Israel, 2:4–12. Los vv. 4–8 describen al pueblo como la esposa que abandona a su marido. Este alejamiento era totalmente injustificado. Dios se describe como el adolorido preguntando por la maldad que hubieron encontrado en él para abandonarlo como lo habían hecho. Lo que es aún peor, la esposa tras la vanidad convierte a sus seguidores en personas vacías, vanas. Vanidad (hebel1892) significa “viento”, un “soplo”, lo que es “nada”. Ellos buscaban nuevas relaciones, buscaban nuevas experiencias, pero el resultado era que ellos mismos se volvieron vanos, vacíos, ¡nada!

“Vanidad de vanidades” (comp. Ecl. 1:2) ellos han olvidado por completo su liberación de la esclavitud y su constitución como pueblo frente al monte Sinaí. El cultivo de la tierra de Israel no es fácil, nunca lo ha sido, pero con esfuerzo produce la cosecha que permite una vida cómoda. Con su idolatría y la adoración de los dioses de Canaán contaminaron la tierra, las granjas y los “delicados pastos” llegaron a ser abominables a su verdadero Dueño.

En el v. 6 se ve el patetismo de Dios cuando dice que ni preguntaron por él: No dijeron: “¿Dónde está Jehovah?”. El esposo ha sido abandonado por la esposa. Ni se acuerda de los momentos de protección por el desierto con todas sus dificultades. Su búsqueda de nuevas relaciones le quitó el recuerdo de todo lo que había hecho el esposo por ella. El adolorido esposo relata que tan pronto como entraron en la tierra, comieron del fruto nuevo y se abandonó la relación. Esta autobiografía es triste y cada palabra llena de dolor, el dolor de Jehovah Dios.

El v. 8 enseña que tres clases de dirigentes habían fallado por completo su vocación de servir al pueblo: los sacerdotes no habían enseñado la ley de la adoración de Dios y la moralidad hacia el prójimo. Lo peor era que ellos mismos no me conocieron. Eran los representantes de Jehovah, pero no le conocían. Toda su labor era una farsa. Lo más triste es que ni se les ocurriera de preguntar: ¿Dónde está Jehovah? Los pastores, o sea los reyes, que tenían que ser virreyes, habían querido ser pequeños dioses en lugar de servir al Dios verdadero. Ellos se rebelaron contra Jehovah. En lugar de ser voceros de Dios, los profetas habían predicado la religión sensual de Canaán y habían seguido sus prácticas abominables. (Consulte un diccionario bíblico sobre “Baal”, para saber más de esta religión que era una tentación continua para Israel). Mientras tanto, basta decir que Baal era el dios de la fertilidad de la tierra y la multiplicación de los rebaños. Su culto consistía en tener relaciones sexuales con sacerdotes y sacerdotisas en los “lugares altos” para conseguir las bendiciones de la fertilidad, tanto de sus rebaños y la tierra, como de sus propias familias. Era una de las muchas religiones sensuales que se hallaron en distintos países del Medio Oriente.

1er Titulo: El Corazón, fuente de origen de toda confusión humana. Salmos 101: 5. Al que solapadamente infama a su prójimo, yo lo destruiré; No sufriré al de ojos altaneros y de corazón vanidoso.

   Comentario: Principios de integridad y justicia, vv. 5–8

En este párrafo se explica la necesidad de escoger bien a los ayudantes y rechazar a los que pueden traer corrupción e injusticia al reino. Aun cuando parece apoyar su proyecto el líder no debe bajar la guardia contra el chismorreo y la difamación. A menudo un colaborador difama a otro para conseguir su puesto. El buen líder tiene que rechazar este tipo de ayudante; asimismo no le conviene el que es arrogante u orgulloso.

El v. 6 presenta el lado positivo; el buen líder tiene que rechazar cierto tipo de colaboradores, pero también debe usar sus principios de integridad para escoger a los que van a ayudarle. El líder también es responsable por la integridad de los que escoge como colaboradores.

El v. 7 de nuevo habla de cuidarse de ciertos peligros. Debe cuidar las influencias que entran en su familia y no debe estar en liga con los que hacen fraude. En nuestro contexto contemporáneo son dos desafíos grandes.

Por las mañanas (v. 8) alude a la costumbre oriental de convocar la corte por las mañanas (Jer. 21:12). Habla de administrar justicia rápidamente al pueblo, estar disponible para resolver los problemas de la gente.

El Salmo presenta un modelo del buen liderazgo. Si fue escrito por David, parece que lo vivió bien en la primera parte de su reinado, pero después falló en varios de estos aspectos. Reconociendo esto, todo el AT mira hacia el Mesías que tendrá un reino de verdadera justicia (cf. Apoc. 21:27). No obstante, el Salmo sigue siendo un ideal y un modelo que se debe tomar en serio en nuestro tiempo porque es el tipo de líder que Dios quiere.

   Pensamiento: Cuando Dios habla en la Santa Biblia del corazón, no se refiere en la mayoría de los casos al músculo hueco y piramidal situado en la cavidad torácica que bombea la sangre a todo el cuerpo. Por lo general usa esta palabra, para comunicar y enviar un mensaje con detalle especial a su criatura más preciada: el ser humano. El corazón para Dios en estos textos, es el asiento de las actitudes, emociones y de la inteligencia. Se refiere a la mente, los pensamientos, los sentimientos y al intelecto en general. Y con ello, espera encaminar a sus hijos para que tengan una comunión con EL de manera permanente.

Por ejemplo, cuando en Éxodo 8:32 dice “Mas Faraón endureció aún esta vez su corazón, y no dejó ir al pueblo” Obviamente no se refiere al músculo ya mencionado. Está indicando la actitud de rebeldía de Faraón contra Dios. Y en el libro de Ezequiel el mensaje está bastante claro con respecto a su pueblo. Nosotros los cristianos. “Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne” Ez.11:19. Ese «corazón de piedra» que Dios menciona y que lo conoce muy bien, describe un estado de insensibilidad espiritual y de indiferencia moral. Situación terrible para la Salvación. En Proverbios 10:8. y Marcos 2:6 como a lo largo de la Palabra, Dios reitera la expresión. “El sabio de corazón aceptará mandatos, más el necio charlatán será derribado” “Pero estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones…” Expresiones como «sabio de corazón» y «cavilaban en sus corazones» muestran que se atribuía al corazón el asiento de la inteligencia.

Pero Mateo 15:18 no deja dudas. Es un llamado especial y no debemos hacernos los locos. «Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; … Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias…»

Ahora, la expresión sobre la cual medito siempre por mi propio bien es esta. “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca” Luc.6:45. “En el foro”, donde la gente opina libremente, me llamó la atención lo que dijo una joven “¿Has escuchado a alguien enamorado hablar? Podría pasar horas hablando de su ilusión, de su amor por la persona a quien ama. Pero el avaro habla de dinero, el ambicioso de grandes proyectos, la triste tristeza, el chismoso de toda la gente, el enojado solo habla con ira, el político de política y cada uno se justificará por su conducta, por el contrario, si nuestra plática es del amor de Dios, es señal que Él habita en nosotros, por eso los que no conocen a Dios huyen a las pláticas. No pueden evitar hablar de otra cosa porque no se sienten en ambiente”. Sin embargo, DIOS insiste. “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida. Prov. 4: 23.

“La guarda diligente del corazón es esencial para crecer en gracia en forma saludable. El corazón, en su estado natural, es la morada de pensamientos impíos y de pasiones pecaminosas. … Demasiado a menudo, se pronuncian palabras malhumoradas e impacientes, …los tales necesitan la presencia permanente de Cristo en el alma”.

2° Titulo: Dios nos da Tiempo para renunciar a toda vanidad. Los hechos 14:15. y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay.

Comentario: 15. “Señores, ¿por qué están haciendo esto? Nosotros somos hombres iguales a ustedes. Les predicamos el evangelio para que de estas cosas inútiles se vuelvan al Dios viviente, que hizo los cielos y la tierra y el mar, y todo lo que en ellos hay.

   Observemos los siguientes puntos:

Nótese, primero, que Lucas de nuevo usa la expresión apóstoles (véase v. 4) para ambos misioneros. Además, menciona primero a Bernabé, quizás porque los licaonios consideraban que él era el más importante, Zeus.

▬ a. Hombres como ustedes. De una vez, Pablo y Bernabé ponen las cosas en su perspectiva correcta. Corren al encuentro de la multitud gritando: “Señores, ¿por qué están haciendo esto? Nosotros somos hombres de la misma naturaleza que ustedes” (c.f. Stg. 5:17). Los apóstoles no pierden tiempo y van al corazón del asunto y piden una explicación. Quieren saber por qué el pueblo se está preparando para ofrecer sacrificios. Y porque para esta gente ofrecer sacrificios a sus dioses era cosa normal, tanto Pablo como Bernabé declaran que ellos son personas comunes y corrientes y no divinas. Explican que no son hombres-dioses sino mensajeros enviados por Dios. Tienen que enseñar al pueblo de Listra las verdades elementales acerca del Dios viviente.

▬ b. Mensaje del evangelio. “Les predicamos el evangelio”. El discurso de Pablo y Bernabé difiere sustancialmente del sermón que Pablo predicó a su audiencia de judíos-gentiles en Antioquía de Pisidia. Allí, los gentiles temerosos de Dios habían sido instruidos en la enseñanza de las Escrituras. Aquí, los misioneros tienen que empezar con las verdades fundamentales y no pueden asumir que la multitud tenga algún conocimiento acerca de Dios y su obra. El discurso de Pablo en el Areópago de Atenas (17:24–28) se asemeja a los comentarios que hacen en Listra. Tanto aquí como en Atenas, Pablo enseña que Dios es el creador y sustentador del universo. No comienza hablando de la nación Israel, sino de la naturaleza y su creación por el único Dios que sustenta y gobierna este mundo. Pablo y Bernabé deben enseñar a la gente que no han tenido el beneficio de la instrucción religiosa por residentes judíos. A diferencia de los gentiles temerosos de Dios de Antioquía de Pisidia y en Iconio, el pueblo en Listra no ha tenido preparación alguna para recibir el evangelio.

Los misioneros confrontan directamente al pueblo con la práctica pagana de la idolatría diciéndole que sus ídolos son “cosas inútiles”. A través de todo el Antiguo Testamento, esta expresión se refiere a los ídolos inútiles de las naciones gentiles. Pablo y Bernabé buscan no ofender a sus oyentes, pero tienen que establecer el contraste entre las “cosas inútiles” y el Dios viviente. Implícitamente, indican que los ídolos son objetos inanimados, que están muertos (refiérase a Sal. 115:4–8). Por contraste, Dios es un Dios viviente “que hizo los cielos y la tierra y el mar, y todo lo que en ellos hay”. Esta es una cita directa del relato de la creación del Antiguo Testamento (Ex. 20:11; Sal. 146:6). En un sentido, los apóstoles enseñan a los gentiles acerca del origen del mundo e indirectamente les están diciendo que sus ídolos son incapaces de hacer cualquier cosa.

De manera que, los desafían a volverse de sus ídolos al Dios viviente, conocerle y convertirse a él (c.f. 1 Ts. 1:9). Si se vuelven de sus dioses inútiles, ellos deben volverse a Dios quien ha creado el cielo, la tierra, y el mar. Los gentiles tenían tres clases de dioses para el universo visible. Sin embargo, los apóstoles enseñan que el único Dios que creó todas las cosas vive y da vida.

3er Titulo: Es bueno pedir al Señor la limpieza espiritual. Proverbios 30: 7 y 8. Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera: Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Mantenme del pan necesario.

   Comentario: Una súplica íntima, 30:7-9

Los vv. 7–9 forman un párrafo unido por un solo pensamiento. El v. 7 ruega la contestación de una doble petición que el orador espera ver antes de morir. Nos hace recordar el ejemplo de Simeón, quien vio al Mesías antes de morir (ver Luc. 2:26 ss.).

El v. 8 explica los dos aspectos de la petición. Por un lado, se pide ayuda en el carácter y el hablar (es decir, vanidad y palabra mentirosa, como en 6:17, 19; 10:18; 12:22). En segundo lugar, el hombre pide el pan cotidiano (ver Mat. 6:11; Luc. 11:3; 1 Tim. 6:8). El pan cotidiano se opone a la extrema pobreza y a la riqueza abundante.

En el v. 9 se continúa el mismo pensamiento del v. 8, ampliando el segundo aspecto de la petición. Aquí se especula sobre aquella situación en la que el hombre rico o saciado niega a Dios (una consecuencia conocida hoy en día). Por lo tanto, se especula sobre el hombre pobrísimo quien ha de robar para sobrevivir (otra situación demasiado conocida en el mundo de hoy). Con tal acción, de hecho, se niega a Dios. En ambas situaciones, el hombre se aleja de Dios, potencialmente por lo menos.

4° Titulo: El rostro acusa el peso de los años, aceptémoslo. Job 16: 8. Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura, Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro. 

   Comentario: La gramática de los versículos 7 y 8 no es la más fácil de interpretar. La dificultad es determinar el sujeto. El TM indica: “Pero ahora él me tiene agobiado… y me ha llenado de arrugas”. Se sugieren varias posibilidades: a) Dios, b) el dolor, c) Elifaz (los amigos) o d) un sentido impersonal.

En el contexto, se refiere al dolor (v. 6), al adversario singular y plural, que pueden ser los amigos (vv. 9, 10), y a Dios que lo entrega a los perversos (v. 11). Aunque algunos toman el dolor como el sujeto del verbo, parece mejor considerar a Dios como el sujeto, quien en el pensamiento de Job era responsable por todo. De todos modos, la interpretación del pasaje es similar. Según Job, Dios no sólo era el verdugo sino el responsable por el dolor, los desastres y el desgaste físico. También creía que lo había entregado en manos de sus adversarios humanos con su dogma de la retribución. Por lo tanto, su adversario, o enemigo, no era Satanás a quien no conocía teológicamente, sino Dios quien lo atormentó con el dolor y quien envió a los amigos adversarios.

En los versículos 6–11, Job habla de su condición: físicamente está agobiado por el dolor, y espiritualmente está desanimado, privado de sus bienes, su familia, sus amigos y, sobre todo, la presencia de Dios (v. 7; 19:13–19). Su aspecto físico testifica contra él: su debilidad, evidente por las arrugas en su cara, lo acusan o quizás son adversarios también dando testimonio, según los amigos, de que es un pecador (v. 8).

Le parece que Dios, como una fiera, lo ha atacado; lo está despedazando y “hace crujir sus dientes” contra él (v. 9a). Con frecuencia los piadosos emplean la expresión “crujir” o “rechinar de dientes” en contra de sus enemigos (Sal. 37:12; 112:10; Lam. 2:16; Hech. 7:54). Significa el furor o un deseo ferviente de dañar, al contrario. El verbo “aborrecer” también significa “tener rencor” o “mantener animosidad contra”; pensaba que Dios le guardaba rencor sin darle alivio. Siente que Dios, su adversario, “aguza su mirada” contra él; es decir, como un animal feroz, le clava con mirada cruel para devorarlo (v. 9b; Ose. 13:7, 8).

Amén, Para La Gloria Y Honra De Dios.

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