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Semana del 15 al 21 de enero de 2024. “Gloriosa Revelación De Las Riquezas De Dios En Favor Del Ser Humano”.

Lectura Bíblica: Romanos 11:33 al 36. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.

   Comentario del contexto bíblico: [6] (11:33-36) Israel, restauración: la sexta garantía es el glorioso plan de Dios para el mundo. Note cuatro puntos.

[1]. El glorioso plan de Dios para el mundo involucra cuatro grandes actos de Dios:

▬ a. Su infinita sabiduría y conocimiento; el saber hacer cada cosa en forma perfecta; el saber cómo crear y ordenar, arreglar y gobernar todas las cosas de modo que todas las cosas obren perfectamente. Note que la sabiduría y el conocimiento de Dios se presentan como que son profundos y ricos: «¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios!» La sabiduría y el conocimiento de Dios son tan profundos y ricos …

  • que los ángeles desean mirar en ellos (1ª P.1:13).
  • que son infinitos (Ef. 3: 18).
  • que son demasiado maravillosos para el hombre (Sal. 139:6. Este solo versículo muestra cuán grande es la misericordia de Dios hacia nosotros.)
  • que incluyen pensamientos más numerosos que los granos de arena que hay en el mundo (Sal. 139:17-18).

▬ b. Sus juicios y caminos infinitos: su juicio al planificar y decidir cada cosa, y sus caminos al ejecutar sus propósitos y decisiones. Note que se dice que su juicio y sus caminos son inescrutables e insondables.

  • Las cosas secretas pertenecen a Dios (Dt. 29:29).
  • Dios es glorificado por sus juicios y caminos infinitos (Pr. 25:2).
  • Las grandes cosas de Dios son inescrutables y sin número (Job 5:9; 9:10).
  • El hombre no puede descubrir a Dios escudriñando (Job 11 :7).
  • No se puede escudriñar el entendimiento de Dios (Is. 40:28).

[2]. Ningún hombre puede captar el plan de Dios. Ningún hombre puede conocer la mente del Señor; ningún hombre puede ser consejero de Dios. Note dos puntos significativos.

▬ a. Ningún hombre puede captar el plan de Dios. Las Escrituras dejan esto abundantemente claro.

«El único [Jesucristo] que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno» (1ª Ti. 6:16).

«¿Descubriréis tú los secretos de Dios? ¿Llegareis tú a la perfección del Todopoderoso?» (Job 11:7).

«Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio basta el fin» (Ecl. 3:11).

▬ b. Sin embargo, los creyentes tienen la mente de Cristo. Esto no significa que los creyentes entienden a Dios y sus caminos en forma perfecta, sino que se revela así mismo y la verdad a los creyentes, lo suficiente de sí mismo y sus caminos para salvarlos del pecado, la muerte, el juicio y el infierno.

«Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá Mas nosotros tenemos la mente de Cristo?» (1ª a Co. 2:16).

«Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido» (1 Co. 2:12).

«Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta» (Jn. 7:16-17).

«Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn. 8:31-32).

«Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado» (Jn. 17:3).

«No cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual» (Col. 1:9-10).

«Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová» (Os. 6:3).

[3]. Ningún hombre puede ganar el don de Dios. Note dos hechos respecto de este versículo.

▬ a. Nadie puede poner a Dios como su deudor. Ningún hombre puede dar nada a Dios y pretender que Dios le deba algo a cambio. Dios no debe nada a nadie. El hombre se ha negado y se ha rebelado para no seguir a Dios, prefiriendo seguir sus propios caminos. El hombre está cometiendo alta traición contra Dios. El hombre no merece el favor de Dios ni puede ganarlo. Si el hombre ha de recibir un favor de Dios, Dios debe dárselo gratuitamente.

«Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos Cuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad» (Mt. 7:22-23).

«Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado» (Ro. 3:20).

«Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado» (Gá. 2:16).

«Porque por grada sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe» (Ef. 2:8-9).

«Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo» (Tit. 3:4-5).

▬ b. La depravación del hombre debiera silenciar su jactancia. No lo hace, pero debiera (véase Ro. 3:19-20. Cp. Ro. 3:9-20 para la discusión.)

[4]. Solamente Dios es la fuente, el medio y el fin de todas las cosas. Por lo tanto, Dios debe ser glorificado por siempre jamás.

  • Todas las cosas son de Dios: todas las cosas fueron creadas por Dios y encuentran su fuente en Él.
  • Todas las cosas son a través de Dios: todas las cosas vienen a través de su sabiduría y conocimiento, sus juicios y caminos.
  • Todas las cosas son de Dios: todas las cosas existen para Dios, por su bondad y beneplácito.

«Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas» (Ap. 4:11).

«Los que teméis a Jehová, alabadle; glorificadle, descendencia toda de Jacob, y temedle vosotros, descendencia toda de Israel» (Sal. 22:23).

«Te alaben, oh Jehová, todas tus obras, y tus santos te bendigan» (Sal. 145:10).

«Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios» (1 Co. 6:20).

«En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos» (Jn. 15:8).

1er Titulo: Exaltando la infinita grandeza de Dios en el plan de salvación de los hombres. Versículo 33. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! (Léase: Efesios 1: 3 al 10. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.).

   El gran plan de Dios (11:33)

El himno comienza con una exclamación lleno de asombro: “¡Qué profundas son las riquezas de la sabiduría y del conocimiento de Dios!”. Aquí hay tres, no dos, atributos: riqueza, sabiduría, conocimiento. “Profundidad” se refiere a la inmensidad inagotable de los atributos de Dios. Todo el universo está resumido en ellos, y ninguno puede comprender la inmensidad de quién es él. Sus “riquezas” se remontan a 2:4; 9:23; 10:12; y 11:12, que detalla su misericordia y gracia, las bendiciones espirituales del reino celestial que según Efesios 1:3, 7–8, son “las riquezas de la gracia que Dios nos dio en abundancia”. A través de estas riquezas, Dios trajo la salvación a nosotros.

Muchos separan la “sabiduría” y el “conocimiento” de Dios en ideas separadas, y esto es algo correcto, pero los dos están estrechamente entrelazados a lo largo de la Escritura. Aquí los tres atributos se relacionan con el gran regalo de salvación por parte de Dios. El énfasis está en la “sabiduría” de Dios revelada en su gran plan de salvación como se mostró en 3:21–8: 39, el trabajo de su sabia voluntad en el sacrificio expiatorio de Cristo en la cruz y la oferta de salvación a la humanidad pecadora, judía y gentil por igual. El significado del “conocimiento de Dios” no es que lo conozcamos, sino que él nos conozca y nos elija para ser sus hijos y miembros de su iglesia. En un sentido, “conocimiento” se refiere a omnisciencia de toda verdad, específicamente su conocimiento previo (8:29; 11:2) de nosotros. Su sabiduría es su plan lleno de gracia, y su conocimiento resulta de ese plan basado en su elección de nosotros para ser su pueblo.

Las siguientes dos líneas desarrollan aún más el tema de la sabiduría y el conocimiento de Dios. Los dos son paralelos entre sí en una forma de quiasmo, es decir, A (indescifrables), B (sus juicios), B (sus caminos), A (impenetrables). Los juicios de Dios no son su forma de actuar como juez (como en 2:2; 5:16) sino sus decisiones en general, especialmente su decisión de llevar la salvación a la humanidad, tanto la severidad como la amabilidad del 11:22. Estas acciones de su voluntad son “inescrutables” o “inescrutables”, imposibles de comprender por la mente humana (véase Job 42:3; Sal 147:5; Is 40:28). Dios nos conoce, pero nosotros no entendemos a Dios. Todo lo que podemos hacer es confiar en su gran sabiduría a medida que nos encontramos con los misterios de la vida. Nunca los resolveremos, pero él nos guiará por los caminos difíciles.

La frase “caminos de Dios” (NVI “sus caminos”) describe el lado de acción de sus “juicios”. A medida que sus decisiones se representan en nuestras vidas, son “impenetrables sus caminos”, esto quiere decir que están más allá de nuestra capacidad de entender o controlar. Nosotros, creyentes y no creyentes, nunca comprenderemos completamente la obra soberana de Dios, especialmente sus acciones históricas de salvación. Los misterios que Pablo ha explorado en Romanos solo serán completamente claros cuando lleguemos al cielo. Por ahora debemos dejarle todo a Dios, estar agradecidos por todo lo que ha hecho y aceptar su gran sabiduría.

Pasé algún tiempo en este comentario trabajando en el tema de gran controversia sobre la soberanía divina y la responsabilidad humana (véanse los comentarios en 8:28–30 y al final del capítulo 10), y este versículo es un recordatorio importante sobre tales debates. El orgullo humano nos hace no solo seguros de nuestras propias preferencias teológicas, sino que también juzgamos a los demás. No conocemos la mente del Señor en muchos temas, y debemos reconocer que toda verdad no comienza con nosotros. Un estudioso incluso ha dicho que todos los arminianos irán al infierno porque, por definición, tienen que negar la soberanía de Dios. Esto no es cierto teológicamente, y tal arrogancia y orgullo es un pecado en sí mismo.

Todos debemos elaborar nuestros puntos de vista sobre doctrinas críticas como la seguridad eterna o la predestinación, pero también debemos permanecer humildes y darnos cuenta de que Dios no nos ha dado una respuesta final en muchos temas. Las doctrinas fundamentales como la Trinidad, la deidad de Cristo y la expiación sustitutiva se enseñan inequívocamente en las Escrituras, pero muchas otras no están porque quiere Dios que luchemos y encontremos el equilibrio entre cuestiones como la soberanía y la responsabilidad. Hay pasajes importantes que hablan de ambos, y debemos respetarnos mutuamente y ser “hierro se afila con el hierro” mientras debatimos ambos lados. Es hora de dejar de ir a la guerra y darnos cuenta de que “sabemos en parte y profetizamos en parte” (1Co 13:9) sobre muchos temas. Esto no significa que no podamos tener una postura firme (lo hago sobre este tema en este comentario), pero debemos ser humildes y mostrar respeto al otro lado. Algunos de mis amigos más cercanos son calvinistas, mientras que yo soy más arminianos. ¡Les digo que estoy predestinado a tener razón en esto!

    Comentario de Efesios: 1: 3 al 10. 1. Que da como resultado “toda bendición espiritual” para los creyentes, para la alabanza de la gloria de Dios el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo (vv. 3–10).

    [3]. Bendito (sea) el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. La bondad, la verdad y la belleza se combinan en esta doxología inicial, en la cual el apóstol, por medio de palabras que son hermosas tanto por los pensamientos que expresan como por su artística presentación, derrama su alma en verdadera adoración por la bondad de Dios en efectiva actividad.

Atribuye a Dios el honor debido por sus bendiciones espirituales pasadas (la elección), presentes (la redención), y futuras (certificación como hijos que han de tomar posesión total de la herencia reservada para ellos). El apóstol comprende que las bendiciones divinas concedidas al pueblo de Dios deben ser reconocidas con humildad, gratitud, y entusiasmo tanto en pensamiento como en palabras y hechos. Tal respuesta es la única forma adecuada en que estas mercedes espirituales pueden ser “devueltas” a su dador. El ciclo ha de ser completado: ¡Lo que proviene de Dios debe retornar a él! Esto es lo que se quiere significar al decir, “Bendito (sea) …”.

La oración que comenzó con “Bendito (sea)” avanza rodando como una bola de nieve por una pendiente, creciendo en volumen a medida que desciende. Sus palabras, y los abundantes calificativos que ellas forman, ordenados como tejas en un techo o como peldaños en una escala, son como encabritados corceles que al ser liberados se lanzan a impetuosa velocidad. Juan Calvino dice, “Los elevados términos con que él (Pablo) exalta la gracia de Dios hacia los efesios, tienen el propósito de excitar la gratitud en sus corazones, inflamarles, llenarles hasta que tal disposición sobrepase los bordes”. El “ardiente corazón” de Pablo tiende también a inflamar a otros corazones con la sincera, humilde, y desbordante alabanza al “Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Cf. Ro. 15:6; 2 Co. 1:3; 11:31. Siendo que Jesús, además de ser Dios, era y es también hombre, y siendo que se dirige a la primera Persona de la Trinidad como “mi Dios” (Mt. 27:46), es evidente que el título entero “El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo” queda justificado. En cuanto al término “Padre”, es evidente que si el título “Dios de nuestro Señor Jesucristo” enfatiza su naturaleza humana, el de “Padre de nuestro Señor Jesucristo” llama la atención a la divina naturaleza del Hijo, ya que en esta epístola profundamente trinitaria se hace referencia al Hijo, no en relación a su natividad sino en su conexión con la Trinidad, en la cual, el Amado, que aparece bajo diferentes nombres, es colocado al mismo nivel y se le menciona siempre en conjunto con el Padre y el Espíritu (2:18; 3:14–17; 4:4–6; 5:18–20). Cristo es el Hijo de Dios por generación eterna. Ahora bien, el hecho de llamar a la primera persona de la Santa Trinidad “El Padre de nuestro Señor Jesucristo” tiene un propósito muy práctico según lo muestra claramente el apóstol en 2 Co. 1:3. En su calidad de Padre de nuestro Señor Jesucristo, él es “El Padre de misericordia y Dios de toda consolación”. Es por conducto de Cristo que nos viene toda bendición espiritual desde el padre. Y si Cristo es el “Hijo del amor de Dios” (Col. 1:13), entonces Dios debe ser el Padre de amor, el Padre amante. Obsérvese además aquella hermosa palabra de fe posesiva, vale decir, nuestro: “el Padre nuestro Señor Jesucristo”. Es notable cómo esto acerca a Cristo al corazón del creyente, y no solamente a Cristo sino también al Padre. ¡Indudablemente Cristo y el Padre son Uno! Con referencia al título “Señor Jesucristo” véase el versículo 2 más arriba.

Pablo prosigue, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo. El Padre bendice a sus hijos al derramar dones sobre ellos de tal modo que estas mercedes o experiencias, de cualquier naturaleza que sean, les ayudan a bien (Ro. 8:28). Junto con los dones, se da a sí mismo (Sal. 63:1; cf. Ro. 8:32). Entendemos que no es verdad que el Antiguo Testamento considere los bienes materiales como de mayor valor que los espirituales, puesto que se enseña claramente lo contrario en pasajes tales como Gn. 15:1; 17:7 Sal. 37:16; 73:25; Pr. 3:13, 14; 8:11, 17–19; 17:1; 19:1, 22; 28:6; Is. 30:15; cf. Heb. 11:9, 10, sin embargo, es verdad que entre los dos testamentos existe una diferencia de grado en cuanto a la complejidad de los detalles con que las bendiciones terrenales o físicas se describen (Ex. 20:12; Dt. 28:1–8; Neh. 9:21–25). Dios es por siempre el sabio pedagogo que toma a sus hijos de la mano y sabe que, en la antigua dispensación, “cuando Israel era niño”, se necesitaba esta descripción circunstancial de los valores terrenales a fin de que, por medio de estos, a modo de símbolos (p. ej., la Canaán terrenal es símbolo de la celestial), ellos podrían llegar a la justa apreciación de lo espiritual (cf. 1 Co. 15:46). El Nuevo Testamento, aunque de ninguna manera quita importancia a las bendiciones terrenales (Mt. 6:11; 1 Ti. 4:3, 4), pone todo su énfasis en lo espiritual (2 Co. 4:18), y bien pudo ser que, para acentuar esta diferencia entre la antigua y la nueva dispensación, se declara aquí que el Padre de nuestro Señor Jesucristo nos ha bendecido con toda bendición espiritual. Es mejor permitir al contexto indicar la naturaleza y el contenido de estas bendiciones. Aunque, seguramente, la palabra toda claramente prueba que sería un error substraerle aun el más pequeño de los dones invisibles de la lista de aquellos “vastos beneficios divinos que poseemos en Cristo”, no obstante el contexto indica que el apóstol está pensando especialmente en—o resumiendo todos estos beneficios bajo—aquellos que se mencionan en el párrafo presente, a saber, elección (y su acompañamiento, predestinación a la adopción), redención (implicando el perdón y la gracia sobreabundante en forma de toda sabiduría y discernimiento), y la certificación (“sellados”) como hijos y herederos.

La frase “en los lugares celestiales” o sencillamente “en los celestiales” (usado en el sentido local en 1:20; 2:6; 3:10, y probablemente también en forma local en 6:12) indica que estas bendiciones espirituales son celestiales en cuanto a su origen, y que desde el cielo descienden a los santos y creyentes en la tierra.

Para el significado de “en Cristo” véase sobre el versículo 1. Esta frase o su equivalente aparece más de diez veces en este breve párrafo (1:3–14), que es clara evidencia del hecho que el apóstol considera a Cristo como el fundamento mismo de la iglesia, esto es, de todos sus beneficios, o su total salvación. Es en conexión con Cristo que los santos y creyentes en Éfeso (y en cualquier otro lugar) han sido bendecidos con toda bendición espiritual: la elección, la redención, y la certificación como hijos y herederos y todos los demás beneficios incluidos bajo estos encabezamientos. Fuera de él no solamente nada pueden hacer, sino que nada son, vale decir, equivalen a nada en el sentido espiritual.

    [4]. Pablo prosigue, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo.

La elección

(1) Su autor

El autor es “El Dios y Padre nuestro Señor Jesucristo”, según se ha indicado ya (véase sobre v. 3). Por supuesto que esto en ninguna manera invalida el hecho de que todas las actividades que afectan las relaciones extra-trinitarias puedan atribuirse al Padre, Hijo y Espíritu Santo. Sin embargo, según se muestra aquí, es el Padre quien tiene la dirección en la obra divina de la elección.

(2) Su naturaleza

Elegir significa tomar o escoger algo de (para sí mismo). Aunque el pasaje mismo no indica en forma definida la masa de objetos o individuos de entre los cuales el Padre elige a algunos, no obstante, este inmenso grupo queda definido claramente por medio de la cláusula de propósito “para que fuésemos santos e irreprensibles delante de él”. En consecuencia, aquella extensa masa de individuos de entre los cuales el Padre elige a algunos se considera aquí como carentes de santidad y viles. Tal interpretación se ajusta al contexto. Provee una de las razones (véase Síntesis al final del capítulo para más argumento) que explican por qué el alma del apóstol está llena de tal arrobamiento que dice “Bendito (sea) el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que … nos escogió”. Quiere decir: nosotros ¡totalmente indignos ante su presencia! No trata de dar explicaciones de cómo es posible para Dios hacerlo. Se da cuenta perfectamente que cuando el hombre se enfrenta a tal manifestación de maravillosa gracia, la única respuesta adecuada es adoración y no el entrar en explicaciones.

(3) El sujeto

El sujeto es “nosotros”, no todos los seres humanos. Este pronombre “nosotros” ha de ser entendido a la luz de su contexto. Pablo está escribiendo a “santos y creyentes” (v. 1). Dice que el Padre nos ha bendecido a “nosotros”, esto es, “todos los santos y creyentes” (en este caso la referencia específica es a los que están en Éfeso) incluyendo a Pablo (v. 3). Por esto entonces, cuando el apóstol prosigue, “según nos escogió”, este “nos” no puede repentina mente referirse a todos los hombres sin distinción, sino que debe referirse necesariamente a todos aquellos que son (o que han sido destinados para que en algún tiempo de la historia del mundo sean) “santos y creyentes”; vale decir, a todos los que, habiendo sido separados por el Señor para que le glorifiquen, se rinden a él por medio de una fe viva. Es por esta razón contextual (y también por otras) que no puedo estar de acuerdo con la argumentación de Karl Barth de que en conexión con Cristo toda la humanidad sin distinción ha sido elegida, y que la diferencia fundamental no es entre elegidos y no elegidos sino más bien entre los que se hallan conscientes de su elección y los que no lo están.

(4) Su fundamento

El fundamento de la iglesia, de toda su salvación desde el principio hasta el fin, y por supuesto de su elección, es Cristo. Pablo dice “El (“el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”) nos eligió en él”. El eslabón entre los versículos 3 y 4 es esta frase. Podríamos hacer resaltar esto con la siguiente traducción, “Dios el Padre nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él …” En otras palabras, en un punto del tiempo Dios nos bendijo en Cristo de acuerdo a la elección que hizo de nosotros desde la eternidad en él (en Cristo). Aunque algunos sostienen que éste “así como, o según” está denotando solamente correspondencia, en el sentido de que existe un perfecto acuerdo entre las bendiciones y la elección, puesto que ambas son “en Cristo”, podría preguntarse si tal interpretación agota enteramente el significado de la palabra usada en el original. Además de un punto gramatical (para lo cual véase la nota 16), la enseñanza de Pablo es que la elección desde la eternidad y los pasos subsecuentes en el orden de la salvación no han de ser considerados como detalles independientes uno del otro sino como eslabones de una cadena de oro, según se ve bien claro en Ro. 8:29, 3. La elección, entonces, es la raíz de todas las bendiciones subsecuentes. Es como Jesús dijo en su oración intercesora, “… para que a todos aquellos que les has dado, les dé vida eterna” (Jn. 17:2). Véase también Jn. 6:37, 39, 44; 10:29. En consecuencia, partiendo de la base que la elección es desde la eternidad, que también es la raíz de todas las bendiciones que siguen, y que además es “en él”, Cristo no sólo es el fundamento de la iglesia sino el fundamento eterno.

Ahora viene a la mente la pregunta, “¿Cómo se ha de entender el que los santos y creyentes han sido elegidos en Cristo?” La contestación que se da a menudo es la siguiente: fue determinado en el consejo de Dios que en algún punto del tiempo estas personas llegarían a creer en Cristo. Aunque, indudablemente, esto se halla también implicado, sin embargo, no es respuesta suficiente y no hace justicia a todo lo que Pablo y otros escritores inspirados enseñaron con respecto a este importante punto. La respuesta básica debe ser que desde antes de la fundación del mundo Cristo fue el representante y el fiador de todos los que en algún punto del tiempo serían recogidos en el redil. Esto fue necesario, puesto que la elección no es una abrogación de los atributos divinos. Ya se ha establecido que en el trasfondo del decreto divino se halla el funesto hecho de que a los elegidos se les ha considerado desde el comienzo mismo enteramente indignos, envueltos en ruina y perdición. Ahora bien, el pecado tiene que ser castigado. Las demandas de la santa ley de Dios deben ser satisfechas. El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo no deja de lado la justicia ni cancela las demandas de su ley. ¿Cómo puede ser entonces posible para Dios otorgar tan grande, gloriosa, y fundamental bendición como lo es la elección a “los hijos de ira”, y aun hacer esto sin que vaya en desmedro de su naturaleza misma y la inviolabilidad de su santa ley? Se responde que esto es posible debido a la promesa del Hijo (en completo acuerdo con el Padre y el Espíritu), “He aquí yo vengo; en el rollo del libro está escrito de mí; me complazco en hacer tu voluntad, oh Dios mío; y tu ley está en medio de mi corazón” (Sal. 40:7, 8. Cf. Heb. 10:5–7; Gá. 4:4, 5; Fil. 2:6–8). “En Cristo”, entonces, los santos y creyentes, aunque inicialmente y por naturaleza totalmente indignos, son justos ante la presencia misma de Dios, ya que Cristo prometió que él satisfaría todas las exigencias de la ley en lugar de ellos, promesa que tuvo su total cumplimiento (Gá. 3:13). Esta justicia forense es fundamental para todas las demás bendiciones espirituales. En consecuencia,

Solo a ti, oh Dios, se ha de dar

Toda la gloria y renombre;

No la osamos nosotros tomar,

Ni robar la corona a tu nombre.

Eras tú solo nuestro fiador

En el plan de la redención;

Nos dio en ti de su gracia el favor,

Siglos antes de la creación. (Augustus M. Toplady, 1774; revisado por Dewey Westra 1931)

(5) Su tiempo

Se dice que esta elección tuvo lugar “antes de la fundación del mundo”. Esto es, “desde la eternidad”. Además, habiendo ocurrido “en él”, todo se presenta ante nuestra vista enteramente razonable, puesto que él es Aquella cuya “preciosa sangre como la de un cordero sin defecto e inmaculado”, era “conocida aun antes de la fundación del mundo” (1 P. 1:19, 20). La inmutabilidad del plan eterno de Dios con respecto a sus elegidos no fue una invención paulina. Fue enseñanza de Jesús mismo. Fue él quien se refirió a aquellos que amó como los que le fueron dados (véase Jn. 6:39; 17:2, 9, 11, 24; cf. 6:44). El hecho de que haya hecho la promesa de su sacrificio expiatorio por ellos desde la eternidad puede ser con toda probabilidad un elemento que haya entrado en el amor del Padre por él; cf. las palabras de la oración intercesora, “¡Padre! yo quiero que aquellos también que me has dado, estén conmigo en donde yo estoy, para que vean mi gloria, que tú me has dado: porque me amaste desde antes de la fundación del mundo” (Jn. 17:24). En este y similares pasajes (véase también Mr. 13:35; Heb. 4:3) se ve al universo como un edificio, y su creación como la colocación del fundamento de todo el edificio.

El punto que debe ser enfatizado en relación a esto es el hecho de que si ya antes de la fundación del mundo los que estaban destinados para vida eterna habían sido elegidos, luego toda la gloria de su salvación pertenece a Dios, y a él solamente. Por eso que, “¡Bendito (sea) el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo!” Véase 2:5, 8–10.

(6) Su propósito

El propósito de la elección lo hallamos en las palabras, para que fuésemos santos e irreprensibles delante de él. Es digno de especial consideración que Pablo no dice, “El Padre nos eligió porque supo de antemano que seríamos santos”, etc. Dice, “para (o: a fin de que) fuésemos santos”, etc. La elección no fue condicionada a méritos vistos de antemano ni siquiera a una fe conocida de antemano. ¡La elección es la raíz de la salvación y no su fruto! Sin embargo, queda en claro que no se disminuye ni un ápice la responsabilidad propia y la autoactividad del hombre. Cuando el decreto divino para salvación se lleva históricamente a cabo en la vida de algún individuo, no es por medio de presión externa. Motiva, capacita, actúa. Impele, pero no compele. La mejor descripción es probablemente la que se halla en Los cánones de Dort III y IV. 11, 12.

“Además, cuando Dios lleva a cabo este su beneplácito en los predestinados y obra en ellos la conversión verdadera, lo lleva a cabo de tal manera que no sólo hace que se les predique exteriormente el evangelio, y que se les alumbre poderosamente su inteligencia por el Espíritu Santo a fin de que lleguen a comprender y distinguir rectamente las cosas que son del Espíritu de Dios; sino que él penetra también hasta las partes más íntimas del hombre con la acción poderosa de este mismo Espíritu regenerador; él abre el corazón que está cerrado; él quebranta lo que es duro; él circuncida lo que es incircunciso; él infunde en la voluntad propiedades nuevas, y hace que esa voluntad, que estaba muerta, reviva; que era mala, se haga buena; que no quería, ahora quiera realmente; que era rebelde, se haga obediente; él mueve y fortalece de tal manera esa voluntad para que pueda, cual árbol bueno, llevar fruto de buenas obras … Así la voluntad, siendo entonces renovada, no sólo es movida y conducida por Dios, sino que, siendo movida por Dios, obra también ella misma. Por lo cual con razón se dice que el hombre cree y se convierte en virtud de la gracia que ha recibido”. Véase Fil. 2:12, 13 y 2 Ts. 2:13.

Según el propósito que ya se ha establecido, es evidente que la elección no conduce al hombre solamente hasta medio camino; le lleva hasta el final. No solamente le guía a la conversión; además, hasta la perfección. Se propone hacerle santo—es decir, limpio de todo pecado y separado enteramente para Dios y su servicio—e irreprensible—esto es, sin mancha alguna (Fil. 2:15), como un sacrificio perfecto. Esta, y nada menos, es la meta consciente de aquellos en cuyos corazones Dios ha comenzado a operar con su plan de eterna elección. Es la meta de los creyentes en esta vida presente (Lv. 19:2), y llegará a su total realización en el más allá (Mt. 6:10; Ap. 21:27).

La absoluta e inmutable perfección de la meta ética recibe un énfasis adicional por medio de la frase “delante de él”, es decir, delante de Dios en Cristo. Lo que más importa no es lo que somos ante la opinión de los hombres sino lo que somos en los ojos de Dios.

(7) Su descripción adicional

   [5]. Una descripción ampliada de la elección, indicando la forma que toma, se halla en las palabras, habiéndonos en amor predestinado a la adopción como hijos. Esta predestinación no ha de considerarse como una actividad divina previa a la elección. Es el sinónimo de esta última, una aclaración adicional de su propósito. Al Padre se le describe como habiendo prefijado el horizonte o circunscrito a sus elegidos. En su amor ilimitado, sin que existiese causa alguna aparte de sí mismo, les separó para que fuesen sus propios hijos. “Como las montañas están alrededor de Jerusalén, así Jehová está alrededor de su pueblo” (Sal. 125:2). Les destinó para que fuesen miembros de su propia familia (Cf. Ro. 8:15; Gá. 4:5). Es casi inútil buscar analogías humanas, ya que la adopción a la cual Pablo se refiere es superior a cualquier cosa que ocurra en la tierra. Concede a los que son objetos de ella no solamente un nuevo nombre, una nueva condición legal, y una nueva relación familiar, sino también una nueva imagen, la imagen de Cristo (Ro. 8:29). Los padres terrestres pueden adoptar niños y amarlos en gran manera; sin embargo, no les es posible impartir a ellos su espíritu como quisieran. No son dueños de los factores hereditarios. ¡Cuando Dios adopta, imparte a la vez su Espíritu! Esta adopción se lleva a cabo por medio de Jesucristo para sí mismo. Tal adopción llega a ser una realidad mediante la obra de Cristo. Es por los méritos de su expiación que los elegidos reciben su nueva condición y también son transformados al espíritu de filiación. Así, llegan a ser hijos de Dios para Su glorificación.

   El modificativo según el beneplácito de su voluntad no solamente se ajusta al contexto inmediato (“para sí mismo”), sino que también armoniza en forma excelente con las palabras “habiéndonos en amor predestinado”. Cuando el Padre eligió un pueblo para sí mismo, decidiendo adoptarles como hijos propios, fue motivado únicamente por el amor. Por eso no fue esto resultado de una simple determinación sino un acto de supremo deleite. Alguien podría estar totalmente decidido a someterse a una seria operación. También, podría haber determinado hacer un precioso jardín de rosas. Ambos son aspectos de la voluntad; sin embargo, solamente el último tiene que ver con deleite, vale decir, según el beneplácito de su voluntad. Así, Dios, que no aflige de corazón (Lm. 3:33), se deleita en la salvación de los pecadores (Is. 5:4; Ez. 18:23; 33:11; Os. 11:8; Mt. 23:37; cf. Lc. 2:14; Ro. 10:1).

    [6]. Esta elección, que se describe como una predestinación para ser adoptados como hijos, es para alabanza de la gloria de su gracia (del Padre). Este es el propósito final. El designio inmediato (o intermedio) ha sido ya mencionado, a saber, “para que fuésemos santos e irreprensibles delante de él”, y siguiendo en la misma línea, para que recibiésemos “la adopción de hijos”. La meta final, hacia la cual todo lo demás contribuye, es el reconocimiento con adoración (“alabanza”) de la excelencia manifestada (“gloria”) en favor de los indignos (“gracia”) de aquel a quien se le llama “el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”.

Se observa claramente que ahora el énfasis se dirige en forma especial hacia aquella maravillosa gracia. Fue la extasiada contemplación de aquel amor concedido tan espontáneamente en favor de los que se describen como perdidos en pecado y arruinados lo que mueve al alma del apóstol a exclamar, “Bendito (sea) el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Tal exclamación, además, era genuina. Los paganos a veces también dan alabanzas y atribuyen honor a sus dioses, pero en el caso de ellos la motivación es totalmente diferente. Lo hacen para calmar la ira de sus dioses o para obtener algún favor. De modo que tal alabanza tiene finalmente como objeto al hombre mismo y no al dios a quien pretende honrar. Se asemeja a la ofrenda de Caín que fue inaceptable para Dios. Aquí en Efesios, sin embargo, al final de cada párrafo (véase vv. 6, 12, 14) hallamos adoración auténtica, una adoración que no sólo brota al contemplar el propósito divino de salvar al hombre, sino que además incluye la ofrenda de acción de gracias presentada a Dios por su siervo Pablo, cuyo corazón se halla en armonía con el propósito de su Hacedor-Redentor.

Es perfectamente natural que la gracia de “el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo” estuviese centrada en el Amado. De ahí que Pablo continúa, la cual bondadosamente nos confirió en el Amado. Se podría traducir de la siguiente manera: “con la cual nos ha bendecido liberalmente”. Pero la versión, indicada arriba en negrilla, conserva hasta cierto punto el juego de palabras del original. Cuando el Padre imparte un favor, lo hace con alegría de corazón, sin restricción. Además, su don alcanza al corazón mismo del que lo recibe efectuando una transformación. Si el Padre, en forma tan generosa derrama su gracia sobre nosotros, es, por supuesto y según ya se ha explicado, únicamente en conexión con el Hijo (véanse vv. 3 y 4 más arriba). Al Hijo se le llama aquí “el Amado”. Cf. Col. 1:13, “el Hijo de su amor”. Siendo que Cristo por medio de su muerte mereció para nosotros toda bendición espiritual, y por tanto desea para nosotros tales bienes, y siendo también que el Padre ama al Hijo, resulta perfectamente razonable que, en consideración al Amado, el Padre nos conceda con agrado todo lo que nos es necesario. A esto debemos agregar el hecho de que el Padre mismo dio a su Hijo con este fin. Por tanto, “El que ni aun a su propio Hijo perdonó, sino que le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos ha de dar también de pura gracia todas las cosas juntamente con él?” (Ro. 8:32).

Se dice a menudo que Cristo es el amado del Padre porque siempre le obedeció en todo. Esto, desde luego, es verídico y bíblico (Jn. 8:29). Sin embargo, es necesario puntualizar en conexión a esto que lo que evocó el amor del Padre era especialmente la calidad de la obediencia. Sabiendo el Hijo lo que agrada al Padre y está en armonía con su voluntad, no espera que el Padre le diera la orden de hacer esto o lo otro, sino que de buen grado se ofrece así mismo. Se presenta voluntariamente para realizar los deseos del Padre. Jamás es pasivo, ni aun en su muerte, sino que pone su vida. “Por esto el Padre me ama, por cuanto yo pongo mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que la pongo de mí mismo. Poder tengo para ponerla, y poder tengo para volverla a tomar”. (Jn. 10:17, 18; cf. Is. 53:10). Es este maravilloso deleite de parte del Hijo para hacer la voluntad del Padre y de esta manera salvar a su pueblo aun al alto precio de su vida, sí, “y muerte de cruz” (Fil. 2:8), lo que mueve al Padre a exclamar vez tras vez, “Este es mi Hijo amado”. Verdaderamente ya el Padre había proferido tal exclamación “antes de la fundación del mundo”. Aun entonces derramó su amor infinito sobre su Hijo (Jn. 17:24), movido sin duda, entre otras razones, por la gloriosa decisión de este último, “He aquí, yo vengo” (Sal. 40:7; cf. Heb. 10:7). Seguramente, esta es la forma verdaderamente humana de hablar de tales realidades, ¿Pero en qué otra forma podríamos hablar de ellas? La exclamación del Padre fue repetida en ocasión del bautismo del Hijo (Mt. 3:17), cuando en forma visible el Hijo tomó sobre sí el pecado del mundo (Jn. 1:29, 33); y nuevamente en relación con la transfiguración (Mt. 17:5; 2 P. 1:17, 18), cuando otra vez, y en forma más vívida, el Hijo elige voluntariamente la senda de la cruz.21

   [7]. En el segundo párrafo se desvía la atención desde el cielo a la tierra, desde el pasado al presente, y, en cierto sentido, desde el Padre hacia el Hijo. Digo “en cierto sentido” puesto que el cambio no es abrupto en manera alguna. La estrechísima conexión que existe entre el Padre y el Hijo en la obra de la redención se conserva enteramente. Es el Padre que hace que su gracia se derrame sobre nosotros (v. 8), el que nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme a su beneplácito (v. 9), etc. Sin embargo, el énfasis ha desviado su enfoque de la obra del Padre hacia la del Hijo. Es en el Amado, es decir, en el Hijo en quien tenemos nuestra redención. Es él quien derramó su sangre por nosotros (v. 7). Es él también en quien el propósito de gracia del padre se ha concentrado (v. 9), bajo cuya autoridad todas las cosas se reúnen (v. 10), en quien hemos sido hechos herederos (v. 11), y en quien centramos nuestra esperanza (v. 12). Por tanto, Pablo prosigue: (el Amado) en quien tenemos nuestra redención. Redención aquí, así como en Col. 1:14 (cf. también Ex. 21:30; Mt. 20:28; Mr. 10:45; Ro. 3:24; Heb. 9:12, 15), indica liberación como resultado del pago de un rescate. No existía otra forma posible para salvar al pecador. La justicia de Dios tenía que ser satisfecha. Cualquiera que tenga dudas acerca del carácter necesario, objetivo, voluntario, expiatorio, vicario, y eficaz del acto realizado por el Amado del Padre, mediante el cual se ofreció a sí mismo en favor de su pueblo, debería hacer un cuidadoso estudio de los pasajes mencionados en C.N.T. sobre 1 y 2 Timoteo.

Esta redención implica: a. emancipación de la maldición, es decir, de la culpa, del castigo, y del poder del pecado (Jn. 8:34; Ro. 7:14; 1 Co. 7:23; Gá. 3:13), y b. restauración a la verdadera libertad (Jn. 8:36; Gá. 5:1). Fue además una redención por medio de su sangre, una redención que implicó substitución de la vida de uno en favor de otros. Esta era la única forma en que pudo realizarse la expiación. (Lv. 17:11; Heb. 9:22). Además, la única sangre por medio de la cual podría llevarse a cabo la redención era su sangre, la de un perfecto redentor. La sangre de los animales era puramente simbólica y típica (Sal. 40:6–8; Heb. 9:11–14; 10:1–4). No obstante, cuando se hace mención de la redención por su sangre, ella no debe separarse del sacrificio voluntario, total, de su vida, de su persona misma (Lv. 17:11; Is. 53:10–12; Mt. 26:28; cf. 20:28; 1 Ti. 2:6). Expresiones tales como “dio su vida”, “dio su alma”, y “se dio a sí mismo”, son sinónimas. Todas ellas indican que el Redentor fue constituido (y se hizo a sí mismo) ofrenda por el pecado (Is. 53:10; 2 Co. 5:21); que sufrió el castigo por causa del pecado; que esto lo hizo vicariamente, y que todo esto fue en favor de aquellos que por naturaleza eran “hijos de ira” (Ef. 2:3). Lo que acrecienta la gloria de este sacrificio aún más es el hecho de que aunque el Amado vino al mundo para realizar muchas obras, por ejemplo, calmar las enfurecidas olas, echar fuera demonios, limpiar leprosos, abrir los ojos de los ciegos, hacer oír a los sordos, alimentar multitudes, sanar enfermos, y aun resucitar muertos, sin embargo, el propósito fundamental de su venida fue buscar y salvar a los perdidos, darse a sí mismo en rescate por muchos (Is. 53:12; Mt. 20:28; Mr. 10:45; Lc. 19:10; 1 Ti. 1:15). En verdad, “de su alto trono Jesús vino a este mundo a morir”. No hemos de sorprendernos entonces que Pablo exclama, “Bendito (sea)”, o que Pedro exige a los que están a su cargo una agradecida respuesta por medio de una vida santa, añadiendo “sabiendo que fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir, que vuestros padres os legaron, no son cosas corruptibles como plata y oro, sino con preciosa sangre, la de Cristo, como de un cordero sin defecto e inmaculado” (1 P. 1:18, 19), o que los ángeles desean inquirir en los sufrimientos de Cristo y las glorias que les seguirían” (1 P. 1:11), o que los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos con sus mentes y corazones fijos en la infinita grandeza de su sacrificio exclaman por siempre, “Digno eres … porque fuiste inmolado y has adquirido para Dios con tu misma sangre, hombres de toda tribu, y lengua, y pueblo y nación” (Ap. 5:9), y aun que los millones de millones, y millares de millares de ángeles se unen a ellos al indescriptiblemente jubiloso coro alzando sus voces en exuberante adoración, exclamando, “¡Digno es el cordero que ha sido inmolado!” (Ap. 5:12).

Ahora bien, el propósito de esta redención fue “para que fuésemos liberados del pecado”. Fue con este fin fijo en su mente y corazón, que “derramó su sangre y murió en la cruz”. De ahí que Pablo dice, “el Amado, en quien tenemos redención por medio de su sangre”, el perdón de nuestras transgresiones. Estas dos—a. redención por medio de su sangre y b. perdón de las transgresiones—van juntas. La redención no estaría completa si no se procurase el perdón. Aun Israel en la antigua dispensación entendía esto. En el día de la expiación la sangre de un macho cabrío era rociada sobre el propiciatorio. El otro macho cabrío, sobre cuya cabeza eran confesados los pecados, era enviado lejos para nunca volver. Ahora aquí en Ef. 1:7 la idea de completa remoción del pecado constituye el significado mismo de la palabra, usada en el original, traducida por perdón (o remisión). Otros pasajes que proyectan luz sobre el significado son Sal. 103:12 (“cuanto dista el oriente del occidente, tanto ha alejado de nosotros nuestras transgresiones”), Is. 44:22 (“He borrado, como niebla, tus transgresiones, y como una nube, tus pecados; ¡vuélvete a mí, porque yo te redimí!”), Jer. 31:34 (“… y no me acordaré más de sus pecados”), Mi. 7:19 (“y tú arrojarás todos sus pecados a las profundidades del mar”), y 1 Jn. 1:9 (“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos de toda iniquidad”).

En lo concerniente a su derivación, la palabra que se traduce por transgresión significa caer al costado de. De ahí entonces, es una desviación de la senda de la verdad. Tal desviación puede ser de naturaleza grave o bien leve. En Efesios no queda excluida ninguna de ellas y todas es considerada como desviaciones graves, arraigadas en la naturaleza misma del hombre corrompido por la caída, según observamos en 2:1, “y a vosotros (os vivificó), aun cuando estabais muertos mediante vuestras transgresiones y pecados” (cf. 2:3, 5). Con referencia a la palabra perdón véase también C.N.T. sobre Colosenses, pp. 139–141.

Ahora bien, el perdón tiene lugar conforme a las riquezas de su (del Padre) gracia. El perdón y la gracia están en completa armonía. La norma establecida por la gracia de Dios determina la naturaleza de su perdón. En cuanto al significado de gracia véase sobre 1:2 más arriba; cf. también 1:6; 2:5, 7, 8. Obsérvese que el Padre no perdona meramente haciendo uso de, sino conforme a, las riquezas de su gracia. Valga la siguiente ilustración. Imaginemos a dos personas muy ricas. Al pedirles que contribuyan a una buena causa, ambos dan de sus riquezas. El primero, sin embargo, dona una cantidad miserable muy lejos de lo que de él se esperaba. Este, solamente da de sus riquezas, pero no conforme a ellas. El segundo es generoso con sus donaciones hacia cualquier causa noble. Da conforme al monto de su fortuna. Dios siempre da y perdona conforme a sus riquezas. ¡El, de veras, es rico! Su gracia hacia el indigno es de carácter infinito. [8]. El apóstol prosigue, que hizo sobreabundar para con nosotros en forma de toda sabiduría y discernimiento. En un pasaje similar (1 Ti. 1:14) el apóstol declara, “y ha sobreabundado la gracia de nuestro Señor, con fe y amor, que son en Cristo Jesús”. Así como en aquel pasaje se dice que la gracia ha encendido la fe y el amor, así aquí que la gracia inunda los corazones de los creyentes con sabiduría y discernimiento. Sabiduría es conocimiento en acción. Es la habilidad para aplicar el conocimiento a fin de conseguir los mejores resultados, capacitando a una persona para usar los medios más efectivos para alcanzar las más altas metas. El discernimiento (cf. Col. 1:9, entendimiento) viene como resultado de poner nuestro pensamiento en la revelación redentora en Cristo, el misterio de su voluntad, puesto que el apóstol prosigue: [9].… en que nos hizo conocer el misterio de su voluntad. Dios lo dio a conocer a Pablo (3:3) quien, a su vez, se regocija en el privilegio de darlo a conocer a otros. Además, la gracia santifica este conocimiento en el corazón de aquellos destinados a ser salvos. Pablo dice, “nos hizo conocer” (cf. “para nosotros”, en el v. 8), es decir, a mí mismo y a aquellos a quienes escribo (véase v. 1).

Hizo que sobreabundara su gracia … ¡en que nos hizo conocer el misterio de su voluntad! No la guardó para sí. El Padre no quiso que los santos y creyentes de Éfeso (y de todo lugar) fuesen como el pueblo de Samaria, descrito en 2 R. 7:3–15, que ignoraba acerca de sus riquezas. La más grande historia que jamás se haya contado, la de la gracia de Cristo, debe ser dada a conocer. En este aspecto, también, el verdadero evangelio difiere de “otros evangelios” de invención humana. En los días de Pablo ciertos cultos obligaban a sus devotos a hacer “tremendos juramentos” en el sentido de no revelar sus secretos a los no iniciados. Aún hoy día existen sectas que exigen a sus miembros hacer promesas similares bajo pena de horribles castigos en caso de incumplimiento. Fue la voluntad del Padre que el más sublime de los secretos fuese publicado a los cuatro vientos, y que penetrase profundamente en el corazón de los suyos. El plan de salvación de Dios, además, debía ser dado a conocer a fin de que fuese aceptado por la fe, puesto que es por medio de la fe que los hombres han de ser salvo.

Precisamente, ¿qué fue lo que Pablo quiso decir cuando mencionó “el misterio”? Aquí en Efesios la respuesta no se da hasta llegar al versículo 10, y aun allí el tema sólo queda introducido. No obstante, aunque breve, se nos dice que el misterio en el cual Pablo piensa es aquel concerniente a la voluntad de Dios, es decir, el deseo del Padre. El misterio y el deseo, el beneplácito, el propósito del Padre, forman una unidad. No se pueden separar, puesto que el misterio es el de su propósito eterno. Su revelación, también fue conforme a su beneplácito. Cf. 5 más arriba, donde la predestinación se atribuye también a su beneplácito. Según esto entendemos que el Padre, lejos de manifestar un amor inferior al del Hijo, ¡siente una especial satisfacción al preocuparse de todo aquello que necesita ser planeado a fin de hacer posible la salvación, plena y libre, de los hombres que se han sumergido en la miseria y ruina, y siente el mismo placer al darles también a conocer este maravilloso plan! ¿Por qué hemos de sorprendernos si el corazón de Pablo, henchido de un espíritu de adoración, exclama “Bendito (sea) el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”?

Luego el apóstol define este beneplácito añadiendo: el propósito que abrigó para sí mismo en él. La expresión “en él” debe significar “en el Amado”, según lo indica el contexto precedente. El Padre “nos ha bendecido con toda bendición espiritual … en Cristo” (1:3), “nos escogió en él” (v. 4), y “bondadosamente nos confirió su gracia en el Amado” (v. 6). Es natural, por tanto, que ahora se mencione que aquel propósito que abrigó para sí mismo fue “en él”. Ya se ha explicado más arriba cuál es el sentido de este propósito que el Padre abrigó en el Amado (véase sobre v. 4).

    [10]. El beneplácito del Padre, el propósito que abrigó, el plan en que su alma se deleitó, trazado en la eternidad, iba a realizarse en el tiempo. De ahí que Pablo prosigue: para ser llevado a efecto en el cumplimiento de los tiempos. Literalmente, “para administración (o: para ejecución)”, etc. La expresión “cumplimiento de los tiempos” (o sazones) y otra similar (aunque no enteramente idéntica) en Gá. 4:4 indica el momento (Gá. 4:4) o el período (Ef. 1:10) cuando, por decirlo así, en el reloj de arena del decreto eterno de Dios se ha llenado la ampolleta inferior, esto es, cuando todos los tiempos precedentes y las sazones que el Padre ha establecido conforme a su propia autoridad se hayan completado (Hch. 1:7; cf. 17:26). Es, en otras palabras, “el tiempo apropiado”. Según podemos ver claramente en 1:20– 23, la referencia en el caso presente tiene que ver con toda la era del Nuevo Testamento, especialmente el tiempo que comenzó con la resurrección y coronación de Cristo. No llegará el fin hasta que el Señor, en su glorioso regreso, haya pronunciado y ejecutado juicio (1 Co. 15:24, 25). En conexión con esto, hacemos bien en enfatizar lo que hemos ya dicho, a saber, que tal misterio y propósito van juntos: la ejecución del propósito es la revelación del misterio puesto que fue precisamente el propósito de amor del Padre revelar lo que para el hombre era un misterio. Esta ejecución y revelación estaban destinadas a tener lugar, por tanto, en la era mesiánica presente.

El propósito llevado a cabo en la plenitud de los tiempos, el misterio entonces revelado, se expresa en las siguientes palabras: para reunir todas las cosas bajo una cabeza en Cristo, las cosas en los cielos y las cosas en la tierra. Lo que Pablo dice aquí está amplificado en los vv. 20–22. Por tanto, no se hace necesario extenderse aquí sobre el particular. Es la misma doctrina que se desarrolla también en otras epístolas que pertenecen al mismo período de su prisión; véase especialmente Col. 1:20 y Fil. 2:9–11. En cuanto al misterio introducido aquí por el apóstol, pero que más tarde se desarrolla en forma muy detallada (2:11–22, aunque en este párrafo no se usa la palabra misterio; 3:1–13; obsérvese especialmente 4; 6:19), bástenos decir por el momento que este misterio está centrado en Cristo, y que un elemento de él es el que aquí se expresa, a saber, que literalmente todas las cosas, las cosas en el cielo, en la tierra, sobre nosotros, alrededor nuestro, dentro de nosotros, debajo de nosotros, todo lo material, han sido colocadas ahora bajo el dominio de Cristo. Este, sin duda alguna, es un misterio, puesto que nadie jamás lo hubiera descubierto si no se le hubiese revelado. “Ahora empero no vemos todavía todas las cosas sujetas a él” (Heb. 2:8). Es necesario nada menos que la fe—y en ninguna manera una fe débil—para “ver a Jesús coronado de gloria y honra” (Heb. 2:9), realmente gobernando el universo entero desde su celestial morada. Es como el Dr. Herman Bavinck lo expresa tan adecuadamente, “Observamos alrededor nuestro tantos hechos que no nos parecen razonables, tantos sufrimientos injustos, tantas calamidades inexplicables, tan extraña y desigual distribución de destinos, y un contraste tan grande entre los extremos de la alegría y la tristeza, que al reflexionar sobre estas cosas nos vemos forzados a elegir entre dos alternativas: ver el mundo gobernado por una ciega voluntad o deidad maléfica, como creen los pesimistas, o, basándonos en las Escrituras y mediante la fe, descansar en la soberana y absoluta voluntad— aunque incomprensible—sabia y santa de Aquel que algún día hará que la plena luz de los cielos amanezca sobre los misterios de la vida” (The Doctrine of God, mi traducción del holandés; Grand Rapids, Mich., segunda impresión, 1955).

El hecho de colocar todas las cosas bajo una cabeza en Cristo, de tal modo que ellas no se puedan deslizar por sí mismas, sino que estén bajo el gobierno del Señor, se enseña en muchos pasajes de las Escrituras. El mediador que ha sido exaltado vive y reina (Ap. 20:4), recibiendo la adoración de todos los redimidos y de todas las huestes angélicas (Ap. 5). Pero los pensamientos de este gran Unificador se dirigen también a la tierra, tanto que, en realidad, no solamente intercede por los suyos que todavía se hallan sujetos a conflictos y agitación (Ro. 8:34), sino que aún vive para interceder por ellos (Heb. 7:25), y está actualmente preparando lugar para ellos (Jn. 14:2). Imparte dones a los hombres (Ef. 4:8), realiza obras de sanidad (Heb. 3:6, 16), y por medio de su Espíritu mora en medio de “los siete candeleros” (Ap. 1:13). El hecho de morar entre ellos es algo activo y produce frutos de santificación en la vida de los creyentes (Ef. 3:17–19). Al mismo tiempo Cristo batalla victoriosamente contra el dragón (Satanás) y sus aliados (Ap. 17:14), y, sobre todo, gobierna el universo entero en favor de su iglesia (Ef.1:22).

2° Titulo: Sólo en la mente de Dios se pudo forjar el plan de salvación. Versículos 34 y 35. Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? (Léase: 1ª a los Corintios 2:16. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo. ▬ Job 11:7. ¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso?). 

La incapacidad de la humanidad para comprender sus pensamientos (11:34–35)

Tres preguntas retóricas en estos versículos van más allá sobre este tema de no entender completamente a Dios y sus caminos. Las dos primeras preguntas aluden a Isaías 40:13, parte del conocido punto de inflexión de Isaías que comienza, “¡Consuelen, consuelen a mi pueblo!” (40:1). El rescate en los días de Isaías parecía imposible, porque los babilonios parecían invencibles. Dios le estaba recordando a su pueblo que no deben cuestionar sus acciones y que confiaran en él. Puede que Pablo tenga toda esa sección en mente, y traza un paralelo a su época en el que la liberación también parece imposible.

Sin embargo, ahora que Cristo ha venido, Dios va a salvar a Israel de una manera mucho más significativa. Una vez más, nadie “ha conocido la mente del Señor”, y nadie “ha sido su consejero”. Dios es realmente incomprensible, y nosotros los seres humanos solo podemos mirar con asombro mientras hace su trabajo y realiza su voluntad.

Nosotros mismos no podemos hacer frente al complejo mundo que nos rodea. Pero Dios en Cristo nos da el Espíritu, por lo que la capacidad de hacer frente a este mundo se basa en un acto trinitario. El conocimiento de Dios de la historia de la salvación, es decir, cómo la salvación de Dios nos guía a través de la historia mundial, es absoluta mientras que la nuestra es finita e inadecuada. Ninguno de nosotros puede ser “su consejero”. En cambio, dependemos de su conocimiento y su voluntad, por lo que debemos conducir nuestras vidas a una completa dependencia de Cristo y seguir la guía del Espíritu en cada área de nuestras vidas.

La tercera pregunta retórica (v. 35) es la paráfrasis de Pablo del texto hebreo en Job 41:11, “¿Quién le ha dado primero a Dios para que luego Dios le pague?”. En Job esto se encuentra cerca del final del discurso de Yahvé (Job 38–41), en donde le dice a Job que es soberano, sobre todo. Esto casi podría llamarse la moraleja de la historia en Job: “Todo lo que está debajo del cielo me pertenece”. Job está confundido y le pregunta a Dios por qué y cómo todo en este mundo se ha vuelto contra él. Como Job duda de la sabiduría de Dios, Dios declara que solo él tiene la sabiduría para supervisar este mundo y también los asuntos de Job. Se le dice a Job que entregue su vida a la sabiduría suprema de Dios.

Pablo es fiel a Job aquí, porque “dado” significa “dar de antemano”, obligando así a Dios a pagarnos. Nadie ha podido dar nada a Dios de tal manera que se haga una deuda que requiera que Dios nos pague. Dios no le debe nada a nadie. La sabiduría y el conocimiento de Dios (v. 33) están completamente más allá de nosotros (v. 34), sin embargo, vienen a nosotros como un regalo gratuito de su parte (v. 35).

    Comentario de 1ª a los Corintios 2:16. Porque ¿Quién ha conocido la mente del Señor como para instruirle? En cambio, nosotros tenemos la mente de Cristo.

▬ a. Fuente. Este versículo confirma la atrevida declaración que Pablo acaba de hacer (v. 15). Según su costumbre, Pablo fundamenta sus enseñanzas citando la Escritura, la que considera su corte de apelaciones. Ahora cita dos líneas separadas de Isaías 40:13, según la versión griega del texto hebreo (cf. Jer. 23:18; Sabiduría 9:13). En otro texto, Pablo cita el pasaje completo del Antiguo Testamento en forma sucesiva (véase Ro. 11:34). Pero aquí deja fuera una línea del texto de la Septuaginta, esto es, deja fuera «¿Quién ha sido su consejero?». Las dos líneas que cita «¿Quién ha conocido la mente del Señor» y «como para instruirle?» difieren ligeramente del texto hebreo, que dice: «¿Quién entendió la mente de Yahvé?» y «¿A quién consultó Yahvé para aprender?».

▬ b. Significado. ¿En qué forma este pasaje del Antiguo Testamento prueba el punto de Pablo? La palabra clave de esta cita es mente, la cual apunta a Dios y a Cristo. Lo que se implica aquí es que la mente de una persona espiritual debe armonizar con la mente de Dios. Cuando el ser humano es controlado por el Espíritu de Dios, su interés está en cumplir la ley de Dios, hacer la voluntad de Dios y reflejar la gloria de Dios. El Señor conoce al hombre y lo instruye, pero sería absurdo pensar que el hombre es capaz de conocer a Dios y de instruirle. ¿Quién tiene la autoridad como para hacer una evaluación de la ley de Dios? En su epístola, Santiago escribe que «si alguien habla mal de su hermano, o lo juzga, habla mal de la ley y la juzga» (4:11), a lo que añade que Dios es el único Legislador y Juez (4:12). Con todo, la persona en la que reside el Espíritu de Dios posee un conocimiento espiritual que lo guía y dirige en esta vida.

Pablo afirma que, como creyentes, nosotros tenemos la mente de Cristo. En los versículos anteriores, los verbos en primera persona plural tenían un significado inclusivo. Por tanto, cuando aquí se dice tenemos, Pablo apunta a sí mismo, al resto de los apóstoles y a los creyentes que han oído de ellos el evangelio. El escritor de la Epístola a los Hebreos declara en forma concisa: «Esta salvación que fue anunciada primeramente por el Señor, y los que la oyeron nos la confirmaron» (2:3). Por consiguiente, la expresión mente de Cristo apunta al hecho de que los creyentes conocen a Cristo por medio de la obra del Espíritu y por apropiarse del mensaje evangélico.

Que la mente de Cristo, mi Salvador,

viva en mí todos los días,

todo lo que hago y digo

está dominado por su amor y poder.

—Kate B. Willinson

Consideraciones prácticas en 2:15–16

¿Insinúa Pablo que el cristiano que ora fervientemente pidiendo el don del Espíritu, está libre de errores? No creo, porque muchos creyentes darán testimonio de que a causa de un descuido tuvieron que sufrir por muchos años. Sólo Jesús estuvo libre de error en su ministerio terrenal. Sus seguidores tienen que confesar con humildad que sus vidas están lejos de ser perfectas.

El pueblo de Dios, que ha sido redimido por la obra de Jesucristo, ha sido llamado a amar a Dios con todo su corazón, alma y mente, y a amar a su prójimo como a sí mismos (Mt. 22:37–39). Lo hacen para expresar su gratitud a Dios por la salvación que Cristo les ha dado. Deben orar que el Espíritu Santo, que mora en ellos, los acerque más a Jesucristo. Tener comunión con Cristo quiere decir que tienen la mente de Cristo y que desean servirle por gratitud.

3er Titulo: A Dios Creador y Redentor, le pertenece todo y es digno de toda gloria. Versículos 36. Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén. (Léase: San Juan 1:1 al 4. En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. ▬ 1ª a los Corintios 8:5 y 6. Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios; de manera que exhortamos a Tito para que tal como comenzó antes, asimismo acabe también entre vosotros esta obra de gracia.). 

La majestad universal de Dios (11:36)

Todo lo que Pablo ha dicho en este himno doxológico (vv. 33–35) se basa (hoti, “porque”) en el hecho de que Dios es la fuente (ek, “de”), el instrumento (día, “proceden”) y meta (eis, “para”) de “todas las cosas” (cf. 1Co 8:6 de Dios, Col 1:16–17 de Cristo). Esto subraya la soberanía de Dios sobre todas las cosas en la creación y proporciona un clímax adecuado no solo para esta doxología sino también para todo Romanos 9–11. Dios determina todo en su orden creado, por lo tanto, aunque nadie puede conocer su mente, pueden confiar en su mayor sabiduría puesta a disposición de sus seguidores. Él es el único que revela toda la verdad, por lo que nadie puede ser su consejero, pero pueden escuchar y seguir su consejo. Él es el único dador y soberano sobre la historia de la salvación.

Solo puede haber una conclusión: “¡A él sea la gloria por siempre!”. El que nos ha dado la salvación y nos hizo sus hijos, que ha unido a judíos y gentiles y ha unido a la humanidad caída en Cristo, es quien merece gloria sobre todo lo demás. Como dice la Confesión de Westminster, Dios creó a la humanidad para “glorificar a Dios y disfrutar de él para siempre”. Es nuestro privilegio magnificar su nombre y disfrutar de su presencia amorosa en cada momento de nuestra vida aquí en la tierra. Pablo cierra con “amén”, que afirma la validez y hace eco de la verdad de la doxología (véase 1:25; 9:5).

Este último párrafo en Romanos 9–11 es la promesa más sorprendente hasta ahora, una revelación verdaderamente apocalíptica del verdadero futuro para Israel. Es la pieza final del rompecabezas, que nos dice no solo que Dios cumplirá sus promesas de pacto con su pueblo elegido, sino que también hay un futuro nacional, un avivamiento enviado por Dios que garantizará una recompensa eterna para los fieles. La realidad prometida, que tuvo que traer lágrimas a los ojos de Pablo, fue que incluso la dureza actual experimentada por la gran mayoría de los judíos tenía un propósito redentor. El éxito de la misión gentil, lejos de ser un juicio destinado a alejar a Israel de Dios, tenía la intención de dar celos a Israel y conducir esto a una misión judía renovada que culminaría en la salvación nacional al regreso de Cristo.

También debemos reconocer que el propósito final de Dios es la salvación de todos los pueblos, judíos y gentiles (v. 32). No es que la misión de los gentiles solo tuvo lugar cuando el pueblo judío rechazó a Cristo. La razón por la que Dios hizo de Abraham y su descendencia el pueblo elegido fue para que pudieran ser el canal de bendiciones a los gentiles (Génesis 12:3). Si Israel hubiera obedecido este mandato, la misión de los gentiles ya se habría llevado a cabo en la época de Pablo. Aun así, la misión gentil no era un fin en sí misma, sino un medio para un fin más amplio: la conversión judía y una iglesia mundial compuesta por todos los grupos traídos a un nuevo Israel en Cristo.

En estos capítulos, Pablo ha tratado un tema extremadamente difícil, y con la doxología de los versículos 33–36, quiere que sus lectores sepan que conoce muy bien nuestro conocimiento finito sobre la soberanía divina y la responsabilidad humana. La clave es reconocer que toda verdad es la verdad de Dios, y debemos rendirnos ante su gran sabiduría sobre tales asuntos. Dios tiene toda la verdad, nosotros no, así que debemos rendirnos a la mente de Dios. A medida que entablamos un debate sobre cuestiones como la seguridad del creyente o la predestinación, debemos tener en cuenta esta maravillosa doxología y dejar de destruir la armonía de la iglesia con un debate interminable sobre el dogma teológico que nunca podremos entender por completo.

   Comentario del Evangelio según San Juan 1:1 al 4: Este Evangelio empieza maravillosamente. Comienza describiendo la vida de Cristo en la eternidad, antes de que el mundo existiera. Aquella vida era rica y gloriosa, llena de infinita delicia y serena bienaventuranza en la presencia del Padre. Si se comprende esta verdad, se apreciará con más intensidad el amor condescendiente de Cristo al hacerse carne.

   [1:1] En el principio—cuando los cielos y la tierra fueron creados (Génesis 1:1) el Verbo ya existia. Esta es otra manera de decir que existía desde la eternidad. No fue, como algunos herejes afirmaban, un ser creado.

   Era el Verbo. Tanto Juan como los herejes hablaron sobre el Verbo (ὁ λόγος); pero aunque el vocablo era el mismo, el significado era diferente. La doctrina de Juan no dependía de las doctrinas de herejes ni de las de filósofos especulativos como Filón, notable pensador de Alejandría que se destacó en el primer siglo de nuestra era. Uno nunca sabe qué hacer del logos de Filón. Aunque emplea este término más de mil trescientas veces, nunca le da un significado definido. En ocasiones lo describe como un atributo divino, pero a veces es como un puente entre Dios y el mundo, que no se identifica con ninguno de los dos pero que participa de la naturaleza de ambos. Filón alegorizaba y ello hace difícil la comprensión de su significado. Así, por ejemplo, al considerar, en su comentario de Génesis 3:24, a los querubines armados de una espada de fuego a la entrada del Edén para impedir el acceso al árbol de la vida, Filón los interpreta como dos potencias divinas: la misericordia y la soberanía de Dios. La espada es el Logos o la Razón que une a ambas. Balaam, el profeta necio, no tenía espada (Razón), ya que le dijo al asno: “Ojalá tuviera espada en mi mano, que ahora te mataría” (Sobre el Querubín XXXII).

Desde luego, el término, tal como el evangelista lo emplea, no puede derivar su significado de una alegorización semejante. Sus raíces no están en el pensamiento griego sino en el semita. Ya en el Antiguo Testamento se presenta al Verbo de Dios como Persona. Véase especialmente Sal. 33:6: “Por la palabra de Jehová (LXX: τῷ λόγῳ τοῦ κυρίου) fueron hechos los cielos”. El mejor comentario de Juan 1:1 se encuentra probablemente en Pr. 8:27–30:

  • “Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;
  • Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo;
  • Cuando afirmaba los cielos arriba,
  • Cuando afirmaba las fuentes del abismo;
  • Cuando ponía al mar su estatuto,
  • Para que las aguas no traspasasen su mandamiento;
  • Cuando establecía los fundamentos de la tierra;
  • Con él estaba yo ordenándolo todo;
  • Y era su delicia de día en día,
  • Teniendo solaz delante de él en todo tiempo”.

El término Verbo aparece en el Nuevo Testamento, para designar a Cristo, sólo en 1:1, 14; 1 Jn. 1:1; y Ap. 19:13. Una misma palabra sirve para dos propósitos distintos: a. da expresión al pensamiento interno, al alma del hombre, haciéndolo aún sin que haya nadie para oír lo que se dice o para leer lo que se piensa; y b. revela este pensamiento (y por lo tanto el alma del que habla) a otros. Cristo es el Verbo de Dios en ambos sentidos: expresa o refleja la mente de Dios; y también revela lo que es Dios al hombre (1:18; cf. Mt. 11:27; He. 1:3).

    Y el Verbo estaba cara a cara con Dios (πρὸς τὸν θεόν). El significado es que el Verbo existía en la comunión más estrecha posible con el Padre, y que aquél hallaba supremo deleite en esta comunión. (Cf. 1 Jn. 1:2). Este gozo original se había imprimido tan profundamente en el Logos que nunca se borró de su conciencia, como se evidencia en su oración sacerdotal:

“Ahora pues, Padre, glorifícame tú para contigo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”.

De este modo la encarnación empieza a destacarse más claramente como una obra de infinita condescendencia e incomprensible amor.

    Y el Verbo era Dios. Para hacer recaer todo el énfasis en la absoluta divinidad de Cristo, en el original el predicado precede al sujeto. (και θεός ἦν ὁ λόγος). En oposición a todo hereje debe quedar bien claro que este Verbo era completamente divino.

   [2]. Este mismo estaba en el principio cara a cara con Dios. Este Verbo absolutamente divino, que existía desde la eternidad como una Persona distinta, gozaba de amorosa comunión con el Padre. De esta forma se confiesa una vez más la plena divinidad de Cristo, su eternidad, y su existencia personal y distinta, para refutar a los herejes y para que la iglesia quede afirmada en la fe y el amor de Dios.

   [3]. Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él ni una sola cosa de lo que existe llegó a ser. Todas las cosas, una a una, fueron creadas por medio de este Verbo divino. Así, la gran verdad de que Cristo creó todas las cosas (puesto que en las obras externas las tres Personas cooperan) se afirma en primer lugar positivamente y desde el punto de vista pasado. Enunciado negativamente y desde el punto de vista del presente se expresa así: “… y sin él ni una sola cosa de lo que existe llegó a ser”.

Aquí se hacen resaltar dos hechos: a. que el mismo Cristo no fue creado; existía eternamente (para expresar este pensamiento se emplea cuatro veces el tiempo imperfecto en los versículos 1 y 2); y b. que todas las cosas (contempladas distributivamente, una a una sin ninguna excepción) fueron creadas por él (aquí se hace uso del aoristo).

   [4]. En él estaba la vida. No dice a través de sino en, igual que en 5:26; 6:48, 53; 11:25. La cláusula “en él estaba la vida” significa que desde toda la eternidad y a través de la antigua dispensación la vida residía en el Verbo. Por ello el mejor texto tiene “estaba”, y no “está”.

¿Qué significa aquí la palabra vida? ¿Se refiere directamente a toda clase de vida, sea física o espiritual, sea la vida de una mariposa o la de un arcángel?

La vida física, sin embargo, no reside en la segunda persona de la Trinidad. Dios no es físico en ningún sentido (cf. 4:24). Por otra parte, es una buena regla exegética ver si un término queda explicado cuando se prosigue la lectura. Aplicando dicha regla en este caso, el resultado es el siguiente:

La vida se identifica con la luz de los hombres (1:4b). Esta luz resplandece en las tinieblas y no la hacen suya los hombres pecadores (1:5). El Bautista da testimonio en relación a esta luz (versículos 6, 7). Él no era la luz original y perfecta, ante cuya brillantez, cualquier otra luz palidece, sino que vino para dar testimonio respecto a la luz (versículos 8,9). Ahora esta luz queda identificada como Aquél a quien el mundo rechaza pero que es aceptado por los hijos de Dios (versículos 10–13).

De este contexto se desprende claramente que los términos vida y luz pertenecen a la esfera espiritual. Además, tanto en el cuarto Evangelio como en la Primera Epístola, el término vida (ζωή) siempre (54 veces) pertenece a esa esfera. A veces aparece intercambiado con la expresión “vida eterna” (5:24). Cuando alguien posee realmente esta vida, experimenta una íntima comunión con Dios en Cristo (17:3). El significado es similar en el libro de Apocalipsis (libro de la vida, agua de la vida, árbol de la vida, corona de la vida).

De todo esto parece evidente que el término se refiere básicamente a la plenitud de la esencia de Dios, a sus gloriosos atributos: santidad, verdad (conocimiento, sabiduría, veracidad), amor, omnipotencia, soberanía. Esta vida completa y bendita de Dios ha estado presente en el Verbo desde la eternidad y a través de toda la antigua dispensación: “En él estaba la vida”.

Pero aunque esta vida como es absolutamente espiritual y no hay en ella nada de carácter físico, ella es, sin embargo, la causa, fuente, o principio de toda vida, tanto física como espiritual. El universo le debe su existencia: “Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él ni una sola cosa de lo que existe llegó a ser (versículo 3); incluyendo por supuesto a la humanidad (versículo 10). Es cierto, desde luego, que esta luz es también la fuente de la revelación general. Este contexto, no obstante, no hace mención específica de esta idea. Está implícito, por supuesto, pero no se expresa. En el contexto presente (Prólogo de Juan) la vida de Dios en Cristo, a la cual todas las cosas y todos los hombres deben su existencia, se representa como la fuente de la iluminación de los hombres en cuanto a asuntos espirituales y de la salvación eterna de los hijos de Dios. Lo que tenemos aquí es un contexto del evangelio. De ahí que leemos:

   Y esa vida era la luz de los hombres. Cuando la vida se manifiesta se llama luz, ya que la característica de la luz es resplandecer. Desde la caída, que ya está implícita en la última cláusula del versículo 4, aquella luz fue anunciada a los hombres. La humanidad se caracterizaba por las tinieblas, la maldad y el odio, todo lo cual es lo opuesto de la luz. Durante la antigua dispensación se proclamó a los hombres (especialmente a Israel; véase la explicación de los versículos 10, 11) el amor y la verdad de Dios en Cristo. Amor y verdad son sinónimos de luz, (véase 3:19–21 tanto para sinónimos como para antónimos; también 1 Jn. 2:8–10.) Por supuesto, no debemos limitar el significado del término luz a estos dos atributos únicamente (amor y verdad); éstos más bien representan todos los atributos de Dios. En la obra de la salvación todos los atributos divinos se mostraron. Fueron proclamados a los hombres pecadores.

    Comentario de 1ª a los Corintios 8:5-6. Porque aún si hay los así llamados dioses, sea en el cielo o en la tierra, como por cierto hay muchos dioses y muchos señores.

En este versículo, Pablo escribe la primera parte de una oración concesiva, pero la deja incompleta. En el versículo 6 empieza una nueva oración. Esto se debe a la estructura poética del versículo 6 y la falta de una transición suave entre ambos versículos.

¿Qué quiere decir Pablo, cuando afirma que están los así llamados dioses en el cielo o en la tierra? ¿No contradice así la confesión que los corintios acaban de hacer respecto a que sólo hay un Dios? De ninguna manera. Pablo usa vocabulario gentil cuando habla de dioses en el cielo o en la tierra. Pero al introducir la expresión los así llamados pone en tela de juicio la realidad de estos «dioses». Al igual que el salmista, Pablo repudia a los dioses que los gentiles adoran.10 Afirma que esos dioses sólo existen en nombre; carecen de autenticidad. No pueden pretender ser divinos, porque sólo Dios gobierna supremo en los cielos y en la tierra. Aunque la gente adora a Satanás, a quien Jesús llamó príncipe de este mundo (Jn. 12:31; 14:30; 16:11). Satanás no es ni jamás llegará a ser divino.

Los gentiles adoraban a numerosos dioses y señores. Adoraban a dioses que moraban en el cielo, en la tierra y el mar. La expresión señores quizá apunta a seres espirituales de menor rango y que se veían como subordinados a los dioses.

   [6]. con todo, para nosotros hay un Dios el Padre, de quien proceden todas las cosas y para quien vivimos, y un Señor Jesucristo, a través del cual son todas las cosas y a través de quien vivimos.

Como este versículo aparece en la forma de un credo, los eruditos discuten si fue Pablo el que lo compuso. Algunos opinan que él es el autor, mientras otros creen que lo tomó prestado. ¿Escribió Pablo estas palabras o está citando una fórmula confesional que era común en las comunidades judías helénicas de la iglesia cristiana? La evidencia no es concluyente.

No obstante, en sus cartas Pablo demuestra que tiene la habilidad de componer afirmaciones doctrinales, lo que no nos permite excluir la posibilidad de una autoría paulina. Por ejemplo, Pablo es capaz de dar expresión a sus declaraciones doctrinales sobre la resurrección de los muertos (p. ej., véase 15:12–18, 42–44).

▬ a. «Con todo, para nosotros hay un Dios el Padre». Pablo contrasta al único Dios y Padre con los llamados dioses. Los paganos tenían dioses en el cielo, la tierra y el mar. Pablo afirma, sin embargo, que nuestro Dios es uno y que no está confinado a un lugar, sino que está en todas partes (cf. Sal. 139:7–10).

En los evangelios y hasta en el libro de Hechos (1:4, 7), Jesús enseña a sus discípulos a que se dirijan a Dios llamándolo Padre (Mt. 6:9). Cuando se refiere a Dios, repetidamente usa ese apelativo. Dios y el Padre son uno. El apóstol nota asimismo que Dios es Padre tanto de Jesús como de los creyentes. Con el término Padre, Pablo sugiere el concepto de familia y nos da a entender que somos hijos de Dios.

▬ b. «De quien proceden todas las cosas y para quien vivimos». Cuando Pablo se dirigió a los gentiles de Lista y Atenas, les enseñó que Dios creó el mundo (véase Hch. 14:15–17; 17:24–31). Pablo instruye doctrinalmente a los cristianos de Corinto, diciendo algo que corresponde a lo que dijo en el areópago: «De él somos descendientes» (Hch. 17:28). También hacía énfasis en que todas las cosas vienen de Dios cuando vivimos para él (Ro. 11:36).

En el griego, la frase todas las cosas abarca toda la creación sin que nada quede excluido. Todo lo que existe fue creado por Dios. Estas palabras también aparecen en otra carta en la que Pablo presenta a Cristo como creador del universo (Col. 1:16; y cf. Jn. 1:3; Heb. 1:3). De manera que, Dios el Padre creó todas las cosas por medio de su Hijo, el Señor Jesucristo. Debemos nuestra existencia a Dios el Padre y, por eso, vivimos para él.

▬ c. «Y un Señor Jesucristo, a través del cual son todas las cosas». Notemos que Pablo llama Señor a Cristo, pero no lo llama Dios. Al mismo tiempo, al decir que él es creador y redentor, da a entender que es divino. Aquí Pablo camina con cuidado, para que no vayan a acusarle de contradecir su afirmación anterior que Dios es uno. No obstante, enseña que Jesús es divino y eterno, al afirmar que todas las cosas fueron creadas por él.

▬ d. «A través de quien vivimos». Esta última parte tiene que ver con la redención que Cristo nos ha comprado. Cristo nos ha creado y redimido, así que vivimos por él. En unas cuantas líneas paralelas, Pablo enseña las doctrinas de Dios, Cristo, la creación y la salvación. Suponemos que los corintios conocían estas doctrinas.

Suponiendo que Pablo compuso estas líneas, no hay razón para no pensar que sus lectores las aprendieron, memorizaron y adoptaron fácilmente. El paralelismo es notable, y en su sencillez comunican profundas verdades espirituales que fortalecen la fe cristiana.

Amén, para la honra y gloria de Dios.

Descargue aquí estudio completo en pdf: Semana del 15 al 21 de enero de 2024-2

Semana del 22 al 28 de enero de 2024.“Estatura Espiritual Del Verdadero Creyente Que Sirve A Dios”

   Lectura Bíblica: Romanos 12: 1 al 3. Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. 

EL CREYENTE Y SU CONDUCTA DIARIA,

  1. El creyente y Dios, 12:1-2

(12: 1-2) introducción: el creyente debe ser dedicado a Dios. Todo cuanto es y tiene debe consagrarlo al culto y servicio a Dios.

Algo menos que la devoción total está lejos de la gloria de Dios: es pecado. Así que, al discutir la relación del creyente con Dios, las Escrituras son enfáticas en su exhortación. Sin ambigüedades, las Escrituras piden la devoción total en forma enfática.

  1. Insistencia en la devoción (v. 1).
  2. Presentad vuestros cuerpos a Dios (v. 1).
  3. No os conforméis a este mundo (v. 2).
  4. Sed transformados (v. 2).

[1]. (12: 1) Dedicación-consagración: se exhorta enfáticamente a la devoción. La expresión «así que» introduce un nuevo tema para ser desarrollado. Relaciona lo que está por decirse con lo que ya se ha dicho. Lo que se ha dicho es esto:

  • El mundo necesita urgentemente arreglar su relación con Dios (Ro. 1: 18-3:20).
  • El camino para que el mundo arregle las cuentas con Dios ahora se revela claramente por medio de su Hijo, el Señor Jesucristo. El camino es la justificación: creer en el Señor Jesucristo y que Dios cuente nuestra fe como justicia (Ro. 3:21-5:21).
  • El creyente en Cristo ahora puede ser santificado, esto es, ser apartado para Dios y ser liberado del pecado para vida eterna por el Señor Jesucristo y por su Espíritu Santo (Ro. 6: 1-8:39).
  • El creyente de la Iglesia, no Israel, es ahora a quien Dios ha elegido para llevar el evangelio de su Hijo a todo el mundo (Ro. 9:1-11:36).

Este es el glorioso mensaje de cuánto nos ama Dios y de lo que Dios ha hecho por nosotros. Esto es lo que se quiere significar por la expresión «las misericordias de Dios». Las misericordias de Dios son sobreabundantes; son mucho más de lo que cualquier persona pudiera desear. Basta con pensar en lo que Dios ha hecho por nosotros. Dios ha …

  • resuelto nuestra urgente necesidad de restaurar nuestra relación con ÉL
  • ha provisto el poder para librarnos de las terribles cadenas de este mundo y vivir eternamente.
  • ha dado el más glorioso de los propósitos a la vida: proclamar las nuevas del Hijo de Dios, de cómo librarse del pecado y de la muerte para vivir eternamente.

   Así que, a la luz de las misericordias de Dios, de todo esto que Dios ha hecho por nosotros, debemos dedicar nuestras vidas a Dios. Debemos dedicar y consagrar nuestro ser a Él.

Note las palabras «os ruego» (parakaleo) -os imploro, exhorto, pido encarecidamente- consagraos a Dios. Note un punto

significativo: lo que está por decirse no se le dice al mundo, esto es, a los perdidos. Se dirige a hermanos en Cristo: «Asf que, hermanos, os ruego». Se enfatiza enérgicamente la devoción a Dios. El creyente debe hacer las cosas que abarcan los siguientes tres puntos del bosquejo.

[2]. (12: 1) Cuerpo-dedicación: el creyente debe presentar su cuerpo a Dios. La importancia del cuerpo humano no puede ser sobreestimada. Algo de Jo que más se abusa en la tierra es el cuerpo del hombre. El hombre usa mal, descuida e ignora su cuerpo …

  • cuando come exageradamente.
  • al consumir sustancias que lo perjudican.
  • al permanecer inactivo.
  • al darle demasiado o muy poco descanso.
  • al estar demasiado activo.
  • por darle un cuidado externo mientras lo descuida.
  • al maldecir, pelear y matar internamente.

La lista podría extenderse indefinidamente, pero la sola mención de estos pocos pecados hace que el punto logre ser

entendido. Si hay una exhortación en las Escrituras que debe ser atendida por los creyentes cristianos, es la exhortación de estos dos versículos.

  1. El creyente debe presentar su cuerpo en sacrificio vivo a Dios. Note tres hechos.

▬ a. Dios pide el cuerpo del creyente. Dios no solamente está interesado en el espíritu del hombre. Está vitalmente interesado en el cuerpo del hombre. Su interés no podía ser más fuerte ni más claro. Esto se ve claramente contrastando el punto de vista que el mundo tiene del cuerpo y punto de vista de Dios

▬ b. El creyente debe presentar su cuerpo a Dios. La dedicación …

  • no debe ser para sí: vivir como uno quiere: hacer lo que uno quiere.
  • no debe hacerse para otros: vivir para la familia, la esposa, el marido, los hijos. los padres, la mujer, los compañeros, la concubina, o para el empleador.
  • no debe ser a algo: casas, tierras, posesiones, dinero, coches, bienes, profesión, recreación, retiro, lujuria, poder, reconocimiento, fama.

El cuerpo debe ser ofrecido a Dios y solamente a Dios. Dios pide el cuerpo, pide que le sea presentado a Él. Dios quiere que el cuerpo viva sacrificialmente para Él.

▬ c. El creyente debe presentar su cuerpo a Dios como sacrificio vivo. Note que el ofrecimiento de su cuerpo debe ser sacrificial. Este es el cuadro de los creyentes del Antiguo Testamento que llevan animales y los ofrecen a Dios en sacrificio. El creyente debe hacer el mismo tipo de ofrenda sacrificial a Dios, pero note la profunda diferencia. La ofrenda del creyente no debe ser el sacrificio de la carne y la sangre de un animal. La ofrenda y sacrificio del creyente debe ser su propio cuerpo: debe ofrecer su cuerpo como un sacrificio vivo. Un sacrificio vivo significa por lo menos cuatro cosas.

  • Un sacrificio vivo es un sacrificio constante y continuo, no solamente una dedicación ocasional del cuerpo de uno. Una persona no sacrifica su cuerpo a Dios hoy día, y luego lo toma en sus propias manos y hace su propio beneplácito mañana. • Un sacrificio vivo significa que una persona dedica su cuerpo para vivir para Dios y seguir viviendo para Dios.
  • Un sacrificio vivo es un sacrificio del cuerpo de una persona dondequiera se encuentre su cuerpo. No se necesita un lugar en particular. El sacrificio del cuerpo es un sacrificio vivo; se puede hacer mientras el cuerpo vive, allí donde está. Y la ofrenda de un sacrificio vivo hay que hacerla mientras el cuerpo está vivo.
  • Un sacrificio vivo significa que el cuerpo sacrifica sus propios deseos y su vida por Dios. El cuerpo lleva una vida santa, justa, pura. limpia y moral para Dios. El cuerpo no se corrompe. ensucia, ni contamina con los pecados y corrupciones del mundo: tampoco con la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos, ni la soberbia de la vida. El cuerpo del creyente es sacrificado para Dios y dedicado a vivir como Él ha ordenado.
  • Un sacrificio vivo significa que el cuerpo vive para Dios, sirviendo a Dios. Significa que el cuerpo sacrifica y renuncia a sus propias ambiciones y deseos, y sirve a Dios mientras está sobre esta tierra. El cuerpo se entrega a la tarea de proclamar el amor de Dios y de ministrar a un mundo que se tambalea en desesperada necesidad. El cuerpo se sacrifica para servir a Dios y a Él solamente. El cuerpo es consagrado a Dios como sacrificio vivo.

En resumen, el creyente debe dedicar su cuerpo a Dios como sacrificio vivo en el hogar, la iglesia, la escuela, la oficina, en la fábrica, en el campo, el restaurant, en el club, el avión, el coche o el ómnibus. No importa dónde está el cuerpo del creyente, su cuerpo debe ser sacrificado para Dios. Sacrificarse para Dios no es una transacción que se hace en una iglesia. Sacrificarse para Dios es una transacción que se hace en cada acto del cuerpo humano. El mundo, esto es, todo el universo, es el santuario de Dios; y el cuerpo del creyente es templo de Dios. Por lo tanto, cada acto del cuerpo del creyente debe ser un acto de servicio a Dios.

«Porque habéis sido comprados por predo; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de DIOS» (1 Co. 6:20).

  1. Las razones por las que el creyente debe presentar su cuerpo a Dios son dos.

▬ a. La dedicación del cuerpo a Dios es agradable (euareston) a Dios. La palabra significa aceptable, aprobado y extremadamente satisfactorio para Dios. Dios acepta y se regocija por un cuerpo que es dedicado a Él y vive para Él.

   Pensamiento 1. Esto es exactamente lo que los creyentes deberían buscar: ser aceptables y agradables a Dios. Debiéramos procurar ser motivo de gozo para que él se regocije en nuestros cuerpos. Nuestros cuerpos debieran ser tan dedicados —tan puros, santos y limpios, tan comprometidos en involucrados en la ayuda a las personas— que el corazón de Dios se inunde de gozo y regocijo.

   Pensamiento 2. Note: el cuerpo del creyente o causa dolor y tristeza al corazón de Dios, o le causa gozo y regocijo.

«Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serie agradables» (2 Co. 5:9).

▬ b. La dedicación del cuerpo a Dios es el culto racional del creyente a Dios.

  • la palabra «racional» (logiken) significa razonable, lógico, inteligente. Es un acto de la mente pensante y que calcula qué hacer y cómo hacer algo.
  • la palabra «servicio» (latpeian) significa culto servicio, ministerio.

La idea es que el creyente debe usar su mente para dedicar su cuerpo al servicio a Dios. Debe estudiar las Escrituras, y pensar con inteligencia cómo servir mejor a Dios mientras camina por la vida cotidiana.

Pensamiento 3. Note que esto indica un tiempo dedicado a la Palabra de Dios y a la oración cada día. El creyente debe estar buscando constantemente saber lo que es permitido y lo que no es permitido para su cuerpo. El cuerpo del creyente debe saber qué puede comer, qué debe beber y qué debe hacer; por lo tanto, deben hacerse estudios y decisiones racionales e inteligente acerca de lo que se le permite al cuerpo. (¡Qué enorme diferencia con la forma en que la mayoría de nosotros dirige su vida y trata su cuerpo en esta vida!)

[3]. (12:2) Conforméis-mundo-mundanalidad: el creyente no debe conformarse a este mundo.

-1. La palabra. «conforméis» (sunschematizo) viene de la raíz schema, que significa molde, costumbre, forma exterior, la

apariencia de un hombre. Es la apariencia de una persona que cambia día tras día y año tras año. El hombre se viste en forma diferente para el trabajo de lo que lo hace para salir de noche. Un hombre mayor se ve diferente de un hombre más joven. Su schema (esquema), su apariencia externa, su molde difiere.

-2. La palabra. «mundo» (aion) en su expresión más simple es el mundo mismo con todo lo que hay en él, porque es todo

corruptible. El mundo, incluidos los cielos y la tierra con todo lo que en ellos hay, está envejeciendo, se deteriora, está muriendo, y pasará. El mundo no es perfecto: no en ser, orden, moralidad ni justicia.

-3. El creyente no debe conformarse a este mundo. Ahora cabe notar algo: el mundo, la forma misma y la apariencia del mundo …

  • parece ser duradera, permanente y sin término.
  • parece ofrecer lo mejor de todo: placer, goce, Felicidad. realización, satisfacción, plenitud.

Sin embargo, la forma y apariencia del mundo es una mentira, una máscara, una mascarada. Aun el espíritu mismo del mundo tiene en sí la simiente de la corrupción. La semilla de la corrupción se ve en los actos del mundo y su naturaleza, en el terrible espíritu de…

«egoísmo». «división». «muerte». «codicia». «guerra». «enfermedad», «ira». «engaño». «malestar». «odio». «sufrimiento.» «maldición». «amargura». «conflicto» «soberbia». «impiedad». «ignorancia». «desorden». «salvajismo». «deterioro». «corrupción».

Note dos hechos significativos. hechos que desesperadamente necesitan ser atendidos por el mundo y por los creyentes.

▬ a. El mundo mismo y todo lo que en él hay pasará.

«La apariencia de este mundo se pasa» (1 Co. 7:31).

«No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las cosas que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas» (2 Co. 4:18).

«Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasar4n con grande estruendo, y Jos elementos ardiendo se rain desechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser desechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día ele Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán, Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser bailados por El sin mancha e irreprensibles, en paz» (2 P. 3:10·14; cp. 3-14).

«Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre» (1 Jn. 2:17).

«Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más» (Ap. 11:1).

«Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra» (Is. 24:4).

«Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio» (He. 9:27).

«Pero el que es rico, en su humillación; porque él pasara como la flor de la hierba» (Stgo. 1:10).

«Cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece» (Stg. 4:14).

«Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca y la flor se cae» (1 P. 1:24).

«Porque nosotros, estranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura» (1 Cr. 29:15).

«Y mis días fueron más veloces que la lanzadera del tejedor, y fenecieron sin esperanza» (Job 7:6).

«Mis días han sido más ligeros que un correo; huyeron, y no vieron el bien» (Job 9:25).

«He aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti. Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive» (Sal. 39:5).

«Mas el hombre no permanecerá en honra; es semejante a las bestias que perecen» (Sal. 49:12).

«Se acordó de que eran carme, soplo que va y no vuelve. (Sal. 78:39).

«Desde el principio tú fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, más tú permanecerás y todos ellos como una vestidura se envejecerán; como un vestido los mudar y serán mudados» (Sal. 102:15·26)

«Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo» (Sal.103:14).

«El hombre, como la hierba son sus días; florece como la flor del campo, que pasó el viento por ella y pereció, y su lugar no la conoced más» (Sal. 103:15-16).

«Dejaos del hombre, cuyo aliento está en Su nariz; porque ¿de qué es él estimado» (Is. 2:22).

«Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo» (Is. 40:6-7).

«Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de Inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja; y nuestras maldades nos llevaron como viento» (Is. 64:6).

▬ b. El creyente no debe conformarse, esto es, tomar la forma del mundo …

◘ no debe seguir la comunión del mundo.

«Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre. Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso» (2 Co. 6:17·18).

«¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios» (Stgo. 4:4).

«Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, este está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que ser contradicha» (Lc. 2:34).

◘ no seguir el paso y los deseos de este mundo.

«No améis al mundo, ollas cosas que están en el mundo. SI alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo» (1 Jn. 2:15-16).

«Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra Ignorancia» (1 P. 1:14).

◘no seguir el curso de este mundo.

«Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo» (Ef. 2:20).

◘ no seguir al dios de este mundo, Satanás.

«En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los Incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la Imagen de Dios» (2 Co. 4:4).

◘ no seguir a los líderes de este mundo.

«Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria» (1 Co. 2:6-8).

◘ no seguir la falsa seguridad del mundo.

«Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento, basta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron basta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será la venida del Hijo del Hombre» (Mt. 24:38-39).

«Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá, así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán» (1 Ts. 5:2-3).

◘ no seguir las riquezas engañosas de este mundo.

«El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas abogan la palabra, y se hace Infructuosa» (Mt. 13:22).

◘ no vivir en los placeres de la tierra.

«Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza» (Stg. 5:5).

◘ no seguir a los muchos en el mal.

«No seguirás a los muchos para hacer mal» (Éx. 23:2).

   [4]. (12:2) Transformada-mente: el creyente debe ser transformado (metamorfousthe). La raíz griega de la palabra es morfe. Morfe significa el ser real del hombre. Es la naturaleza y esencia misma, la parte inseparable, la forma inmutable de un hombre. El hombre con ropa de noche se ve diferente de lo que es en ropa de trabajo, pero interiormente sigue siendo el mismo hombre. El hombre entrado en años es interiormente el mismo hombre de su juventud.

Lo que la Biblia dice es claramente evidente: el creyente debe sufrir un cambio radical en su ser interior para escapar del mundo y su condenación. El creyente debe ser transformado y cambiado interiormente. Su verdadero yo -su naturaleza misma, su esencia, su personalidad, su ser interno, el hombre interior- debe ser transformado.

1-. ¿Cómo es transformado un hombre en su ser interior? La Biblia declara en la forma más simple que se pueda esto expresar: «por la renovación de vuestro entendimiento». La mente del creyente debe ser renovada (anakainosis), lo que quiere decir ser hecha de nuevo, reajustada, cambiada, revertida, regenerada.

▬ a. La mente del hombre ha sido afectada por el pecado. Necesita urgentemente ser renovada. La mente está lejos de ser perfecta. Es básicamente mundana, esto es …

  • centrada en este mundo. egoísta.
  • egocéntrica. centrada en la carne.
  • interesada en sí misma. centrada en esta vida.

Las Escrituras son claras en cuanto a la corrupción de la mente humana. La mente humana ha sido trágicamente corrompida por el egoísmo y el pecado del hombre.

◘ La mente del hombre se ha hecho vana, vacía e inútil en sus razonamientos.

«Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido» (Ro. 1:21).

◘ La mente del hombre ha sido reprobada.

«Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen» (Ro. 1:28).

◘ La mente del hombre se ha hecho carnal y está en plena enemistad contra Dios.

«Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden» (Ro. 8:7).

◘ La mente del hombre ha sido cegada por Satanás para impedir que crean el glorioso evangelio de Cristo.

«En los cuales el Dios de este siglo cegó el entendimiento de los Incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la Imagen de Dios» (2 Co. 4:4).

◘ La mente del hombre está llena de vanidad, fatuidad, vaciedad.

«Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente» (Ef. 4:17).

◘ La mente del hombre se ha centrado en las cosas terrenales.

«Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal» (Fil. 3:18-19).

◘ La mente del hombre se ha alejado de Dios y se ha hecho enemiga de Dios.

«Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado» (Col. 1:21).

◘ La mente del hombre se ha hecho camal.

«Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal» (Col. 2:18).

◘ La mente del hombre se ha hecho inmunda.

«Todas las cosas son puras para los puros, más para los corrompidos e Incrédulos nada les es puro; pues basta su mente y su conciencia están corrompidas» (Tit. 1:15).

▬ b. La mente es renovada por la presencia e imagen de Cristo en la vida del creyente. Cuando una persona recibe al Sefior Jesucristo como su Señor, el hombre, espiritualmente …

  • ha nacido de nuevo (Jn. 3:3-8; 1 P. 1 :23).
  • ha sido hecho un nuevo hombre (Ef. 4:24; Col. 3:10).
  • ha sido hecho nueva criatura (2 Co. 5: 17).
  • le es dada la mente de Cristo (1 Co. 2:16; cp. vv. 9-15).
  • es cambiado a la imagen de Cristo (2 Co. 3: 18; cp. Ro. 8:29; 1 Co. 15:49; Col. 3: 10; 1 Jn. 3:2).

Lo que esto significa es una verdad muy maravillosa, y se puede ver fácilmente. Cuando una persona recibe a Jesucristo en su vida, recibe la mente y la imagen de Cristo también. Cristo pone su mente en la mente del creyente; esto es, Cristo cambia la mente del creyente para que se centre en Dios. Además, estampa su imagen sobre la persona. Aunque la mente y la imagen del creyente acostumbraban a centrarse en el mundo, ahora se centran en las cosas espirituales. La imagen y la mente del creyente son renovadas, cambiadas, revertidas y regeneradas para enfocarse en Dios. Sin embargo, es fundamental recordar que solamente Cristo puede renovar la mente y la imagen del hombre. Solamente Cristo puede implantar la mente e imagen de Cristo dentro de la persona. Solamente Cristo puede dar a una persona sus pensamientos y el espíritu para vivir sus pensamientos.

▬ c. El creyente debe vivir una vida transformada; esto es, debe caminar día tras día renovando más y más su mente. Debe dejar que el Espíritu de Cristo (el Espíritu Santo) enfoque su mente más y más en Dios y en las cosas espirituales.

◘ El creyente debe amar al Señor con toda su mente.

«Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente» (Mt. 22:37).

◘ El creyente debe mantener su mente en las cosas espirituales, no en las cosas carnales.

«Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz» (Ro. 8:5- 6).

◘ El creyente debe desechar los razonamientos y todo pensamiento que impide el conocimiento de Dios, y debe llevar todo pensamiento cautivo a Cristo.

«Porque, aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo» (2 Co. 10:3-5).

◘ El creyente no debe dejar que su mente sea corrompida.

«Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo» (2 Co. 11:3).

◘ El creyente no debe satisfacer los deseos de la carne y de la mente.

«Entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás» (Ef. 2:3).

◘ El creyente no debe andar como el mundo anda, en la vanidad de su mente.

«Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente» (Ef. 4:17).

◘ El creyente debe ser renovado en el espíritu de su mente.

«Y renovaos en el espíritu de vuestra mente» (Ef. 4:23).

◘ El creyente debe permitir que la mente de Cristo esté en él, andando humildemente delante de Dios y de los hombres.

«Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús» (Fil. 2:5).

◘ El creyente debe pensar solamente en cosas de alabanza y virtud.

«Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad» (Fil. 4:8).

◘ El creyente debe vivir por las leyes de Dios, que Dios ha puesto en su mente.

«Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa e Israel después de aquellos días dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo» (He. 8:10).

◘ El creyente debe armarse con el mismo pensamiento de Cristo al soportar el sufrimiento.

«Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado» (1 P. 4:1).

-2. La razón por la que el creyente debe ser transformado es extremadamente significativa. El creyente debe probar (dokimazo) la voluntad de Dios. La palabra «probar» significa encontrar la voluntad de Dios y seguirla. Esto es ciertamente comprensible. Si la mente de una persona no es renovada y centrada en Dios …

  • ¿cómo puede una persona encontrar, descubrir o conocer la voluntad de Dios?
  • ¿cómo puede la persona seguir, obedecer o hacer la voluntad de Dios?

La única forma concebible en que una persona puede encontrar y seguir la voluntad de Dios es centrar su mente en Dios y conservarla en Él y sobre las cosas de Dios.

Note también cómo se describe la voluntad de Dios. El meditar sobre la triple descripción estimula a una persona a anhelar la voluntad de Dios. Se dice que la voluntad de Dios es …

  • buena (agathon): beneficiosa, rica, abundante, adecuada, moral.
  • aceptable (euareston): agradable, satisfactoria, bienvenida.
  • perfecta (teleion): sin error ni equivocaciones, intachable, completa, absoluta, libre de toda necesidad, sin que falte nada, completamente consumada.

En resumen, la victoria sobre el mundo es ganada cuando el creyente renueva más y más su mente. El creyente debe centrar su mente sobre Dios y las cosas de Dios. Debe …

  • enfocar su mente en vivir, moverse y tener su ser en Dios.
  • aprender a concentrarse en Dios y en las cosas de Dios.
  • debe practicar mentalmente la presencia de Dios.

En forma práctica, el creyente debe hacer exactamente lo que las Escrituras dicen. Note la claridad y las instrucciones transformadoras de la vida que hay en estos pasajes. ¡Qué enorme influencia se produce en las vidas cuando estas instrucciones de la Palabra de Dios son realmente obedecidas!

«Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad» (Fil. 4:8).

«Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo» (2 Co. 10:5).

«Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor» (1 Co. 7:35).

«Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado» (Is. 26:3).

«Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz» (Ro. 8:6).

[5]. (12 :3) Humildad-dones espirituales-iglesia-cuerpo de Cristo: el creyente tiene buen concepto de sí pero no demasiado alto. La exhortación se dirige a «todo hombre que está entre vosotros». Todo creyente necesita trabajar con humildad. Muchas personas tienden a tener un concepto demasiado elevado de sí mismos. Muchos llegan a estar engreídos, orgullosos y arrogantes.

Se inflan con su …

«importancia». «capacidad». «opiniones». «apariencia». «logros». «educación». «popularidad». «riquezas». «bondad». «posición». «posesiones». «título».

Hay muchísimos que se tienen en alta estima. y piensan de sí mismos como mejores que otros. Dios está contra taJes actitudes hinchadas.

-1. Ten un buen concepto de ti mismo, pero piensa con cordura (sofronein). La palabra significa ser equilibrado, sano, estar en su sano juicio. Por lo tanto, la exhortación es a pensar de sí mismo sabia y centradamente, haciendo una evaluación justa y bien equilibrada de uno mismo y de sus capacidades. Hay que hacer una evaluación de sí mismo, pero debe ser un juicio sobrio y equilibrado, no un juicio insano y carente de equilibrio. Note cuán enfático es esto: tener un concepto demasiado elevado de sí es un pensamiento carente de cordura. Pensar que uno es más importante que otro es conducta insana. Toda persona es importante para Dios; cada persona es significativa e importante en el reino de Dios. no importa quién sea esa persona.

-2. Las razones por las que debemos andar humildemente delante de los demás son claramente enunciadas.

▬ a. Lo que somos y tenemos ha venido de Dios. Es Dios quien repartió a cada uno la medida de fe, La palabra «fe» en el contexto de estos versículos significa una fe eficiente, o que obra. Incluye …

  • los dones y capacidades que Dios da a una persona.
  • la fe y el impulso o confianza para usar los dones.

Dicho en forma sencilla, una fe eficiente es la capacidad y el impulso que hay dentro de una persona para tomar el don y servirá Dios, para hacer su contribución a la vida y a la comunidad. Esta es otra forma de decir lo mismo: la medida de fe (vv. 3 y 6) es el don y el poder espiritual que Dios da a cada creyente para su tarea específica sobre la tierra. Dicho en forma sencilla, todo lo que una persona es y tiene ha venido de Dios. Nada viene del hombre mismo.

Por lo tanto, ninguna persona tiene razón para tener un concepto demasiado alto de sí.

«Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación» (Stg. 1:17).

«Porque ¿quién te distingue? ¿o que tienes que no bayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?» (1 Co. 4:7).

Además, note otro factor: lo que hemos recibido de Dios es siempre una medida solamente. Nadie tiene una cantidad total de algo. Ninguna persona es perfecta en alguna área. Todos nos agotamos, deterioramos y decaemos. Todos tenemos que dar un paso al costado para dejar el paso a otros, no importa cuáles hayan sido nuestras capacidades y contribuciones. No tenemos razón para un concepto demasiado elevado de nosotros mismos.

«Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo» (Ef. 4:7).

b). Dios da dones a cada persona, no solamente a una persona ni a unas pocas personas. Note que Dios repartió a cada uno una medida de fe. Ninguna persona o personas tiene el monopolio de algún don o capacidad. Cada creyente ha recibido un don de Dios: ninguno ha sido omitido por Dios. Un creyente es tan importante para Dios como cualquier otro creyente, no importa quién sea ese creyente. No hay lugar para el orgullo y la arrogancia en el reino de Dios: no hay lugar para pensar que uno es más importante que otros. Este tipo de pensamiento es insano.

c.). Los creyentes genuinos son un cuerpo en Cristo. Este es el cuadro más hermoso de Cristo en las Escrituras, y debido a su efectividad se usa con frecuencia (cp. 1 Co. 10:17; 12:12s.; 12:27; Ef. 1:22-23; 2:16; 4:4,15- 16; 5:22ss; Col. 1: 18, 24).

Los creyentes se pueden comparar con el cuerpo humano. El cuerpo humano tiene muchas partes o miembros, y no hay dos miembros que tengan la misma función. Así ocurre con los creyentes. Los creyentes son muchos, no obstante, son un cuerpo en Cristo. Cada miembro en particular tiene una clara función que cumplir en el mundo, sin embargo, es un miembro de todos los demás creyentes. Cabe destacar que la unión de los creyentes no es organizacional. No es el mismo tipo de unidad que existe en un club social o en una organización cívica, que es una unidad basada en cosas tales como la amistad, la preferencia, la vecindad, la profesión, la necesidad humana, la opinión o la organización. La unión entre creyentes genuinos es nacida del Espíritu de Dios, de un verdadero nacimiento y unión espiritual. Es una unión que se basa en una comunión constante e íntima con Dios y que obtiene su vida, propósito y significado de Dios. La unión entre verdaderos creyentes es una unión vivificada y animada por un Espíritu común, un Espíritu que realmente vive, el Espíritu de Dios mismo.

El punto se afirma claramente: todos los miembros no tienen la misma función (praxis) u oficio. Dios ha puesto a los creyentes en el mundo con objetivos específicos, y ha dotado al creyente con la medida de fe necesaria para cumplir su función. El creyente es una parte de todo el cuerpo, en que cada miembro tiene una tarea que ejecutar. No hay lugar para la autoexaltación, el orgullo o la arrogancia; no hay lugar para tener un concepto demasiado alto de sí. El creyente no está solo en el mundo. Cada creyente tiene una medida de fe para cumplir su función, y cada miembro necesita que su función sea cumplida. Por lo tanto, ningún creyente tiene el derecho de tener de sí un concepto más elevado que el que tiene de otros creyentes. Cada creyente como individuo es importante para el cuerpo de Cristo. Cada creyente es necesario para completar, consumar y perfeccionar el cuerpo. El cuerpo queda impedido sin el funcionamiento activo de cada miembro. Cada miembro es muy importante.

El punto es éste: los creyentes deben evaluarse y conocerse bien a sí mismos. Deben saber quiénes son y qué dones les ha dado Dios. Deben evaluar la medida de fe que Dios les ha dado y deben ser honestos en su evaluación. No deben valorarse en exceso, ni deben valorarse por debajo de lo que son. El juicio del creyente acerca de sí debe ser preciso y sabio para que cumpla su tarea sobre la tierra.

   Pensamiento 1. Solamente cuando uno se conoce a sí mismo -en forma precisa, honesta y verdadera- es que se puede hacer la contribución debida a la familia, al trabajo, a la sociedad, a la iglesia y al mundo. Solamente cuando servimos en nuestra plena capacidad podemos cumplir nuestra tarea sobre la tierra.

◘Si tenemos un concepto demasiado alto de nosotros mismos, intentaremos cosas demasiado grandes y terminaremos en el fracaso.

◘ Si tenemos un concepto demasiado bajo de nosotros mismos, nunca haremos todo lo que debiéramos, ni haremos las contribuciones que éramos capaces de hacer.

«Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores

a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros» (Fil. 2:3-4).

«Mas cuando fueres convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás honra delante de los que se sientan contigo a la mesa» (Lc.14:10).

«Mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve» (Le. 22:26).

«Humillaos delante del Señor, y él os exaltará» (Stg. 4:10).

«Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a los otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes» (1 P. 5:5).

«Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová» (Pr. 22:4).

«La soberbia del hombre lo abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra» (Pr. 29:23).

Pensamiento 2. Dios dota al creyente con una cierta medida de dones espirituales; por lo tanto, el creyente debe utilizarlos conforme a la medida de fe que Dios le ha dado para su uso. Sin embargo, el creyente debe orar siempre pidiendo más y más fe.

«Dijeron los apóstoles al Señor: auméntanos la Fe. (Lc. 17:5).

«Creo; ayuda mi incredulidad» (Mr. 9:24).

«Así que la Fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios» (Ro. 10:17).

Nota del expositor: Habiendo recibido una salvación tan grande, el creyente, debe seguir el ejemplo de Cristo, quien no considero el ser igual a Dios, humillándose hasta morir en la cruz, así nosotros debemos renunciar toda sombra de pecado para alcanzar su estatura.

1er Título: Exhortación a vivir una vida consagrada a Dios. Versículo 1. Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional… (Léase: Romanos 6:6 al 8. sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él. ▬ 1ª de Pedro 2:4 y 5. Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, más para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.). 

Ofrezcan todo su ser como sacrificio a Dios (12:1)

La frase “tomando en cuenta la misericordia de Dios,” se remonta al énfasis de la misericordia de Dios en 11:30–36, pero en realidad resume los once capítulos sobre cómo Dios ha traído la salvación a la humanidad a través de la muerte de Cristo. Aunque Pablo menciona la misericordia de Dios solo en los capítulos 9–11, es la base de todo en Romanos. La gracia a menudo se define como “misericordia inmerecida”, y el evangelio en sí mismo puede ser etiquetado como el resultado de la misericordia de Dios con los pecadores.

Nuestro compromiso total con Dios se basa en la totalidad de su misericordia hacia nosotros. Pablo expresa esto en imágenes de sacrificio, “ofrezca su cuerpo”. El verbo “ofrecer… como sacrificio” a veces ha sido mal interpretado como una acción “una vez y para siempre”. Esto ha contribuido a una visión de la salvación conocida como “segunda obra de gracia”, que alienta a los creyentes a buscar una transformación espiritual inducida por la crisis que (como la conversión) ocurre solo una vez. Esto es erróneo.

Como infinitivo (“ofrecer”), este verbo toma su fuerza del verbo principal, el tiempo presente de “ruego”, y es seguido por dos imperativos de tiempo presente en el versículo 2. Esto significa que no hay acción única en ella. En todo caso, tiene una fuerza reiterativa (repetida), nos exhorta a consagrarnos frecuentemente a Dios.

La fuerza metafórica de la imagen nos muestra el altar de Dios y a nosotros sometidos como un sacrificio para él. La imagen de esta palabra es frecuente en la Biblia, por ejemplo, “sacrificio de agradecimiento a Dios” (Salmo 50:14, 23); “Que suba a tu presencia mi plegaria como una ofrenda de incienso” (Sal 141:2); el “sacrificio de alabanza” (Hebreos 13:15); y “sacrificios espirituales” (1 Pedro 2:5). El contenido del sacrificio es “su cuerpo”, algunos piensan que es el cuerpo físico dedicado a Dios, pero probablemente se refiere a la persona de manera plena. Esto se ajusta mejor al contexto de la dedicación de cada aspecto de nuestro ser a Dios. Debemos ofrecer todas las áreas de nuestras vidas a Dios y dejar que nos infunda su Espíritu (v. 2) para poder capacitarnos para el servicio a él.

Hay tres aspectos de este sacrificio:

  1. Es un “sacrificio vivo”, considera nuestra consagración no solo como un proceso dinámico y una fuerza continua sino también como un estado espiritual, una nueva “vida” en el Espíritu. Como en 6:3–6, morimos con Cristo y luego vivimos en el Espíritu. El sacrificio de nosotros mismos a la Trinidad divina es parte de ese acto dinámico.
  2. Es “santo”, lo que significa que estamos totalmente consagrados a él, “apartados” del mundo y le pertenecemos completamente a Dios. Como sacrificio sagrado, hay un carácter sagrado en nuestro servicio a Dios y a su iglesia.
  3. Es “agradable a Dios”, basándose en la imagen del sacrificio como la emisión de un “aroma agradable” para Dios (véase, por ejemplo, Éxodo 29:18, 25, 41; Lv 3:16; Nm 28:6) La idea es el placer divino, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo (2 Corintios 5:9, “Por eso nos empeñamos en agradarle”; también 2 Corintios 2:15; Efesios 5:10; Filipenses 4:18).

Cada uno de estos es un aspecto importante de la vida cristiana, y debemos esforzarnos siempre por vivir la nueva vida del Espíritu para que podamos ser apartados para él y así darle placer.

Al final de este versículo, este sacrificio completo que ofrecemos a Dios se define literalmente como “esa es la verdadera forma de adorarlo”. Una gran cantidad de discusión se ha dado por el significado del griego logikēn (traducido como “verdadero y apropiado”). Era un término popular en la filosofía griega para un concepto que era lógico, basado en la verdad racional. Se utilizó en el judaísmo helenístico (por ejemplo, Filón) para combinar ambos elementos tanto espirituales como racionales de la adoración. Hay tres posibilidades principales: “espiritual” en el sentido de adoración adecuada y racional; “espiritual” en el sentido de la adoración del corazón; “racional” en el sentido de adoración lógica o razonable. Probablemente sea mejor combinar los lados racionales y espirituales y ver esto como un acto espiritual que es la única forma lógica de vivir la vida cristiana.

Toda nuestra vida debe considerarse un acto continuo de adoración. Dios es parte de todo lo que pensamos, decimos y hacemos, y lo celebramos en todo momento, es visto como un acto de servicio y deleite de su presencia. Latreia (adoración) es un término de culto o ritual que describe la experiencia de la adoración no solo en la comunidad sino también en la vida cotidiana. Este es especialmente el caso cuando etiquetamos este acto como “espiritual”, combinando las ideas del pensamiento racional y la vida espiritual para describir la naturaleza “razonable” de servir a Dios en todo momento. Esto está estrechamente relacionado con la inauguración de la nueva era en Cristo, una era en la que la conducta diaria se representa como la vida espiritual de cada uno. La celebración colectiva de la adoración dominical se vive todos los días de la semana, y los dos aspectos son partes inseparables de un todo más amplio: servir a Dios en cada área de la vida.

2° Título: Necesaria comunión con Dios para entender su voluntad y apartarse del mundo. Versículo 2. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. (Léase: Colosenses 3: 8 al 12. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos. Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. ▬ 2ª a Timoteo 2:21-22. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra. Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.).

No se amolden sino sean transformados (12:2)

En el versículo 1, Pablo describe el qué de la vida cristiana (ofrécete a ti mismo como un sacrificio a Dios), y en el versículo 2 describe el cómo (negarse a amoldarse al mundo actual y dejarse transformar por el Espíritu). Los dos aspectos interdependientes de la vida sacrificada involucran tanto lo negativo (no se amolden) como lo positivo (sean transformados). Los eruditos solían definir “amoldar” (syschēmatizō) como el lado externo que trata con las apariencias y “transformar” (metamorphoō) como el lado interno y poderoso, pero eso ha sido refutado. El primero significa modelarse según otra persona o cosa; J. B Phillips traduce esto de forma correcta: “no dejes que el mundo te apriete en su molde”, como lo dice la NTV, “No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo”.

Las fuerzas del “mundo actual” (el tiempo en que reina el pecado, 5:21; 7:17, 20, 23) están invadiendo y ganando control, obligando a creyentes y no creyentes a amoldarse a sus ideales: el consumismo, el deseo de estatus y éxito, el principio del placer, el sexo y la buena apariencia, etc. Pedro describe este proceso en 1 Pedro 4:4, la gente de este mundo “les parece extraño que ustedes ya no corran con ellos en ese mismo desbordamiento de inmoralidad, y por eso los insultan”. Esta es una excelente definición de la presión de grupo. La única solución viable es rechazar y recurrir al Espíritu para que la fuerza se eleve por encima de la presión. También debemos asegurarnos de que nuestros amigos más cercanos sean creyentes sólidos que estarán allí para agregar su fuerza en nuestro momento de debilidad (Hebreos 12:12–13).

El antídoto contra amoldarnos al mundo es: “sean transformados por la renovación de su mente”. Hay un sentido pasivo aquí en donde el poder transformador es el Espíritu Santo, que penetra hasta lo más profundo de nuestro ser y nos da forma. Una nueva creación (2Co 5:17). El término griego (metamorphoō) nos ha dado en español metamorfosis, que significa “cambiar paso a paso” a una nueva criatura en Cristo como un presagio de lo que seremos por toda la eternidad. El Espíritu es el agente de cambio, nos permite vencer la tentación y vivir victoriosamente al servicio de Dios. Este es un evento trinitario, parte del proceso por el cual nos convertimos en hijos de Dios semejantes a Cristo (Efesios 4:13) y llenos del Espíritu (Ro 8:5–17).

Pablo describe este proceso como “la renovación de su mente”, lo que significa que nuestra forma de pensar es renovada (literalmente “hecha nueva una y otra vez”) por el Espíritu, un proceso de por vida en el que nuestro pensamiento es rescatado de la influencia del mundo y reprogramado para “pensar en las cosas de Dios” (Marcos 8:33). Hay mucho en Romanos sobre la mente. Según Romanos 1:18–32, la mente es el centro de la depravación, y en 7:23, 25, la mente es la esfera de batalla entre el deseo de servir a Dios y la tendencia carnal al pecado. En 8:5–7 esta guerra tiene lugar en la mente entre la carne y el Espíritu. Pero la mente también es el lugar donde se encuentra el crecimiento espiritual. Allí tomamos decisiones que determinan nuestra dirección espiritual y nuestro destino.

La conducta continua de cada uno de nosotros se basa en nuestra reacción a las aportaciones tanto del mundo (v. 1) como del Espíritu (v. 2). Podemos etiquetar este conflicto como “control mental versus la mente controlada por el Espíritu”. Esto determina si vivimos vidas de derrota espiritual (7:14–25) o de una victoria cristiana (8:1–8, 37). De hecho, este es uno de los propósitos principales de la comunión cristiana, que contrarresta las tentaciones del mundo.

El propósito (eis to, “para que”; “así”) de la renovación de nuestra mente es para que podamos “comprobar cuál es la voluntad de Dios”. El verbo significa examinar algo para vivir de acuerdo con ello, involucra al discernimiento y la práctica. Observamos lo que nos da la fuerza para superar estos problemas terrenales y decidir seguir lo que realmente nos ayuda. La “voluntad de Dios” connota la dirección y orientación que proviene de Dios, esa dirección moral y ética con respecto a los pensamientos y conducta cristiana que son adecuados ante él.

La voluntad de Dios es “buena, agradable y perfecta”. Debemos buscar la voluntad de Dios porque siempre será la mejor para nosotros (8:28). Mientras busquemos lo que sea conveniente y ventajoso, nos quedaremos cortos y nos desanimaremos. Solo cuando Dios está a cargo y estamos siguiendo sus mandamientos podemos estar seguros de que estamos haciendo lo correcto. El significado de “agradable” es difícil de determinar. En el versículo 1 “agradar a Dios” significa que buscamos complacerlo en todas las cosas. ¿Esta palabra hace eco de esa idea (como la mayoría de los estudiosos creen), o va en otra dirección, lo que nos agrada? Tiene mucho sentido decir que a medida que complacemos a Dios, él nos complace. Dado que los otros dos están dirigidos a nosotros, la voluntad de Dios es buena para nosotros y perfecta para nosotros, podemos decir que, como la voluntad de Dios trabaja en nuestras vidas para lograr lo que es perfecto, esto nos es agradable.

3er Título: Claro llamado a practicar la humildad y mansedumbre, dejando la arrogancia. Versículo 3. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. (Mateo 11:29 y 30. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. ▬ Filipenses 2:2 al 4. completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.).

Piensa moderadamente sobre la medida de tu fe (12:3)

Pablo pasa a pedir “moderación” con respecto a nuestro lugar en la comunidad mesiánica. Comienza con “por la gracia que se me ha dado”, una referencia a su conversión del camino a Damasco (Hechos 9), ahí donde Dios lo llamó a la fe en Cristo y lo encomendó a los gentiles (Hechos 26:17–18). En esencia, Pablo está apelando a su autoridad apostólica. Entonces, cuando dice: “Les digo a todos ustedes”, no se trata solo de una solicitud amable, sino de una orden autorizada. “Cada uno” de sus lectores con sus mentes renovadas también debe ser renovado en sus juicios.

Si dice que te amoldas al mundo, “pensarás en ti mismo más de lo que deberías”, es decir, serás engreído y orgulloso. Si el Espíritu te transforma, “pensarás en ti mismo con un juicio sobrio”, es decir, serás humilde y buscarás servir en lugar de ser servido (Marcos 10:45 de Cristo). Pensar con sobriedad es tener la perspectiva divina: somos esclavos de Dios (Ro 6:16, 18, 22) y de quienes nos rodean (Gá 5:13), queriendo usar siempre nuestros dones para servirles. Nos colocamos debajo de otros en lugar de encima (véase Filipenses 2:3–4).

Una estimación adecuada de nosotros mismos se lleva a cabo cuando “la medida de la fe” está operando en nosotros (literalmente “de acuerdo con la fe que Dios ha distribuido a cada uno de ustedes”). Hay dos formas de entender esto: la “medida” podría ser el estándar de nuestra fe compartida en la comunidad. Nos examinamos sobre la base de esa fe común que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros. Por otro lado, podría ser esa medida diferente o “distribuida” que se nos da como Dios quiere y según hemos aceptado “por fe” (véase también el v. 6).

La solución debe surgir del contexto en los versículos 4–8 y los dones espirituales dados a cada creyente para que puedan servir a la iglesia. La medida de la fe en este sentido es la fe dada a todos los cristianos para recibir los dones que Dios tiene para ellos. Dios le ha dado a cada uno la misma fe, pero la usamos para aceptar los diferentes dones que tiene para cada uno de nosotros. La fe es la misma, pero los dones son diferentes. En este sentido, ambas opciones son viables, ya que cada una se ajusta a una de las dos caras de la moneda. En cualquier caso, debemos tener una humildad correcta cuando nos examinamos de acuerdo con los diferentes dones que Dios nos ha asignado. No puede haber orgullo, porque todos los dones son importantes para Dios y necesarios en la iglesia. Aquellos deben ser recibidos por fe, y los usamos para ser servidores.

Amen, para la honra y gloria de Dios.

Descargue aquí estudio completo en pdf: Semana del 22 al 28 de enero de 2024

Semana del 08 al 14 enero de 2024.“El misterio de la desobediencia de Israel, Abrió la puerta de salvación a los gentiles”

   Lectura Bíblica: Romanos 11: 30 al 32. Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, así también éstos ahora han sido desobedientes, para que, por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.

Comentario: [4] (11:30-31) Israel, restauración: la cuarta garantía es la misericordia y testimonio del creyente a los judíos. Estos dos versículos hablan históricamente. Muy simplemente, la historia se repetirá.

  • En el pasado -antes de la venida de Cristo- los gentiles no conocían a Dios ni le obedecían, pero los judíos sí.
  • Con el tiempo, los judíos rechazaron a Dios, lo cual se ve finalmente en el hecho de que dieron muerte al hijo de Dios, a Jesucristo. Ellos también dejaron de creer (no obedecieron a Dios).
  • Por lo tanto, Dios se volvió a los gentiles,

Ahora bien, note: sí llegamos a conocer a Dios por medio de la incredulidad de los judíos, ¿cuánto más se mostrará misericordia a los judíos a través de la misericordia de los gentiles? Para decirlo en otra forma

  • si la misericordia vino a causa de la incredulidad, ¿cuánto más la misericordia resultará en misericordia?
  • si la misericordia hacia los gentiles vino por la incredulidad de los judíos, ¿cuánto más vendrá la misericordia a los judíos a través de la misericordia de los gentiles?

El argumento parece ser este: nosotros conocimos verdaderamente la misericordia de Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor; por lo tanto, queremos que el mundo experimente la misma misericordia y perdón de pecados. En particular, nos sentimos endeudados con los judíos, el pueblo a través del cual Dios nos dio su Palabra, a su Hijo y sus promesas. Así que las Escrituras anuncian que los esfuerzos de evangelización orientados hacia los judíos darán fruto algún día. Los judíos serán alcanzados por la misericordia de Dios; creerán y obedecerán a Jesucristo como Señor. Los judíos serán restaurados al favor de Dios.

   Pensamiento. Todo creyente que conoce la misericordia de Dios debe compartirla. Dios aborrece el exclusivismo, el prejuicio, la parcialidad. El mundo necesita urgentemente del evangelio, los judíos al igual que los gentiles, y Dios exige que .su misericordia sea compartida con el mundo.

«Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío» (Jn. 20:21).

«Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: reconciliaos con Dios» (2 Co. 5:19·20).

«Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo» (Jn. 1:3).

[5]. (11:32) Israel, restauración: la quinta garantía es la santidad y la misericordia de Dios. La palabra «sujetó» (sunekleisen) significa encerrar en un lugar, encerrar, clausurar … Esta es una idea poco común: Dios ha tomado a los hombres, judíos y gentiles, y los ha encerrado en desobediencia (apeitheian) o incredulidad. Este es el juicio de la corte divina. Es el cuadro de Dios utilizando para bien los pecados y las circunstancias. Dios toma el pecado y lo usa para bien del mundo. El hombre ha escogido el pecado, ha elegido hacer su propia voluntad en la vida, de modo que Dios lo deja seguir sus pro píos caminos. Dios encierra al hombre en su propio mundo de egoísmo, y le deja deambular en su mundo de pecado. ¿Por qué? Para que se vea claramente la verdadera naturaleza pecaminosa del hombre, y en consecuencia, el hombre honesto y pensador busque a Dios. Dios desea y quiere tener misericordia de todos, judíos y gentiles; pero antes de acercarse a Dios, el hombre debe confesar dos cosas:

  • que son criaturas pecadoras y moribundas con una urgente necesidad de Dios.
  • que Dios existe y Él tendrá misericordia de la persona que le busca diligentemente.

Ahora, note: todos los hombres, judíos y gentiles, están encerrados en su mundo de pecado. ¿Por qué? Para que Dios pueda tener misericordia de ambos. La santidad y el amor de Dios garantizan que los judíos serán salvados y restaurados a la misericordia de Dios. Todo lo que se necesita es que los judíos empiecen a buscar a Dios. Dios tendrá misericordia de cualquiera que le busque genuinamente.

«Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan» (He. 11:6).

«Mas si desde allí buscares (el mundo) a Jehová tu Dios, lo hallarás, sí lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma» (Dt. 4:29),

«Si se humillan mi pueblo, sobre el cual mi nombre es Invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra» (2 Cr. 7:14).

«Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad hasta la eternidad sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos» (Sal. 103:17).

«Porque mi boca hablaré verdad, y la Impiedad abominan mis labios» (Pr. 8:7).

«Y me buscaréis y me bailaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón» (Jer. l9:13).

«Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias» (Lm. 3:22).

«Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo» (Jl. 2:13).

«¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia» (Mi.7:18).

Nota del Expositor: «El misterio es, que Dios haya sujetado temporalmente a desobediencia al pueblo de Israel, para manifestar su salvación por medio de Jesucristo a los gentiles; y hacer de ambos, un solo pueblo para Él».

1er Titulo: Cumplido el tiempo de salvación para Israel, vino el tiempo de salvación para los gentiles. Versículo 30. Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos (Léase: Los Hechos 28: 25 al 28. Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo: Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis; Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyeron pesadamente, Y sus ojos han cerrado, Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y entiendan de corazón, Y se conviertan, Y yo los sane. Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán. ▬ Romanos 11: 11 y 17. Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos. ▬ Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo.).

   La misericordia para los gentiles lleva a la misericordia para los judíos (Romanos 11:30).

Dirigiéndose especialmente a los cristianos gentiles en Roma (“usted”), Pablo cuenta cómo el gran amor de Dios se ha manifestado a pesar de (y debido a) la desobediencia de tantos en Israel (“ellos”). Estos dos versículos comprenden una oración cuidadosamente construida “igual que … así que … también” reiterando el punto hecho en los versículos 11–15: Dios ha usado la desobediencia de Israel para salvar a los gentiles y ahora está usando la misericordia mostrada a los gentiles para salvar a los judíos. Él comienza: “De hecho, en otro tiempo ustedes fueron desobedientes a Dios”, refiriéndose a 1:18–32 y a la descripción de la depravación total de los gentiles. Fueron acusados por su negativa a seguir a Dios y su constante rendición de sus mentes y cuerpos a las actividades carnales.

Aunque merecen condenación y juicio, “ahora… han sido objeto de su misericordia”, y “ahora” se refiere al periodo del nuevo pacto en el que Dios se ha vuelto a los gentiles. Pablo consideró esta nueva era mesiánica como un “misterio” (v. 25) a través del cual Dios reveló una nueva era histórica de salvación, centrada en Cristo y la misión gentil (Ef. 3:3–6; Col 1:26–27). Cuando esto se reveló por primera vez a Pablo, se necesitaron tres eventos reveladores para permitirle aceptarlo: la visión del camino de Damasco (Hechos 26:17–18), la confirmación de Ananías (Hechos 9:15–19) y una visión en el templo (Hechos 22:21). Sin embargo, incluso esto fue posible “como resultado de la desobediencia de los israelitas”, es un énfasis importante en este capítulo (vv. 11–12, 15). La incredulidad judía llevó a Dios a volverse hacia los gentiles e injertarlos en el olivo (v. 17).

    Comentario de Los Hechos 28:25 al 28: 25. Los judíos no se pusieron de acuerdo los unos con los otros, y empezaron a irse después que Pablo les hubo dicho estas últimas palabras: “El Espíritu Santo habló bien a sus padres por medio del profeta Isaías”.

▬ a. “Los judíos no se pusieron de acuerdo los unos con los otros”. El texto sugiere que la audiencia está dividida en cuanto a la interpretación correcta de las Escrituras. Los que no creen están en desacuerdo con los que creen. Lucas dice que su desacuerdo no fue una cuestión momentánea, sino que siguió dividiéndolos. Los que están en desacuerdo con los creyentes no rechazan a Pablo sino a Cristo, el Hijo de Dios y a las Escrituras que dan testimonio de él. Por el otro lado, los judíos que creen llegan a ser parte de las iglesias existentes en Roma y así fortalecen la comunidad cristiana.

▬ b. “[Ellos] empezaron a irse después que Pablo les hubo dicho estas últimas palabras”. Poco a poco, la gente empezó a salir. Aun así, Pablo desea dirigir a los judíos no creyentes una última palabra de las Escrituras. Por lo tanto, no es Pablo sino Dios mismo quien tiene la palabra final para los endurecidos judíos.

▬ c. “El Espíritu Santo habló bien a sus padres por medio del profeta Isaías”. La palabra que va a decir la atribuye Pablo no al profeta Isaías sino al Espíritu Santo, quien es el autor primario de las Escrituras. Si los judíos rechazan las Escrituras, no sólo están desdeñando a Isaías, sino que también están oponiéndose al Espíritu Santo. En su Palabra, Dios les ha dado las profecías mesiánicas y ha enviado a su siervo Pablo para explicarles que Jesús ha cumplido esas profecías.

Al recibir toda la evidencia y luego rehusar aceptar la verdad de la Palabra de Dios, los judíos están oponiéndose al Dios viviente. Por tal razón, Pablo firmemente declara que el Espíritu Santo se dirigió justamente a sus antepasados a través de una palabra de Isaías el profeta. El término antepasados permite a los judíos reflexionar sobre el aspecto histórico. Esta palabra que Isaías entregó a sus contemporáneos la dirige ahora Pablo a sus contemporáneos en Roma.

Al mismo tiempo, Pablo se separa de los judíos y sus antepasados al usar el pronombre posesivo sus. Cuando Pablo invitó por primera vez a su casa a los judíos, habló de nuestros padres (v. 17). Ahora a propósito evita identificarse con los judíos no creyentes, tal como lo hizo Esteban ante el Sanedrín. Al principio, Esteban expresó su identificación con su audiencia usando el pronombre inclusivo nuestros en la frase nuestros padres (7:11, 12, 15, 38, 39, 44, 45); pero cuando se dio cuenta que su audiencia rechazaba su presentación, dejó de identificarse con ellos y habló de sus padres (7:51, 52).

    [26]. “‘Anda a este pueblo y diles: “Siempre oirán, pero nunca entenderán; Siempre verán, pero nunca percibirán”. Porque el corazón de este pueblo se ha hecho torpe, que difícilmente oyen con sus oídos, y han cerrado sus ojos. De otra manera vean con sus ojos y oigan con sus oídos y entiendan con sus corazones y se vuelvan, y yo los sane’”.

Observemos estos puntos destacados:

▬ a. El escenario. Los judíos en Roma saben que Pablo citó de Isaías 6:9–10 y conocen el ambiente histórico de estas palabras. Entienden que Dios le dijo a Isaías que fuera a los israelitas cuyos corazones estaban endurecidos por la incredulidad y la desobediencia. Saben que las palabras divinas dichas por Isaías sólo consiguieron que el pueblo de Israel se alejará más de la salvación.

Dios le dijo a Isaías que fuera a Israel e informara al pueblo que ellos estaban siempre oyendo pero que no entendían y siempre estaban viendo, pero nunca percibían. Esto estaba lejos de ser un cumplido. De hecho, fue una dura reprensión que finalmente concluyó en juicio contra Israel y resultó en la destrucción de ciudades, devastación de los campos, y el exilio del pueblo (Is. 6:11–12). La tarea de Isaías tiene que haber sido descorazonadora, aun cuando el Señor había prometido que del tronco Dios levantaría su santa semilla (Is. 6:13).

▬ b. La aplicación. Los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas relatan que Jesús enseñó la parábola del sembrador. En respuesta a la pregunta de sus discípulos acerca de porqué enseñaba en parábolas (Mt. 13:10; Mr. 4:10; Lc. 8:9), Jesús citó las palabras de Isaías 6:9–10 aplicándolas a los incrédulos fariseos y maestros de la ley (Mt. 12:24; Mc. 3:22). Juan cuenta que a pesar de todos los milagros que Jesús realizó, los judíos se negaron a creer en él. Cita Isaías 6:10 para explicar por qué los judíos fueron incapaces de creer (Jn. 12:40). Jesús observó la dureza del corazón del hombre y así pudo aplicar las palabras y el ambiente de Isaías a los judíos de su día. Y Pablo vuelve a este pasaje cuando encuentra judíos incrédulos que, después de haber oído toda la exposición de las Escrituras, rehúsan aceptar a Jesús como el Mesías (c.f. el contenido de Ro. 9–11).

    Mediante el profeta Isaías, Dios está diciendo a Israel que el pueblo ha permitido que sus corazones se endurezcan, que sus oídos lleguen a ser sordos, y que sus ojos lleguen a ser ciegos. Deliberadamente han cortado sus posibilidades de arrepentimiento. Si no hubiera sido así, se habrían vuelto a Dios y él los habría restaurado. Al citar el pasaje de Isaías, Pablo está diciendo a sus oyentes que, en términos de espiritualidad, ellos son iguales a los contemporáneos de Isaías.

    El texto. La forma en que esta cita está escrita viene directamente de la Septuaginta. Las palabras son las mismas de Mateo 13:14–15, mientras Marcos, Lucas, y Juan tienen, en sus respectivos evangelios, una versión abreviada del pasaje de Isaías. El Evangelio según Mateo, sin embargo, está dirigido a los lectores judíos y por lo tanto tiene el texto completo. De igual manera, Pablo se dirigió a los judíos de Roma y quiso que ellos escucharan todo el pasaje de la profecía de Isaías.

   [28]. “Por lo tanto, sepan que esta salvación de Dios ha sido enviada a los gentiles; ¡ellos oirán!” Pablo añade sus propias conclusiones a esta enseñanza. Sobre la base de la profecía de Isaías, en realidad dice, “Ustedes judíos deben saber que la salvación es primero para los judíos y luego para los gentiles. Pero ustedes han rechazado la seguridad de la salvación de Dios y ahora Dios se la ofrece a los gentiles”.

Observamos dos cosas. Primero, Dios llamó a Pablo para que fuera un apóstol a los gentiles (9:15; 22:21; Gá. 1:15–16; 2:8). Segundo, a través de todo su ministerio, Pablo adhirió a la regla de presentar el evangelio primero a los judíos y luego a los gentiles. Dondequiera que los judíos rechazaban la predicación del evangelio, Pablo se volvía a los gentiles (véase, p.ej., 13:46; 18:6). El evangelio tiene un mensaje universal para todos los pueblos.

Por lo tanto, el Libro de los Hechos finaliza no con una nota negativa de judíos incrédulos rehusando aceptar el evangelio. Por el contrario, las últimas palabras de Pablo son positivas. Afirma que los gentiles escucharán el evangelio de salvación y por creer en Jesús serán salvos.

Consideraciones doctrinales en 28:23–28

Si observamos el contexto histórico de Isaías proclamando el mensaje de Dios al pueblo de Israel (Is. 6:9–10) y consideramos el ambiente del ministerio de sanidad y enseñanza de Jesús, notamos un destacado paralelo. Dios ha bendecido a Israel en muchas maneras, pero cuanto más mostró su amor al pueblo, tanto más se ha alejado de él. Pero el amor de Dios que fue diseñado para bendecir a los israelitas cambió a una ira divina cuando ellos colmaron la medida de sus pecados. Franz Delitzsch dice que “En todo lo bueno que los hombres hacen, el principio activo es el amor de Dios; y en todo lo malo que ellos hacen, el principio activo es la ira de Dios”. La ira de Dios culmina con el cierre del camino al arrepentimiento y con la gente librada a su propia destrucción.

Cuando en su ministerio de sanidad Jesús dio vista al ciego, estaba dando cumplimiento a la profecía de Isaías de que él era el Mesías (véase Is. 35:5; Jn. 9:6–7, 35–38). Pero los judíos rehusaron creer. Cuando él echó fuera demonios, los expertos en la ley y los fariseos dijeron que lo hacía en el nombre de Beelzebú, el príncipe de los demonios. Con ello, estaban acusando a Jesús de estar en contubernio con Satanás (Mt. 12:22–24; Mr. 3:22). Luego, Jesús enseñó la doctrina del pecado contra el Espíritu Santo. El insinuó que los judíos que atribuían sus milagros de sanidad a Satanás en lugar de reconocer el poder del Espíritu Santo cometían el pecado imperdonable (Mt. 12:32; Mr. 3:29). Jesús dijo que esa gente estaba en el lado de afuera (Mr. 4:11), lo que implicaba que serían excluidos de la instrucción relacionada con los secretos del reino de Dios. En este ambiente Jesús citó las palabras de Isaías 6:9–10.

Pablo expuso las Escrituras a los judíos en Roma y al final del día se dio cuenta que muchos judíos rehusaban adoptar las verdades mesiánicas cumplidas en Jesucristo. El sabía que este pueblo continuaría endureciendo sus corazones y eliminándose del Dios viviente. En su opinión, estos judíos podrían ser comparados con las ramas rotas de un olivo—el árbol de oliva representa al verdadero Israel—porque habían muerto espiritualmente. Pablo dice que debido a su incredulidad ellos fueron desgajados (Ro. 11:20). Una porfiada incredulidad lleva a un corazón más y más duro. Y la dureza de corazón lleva a la apostasía y el pecado, después de lo cual está la muerte (1 Jn. 5:16).

   Propósito: Hacer a Israel envidioso y traer mayores riquezas (Romanos 11:11)

Como en 11:1, Pablo comienza esta sección con “pregunto”, seguido de una pregunta retórica que espera una respuesta negativa: “Ahora pregunto: ¿Acaso tropezaron para no volver a levantarse? ¡De ninguna manera!” Una vez más, el propósito de Pablo es contrarrestar un posible malentendido. En la cita del salmo del versículo 9, Pablo le pidió a Dios que enviara un “tropiezo” para hacerlos caer. Esto se afirmó con tanta fuerza que los lectores podían pensar que la caída era irremediable y que significaba una condena eterna para todo Israel. Ahora Pablo pregunta: “¿Acaso tropezaron para no volver a levantarse?” Él está respondiendo a la suposición equivocada de que el rechazo de Israel fue definitivo.

Pablo da un paso más en la corrección del error, al considerar que la caída de Israel no solo se puede recuperar, sino que es una importante etapa histórica de la salvación y esta llevarla al mundo: “gracias a su transgresión ha venido la salvación a los gentiles”. La “transgresión” es el “pecado” de Adán (usado seis veces en 5:12–21), que conduce a la pecaminosidad de la humanidad heredada de Adán. El pecado de caer y rechazar el evangelio por parte de los judíos tuvo un resultado positivo: Dios se volvió hacia los gentiles y los incluyó en su nueva comunidad mesiánica. Esto ahora es parte del plan de salvación de Dios, como se ve en los viajes misioneros de Pablo. Los judíos por “celo” lo colocaron bajo la prohibición y lo expulsaron de sus sinagogas, lo que resultó en su vuelta a los gentiles (Hechos 13:45–46; 18:6–7; 19:8–10). Esto significa que la Gran Comisión se cumplió en parte como resultado de la oposición judía.

Sin embargo, esto no el panorama completo. Cuando la misión de los gentiles tuvo éxito, Dios la usó “para que Israel sienta celos”. En los pasajes de Hechos mencionados anteriormente, los judíos querían muchas conversiones gentiles para demostrar la superioridad de las costumbres judías, y estaban celosos de que el cristianismo eclipsara al judaísmo en esta área. Sus celos aquí son sobre los cristianos que disfrutan de los privilegios del pacto que les pertenecieron a Israel. El segundo tipo de envidia llevaría a los judíos a rendirse ante Dios y a Cristo por medio de la fe y así poder recuperar su lugar entre el pueblo del pacto de Dios.

Esta envidia judía funcionó en dos direcciones. Causó que el pueblo judío persiguiera intensamente a los creyentes (Hechos 13:45; 17:5), pero el énfasis de Pablo aquí está en su deseo de recuperar lo que habían perdido, su relación correcta con Dios. Esto se remonta a la cita de Deuteronomio 32:21 en 10:19, “Yo haré que ustedes sientan envidia de los que no son nación”. Dios está usando el éxito de la misión gentil para recordarles a los judíos lo que habían perdido a causa de su incredulidad, y así estimular su regreso a él.

Dios incluso usa el pecado humano y el rechazo para lograr sus objetivos, un ejemplo perfecto de todas las cosas que trabajan juntas para bien (8:28). Como veremos en el próximo versículo, la pobreza espiritual judía dará como resultado que las riquezas de Dios se den a los gentiles, pero eso a su vez producirá celos judíos y su rendición a Dios, ¡de modo que eventualmente las riquezas de Dios serán experimentadas universalmente por toda la humanidad!

   Los judíos desgajados, los gentiles injertados (Romanos 11:17)

Este pasaje comienza con una larga cláusula que asume (ei, “es verdad”) la realidad de la condición (judíos desgajados, gentiles injertados). Esto concluye con una cláusula de “sin embargo” que es una advertencia a los gentiles (v. 18) contra la jactancia en su nuevo estado y privilegios. La tragedia es que “algunas de las ramas han sido desgajadas”, en referencia a los judíos que han rechazado el evangelio. Este es el punto de los capítulos 9–11 hasta ahora (véase la introducción a este capítulo). La mayoría se ha alejado de Cristo, pero unos pocos, un remanente, han encontrado a Cristo en la fe. Siguen siendo parte del olivo y se unen a los gentiles creyentes como la nueva comunidad mesiánica. La imagen del olivo es una imagen colectiva, con las ramas como los individuos que responden con rechazo o con fe.

Estos judíos creyentes son “las otras ramas”. Los no naturales (llamados “silvestres”), los gentiles, son injertados “entre” (no “en lugar de”, véase más abajo) estas “otras” ramas. Cada uno ha sido injertado como “olivo silvestre”, representado individualmente para enfatizar a cada creyente. No son ramas de un árbol cultivado sino del bosque salvaje. Mientras que los olivos eran el fruto que más se cultivaba en el Mediterráneo, los olivos silvestres no producían una gran cantidad de fruto. Debido a esto, los agricultores normalmente tomarían ramas para injertar en árboles cultivados. Pablo está cambiando deliberadamente la imagen para dejar en claro que esta es la gracia de Dios, y que los gentiles no tienen nada de qué jactarse. Son brotes de olivo silvestre y no han hecho nada para que les sea de garantía la misericordia de Dios. “Han sido injertados” es un pasivo divino y enfatiza la acción llena de gracia por parte de Dios a ellos. Solo cuando Dios toma el control, los gentiles injertados “participas de la savia nutritiva de la raíz del olivo.”. El olivo era conocido por la gran cantidad de savia que producía, por lo que esta es una imagen adecuada de la generosidad que el cristiano tiene en Cristo.

Arriba señalé que el olivo era un símbolo de Israel en el Antiguo Testamento, y aquí también parecería ser un símbolo de la iglesia. En esta oración, la imagen parece tipificar a Cristo como la fuente de alimento para su iglesia. Sin embargo, debemos entender que la imagen del olivo tiene tres partes: el árbol, las raíces y las ramas. El árbol es Israel y la iglesia como una entidad bajo Dios, las raíces que alimentan son Dios y Cristo (aunque las raíces son los patriarcas en el siguiente versículo), y las ramas son los miembros individuales de Israel o la iglesia. Dentro del olivo, las ramas reciben savia nutritiva de las raíces.

2° Titulo: Dios no olvida su promesa de Salvación para Israel. Versículo 31. así también éstos ahora han sido desobedientes, para que, por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. (Léase: Éxodo 2:24 y 25. Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios. ▬ Romanos 11:25 al 27. Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, Cuando yo quite sus pecados.).

   Comentario Romanos 11:31: Luego, Pablo pasa de la situación de los gentiles a la de Israel. Reorganizaré el versículo 31 para demostrar el mensaje de tres partes con mayor claridad: “Así que ahora también han desobedecido por causa de la misericordia de Dios a ustedes, para que también puedan ellos recibir misericordia”. Las dos primeras partes resumen los versículos 1–24 del capítulo 11, diciendo que la desobediencia judía ha resultado en la misericordia de Dios a través de la misión gentil. La parte final es el tema de los versículos 25–32: la conversión de Israel.

Aunque este no es el caso en la actualidad, cuando Israel se haya “vuelto desobediente”. Sin embargo, Pablo usa dos “ahora”, el primero detalla su desobediencia actual pero el segundo complica este argumento: “estos que han desobedecido recibirán misericordia ahora, como resultado de la misericordia de Dios hacia ustedes”. Este segundo “ahora “se refiere al futuro, el escatológico “ahora” que constituirá el final de la historia y traerá la conversión de “todo Israel” al regreso de Cristo como en versículos 25–26.

Es difícil saber si Pablo se está refiriendo solo al evento final o también al progreso gradual de la misión judía. Lo que hace esto posible es que el evangelio es “primero para el judío”, que Pablo declaró en 1:16. Creo que esto incluye tanto el progreso de la misión a través de la historia como su culminación en la conversión de todo Israel al final de la historia. Lo veo como parte de la escatología inaugurada: la misión en curso a los judíos en el presente es una anticipación de la cosecha final en los últimos tiempos.

Comentario de Éxodo 2:24: (2: 23-25) Israel ▬ hebreos ▬ Dios: Hubo una quinta experiencia, el pueblo de Moisés y su terrible sufrimiento y la respuesta de Dios a los clamores de su pueblo. Cerca de cuarenta años transcurrieron entre los versículos 22 y 23, entre la huida de Moisés a Madián y la respuesta de Dios a los clamores de su pueblo.

◘ 1. El rey de Egipto murió (v. 23). Este era, evidentemente, el mismo rey que había ordenado arrestar y ejecutar a Moisés. El propio hecho de que se mencione su muerte sugiere que se trata del mismo rey (cp. Éx. 2:15; 4:19). Moisés era libre ahora de regresar a Egipto. Legal y políticamente, él podía regresar ahora a Egipto sin ser arrestado.

◘ 2. Los israelitas sufrían y gemían bajo el peso de su servidumbre (v. 23). Recuerde, los israelitas estaban sufriendo una dura e inhumana opresión:

=> Siendo obligados a trabajar para el estado.

=> Siendo explotados despiadadamente, dándoles a hacer tareas extenuantes, agobiadoras.

=> Siendo cruelmente maltratados, golpeados y lentamente exterminados para controlar su crecimiento demográfico.

El pueblo gemía bajo la amargura de su servidumbre. Da la idea de miseria, angustia, y dolor, de gritar de desesperación, de gemir bajo la más pesada aflicción. Cuando José gobernaba Egipto, el pueblo estaba cómodo y tenía abundante comida y todo lo demás, viviendo una vida de holgura. Pero ya no: Egipto ya no significaba comodidad, abundancia, y holgura. Egipto significaba esclavitud, una vida de duro trabajo y maltrato.

Ahora, fíjese en este hecho: Muchos de los israelitas habían olvidado a Dios y comenzado a adorar a los falsos dioses de los egipcios. Evidentemente, los días de abundancia, comodidad y holgura después de la muerte de José hicieron a los israelitas espiritualmente débiles. Se volvieron más interesados en las cosas del mundo que en las promesas de Dios. Muchos se rindieron a la carne y al pecado, olvidando a Dios y adorando a los falsos dioses de Egipto. En realidad, las Escrituras dicen que esta es la razón por la cual Dios permitió que los israelitas fueran esclavizados y sufrieran tanto en Egipto, que el cautiverio y el sufrimiento eran parte de la disciplina y el castigo de Dios. Permitir que el pueblo sufriera era la manera de Dios para que tomaran conciencia y regresaran a Él.

«entonces les dije: Cada uno eché de sí las abominaciones de delante de sus ojos, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Jehová vuestro Dios. Mas ellos se rebelaron contra mí, y no quisieron obedecerme; no echó de sí cada uno las abominaciones de delante de sus ojos, ni dejaron los ídolos de Egipto; y dije que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en medio de la tierra de Egipto» (Ez. 20:7-8).

El plan soberano de Dios había funcionado. La angustia y el dolor de su amarga aflicción habían quebrantado al pueblo. Desesperados, clamaron a Dios, al único y verdadero Dios vivo. Y fíjese lo que sucedió: Sus clamores llegaron al cielo. Sus clamores llegaron hasta Dios.

◘ 3. La respuesta de Dios se expresa en cuatro verbos de fuerte acción (w. 24-25). Dios estaba conmovido. Se movió y actuó. Dios tuvo cuatro respuestas para el doloroso y desesperado clamor de su pueblo.

▬ a. Dios oyó el gemido del pueblo, oyó el gemido de su miseria, desesperación, angustia y dolor. El verdadero Dios, el único Dios vivo, nunca presta oídos sordos a una persona que se vuelve a él. Dios siempre escucha el clamor de las personas que sinceramente le piden ayuda. Dios escucha el gemido de las personas. Él escucha su pedido de auxilio.

▬ b. Dios se acordó de su pacto con Israel, el pacto que Él había hecho con Abram, Isaac, y Jacob (v. 24). ¿Cuál era ese pacto? En el pacto abrahámico, que incluía tres grandes promesas (vea Gn. 12:1-3; 17:6-8; 26:1-6; 28:12-15; Éx. 1:6-7; Éx. 2:24):

=> Estaba la promesa de la Simiente prometida o de la descendencia. Dios prometió que haría nacer una gran nación de la semilla de Abraham, Isaac, y Jacob.

=› Estaba la promesa de la Simiente prometida, que también se refería a una semilla o una descendencia. Dios prometió que enviaría al Salvador del mundo mediante la semilla o la descendencia de Israel.

=>Estaba la promesa de la Tierra Prometida. La Tierra Prometida se refería tanto a la tierra de Canaán como a la tierra del cielo.

El punto es el siguiente: El pueblo había sido quebrantado y estaba regresando a Dios, clamando por su ayuda. Y Dios oyó su clamor y se acordó de las promesas que en su gran pacto había hecho a los padres de Israel. Esto no significa que Dios había olvidado las promesas del pacto. Dios nunca olvida. Cuando las Escrituras dicen que Dios se acuerda, significa que Dios estaba pensando activamente en el pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob. Dios estaba pensando activamente en las grandes promesas que había hecho, las promesas de la Tierra Prometida y la Simiente prometida (significando estas al mismo tiempo una gran nación y el Salvador del mundo).

▬ c. Dios miró al pueblo, lo cual significa que tuvo compasión de ellos (v. 25).

▬ Dios “los tuvo en cuenta” (BLA), “se dio cuenta de su condición” (DHH), “los tomó en cuenta” (NV I). La palabra hebrea es wayyeda, que significa literalmente “Él conoció”, conoció por experiencia, conoció sintiendo por ellos. Dios conoció todo acerca del dolor y la angustia del pueblo. Conoció todo acerca de la terrible aflicción que sufrían.

El punto es el siguiente: El pueblo estaba quebrantado y arrepentido. Habían aprendido que “el camino de los transgresores es duro” (Pr. 13:15). Conocieron la amargura y las terribles consecuencias del pecado. Ahora estaban listos para alejarse de la falsa adoración de Egipto y listos para regresar a Dios, al único y verdadero Dios vivo. Esto hicieron: Clamaron desesperados a Dios por ayuda. Ahora ambos, Moisés e Israel habían sido preparados, preparados espiritual y mentalmente para que Dios liberara a su pueblo de Egipto. Ahora Dios podía comenzar a cumplir las grandes promesas que hizo a su pueblo:

  • La promesa de la Tierra Prometida.
  • La promesa de la Simiente prometida, significando al mismo tiempo la simiente de una gran nación y la simiente del Salvador.

Pensamiento 1. Dios escucha el clamor de su pueblo cuando este clama a Él por ayuda. Dios, el único y verdadero Dios vivo, nunca presta oídos sordos a ninguna persona que sinceramente le pide ayuda.

“Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma” (Dt. 4:29).

“Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos” (Sal. 34:15).

“Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias” (Sal. 34:6).

“Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a la roca que es más alta que yo” (Sal. 61:2).

“Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré” (Sal. 91:15).

“Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad” (Is. 58:9).

“Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído” (Is. 65:24).

“Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. Él invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios” (Zac. 13:9).

   Dios tiene un plan para la futura salvación de Israel (Romanos 11:25–27)

   Israel se ha endurecido hasta que haya entrado la totalidad de gentiles (11:25)

La apertura “porque” (gar, omitida en la NVI) muestra que la inserción de las ramas naturales en el olivo en el versículo anterior ahora está anclada en la verdad de “este misterio” que Dios le ha revelado a Pablo. Un misterio es una verdad esencial que Dios ha mantenido en secreto, pero que en estos los últimos días ha revelado a su pueblo. “Apocalíptico”, una palabra derivada de la palabra griega para “revelación” (apokalypsis), describe el proceso y el tipo de literatura que es. “Misterio” (mysterion) describe el contenido de las verdades reveladas.

El misterio principal es Jesucristo mismo y su obra de salvación (Ro 16:25; Ef. 1:9; 6:19; Col 2:2; 4:3; 1Ti 3:16) y luego la misión de los gentiles (Ef. 3:3–6; Col 1:26–27) Hay desacuerdo en que, si Pablo sabe esto a través de una revelación profética especial o debido a su estudio del Antiguo Testamento, pero no hay razón para elegir entre alguna; tanto la inspiración divina como la reflexión general sobre las Escrituras probablemente estuvieron involucradas. Aquí el misterio probablemente se centra en la salvación futura más que en la presente y concierne a los judíos en lugar de a los gentiles.

El propósito de Pablo es una vez más (véase vv. 18, 20) contrarrestar el problema de la arrogancia gentil. “Para que no se vuelvan presuntuosos” es literalmente, “para que no seas sabio a tus propios ojos”, derivado de la visión de muchos gentiles de que desplazaron a los judíos en la familia de Dios y por lo tanto eran superiores. En otras palabras, eran racistas espirituales y orgullosos de sí mismos, una actitud que también se ve con demasiada frecuencia en nuestras iglesias, ya que nosotros, los occidentales, tendemos fácilmente a enseñorearnos de los cristianos en África, Asia o América Latina.

Pablo contrarresta esta arrogancia gentil al revelarles el “misterio” de Dios de que “Parte de Israel se ha endurecido, y así permanecerá hasta que haya entrado la totalidad de los gentiles. De esta manera todo Israel será salvo”. Hay tres partes en esta revelación, que forma un proceso de salvación: (1) Israel se endurece, lo que lleva a la misión gentil. (2) Forma el núcleo histórico de salvación de la misión actual, cuando esa misión se complete y traiga “la totalidad” de conversos. (3) Entonces tendrá lugar un avivamiento nacional, y todo Israel será salvo.

Primero, el endurecimiento de Israel es parcial y temporal. Pablo primero explora la idea del endurecimiento en 11:7–10, comparándolo con el endurecimiento de Faraón de 9:14–18 y enfatizando que Dios endurece a quien quiere (9:18). El “parte” podría modificarse a solo “Israel”, lo que significa que solo algunos del pueblo judío se han endurecido, o podría modificar “endurecido”, lo que significa que es solo un endurecimiento parcial, o podría modificar el significado “acontecido” (no en la NVI) mostrando que solo ha caído parcialmente Israel. Lo último es muy probable, porque la frase modifica al verbo, literalmente: “a Israel le ha acontecido un endurecimiento parcial”. Aun así, más de un aspecto está implícito. Solo el Israel incrédulo se ha endurecido, y eso no es eterno, sino un juicio presente que da paso a la misión gentil.

Segundo, como un endurecimiento temporal, continuará hasta que llegue la “plenitud de los gentiles” (la traducción literal del griego). Es difícil estar seguro de lo que significa “plenitud” (véase también en v. 12). La idea podría ser el cumplimiento de la misión gentil, la “totalidad” de gentiles destinados a la salvación (NVI), o la bendición total que Dios quiere. La mayoría opta por la totalidad de los gentiles a la luz del paralelo con 11:12, y eso encaja bien. Esta idea fue bien conocida en el primer siglo, como se muestra en Apocalipsis 6:11, que enfatiza el número total de mártires destinados a morir antes de la vindicación final de los santos por parte de Dios (así también los escritos judíos contemporáneos 4 Esdras 4:35–37 y 2 Baruc 23:4). Esto significa que el gran avivamiento y restauración nacional de Israel tendrá lugar al final de la historia después de los tiempos de los gentiles. En Lucas 21:23–24, Jesús profetizó que Jerusalén sería pisoteada “hasta que se cumplan los tiempos señalados para ellos”, refiriéndose también a la misión gentil.

Tercero, en ese momento, “todo Israel será salvo”. “Y de esta manera” significa que al traer a los gentiles a sí mismo, Dios “de esta manera” alcanzaría al pueblo judío por sí mismo. Este es el proceso de salvación descrito en los versículos 11–14. La gran conversión de los gentiles en la misión de la iglesia despertaría a Israel a la envidia y los haría volver a su Mesías. Es importante darse cuenta de que “todo Israel” no se refiere al pueblo judío a través de los siglos sino a la nación al final de la historia. Solía creer que estos versículos predijeron la evangelización gradual del pueblo judío a lo largo de la historia de la iglesia, pero ese no es el caso aquí. Tendrá lugar en el fin de este mundo determinado por Dios, cuando la misión gentil se haya completado; en ese momento “todo Israel será salvo”. El texto no dice cómo ocurrirá esto, sino que simplemente profetiza el evento, y la cita de Pablo de Isaías en los versículos 26–27 nos dice que este evento está conectado con la segunda venida de Cristo en de alguna manera.

Pablo ha desarrollado la promesa de una salvación futura para Israel a lo largo de esta sección (11:1–24). Durante la era de la iglesia hay un remanente que ha venido a Cristo (llamados “judíos mesiánicos” hoy), pero la mayoría, los judíos incrédulos, han sido endurecidos por Dios. Sin embargo, el propósito de este endurecimiento ha desatado un poderoso movimiento divino que ha traído a los gentiles a Dios y los ha injertado en el olivo.

Esto ha sido divinamente destinado para hacer que los judíos tengan envidia en la medida en que se hayan arrepentido de sus pecados y se hayan vuelto a Cristo por medio de la fe. El resultado es que, al completar la misión gentil, de acuerdo con el regreso de Cristo, Israel experimentará un avivamiento nacional y se convertirá a su Mesías.

   Todo Israel se salvó en la segunda venida (11:26–27)

Como en todo Romanos, Pablo quiere que sus lectores entiendan que el Antiguo Testamento apoya lo que está diciendo. Ahora cita material, respectivamente, de Isaías 59:20–21 y 27:9. El primer pasaje se centra en el pecado y la injusticia de la nación confesada a Yahvé, lo que resulta en que se ponga su armadura (59:17) y haga pagar a sus enemigos entre Israel (59:18) mientras perdona a los que se arrepienten. Israel en esta sección está llamado a sentir pena por el pecado y arrepentirse, advirtiendo de juicio para aquellos que se niegan y prometiendo restauración para aquellos que lo hacen.

Como lo hace a menudo, Pablo cita creativamente el primer pasaje de Isaías (“El redentor vendrá de Sión y apartará de Jacob la impiedad”) para exponer su punto. El “libertador” (“redentor” Is 59) en Isaías es Yahvé, mientras que aquí es Cristo. En Isaías Yahvé “vendrá a Sion “como el Guerrero Divino para redimir al penitente, y aquí Cristo “vendrá de Sión” para liberar al Israel recién convertido. Algunos piensan que Pablo está agregando material de otro pasaje, tal vez del Salmo 14 7 sobre la redención que viene de Sión, pero es más probable que él mismo esté haciendo el cambio, agregando el motivo de la “Sión celestial” de la cual Cristo regresará. (Heb 12:22; véase también Gá 4:26; Ap 3:12; 21:2). Es claramente la parusía (el regreso de Cristo) lo que Pablo tiene en mente con esta alteración.

Cuando Cristo venga, “apartará de Jacob la impiedad”. En Romanos 11 esto sería la incredulidad del versículo 23 y la dureza del versículo 25. Es otra forma de describir la conversión de “todo Israel” en la primera parte de este versículo Cuando se usa “volver” a nosotros, connota el arrepentimiento como apartarse del pecado. Al describir la acción de Cristo, significa quitar el poder del mal del nuevo creyente.

Cristo también establece lo siguiente: “este será mi pacto con ellos”, también de Isaías 59:21, pero probablemente incluyendo la profecía del nuevo pacto de Jeremías 31:31–34 (citado en Heb 8:8–12), cuando Dios “perdonaré sus iniquidades y nunca más me acordaré de sus pecados”. El antiguo pacto se cumplió en el nuevo pacto de gracia establecido por Cristo. Aquí ese nuevo pacto se completa con respecto a Israel. La realidad del nuevo pacto ya ha llegado en el primer advenimiento de Cristo, pero aún no se ha consumado en este mundo, y eso sucederá de acuerdo con el evento apocalíptico descrito aquí.

Ahora Pablo agrega una cláusula final a la cita de Isaías 59:20–21, tomada de Isaías 27:9, “cuando perdone sus pecados”. Este pasaje de Isaías, como el anterior, también describe la liberación y el perdón de Israel como el juicio de Dios sobre la nación provoca su arrepentimiento. En ambos pasajes, la condenación y el endurecimiento divinos tienen propósitos redentores, conducen al arrepentimiento, el perdón y luego a la liberación.

Estos versículos dejan en claro que el pueblo judío se dará cuenta de que Jesús es el Cristo, se arrepentirá de sus pecados y la incredulidad, y luego será perdonado y restaurado a su relación de pacto con Dios. Sin embargo, no se nos dice cómo ocurrirá esto. En los versículos 11–24 lo menciona solamente en un sentido general: los cuatro pasos desde el rechazo de los judíos a la misión gentil a los celos judíos y el deseo de recuperar su gloria anterior para el arrepentimiento final y el avivamiento nacional. Debemos dejar los detalles y el método a Dios, quien no se ha dignado a revelárnoslo. Otros pasajes sobre la parusía detallan la resurrección de los santos (1Co 15:51–57; 1Ts 4:13–17) y la destrucción de los enemigos de Dios (1Ts 5:1–10; 2Ts 2:8–12; Ap 19:17–21) pero no cómo se llevará a cabo la conversión de Israel. Sabemos que sucederá, pero tendremos que esperar para ver cómo Dios lo hace realidad.

3er Titulo: Manifestación del plan divino de salvación para alcanzar a todos los hombres. Versículo 32. Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. (Léase: 1ª Timoteo 2: 3 al 5. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre▬ Tito 2:11 y 12. Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente.).

   Propósito: Misericordia para todos (Romanos 11:32)

Este versículo cierra el argumento de Pablo hasta este momento. Pablo describe un doble propósito del juicio de Dios en estos capítulos. Primero, continúa el tema de 1:24, 26, 28, con respecto al castigo sobre la humanidad pecadora por su depravación, específicamente, Dios “los entregó” a un pecado aún más grave. Tanto los judíos como los gentiles han elegido la incredulidad, por lo que Dios “ha sujetado a todos [judíos y gentiles] a la desobediencia” para que puedan probar los frutos amargos de su necedad. Segundo, todo el tiempo su propósito final es “con el fin de tener misericordia”. El juicio divino es redentor de corazón, como se muestra en el exilio bajo los asirios y babilonios, ya que Dios movió a su pueblo a través de esos tiempos terribles para la restauración y el regreso del exilio. El propósito de la condena es despertarlos y llevarlos al arrepentimiento para que algunos de los gentiles y judíos puedan ser salvos.

La frase “tener misericordia de todos” no implica universalismo, la visión de que al final toda persona será salva. Todo Romanos da fe del error de esta opinión. Significa que el propósito de Dios en todo el proceso es injertar ramas en el olivo de los grupos judíos y gentiles. El resultado es la “misericordia de Dios con todos ellos” y los conversos de ambos grupos en la iglesia.

El énfasis de Pablo aquí está en la gracia de Dios exhibida en su iniciativa soberana al confinar o “encerrar a todas las personas” (el significado de “sujetado a todos”) en la desobediencia. Tenga en cuenta el equilibrio de Dios encerrando a las personas en la misma “desobediencia” que han elegido para sí mismos. Una vez más tenemos la voluntad soberana de Dios (9:6–29) y la responsabilidad humana por sus propias acciones (9:30–10:21). Aquí se nos dice que el verdadero propósito de Dios no es la condena final, sino “con el fin de tener misericordia de todos.”. La palabra “todos” es colectiva (se muestra tanto a judíos como a gentiles) más que individual (todos salvos). Aun así, los individuos de ambos grupos experimentan la misericordia de Dios en la salvación.

   Comentario de 1ª Tim. 2:3 al 5. [3, 4]. Ahora se dice cómo son consideradas por Dios estas oraciones: Esto es excelente y agradable delante de Dios nuestro Salvador, quien desea que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Ante los ojos de Dios esta oración es excelente o admirable. Es agradable, bien recibida en su corazón. Esto es razonable, porque su nombre es “Dios, nuestro Salvador” (véase el comentario sobre 1 Ti. 1:1). Aun cuando los hombres a veces pudieran sentirse inclinados a eludir la oración por los reyes y los que están en eminencia, especialmente cuando la cooperación por parte de los príncipes no es la que debiera ser, ante los ojos de Dios la cuestión es diferente. El no ve las cosas como nosotros las vemos (1 S. 16:7).

En más de una manera, las condiciones de tranquilidad y paz promueven la extensión del evangelio de la salvación. Y es El quien desea que “todos los hombres sean salvos”. La expresión “todos los hombres” aquí en el v. 4 debe tener el mismo sentido que en el v. 1; véase la discusión allí. En un sentido la salvación es universal, esto es, no está limitada a cierto grupo en particular. Las iglesias no deben empezar a pensar que hay que hacer oraciones por los súbditos y no por los gobernantes; por los judíos y no por los gentiles. No, la intención de Dios nuestro Salvador es que “todos los hombres” sin distinción de rango, raza o nacionalidad sean salvos. Lo que implica este “ser salvos” ha sido tratado en relación con 1 Ti. 1:15.

Ahora bien, en el proceso de ser salvos (tomado como un todo) los hombres no son pasivos. Por el contrario, llegan a ser activos. Es la voluntad de Dios que ellos vengan al conocimiento de la verdad, esto es, del camino de salvación revelado en la Palabra. Este conocimiento es más que un conocimiento intelectual (γνῶσις). Es el reconocimiento (ἐπίγνωσις) con gozo, discernimiento espiritual profundo. Véase su uso en Fil. 1:9; Col. 1:9; 2:2; 3:10. Así podemos también entender la expresión “arrepentimiento para conocer la verdad” (2 Ti. 2:25). Es posible que una persona aprenda muchas cosas buenas de un modo puramente intelectual, pero que jamás llegue realmente al reconocimiento o la apropiación de la verdad (2 Ti. 3:7). Hay un “conocimiento” que es diferente de un “conocimiento pleno” (véase el verbo relacionado en 1 Co. 13:12). El propósito de la oración por todos los hombres, sin distinción de rango, raza y nacionalidad, es para que sean salvos y puedan llegar al conocimiento “pleno”, un conocimiento en que no participa solamente la mente, sino también el corazón. El propósito de esa oración corresponde con el deseo soberano de Dios.

[5]. La afirmación “Dios desea que todos los hombres—hombres de todo rango, posición, tribu y nación—sean salvos” es verdadera, porque (hay sólo) un Dios, y (hay sólo) un Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús.

No hay un Dios para esta nación, otro para otra; un Dios para los esclavos y uno para los libres; un Dios para los reyes y otro para los súbditos. Pablo es quien se interpreta mejor a sí mismo: “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (1 Co. 12:13). “¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente también de los gentiles: porque Dios es uno…” (Ro. 3:29). Que el apóstol está realmente pensando en la distinción “reyes … súbditos” se desprende del contexto inmediatamente precedente (1 Ti. 2: 2a). Que tiene presente la distinción “judío … gentil” es claro por el contexto inmediatamente siguiente (1 Ti. 2:7b).

No solamente la esfera de la creación, sino también la de la redención se une bajo una Cabeza. Por eso, no solamente hay un solo Dios; también hay solamente un Mediador de (aquí en el sentido de entre) Dios y los hombres”. Este es el único pasaje en que Pablo habla de Cristo como Mediador. Sin embargo, en Gá. 3:19, el apóstol también usa la palabra con referencia probable a Moisés, quien como mediador transmitió la ley al pueblo. En Gá. 3:20 habla en general de “un mediador”. Es el autor de la epístola a los Hebreos quien discute con cierta extensión la posición de Cristo, nuestro Sumo sacerdote celestial, como mediador (Heb. 8:6; 9:15; 12:24), “el mediador de un nuevo pacto”. Por derivación, la palabra indica sencillamente alguien que está en “el medio”. El propósito para el cual toma esta posición intermedia debe ser derivado en cada caso particular, del contexto, o de pasajes paralelos. En el caso presente, no queda abierto a una duda alguna de que el apóstol toma el punto de partida del hecho de que Cristo es el que voluntariamente ha tomado posición entre el Dios ofendido y el pecador ofensor, con el fin de llevar sobre sí la ira de Dios que el pecador merecía, salvando, por lo tanto, a éste. Esto es claro porque todo el contexto habla de salvación (v. 4), y de Cristo como un rescate (véase comentario sobre el v. 6). En Gá. 3:13 se encuentra una sorprendente explicación: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros (o sobre nosotros) maldición”. En ese pasaje el Salvador se presenta como puesto sobre nosotros, esto es, entre nosotros y la maldición de la ley, para que la maldición cayese sobre él, y nosotros fuésemos salvos. Sin embargo, es claro que en este pasaje (1 Ti. 2:5) el concepto Mediador es ligeramente más amplio. En esta capacidad Cristo no solamente restaura a los pecadores a una correcta relación legal con Dios, sino que también los lleva al “conocimiento de la verdad” (v. 4); y hace que a ellos se dé el testimonio de esta gloriosa verdad (v. 6). Por eso, él al mismo tiempo establece la paz y la revela a los hombres persuadiéndolos a aceptar las buenas nuevas. Él está revelado como Mediador en este doble sentido.

Nótese el modo en que la identidad de este Mediador es revelada: “un Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús”. En esta relación, pensar en hombres significa pensar en el hombre, el hombre Jesucristo. Aquí hombres y hombre están yuxtapuestos. Si la salvación hubiese estado calculada solamente para un grupo en particular, los judíos, por ejemplo, el apóstol hubiese escrito “el judío Cristo Jesús”. Puesto que estaba destinada a judíos y gentiles, esto es, para los hombres en general, sin distinción de raza o nacionalidad, escribe “el hombre Cristo Jesús”. (Esto de ningún modo es una negación de la deidad de Cristo. Que él es el objeto de la fe y de la adoración es claro por 1 Ti. 3:16. La palabra hombre aquí en 1 Ti. 2:5 no está en contraste con Dios sino con judío o gentil.)

   Comentario de Tito 2: 11–12. La gracia de Dios, considerada como la razón por la que todo miembro de la familia cristiana puede y debe vivir una vida cristiana, es el tema de uno de los pasajes más ricos de la Sagrada Escritura. Nótense los cuatro pensamientos principales:

▬ 2. v. 11 La gracia de Dios en Cristo es la gran acción penetrante, que disipa las tinieblas trayendo salvación a todos.

Pablo dice: porque la gracia de Dios ha aparecido, trayendo salvación a todos los hombres.

La gracia de Dios es su favor activo que otorga el más grande de los dones a quienes merecen el mayor de los castigos (en cuanto al concepto gracia véase un estudio de vocabulario en C.N.T. sobre 1 Ts. 1:1). Esta gracia ha penetrado nuestra tiniebla moral y espiritual. “Ha aparecido”. El verbo usado en el original está relacionado con el sustantivo epifanía, esto es, manifestación o aparición (por ejemplo, del sol al amanecer). La gracia de Dios repentinamente había surgido sobre los que estaban en tinieblas y en sombra de muerte (véase también Mal. 4:2; Lc. 1:79; Hch. 27:20; y Tit. 3:4). Habíase levantado cuando nació Jesús, cuando de sus labios salían palabras de vida y de belleza, cuando sanaba los enfermos, limpiaba leprosos, echaba fuera demonios, resucitaba muertos, sufría por los pecados de los hombres y cuando puso su vida por las ovejas para volverla a tomar la mañana de la resurrección. Así la gracia derramó sobre el mundo la santa luz de Cristo y alejó la noche oscura del pecado. El sol de justicia había salido “con sanidad en sus alas”. La gracia de Dios había aparecido con “salvación (σωτήριος) para todos los hombres”. En todas partes, en el Nuevo Testamento en que esta palabra aparece, precedida por el artículo, y usada como sustantivo, significa salvación (Lc. 2:30; 3:6; Hch. 28:28; Ef. 6:17), en el sentido espiritual de la palabra. Por eso, también aquí en Tit. 2:11, el sentido es: La gracia de Dios hizo su aparición “trayendo salvación”. La gracia vino a rescatar al hombre del mayor mal posible, a saber, la maldición de Dios sobre el pecado; y para otorgarle el don más grande posible, esto es, la bendición de Dios para el alma y cuerpo por toda la eternidad (en cuanto a un estudio de vocabulario del concepto salvación, véase comentario sobre 1 Ti. 1:15).

Trajo salvación a “todos los hombres”. Para una explicación detallada de esta expresión, véase comentario sobre 1 Ti. 2:1. Aquí en Tit. 2:11 el contexto deja muy claro el significado. Hombre o mujer, viejo o joven, rico o pobre: todos son culpables delante de Dios, y de entre todos ellos Dios reúne su pueblo. Hombres ancianos, mujeres ancianas, jóvenes y señoritas, y aun esclavos (véase vv. 1–10) deben vivir vidas consagradas porque la gracia se ha manifestado trayendo salvación a todos estos diversos grupos y clases. “Todos” aquí en el v. 11 = “nosotros” en el v. 12. La gracia no pasó por alto a los de edad avanzada por su vejez, ni a las mujeres por ser mujeres, ni a los esclavos por ser esclavos, etc. Se manifestó para todos, sin consideración de edad, sexo o posición social. Por eso, ninguno puede derivar, de su grupo en particular o casta a que pertenece, una razón para no vivir una vida cristiana.

   ▬ 2. v. 12 La gracia de Dios en Cristo es la sabia maestra

Las palabras que conducen a este pensamiento son: enseñándonos a fin de que, habiendo renunciado a la impiedad y a las pasiones mundanas, aquí y ahora llevemos vidas de sobriedad y justicia y piedad. La gracia enseña. Véase comentario sobre 1 Ti. 1:20. El verbo usado en el original viene de la misma raíz del sustantivo pedagogo. Un pedagogo conduce a los niños paso a paso. Así también la gracia conduce y guía suavemente. No lanza todo a la confusión. No alborota repentina y violentamente el orden social. Por ejemplo, no ordena abruptamente a los amos que den libertad a sus esclavos; tampoco ordena sin sabiduría a los esclavos que se rebelen contra sus amos. Por el contrario, gradualmente hace que los amos vean que el abuso de la libertad de sus semejantes es un gran mal, y convence a los esclavos que apelar a la fuerza y a la venganza no es solución a ningún problema. La gracia prepara enseñando (Hch. 7:22; 22:3), castigando (1. Ti. 1:20; 2 Ti. 2:25; luego Lc. 23:16, 22; 1 Co. 11:32; 2 Co. 6:9; Heb. 12:6–11; Ap. 3:19), aconsejando, consolando, animando, exhortando, dirigiendo, convenciendo de pecado, recompensando, refrenando, etc.

Primero el propósito de todo esto se declara negativamente, y luego, positivamente (lo cual es una característica del estilo de Pablo). Negativamente, nos induce a renunciar o rechazar (aquí el verbo tiene el mismo sentido que en Hch. 3:13; 7:35) la impiedad, la perversidad (véase comentario sobre 2 Ti. 2:16).

Estúdiese la vívida descripción de “impiedad” en Ro. 1:18, 32 (nótese la misma palabra en Ro. 1:18; cf. 11:26). Tal impiedad es idolatría más inmoralidad, ambos términos tomados en su sentido más completo.

Cuando entra la gracia, el pecador repudia la impiedad. Este repudio es un acto definido, una decisión a acabar con lo que es desagradable a Dios. Nadie duerme su camino al cielo. El rechazo de la impiedad implica renuncia a “las pasiones mundanas”—deseos pecaminosos fuertes—también. (Véase estudio de la palabra pasión o deseo en conexión con la exégesis de 2 Ti. 2:22.) Según el uso bíblico de la palabra, los deseos mundanos o pecaminosos incluyen lo siguiente: el deseo sexual desordenado, el alcoholismo, el deseo excesivo de posesiones materiales, la agresividad (por lo tanto, de carácter rencilloso, vanidoso, el deseo de dominar) etc. En suma, se refiere a los anhelos desordenados de placeres, poder y posesiones. Véase también 1 Jn. 2:16, y sobre Tit. 3:3.

   Positivamente, la gracia nos enseña a fin de que “aquí y ahora” (en esta era presente; véase 1 Ti. 6:17; 2 Ti. 4:10; luego, Ro. 12:2; 1 Co. 1:20; 2 Co. 4:4; se contrasta con la era venidera en Ef. 1:21; cf. Mr. 10:30) podamos llevar vidas que muestran una relación cambiada:

▬ a. para consigo mismo: “sobriedad”, hacer uso adecuado de los deseos e impulsos que no son pecaminosos en sí mismos, y vencer los que son pecaminosos;

▬ b. para con el prójimo: “justicia”, honradez, integridad en los tratos con los demás;

▬ c. para con Dios: “piedad”, verdadero fervor y reverencia para con el único que es objeto de adoración.

Amén, para la honra y gloria de Dios.

Descargue aquí estudio en pdf: Semana del 08 al 14 enero de 2024

Semana del 25 al 31 de diciembre de 2023.“Señal De Restauración, Cuando Haya Entrado A La Plenitud De Los Gentiles”.

   Lectura Bíblica: Romanos Cap. 11, versículos 25 al 29. Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador. Que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos. Cuando yo quite sus pecados. Así que, en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. 

Comentario general del contexto Bíblico: [1]. La restauración de Israel y su seguridad, 11:25-36

(11 :25-36) introducción: la historia de Israel es una garantía. Dios ama al hombre con infinito amor, y el amor de Dios es inmutable. Por lo tanto, cualquier persona puede ser restaurada en su relación con Dios si esa persona invoca el nombre del Señor Jesucristo y le pide a Cristo que lo salve. Esto se ve claramente en la historia de Israel. La restauración de Israel es una garantía, y como tal, Israel está como ejemplo principal del amor inmutable de Dios hacia el hombre.

  1. Primera garantía: la gran revelación de Dios acerca de los judíos (vv. 25 -26).
  2. Segunda garantía: la promesa de las Escrituras, el libertador divino, Jesucristo, se volverá a Israel (vv. 26-27).
  3. Tercera garantía: el agrado de Dios con los patriarcas de Israel (vv. 28-29).

Nota para el Próximo año 2024. Cap. 4 al 6 de este tema.

  1. Cuarta garantía: la misericordia y testimonio del creyente a los judíos (vv. 30-31).
  2. Quinta garantía: la santidad y misericordia de Dios (v. 32).
  3. Sexta garantía: el plan glorioso de Dios para el mundo (vv. 33-36).

[1]. (11 :25-26) Israel, restauración-ceguera: la primera garantía es la gran revelación de Dios acerca de Israel. La revelación viene de Pablo. Note tres hechos significativos.

[1]. La revelación había sido un misterio desconocido hasta Pablo. La palabra; «misterio» (musterion) en la Biblia no se usa según la usa la mayoría de los hombres, como algo oculto o difícil de entender. Un misterio bíblico significa que …

◘ algo que era desconocido ahora ha sido revelado.

◘ algo que estaba escondido ahora ha sido dado a conocer.

◘ algo que era secreto ahora ha sido revelado.

El futuro de Israel ahora es revelado y dado a conocer a los hombres. Note exactamente por qu6 Dios reveló el futuro de Israel: para que n o ignoremos el futuro de Israel, y que no seamos sabios en nuestra propia opinión ni imaginemos que somos sabios. Esta última razón puede significar dos cosas.

◘ Los gentiles son culpables de mirar en meno s a los judíos porque son tan diferentes del resto de nosotros. Han rechazado a Jesucristo y se oponen al cristianismo a tal grado que permanecen casi completamente solos. Los gentiles corren el peligro de inflarse, de pensar que son más aceptables a Dios porque miran con favor a Jesucristo y son más abiertos en su profesión cristiana. Hay el peligro de ponerse orgullosos y arrogantes, de enseñorearse de los judíos.

◘ El gentil, especialmente el creyente gentil. Puede comenzar a pensar que su idea del destino de Israel es la idea correcta y que él y todos los seguidores de su posición son personas que tienen el entendimiento pleno de la verdad. Toda otra idea es incorrecta. Está el peligro de ser sabio en su propia opinión.

[2]. La ceguera de Israel es solamente parcial, sólo «en parte». Había creyentes judíos que seguían a Cristo en su tiempo y ha habido creyentes judíos que han seguido a Cristo a través de los siglos. La ceguera y dureza de Israel hacia el evangelio no es total: es solamente parcial. De acuerdo, como dicen las Escrituras, son tantos los judíos que ha rechazado y todavía rechazan a Cristo, que es como si todo Israel como una nación hubiera tropezado e n Cristo y hubiera caído (cp. vv. 8-9). Sin embargo. ha habido y siempre habrá judíos que creen. La ceguera de Israel es sólo parcial.

[3]. La ceguera de Israel es solamente temporal. Dos afirmaciones muestran claramente esto.

a). La ceguera de Israel es solamente «hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles». Note un punto significativo. No importa cómo una persona interprete esta oración, cuando se haya completado la plenitud de los gentiles. será quitada la ceguera de Israel, según las Escrituras. Qué es «la plenitud de los gentiles» está abierto a diferentes interpretaciones, pero eso no cambia lo que sucede a Israel. Solamente afecta cuándo la ceguera será quitada a Israel. La ceguera de Israel ha de continuar solamente hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles. Ahora, ¿en qué consiste este acontecimiento? La plenitud de los gentiles puede significar…

  • un determinado número de gentiles convertidos que serán salvos. para reemplazar las «ramas desgajadas de Israel» (vv. 7-21).
  • el final de la era de los gentiles. época cuando el énfasis en la salvación ya no estará sobre los gentiles sino sobre los judíos.
  • el fin de la era de los gentiles. época cuando Dios arrebatará la iglesia (todos los creyentes) y producirá un avivamiento entre los judíos que entonces llegarán a ser los principales testigos para Él.

El punto es digno de ser repetido. No importa lo que signifique «la plenitud de los gentiles», no cambia el hecho del avivamiento de Israel. La ceguera de Israel será quitada.

b). «Todo Israel será salvo». El hecho no puede ser más claro:

  • La ceguera de Israel es solamente temporal.
  • La restauración de Israel es una garantía.
  • Israel experimentará un avivamiento.
  • Israel se convertirá al Hijo de Dios, al Señor Jesucristo.

   Pensamiento. Hay esperanza para toda persona. Note dos hechos críticos:

1) La ceguera de una persona en cuanto al Señor Jesucristo es sólo parcial. Mientras la persona vive, aún puede volverse a Cristo.

2) La ceguera de una persona es temporal solamente si esa persona se vuelve al Señor Jesucristo. Si la persona no cree ni entrega su vida a Cristo. su ceguera se hace permanente, y se pierde para siempre.

«Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas» (Jn. 3:19).

«El cual [Dios] nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de los pecados» (Col. 1:13-14).

«Nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio» (2 TI. :10).

«Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado» (1 Jn. 1:5-7).

   ESTUDIO A FONDO 1

(11:25-26) Israel, restauración: hay muchas razones para tomar este pasaje en forma literal, esto es, como una predicción de la conversión del pueblo judío como una nación.

  • 1. El conjunto del contexto favorece este punto de vista. La conversión de los judíos como u o acontecimiento probable ha sido descrito en las palabras más claras y sencillas.
  • 2. La nación fue rechazada, no como individuos, sino como una comunidad o nación. En consecuencia, es completamente natural decir que cuando habla de una restauración. Dios no está hablando de la restaura1:16n de individuos, sino de la comunidad o nac1ón (vv. 11, 15).
  • 3. Pablo habla de un gran acontecimiento. de algo que atraerá la atención mundial.
  • 4. Pablo dice que es un «misterio». La conversión gradual de algunos judíos no sería un misterio. Cuando habla del misterio de Jos gentiles (Ef. 1 :9; 3:4), Pablo habla de los gentiles como una comunidad que es admitida en la iglesia de Dios. Así que, es completamente natural suponer que cuando habla del misterio de los judíos, Pablo habla de un gran acontecimiento, de un gran movimiento de judíos que se vuelven a Cristo.
  • 5. La expresión «lodo Israel» (v. 26) no puede significar un Israel espiritual. Ese tipo de interpretación hace violencia al uso de la palabra «Israel• a través de todo este contexto. Sencillamente significa Israel como una nación, como una comunidad de personas. Esto también es claro en las advertencias que se dan a través de todo el pasaje a gentiles y judíos.

Sin embargo. «todo Israel» tiene en la mira a la nación en masa. No significa necesariamente cada individuo. Note un hecho muy significativo; cuando la nac1ón se endureció, las Escrituras hablan de que la nación. esto es, todo Israel rue rechazado. No obstante, no fue rechazada cada persona. Hubo individuos que todavía creían y componían un remanente (cp. Ro. 11: 1-10). No se perdió cada individuo, de modo que lo mismo es posible cuando la naci6n sea restaurada. Habrá un gran número de judíos que se abrirán y serán sensibles al evangelio, pero no necesariamente cada individuo. Dicho en una sola afirmación sencilla: Israel se abrirá al evangelio del mismo modo que los gentiles lo están. Muchos judíos comenzarán a ser salvos, así como muchos gentiles ahora se salvan.

«Entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios» (Dt. 30:3).

«Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces te llamarán ciudad de justicia, Ciudad fiel» (Is. 1:26).

«Y levantará pendón a las naciones, y juntará a los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra» (Is. 11:12).

«Acontecerá también en aquel día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén» (Is. 27:13).

«Mira a Sion, ciudad de nuestras fiestas solemnes: tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas. ni ninguna de sus cuerdas será rota» (Is. 33:20).

«Hablad al corazón de Jerusalén; decidles a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado: que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados» (Is. 40:2).

«Así dijo Jehová el Señor: He aquí, yo tenderé mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi bandera; y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros» (Is. 49:22).

«y extranjeros edificarán tus muros, y tus reyes te servirán: porque en mi ira te castigué, más en mi buena voluntad tendré de ti misericordia» (18, 60;10).

«Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras; adonde las eché, y las haré volver a sus moradas: y crecerán y se multiplicarán» (Jer. 23:3).

«Porque pondré mis ojos obre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón» (Jer. 24:6-7).

«Porque así ha dicho Jehová: Regocijaos en Jacob con alegría, y dad voces de júbilo a la cabeza de naciones; haced oír, alabad, y decid: Oh Jehová, salva a tu pueblo, el remanente de Israel. He aquí yo los hago la tierra del; norte, y los reuniré de los fines de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos, la mujer encinta y la que dio a luz juntamente: en gran compañía volverán acá» (Jer. 31 :7-8).

«Sin embargo, he aquí quedará en ella un remanente, hijos e hijas, que serán llevados fuera he aquí que ellos vendrán a vosotros, y veré.ls su camino y sus hechos, y seréis consolados del mal que hice venir sobre Jerusalén, de tod85 las cosas que traje sobre ellas» (Ez. 14 :22).

«Pero en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice Jehová el Señor, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra; allí los aceptaré, y allí demandaré vuestras ofrendas, y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas consagradas» (Ez. 20:40).

«Mas vosotros, oh montes de Israel, daréis vuestras ramas, y llevaréis fruto para ml pueblo Israel; porque cerca están para venir» (Ez. 36:8).

«Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron y estuvieron sobre sus pies, un ejército grande en extremo” (Ex. 37: 10).

«De cierto te juntaré todo, oh Jacob; recogeré ciertamente el resto de Israel» (Miq. 2:12).

«Por tanto, vivo yo, dice Jehová de los ejércitos, Dios de- Israel, que Moab será como Sodoma. y los hijos de Amón como Gomorra; campo de ortigas, y mina de sal, y asolamiento perpetuo; el remanente de mi pueblo los saqueará, y el remanente mi pueblo los heredará (Sof. 2:9).

«Clama aún, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien, y aún consolará Jehová a Sion, y escoger’ todavía a Jerusalén» (Zac. 1:17).

«Porque yo fortaleceré la casa de Judá. Y guardaré la casa de José, y los haré volver: porque de ellos tendré piedad, y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy Jehová su Dios, y los oiré» (Zac. 10:6).

«y mor arán en ella, y no habrá nunca más maldición. sino que Jerusalén será habitada confiadamente» (Zac. 14: 11).

«y será grata la ofrenda de Judá y Jerusalén, como en tus días pasados. y como en los años antiguos» (Mal. 3:4).

[2]. (11:26-27) Israel, restauración—perdón de pecados: la segunda garantía es la promesa de las Escrituras. El gran libertador divino, Jesucristo mismo, hará volver a Israel. Las Escrituras dan un vistazo a la futura restauración de Israel en este versículo, pero note que es solamente un vistazo. Cómo será restaurado Israel es algo que no se discute en este pasaje. Se dan solamente dos cosas importantes.

[1]. Alguna gran manifestación de Cristo el Libertador hará que Israel se vuelva al evangelio.

«Porque os (Israel] digo que desde ahora no me veréis, hasta que Digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor» (Mt. 23:39).

«Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os (Israel] fue antes anunciado; a quien dé cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo» (Hch. 3:19·21).

«Ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles» (Ro. 11:25).

«Pero el entendimiento de ellos [Israel] se embotó; porque basta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aun basta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto en el corazón de ellos. Pero cuando (Israel] se conviertan al Señor, el velo se quitará» (2 Co. 3:14-16).

«¡Oh, que de Sion saliera la salvación de Israel! Cuando Jehová hiciere volver a los cautivos de su pueblo, se gozará Jacob, y se alegrará Israel» (Sal. 14:7).

«Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la Iniquidad en Jacob, dice Jehová. Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca. ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre (Is. 59:20-21).

   «De está manera, pues, será perdonado iniquidad de Jacob» [literalmente, quitado su pecado] (Is. 27:9).

«He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. V no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos basta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado» (Jer. 31:31·34).

«Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines. Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días» (Os. 3:4·5).

«y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de grada y de oración; y mirará a mí, a quien traspasaron, y lloraran como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito» (Zac. 12: 10).

[2]. El gran libertador, Jesucristo, hará dos cosas por Israel.

▬ a. Jesucristo apartará la impiedad de Israel (cp.ls. 27:9).

▬ b. Jesucristo cumplirá el pacto con Israel: quitará sus pecados (cp. Is. 59:21; 27:9).

«Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hch. 1:38).

«A iste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados» (Hch. 5:31).

«Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se anuncia perdón de pecados» (Hch. 13:38).

«En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de los pecados según las riquezas de su gracia» (Ef. 1:7).

«Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados» (Is. 43:15).

«Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí» (Is. 44:22).

«Deje el impío su camino, y el hombre Inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehov6, el cual tendrá de él misericordia. y al Dios nuestro, el cual ser amplio en perdonar» (Is. 55:7).

[3] (11 :28-29) Israel, restauración: la tercera garantía es que Dios tuvo agrado en los patriarcas de Israel.

[1]. La afirmación «[los judíos] son enemigos por causa de vosotros» suena como si Dios hubiera predestinado el rechazo de Israel. Sin embargo, Dios no causa el pecado (Stg. 1:13-14); Dios no hace que la gente rechace a su Hijo y su voluntad. Lo que esa afirmación significa es esto: la palabra «enemigo» (echthroi) tiene un significado pasivo y uno activo. Quiere decir hostil u odiado por, y significa odiar o ser odiado. Es posible que en este pasaje en particular haya que entenderlo de las dos maneras. Los judíos eran hostiles a Dios; habían rechazado la oferta de la justicia de Dios en Cristo Jesús, y se habían negado a ser la fuerza misionera del Hijo de Dios. En consecuencia, suscitaron el desagrado de Dios. Aborrecían a Dios; consecuentemente, Dios se desagradó de ellos.

Note que Dios hizo lo que tenía que hacer. Se volvió a los gentiles. Israel no quiso ser la fuerza misionera del Hijo de Dios, de modo que Dios se volvió a los gentiles. Entre los gentiles Dios encontró un pueblo receptivo. Los gentiles aceptaron la oferta de la justicia de Dios en Jesucristo, y se constituyeron en la fuerza misionera de Cristo ante todo el mundo. Sin embargo, es fundamental recordar algo: esto no significa que cada gentil es salvo. La mayoría no lo son. aunque sí un buen número de ellos han aceptado y todavía aceptan a Jesucristo. Debemos recordar esto: en este pasaje Dios está hablando nacionalmente, no individualmente.

◘ Unos pocos judíos aceptaron a Cristo como el Mesías, pero el número es pequeño. El número es tan pequeño, que Dios puede decir que Israel como una nación ha rechazado a Cristo.

◘ Un número mucho más grandes de gentiles acepta a Cristo como su Salvador. Sin embargo, como queda en evidencia por la vida sin santidad de la mayoría de los gentiles, la mayoría rechaza a Cristo; pero el número de los que lo reciben es bastante grande. Es suficientemente grande como para que Dios diga que los gentiles, como una comunidad han aceptado su oferta de salvación en Cristo.

   Pensamiento. El punto es que Dios está hablando nacionalmente, no individualmente. Y debemos recordar esto, porque es absolutamente esencial que cada uno haga upa decisión personal de recibir a Cristo y seguirle, llevando una vida pura.

«Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimimos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buen.as obras» (Tit. 2:11-14).

[2]. La afirmación «[los judíos] son amados por causa de los padres» muestra que Dios todavía ama a Israel. Como una gente, todavía le es muy especial. ¿Cómo puede ser cuando ellos han sido tan hostiles hacia el hijo de Dios, Jesucristo, y contra el esfuerzo misionero del hijo de Dios? Hay dos razones porque Dios todavía a Israel.

▬ a. Los patriarcas de Israel eran personas piadosas, personas de una fe en Dios fuera de lo común. (Véase nota-Ro. 11: 16; además véase Estudio a fondo 1,

   Abraham —Ro. 4: 1-25 para ampliar la discusión.) Hubo personas como Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Josué, Débora, Rut, Elías— y la lista podría alargarse más y más. Como dicen las Escrituras:

«¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefte, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos, evitaron filo de espada. Sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; más otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a m6s de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra» (He. 11:32-38).

Estos hombres y mujeres piadosos conocían a Dios -lo conocían personal e íntimamente- y Dios no podría jamás olvidar a una persona que los amó tanto. Recuerde esto también; la gente piadosa son personas que oran, que oran por sus familiares y vecinos, por su nación y por el mundo. Y Dios oye y responde las oraciones de su pueblo. Dios nunca podría dar la espalda a Israel por esta sola razón.

▬ b. Hay una segunda razón por la que Dios todavía ama a Israel: Dios mismo es inmutable en sus dones y llamamiento. Dios llamó y prometió dones muy especiales a los patriarcas de Israel, y Dios es inmutable; por lo tanto…

  • cada propósito para el cual Dios llamó a Israel será cumplido en la vida de muchos judíos.
  • cada don que Dios prometió a Israel será dado a muchos judíos.

El punto es notable. Dios no cambia su propósito. Él es constante, inmutable, no cambia. Cumplirá fielmente Su llamamiento y los dones a Israel

«El consejo de Jehová permanecer para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones» (Sal. 33:11)

«Pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán» (Sal. 102:27).

«Oh Jehová, eterno es tu nombre; tu memoria, oh Jehová, de generación en generación» (Sal. 135:13).

«Tu reino es reino de todos los siglos, y tu señorío en todas las generaciones» (Sal. 145:13).

«Porque yo Jehová no cambio» (Mal. 3:6).

«Tú eres el mismo, y tus años no acabará» (He. 1:12).

«Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos» (He. 13:8).

«Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación» (Stg. 1:17).

«Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso» (Ap. 1:8).

«Dios revela la futura restauración de Israel, para que no seamos arrogantes por causa de la ignorancia»

1er Titulo: El creyente gentil es llamado a no menospreciar la condición de Israel. Vers. 25. Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles. (Léase: Romanos 12:16. Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. ▬ Gálatas 6:3 y 4. Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro.).

   Israel se ha endurecido hasta que haya entrado la totalidad de gentiles (11:25)

La apertura “porque” (gar, omitida en la NVI) muestra que la inserción de las ramas naturales en el olivo en el versículo anterior ahora está anclada en la verdad de “este misterio” que Dios le ha revelado a Pablo. Un misterio es una verdad esencial que Dios ha mantenido en secreto, pero que en estos los últimos días ha revelado a su pueblo. “Apocalíptico”, una palabra derivada de la palabra griega para “revelación” (apokalypsis), describe el proceso y el tipo de literatura que es. “Misterio” (mysterion) describe el contenido de las verdades reveladas.

El misterio principal es Jesucristo mismo y su obra de salvación (Ro 16:25; Ef. 1:9; 6:19; Col 2:2; 4:3; 1Ti 3:16) y luego la misión de los gentiles (Ef. 3:3–6; Col 1:26–27) Hay desacuerdo en que, si Pablo sabe esto a través de una revelación profética especial o debido a su estudio del Antiguo Testamento, pero no hay razón para elegir entre alguna; tanto la inspiración divina como la reflexión general sobre las Escrituras probablemente estuvieron involucradas. Aquí el misterio probablemente se centra en la salvación futura más que en la presente y concierne a los judíos en lugar de a los gentiles.

El propósito de Pablo es una vez más (véase vv. 18, 20) contrarrestar el problema de la arrogancia gentil. “Para que no se vuelvan presuntuosos” es literalmente, “para que no seas sabio a tus propios ojos”, derivado de la visión de muchos gentiles de que desplazaron a los judíos en la familia de Dios y por lo tanto eran superiores. En otras palabras, eran racistas espirituales y orgullosos de sí mismos, una actitud que también se ve con demasiada frecuencia en nuestras iglesias, ya que nosotros, los occidentales, tendemos fácilmente a enseñorearnos de los cristianos en África, Asia o América Latina.

Pablo contrarresta esta arrogancia gentil al revelarles el “misterio” de Dios de que “Parte de Israel se ha endurecido, y así permanecerá hasta que haya entrado la totalidad de los gentiles. De esta manera todo Israel será salvo”. Hay tres partes en esta revelación, que forma un proceso de salvación: (1) Israel se endurece, lo que lleva a la misión gentil. (2) Forma el núcleo histórico de salvación de la misión actual, cuando esa misión se complete y traiga “la totalidad” de conversos. (3) Entonces tendrá lugar un avivamiento nacional, y todo Israel será salvo.

Primero, el endurecimiento de Israel es parcial y temporal. Pablo primero explora la idea del endurecimiento en 11:7–10, comparándolo con el endurecimiento de Faraón de 9:14–18 y enfatizando que Dios endurece a quien quiere (9:18). El “parte” podría modificarse a solo “Israel”, lo que significa que solo algunos del pueblo judío se han endurecido, o podría modificar “endurecido”, lo que significa que es solo un endurecimiento parcial, o podría modificar el significado “acontecido” (no en la NVI) mostrando que solo ha caído parcialmente Israel. Lo último es muy probable, porque la frase modifica al verbo, literalmente: “a Israel le ha acontecido un endurecimiento parcial”. Aun así, más de un aspecto está implícito. Solo el Israel incrédulo se ha endurecido, y eso no es eterno, sino un juicio presente que da paso a la misión gentil.

Segundo, como un endurecimiento temporal, continuará hasta que llegue la “plenitud de los gentiles” (la traducción literal del griego). Es difícil estar seguro de lo que significa “plenitud” (véase también en v. 12). La idea podría ser el cumplimiento de la misión gentil, la “totalidad” de gentiles destinados a la salvación (NVI), o la bendición total que Dios quiere. La mayoría opta por la totalidad de los gentiles a la luz del paralelo con 11:12, y eso encaja bien. Esta idea fue bien conocida en el primer siglo, como se muestra en Apocalipsis 6:11, que enfatiza el número total de mártires destinados a morir antes de la vindicación final de los santos por parte de Dios (así también los escritos judíos contemporáneos 4 Esdras 4:35–37 y 2 Baruc 23:4). Esto significa que el gran avivamiento y restauración nacional de Israel tendrá lugar al final de la historia después de los tiempos de los gentiles. En Lucas 21:23–24, Jesús profetizó que Jerusalén sería pisoteada “hasta que se cumplan los tiempos señalados para ellos”, refiriéndose también a la misión gentil.

Tercero, en ese momento, “todo Israel será salvo”. “Y de esta manera” significa que al traer a los gentiles a sí mismo, Dios “de esta manera” alcanzaría al pueblo judío por sí mismo. Este es el proceso de salvación descrito en los versículos 11–14. La gran conversión de los gentiles en la misión de la iglesia despertaría a Israel a la envidia y los haría volver a su Mesías. Es importante darse cuenta de que “todo Israel” no se refiere al pueblo judío a través de los siglos sino a la nación al final de la historia. Solía creer que estos versículos predijeron la evangelización gradual del pueblo judío a lo largo de la historia de la iglesia, pero ese no es el caso aquí. Tendrá lugar en el fin de este mundo determinado por Dios, cuando la misión gentil se haya completado; en ese momento “todo Israel será salvo”. El texto no dice cómo ocurrirá esto, sino que simplemente profetiza el evento, y la cita de Pablo de Isaías en los versículos 26–27 nos dice que este evento está conectado con la segunda venida de Cristo en de alguna manera.

Pablo ha desarrollado la promesa de una salvación futura para Israel a lo largo de esta sección (11:1–24). Durante la era de la iglesia hay un remanente que ha venido a Cristo (llamados “judíos mesiánicos” hoy), pero la mayoría, los judíos incrédulos, han sido endurecidos por Dios. Sin embargo, el propósito de este endurecimiento ha desatado un poderoso movimiento divino que ha traído a los gentiles a Dios y los ha injertado en el olivo.

Esto ha sido divinamente destinado para hacer que los judíos tengan envidia en la medida en que se hayan arrepentido de sus pecados y se hayan vuelto a Cristo por medio de la fe. El resultado es que, al completar la misión gentil, de acuerdo con el regreso de Cristo, Israel experimentará un avivamiento nacional y se convertirá a su Mesías.

2° Titulo: Fiel cumplimiento de la profecía sobre Israel. Vers. 26 y 27. y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos. Cuando yo quite sus pecados. (Léase: Jeremías 24: 6 y 7. Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón. ▬ Jeremías 31: 33 y 34. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado. ▬ Apocalipsis 7: 1 al 8. Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados. De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados. De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados. De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.).

   Todo Israel se salvó en la segunda venida (11:26–27)

Como en todo Romanos, Pablo quiere que sus lectores entiendan que el Antiguo Testamento apoya lo que está diciendo. Ahora cita material, respectivamente, de Isaías 59:20–21 y 27:9. El primer pasaje se centra en el pecado y la injusticia de la nación confesada a Yahvé, lo que resulta en que se ponga su armadura (59:17) y haga pagar a sus enemigos entre Israel (59:18) mientras perdona a los que se arrepienten. Israel en esta sección está llamado a sentir pena por el pecado y arrepentirse, advirtiendo de juicio para aquellos que se niegan y prometiendo restauración para aquellos que lo hacen.

Como lo hace a menudo, Pablo cita creativamente el primer pasaje de Isaías (“El redentor vendrá de Sión y apartará de Jacob la impiedad”) para exponer su punto. El “libertador” (“redentor” Is 59) en Isaías es Yahvé, mientras que aquí es Cristo. En Isaías Yahvé “vendrá a Sion “como el Guerrero Divino para redimir al penitente, y aquí Cristo “vendrá de Sión” para liberar al Israel recién convertido. Algunos piensan que Pablo está agregando material de otro pasaje, tal vez del Salmo 14 7 sobre la redención que viene de Sión, pero es más probable que él mismo esté haciendo el cambio, agregando el motivo de la “Sión celestial” de la cual Cristo regresará. (Heb 12:22; véase también Gá 4:26; Ap. 3:12; 21:2). Es claramente la parusía (el regreso de Cristo) lo que Pablo tiene en mente con esta alteración.

Cuando Cristo venga, “apartará de Jacob la impiedad”. En Romanos 11 esto sería la incredulidad del versículo 23 y la dureza del versículo 25. Es otra forma de describir la conversión de “todo Israel” en la primera parte de este versículo Cuando se usa “volver” a nosotros, connota el arrepentimiento como apartarse del pecado. Al describir la acción de Cristo, significa quitar el poder del mal del nuevo creyente.

Cristo también establece lo siguiente: “este será mi pacto con ellos”, también de Isaías 59:21, pero probablemente incluyendo la profecía del nuevo pacto de Jeremías 31:31–34 (citado en Heb 8:8–12), cuando Dios “perdonaré sus iniquidades y nunca más me acordaré de sus pecados”. El antiguo pacto se cumplió en el nuevo pacto de gracia establecido por Cristo. Aquí ese nuevo pacto se completa con respecto a Israel. La realidad del nuevo pacto ya ha llegado en el primer advenimiento de Cristo, pero aún no se ha consumado en este mundo, y eso sucederá de acuerdo con el evento apocalíptico descrito aquí.

Ahora Pablo agrega una cláusula final a la cita de Isaías 59:20–21, tomada de Isaías 27:9, “cuando perdone sus pecados”. Este pasaje de Isaías, como el anterior, también describe la liberación y el perdón de Israel como el juicio de Dios sobre la nación provoca su arrepentimiento. En ambos pasajes, la condenación y el endurecimiento divinos tienen propósitos redentores, conducen al arrepentimiento, el perdón y luego a la liberación.

Estos versículos dejan en claro que el pueblo judío se dará cuenta de que Jesús es el Cristo, se arrepentirá de sus pecados y la incredulidad, y luego será perdonado y restaurado a su relación de pacto con Dios. Sin embargo, no se nos dice cómo ocurrirá esto. En los versículos 11–24 lo menciona solamente en un sentido general: los cuatro pasos desde el rechazo de los judíos a la misión gentil a los celos judíos y el deseo de recuperar su gloria anterior para el arrepentimiento final y el avivamiento nacional. Debemos dejar los detalles y el método a Dios, quien no se ha dignado a revelárnoslo. Otros pasajes sobre la parusía detallan la resurrección de los santos (1Co 15:51–57; 1Ts 4:13–17) y la destrucción de los enemigos de Dios (1Ts 5:1–10; 2Ts 2:8–12; Ap. 19:17–21) pero no cómo se llevará a cabo la conversión de Israel. Sabemos que sucederá, pero tendremos que esperar para ver cómo Dios lo hace realidad.

3er Titulo: Dios es inmutable: cumplirá su voluntad con su pueblo. Versíc. 28 y 29. Así que, en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. (Léase: Romanos 8:30. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ▬ Hebreos 6:18. para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. ▬ Santiago 1: 17 y 18. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.).  

   El llamamiento de Dios es irrevocable (11:28–29)

Los versículos 28–32 son una sola unidad en la que Pablo define el significado teológico, aunque no el método, de la conversión de Israel. En ellos vemos más claramente el propósito de Dios al mostrar gracia y misericordia al pueblo judío a pesar de su endurecimiento. Debido al profundo amor de Dios por su pueblo del pacto, aquellos que alguna vez fueron enemigos y desobedientes recibirán misericordia y serán llamados a Cristo.

Estos versículos también resumen los capítulos 9–11, reiterando cómo Dios ha traído no solo a los gentiles sino también a los judíos de regreso a sí mismo. El versículo 28 consta de dos cláusulas formadas por tres pares de palabras: evangelio / elección, enemigos / amados, y en ustedes / patriarcas. La primera cláusula dice: “Con respecto al evangelio, los israelitas son enemigos de Dios para bien de ustedes”. El “evangelio” se refiere al evangelio de Cristo que se proclama en todo el mundo. El pueblo judío al oponerse a la predicación del evangelio se ha convertido en “enemigo” de Cristo y de la iglesia, y por lo tanto, en los objetos de la ira de Dios. La idea de “enemigo” aquí enfatiza tanto el lado activo (que odian a Dios) como el pasivo (se han convertido en enemigos de Dios) de su oposición.

Observe los temas de los capítulos 9–11 aquí: Israel rechazó el evangelio (9:3–10:21) y, por lo tanto, fue rechazado por Dios (9:6–29). Esto tuvo lugar “por el bien de” los gentiles, ya que el rechazo de los judíos significaba salvación y reconciliación para ellos (11:11–15). Cuando se rompieron las ramas naturales, se injertaron los brotes silvestres (v. 17). El plan de salvación de Dios estaba en acción: el rechazo de los judíos condujo a la inclusión de los gentiles, lo que a su vez produce celos por parte de los judíos, lo que también lleva a su conversión.

Esta última parte del énfasis teológico es el tema de la segunda cláusula: “si tomamos en cuenta la elección, son amados de Dios por causa de los patriarcas”. La amable elección de Dios de Israel es un sello distintivo de la verdad bíblica (11:5–6), y en todo el Antiguo Testamento, Israel es el pueblo elegido debido al amor inquebrantable de Dios hacia ellos (2Cr 9:8; Sal 102:13; Is 14:1). Aunque la mayoría ha abandonado a Cristo y se ha convertido en su enemigo, Dios todavía ama a su pueblo del pacto.

Es importante que este amor continúa “a causa de los patriarcas”. No es que los patriarcas hayan hecho algo más para merecer el amor de Dios. Abraham trató de darle al faraón a Sara para salvar su propia piel. El nombre “Jacob” significa “engañador” o tramposo, y estuvo a la altura de su nombre. El amor de Dios por los patriarcas se basaba en su gracia, no en sus obras (11:6). Se mencionan aquí porque las promesas convenientes

se dieron a la nación a través de ellos (Génesis 12:1–3; 13:14–17; 15:1–21; 17:4–19; 22:16–18 [Abraham]; 26:3–5 [Isaac]; 28:10–15[Jacob]). Eran la fuente de las bendiciones del pacto de Dios para la nación, y esas promesas son la base de su voluntad elegida.

Pablo en el versículo 29 continúa diciendo a sus lectores que Israel, a pesar de su rechazo a Cristo, todavía es amado por Dios, porque las “dádivas de Dios son irrevocables”. Los dones y el llamado podrían ser artículos separados, un solo organismo, o el llamamiento podría verse como un tipo especial de regalo. A la luz del énfasis en el llamado a la salvación en esta sección, este último es un poco más probable. Las “dadivas” son los privilegios y bendiciones convenientes que Israel ha experimentado como el pueblo de Dios, enumerados en 9:3–5. El mayor de los dones fue el llamamiento de Dios para ser su comunidad del pacto.

Ese llamado fue “irrevocable”, un término fuerte que significa que Dios nunca se arrepentirá de haberlos llamado para sí mismo. Dios nunca cambiará de opinión con respecto a sus promesas a Israel. Su fidelidad inmutable es constante en las Escrituras (Nm 23:19; 1Sa 15:29; Job 12:13; Sal 33:11; Jer 4:28). Esto no significa que Dios nunca rechazará a los que se han vuelto contra él. En el versículo 28, Pablo se refiere a individuos que se han convertido en sus enemigos. Su llamado es colectivo; él permanecerá fiel a la nación. Su juicio y rechazo están reservados para individuos. Es fiel a la nación a pesar de que tiene que condenar a muchos dentro de ella.

Amén, para la honra y gloria de Dios.

Descargue aquí estudio completo en pdf: Semana del 25 al 31 de diciembre de 2023

Semana Del 18 Al 24 De diciembre De 2023. “CONSEJO OPORTUNO PARA EL JOVEN CRISTIANO: PERMANECER EN LA GRACIA DE DIOS”.

Lectura Bíblica: Romanos Cap. 11, Versículos 22 al 24. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?     

   Comentario general del contexto Bíblico: [4]. (11 :22) Juicio-bondad de Dios: hay una tercera advertencia. El creyente gentil debe mirar atentamente la bondad

y la severidad de Dios.

▬ 1. La severidad de Dios se ve en la caída espiritual de Israel.

La palabra «severidad» (apotomía) significa abrupta, aguda, áspera, cortar. Los judíos habían cometido los mismos pecados acerca de los cuales se hace la advertencia a los gentiles en este pasaje. Los judíos …

◘ habían desarrollado una actitud de arrogancia y jactancia hacia otros pueblos, negándose a llevarles la Palabra de Dios.

◘ se habían sentido orgullosos y pagados de sí mismos, sintiéndose a salvo y seguros, pensando que por sí mismos eran más aceptables ante Dios que otros pueblos.

Además de estos flagrantes pecados, los judíos habían rechazado a los profetas de Dios a través de los siglos hasta que finalmente dieron muerte al propio Hijo de Dios. En suma, el pecado de ellos había sido la incredulidad. La vasta mayoría de los judíos nunca creyeron a Dios, no al punto de amar a Dios en forma suprema. Como resultado, el juicio y la severidad de Dios cayó sobre ellos (véase Estudio a fondo 2, Juicio-Ro. 11:7-10 para ampliar la discusión.)

«A vosotros solamente be conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades» (Am. 3:2).

«Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes» (Lc. 12:47).

«El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden» (Jn. 15:6).

«¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes? ¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues, ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado» (Ro. 3:8-9).

«¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?» (He. 10:29).

«Y castigaré al mundo por su maldad y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios y abatiré la altivez de los fuertes» (Is. 13:11).

«Yo os castigaré conforme al fruto de vuestras obras, dice Jehová, y haré encender fuego en su bosque, y consumirá todo lo que está alrededor de él» (Jer. 21:14).

«Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará mal» (Sof. 1:12).

▬ 2. La bondad de Dios se ve en el hecho de injertar a los gentiles y de aceptarlos. Pero note el énfasis de este argumento: la bondad de Dios es dada solamente a quienes permanecen en la bondad de Dios. La persona que conoce el amor de Dios debe caminar y vivir en la bondad de Dios. La palabra «permanecen» (epimeno) significa seguir, estar firme, quedarse, perseverar, continuar, estar. La idea es tanto de posición como de relación.

El creyente …

  • está establecido en la bondad de Dios.
  • está relacionado, unido, a la bondad de Dios.

Es el cuadro de una persona que permanece y habita en la casa de la bondad de Dios. El creyente gentil debe permanecer y habitar, seguir y perseverar en la bondad de Dios, o él también será cortado (ekkopesei) así como los judíos fueron cortados (v. 17).

«Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad» (Ro. 2:4).

«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna» (Jn. 3:16).

«Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Ro. 5:8).

«En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de los pecados según las riquezas de su gracia [bondad]» (Ef. 1:7).

«Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo» (2 Jn. 9).

[5]. (11 :23-24) Israel, restauración: hay una cuarta advertencia.

El creyente gentil debe saber que la restauración de Israel es un acontecimiento probable.

-1. La restauración de Israel es condicional. Note la palabra «Si»: «Si no permanecieren en incredulidad», La creencia genuina es una condición para salvación. La persona tiene que huir de la incredulidad hacia la fe para ser injertado y ser aceptado por Dios. Ninguno se acerca a Dios a menos que crea en su Hijo Jesucristo.

«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda, más tenga vida eterna» (Jn. 3:16).

«Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio» (Hch. 3:19).

«Convertíos, hijos rebeldes, y sanara vuestras rebeliones. He aquí nosotros venimos a ti, porque tú eres

Jehová nuestro Dios» (Jer. 3:22).

-2. Dios puede volver a injertar a los judíos en el olivo. Esto quiere decir dos cosas.

▬ a. Dios puede debido a su gran amor. Dios ama a cada uno y perdonará a cualquier persona si esa persona se aparta de su vida de pecado e incredulidad. Dios aceptará a toda persona que se acerque a Él a través de su Hijo Jesucristo.

«¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia» (Mi. 7:18).

«Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con Jos hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración, y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna» (Tit. 3:4-7).

▬ b. Dios puede debido a su enorme conocimiento y poder. Dios es Dios; por lo tanto, tiene un conocimiento y poder ilimitados. Sabe cuándo el corazón del hombre está sujeto a él y se mueve hacia él. Sabe cuándo mover el corazón de una persona, y puede ordenar circunstancias que harán que una persona se vuelva a Él. En consecuencia, llegado el momento, tiene el poder para mover el corazón de los judíos para que se vuelvan a Él en grandes cantidades. El valle de huesos

secos puede ser resucitado por el poder de Dios (Ez. 37:1 ss.).

«y al que puede. confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eterno» (Ro. 16:25).

«Porque nada hay imposible para Dios» (Lc. 1:37).

«Para que sepáis … cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros Jos que creemos, según la operación del poder de su fuerza la cual operó en Cristo, resucitándole de Jos muertos y sentándole a su diestra en Jos Jugares celestiales» (Ef. 1:18-20).

«y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados» (Ef. 2:1).

«Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas, sobre todo; en tu mano están la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos» (1 Cr. 29:12).

-3. El injerto de las ramas naturales (los judíos) es altamente más probable de lo que era el llamamiento de los gentiles. Note las palabras «Cuánto más>>. Pablo está confiado en que Dios no solamente es poderoso, sino que Él injertará nuevamente a los judíos en el olivo. Pablo proclama que los judíos se volverán a Cristo y serán restaurados para establecer una relación correcta con Dios (véase notas-Ro. 11: 16 para la discusión).

«También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de Jos hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo» (Ro. 9:27).

«Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia» (Ro. 11:5).

«Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, basta que haya entrado la plenitud de Jos gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad» (Ro. 11:25-26).

«Entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos Jos pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios» (Dt. 30:3).

«Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra» (Is. 1:9).

«Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus moradas; y crecerán y se multiplicarán» (Jer. 23:3).

«Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón» (Jer. 24:6-7).

«Porque así ha dicho Jehová: Regocijaos en Jacob con alegría, y dad voces de júbilo a la cabeza de naciones; haced oír, alabad, y decid: Oh Jehová, salva a tu pueblo, el remanente de Israel. He aquí yo los hago volver de la tierra del norte, y los reuniré de los fines de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos, la mujer encinta y la que dio a luz juntamente; en gran compañía volverán acá» (Jer. 31:7-8).

«Sin embargo, he aquí quedará en ella un remanente, hijos e hijas, que serán llevados fuera; he aquí que ellos vendrán a vosotros, y veréis su camino y sus hechos, y seréis consolados del mal que hice venir sobre Jerusalén, de todas las cosas que traje sobre ellas» (Ez. 14:22).

«Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies, un ejército grande en extremo» (Ez. 37:10).

«De cierto te juntaré todo, oh Jacob; recogeré ciertamente el resto de Israel» (Mi. 2:12).

«Por tanto, vivo yo, dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que Moab será como Sodoma, y los hijos de Amón como Gomorra; campo de ortigas, y mina de sal, y asolamiento perpetuo; el remanente de mi pueblo los saqueará, y el remanente de mi pueblo los heredará» (Sof. 2:9

Nota del expositor: “Dios en su infinito amor promete restaurar a su pueblo Israel”

1er Titulo: Dios revela su bondad para quien permanece en Él y su severidad para quienes le rechazan. Versículo 22. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.  (Léase: San Juan 15:6. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.; ▬ Filipenses 2:12. Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor; ▬ Hebreos 6:4 al 6. Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.).   

    Advertencia: la bondad y la severidad de Dios (11:22–24)

Puedes ser cortado y los judíos injertados nuevamente (11:22–23)

Pablo ahora resume los versículos 17–21 al decirles a sus lectores gentiles que consideren tanto los beneficios como la responsabilidad de su nuevo estado en Cristo, es decir, “la bondad y la severidad de Dios”. La eliminación de la mayoría de la nación del olivo es la “severidad” de Dios, y el injerto por la fe de los gentiles es su “bondad”. El término para bondad (chrēstotēs) se refiere a la generosidad y la misericordia de Dios (véase 2:4), que se muestra en su acto de traer a los gentiles para sí mismo. El término para severidad (apotomía) se refiere a su juicio, que es completamente justo y al mismo tiempo definitivo. Estos son los dos lados de la naturaleza santa de Dios: su amor y su justicia.

Su severidad es hacia “los que cayeron”, mostrando su propia responsabilidad por su difícil situación (véase 1Co 10:12; Heb 4:11; Ap. 2:5). Pablo dibuja un marcado contraste entre los judíos que cayeron y los gentiles que “por la fe se mantienen firmes” (v. 20). Los primeros confían en su propia fuerza, los segundos ejercen una dependencia total de Dios. Su bondad está reservada para aquellos que “continúan en su bondad”, que persisten en su caminar con Dios y, como en Colosenses 1:23, “continúan en su fe”. Pablo menciona la bondad de Dios tres veces aquí; no es solo un regalo, sino también el medio por el cual superamos nuestras dificultades y tentaciones. Dios derrama sus riquezas en nuestras vidas (Efesios 1:7–8), y su don principal es la fe para poner nuestra confianza en Cristo y mantener nuestra relación con él. A esto se refiere la victoria espiritual mandada en este versículo.

Sin rendirse ante él, la advertencia es severa: “tú también serás desgajado” (tal como lo fueron los judíos). Este es el otro lado de la seguridad prometida en 8:28, 35–39. Dios cumple fielmente sus promesas de pacto (9:6, 14) y muestra su bondad al adoptarnos como miembros de su familia (8:15–17) y al proporcionar su protección segura a través de su poder (Ef. 1:18–20; 1Pe 1:5). ¡Ahora nuestra responsabilidad es “mantenernos en su bondad” para que no lo perdamos todo! La fe continua y la dependencia a él nos da el poder de superar nuestros desafíos y encontrar la victoria. La alternativa es demasiado aterradora para contemplarla. Estaremos “separados” de Dios por toda la eternidad.

Hay una gran discusión sobre si este versículo advierte sobre la pérdida de la salvación. Muchos piensan que Pablo no está hablando de verdaderos creyentes sino de miembros de la iglesia (visible) que al no continuar en la fe muestran que nunca creyeron realmente. Esta, en mi opinión, es la mejor respuesta calvinista a pasajes como este (véase también Heb 6:4–6; 10:26–31; 2Pe 2:20–22; Ap. 21:7–8, y otros). ¿Pero es esto suficiente? Aquellos judíos que fueron cortados no eran todos el verdadero Israel, sino aquellos que nunca encontraron fe en Cristo. Del mismo modo, los gentiles que recibieron la bondad de Dios no constituían todos los gentiles sino solo los que creían. Apenas es suficiente relegar esta advertencia solo a aquellos gentiles que eran miembros de la iglesia pero que nunca creyeron. Pablo no da indicios de esto aquí. Es mejor ver esto como una advertencia válida de que cualquier gentil creyente que caiga será cortado. Al igual que en Santiago 1:19–20, estas personas pueden volver a Cristo y ser perdonadas (como los judíos en el siguiente párrafo), pero mientras sean cortadas se dirigen a la destrucción eterna.

Comentario de San juan 15: 6. El que en mí no permanece, es echado fuera como (cualquier) pámpano, y se seca; y los echan en el fuego y arden. Nótense los cinco elementos en el castigo del que rechaza la luz:

▬ a. “Es echado fuera como (cualquier) pámpano”. Ya está condenado (3:18). Es echado fuera (6:37).

▬ b. “Se seca”. Aunque esta persona pueda seguir en esta vida por un tiempo más, no tiene paz (Is. 48:22), ni gozo (Jl. 1:12: “se extinguió”). Es como los “árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados” (Jud. 12; véase también Is. 40:24; Mr. 4:6; 11:21). El ejemplo inolvidable es Judas (Mt. 27:3–5).

▬ c. “Y los recogen (los pámpanos)”. Cf. Mt. 13:30: “Y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla”. Véase también Mt. 13:41 y Ap. 14:18.

▬ d. “Los echan en el fuego”. Cf. Mt. 13:41, 42: “Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego”. Véase también Mt. 7:19; 13:50; Ap. 20:15.

▬ e. “y arden”. Cf. Mt. 25:46: “E irán estos al castigo eterno”. Que este quemarse no significa aniquilación resulta claro también de pasajes como Mr. 9:43 (“fuego que no puede ser apagado”), (“el fuego nunca se apaga”); cf. Ap. 20:10 (“y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”—dicho respecto al diablo, la bestia y el falso profeta, cf. Ap. 20:15).

En cuanto a la enseñanza respecto a las últimas cosas en el Evangelio de Juan véase sobre 5:24–30. Nótese el instructivo cambio del singular al plural aquí en 15:6. Primero tenemos el singular: “El que … es echado fuera … y se seca”. Esto pone de relieve la responsabilidad de cada persona que es conducida a un contacto íntimo con Cristo y su evangelio. Si rechaza la luz, llegará el tiempo en que terminará toda labor ulterior con él como persona. Se le considera como uno más entre la masa de aquellos que son rechazados y arrojados al infierno. Por ello, ahora tenemos el plural: “y los (tales pámpanos) recogen”, etc. (La voz activa en el original de modo que leemos literalmente, “y los recogen y los echan en el fuego”, se debe probablemente a influencia aramea en la gramática; véase sobre este tema en IV de la Introducción.

   Comentario de Filipenses 2: La exhortación 12. Así pues, amados míos. Esta frase establece la conexión entre los versículos 12–18 y 1–11, especialmente 5–11. En efecto, esta conexión se remonta aun mucho más atrás, como veremos, por el estrecho paralelismo que existe entre 2:12 y 1:27. Pablo se dirije a los filipenses cariñosamente llamándolos “amados míos”, queriendo decir: “Vosotros, a quien Cristo ama y yo también, con un amor profundo, permanente, inteligente y determinado”.

Al decir “Así pues” o “Por lo tanto”, el apóstol quiere dar a entender:

▬ a. puesto que Cristo Jesús con su obediencia ilimitada y voluntaria os ha dado un ejemplo (vv. 5–8); y

▬ b. puesto que el premio que él recibió muestra que hay grandes cosas para aquellos que siguen este ejemplo (vv. 9–11); y finalmente,

▬ c. puesto que este altamente exaltado Mediador divino y humano imparte fortaleza desde el cielo a todos los que confían en él y anhelan vivir conforme él desea (implícito en los vv. 9–11), por tanto, etc.…

El apóstol continúa diciendo con prudencia y tacto: tal como siempre habéis obedecido. De manera general, los miembros de la iglesia de Filipos habían escuchado siempre las demandas de Dios en el evangelio (cf. Ro. 10:16; 2 Ts. 1:8), y las doctrinas y admoniciones cristianas (Ro. 6:17; 2 Ts. 3:14). Mas, a pesar de eso, había peligro. Existía cierta tendencia a apoyarse demasiado en Pablo, es decir, en su presencia física entre ellos. Se sentían agobiados por una emoción cercana a la nostalgia al revivir en su imaginación los sucesos acaecidos cuando el apóstol estuvo personalmente en Filipos, cuando podían oír su propia voz y acudir directamente a él con sus problemas. E igualmente, ahora tenían un deseo intenso de, si era la voluntad de Dios, tener a Pablo de nuevo con ellos. Aunque en esta actitud había mucho que era bello y digno de apreciar, sin embargo, no era totalmente saludable. Los filipenses debían aprender a apoyarse completamente en Dios, y no la mayor parte en Dios y el resto en la presencia física de Pablo. Que el apóstol tenía plena conciencia de esta debilidad, está claro por el hecho de que ha anteriormente había aludido a ella. Nótese el paralelo mencionado anteriormente entre 1:27 y 2:12:

La obediencia de los filipenses no debe ser motivada por la presencia de Pablo, ni durar solamente mientras él estuviera entre ellos. Por el contrario, su misma ausencia debe inculcarles la idea de que ahora más que nunca deben tomar ellos la iniciativa. Es ahora especialmente cuando han de esforzarse, porque es ahora cuando tienen que contar con sus propios recursos; no en cuanto a Dios se refiere, por supuesto, sino en cuanto a Pablo. Deben ocuparse en “su salvación”, es decir, ocuparse en ella sin la asistencia de Pablo. Sí, deben ocuparse en ella, o lo que es lo mismo: llevarla a su fin, comprender plenamente su significado, y aplicarla a su vida día tras día. Deben afanarse en producir todos los frutos del Espíritu en sus vidas (¡la lista completa que se enumera en Gá. 5:22, 23!). Deben aspirar a nada menos que la perfección moral y espiritual.

No nos equivocamos cuando decimos que, en tal contexto, el tiempo del verbo indica que Pablo tenía en su mente la idea de un esfuerzo continuo, vigoroso, sostenido: “Continuad ocupándoos”. Los creyentes no son salvados, por así decirlo, de un solo golpe, sino que su salvación es un proceso (Lc. 13:23; Hch. 2:47; 2 Co. 2:15). Es un proceso en el que ellos, lejos de permanecer pasivos o inactivos, toman parte activa. Es un proseguir, un ir en pos, un avanzar con ímpetu, una contienda, una batalla, una carrera (véase lo que se dice en Fil. 3:12; véase también Ro. 14:19; 1 Co. 9:24–27; 1 Ti. 6:12).

No es cosa fácil mantener un esfuerzo tan constante y sostenido. Es una batalla que se desarrolla en tres frentes diferentes, una guerra contra la tremendamente poderosa y astuta coalición del mundo, el demonio y la carne. Significa usar al máximo todo medio divinamente ordenado para vencer el mal y sacar a la luz el bien que hay en ellos (“en ellos” ¡porque Dios lo puso allí!)

Una cosa, es decir: “Hacedlo todo para la gloria de Dios”, y otra muy diferente el llevarlo a la práctica.

Una cosa es orar: “Como nosotros perdonamos a nuestros deudores” y otra, no tan fácil, el perdonarlos realmente.

Una cosa es exhibir una placa que diga:

CRISTO ES LA CABEZA DE ESTE HOGAR

y otra es reconocerlo realmente como tal, presentándole en oración todos los asuntos importantes

y obedeciendo cada uno de sus mandamientos.

Una cosa es el afirmar devotamente: “La soberanía de Dios es el principio fundamental de la fe y la práctica”, y otra, mucho más difícil, el someterse confiadamente a esta voluntad soberana cuando un ser querido enferma, se apaga poco a poco, para finalmente morir. Y así podríamos continuar indefinidamente. Ciertamente, la tarea que pesaba sobre los hombros de los filipenses era tan difícil que, dejados a sus propios recursos, hubieran sido tan impotentes para hacer algo como el paralítico que se nos describe en Juan 5, para levantarse y andar. Mas a éste dijo Jesús: “Levántate, toma tu lecho y anda”. Y en substancia dice a los filipenses que deben considerar este ocuparse en su salvación como la tarea de su vida. Nótese aquí que el término salvación enfatiza aquel aspecto de ella que se llama santificación. (Para el significado de la palabra salvación, según la usa Pablo, véase lo que se dice en el C.N.T. sobre 1 Ti. 1:15).

Debido a que esta labor, esta tarea, es tan vital, debe llevarse a cabo “con temor y temblor”. La importancia de esta frase hace que preceda al verbo que modifica. Leemos: “Con temor y temblor continuad ocupándoos en vuestra salvación”.

Comentario de Hebreos 6: Arrepentimiento Imposible 6:4–6

En los capítulos 3 y 4, el escritor de Hebreos analizó el pecado de incredulidad que resulta en la apostasía. Ahora, en una extensa oración (6:4–6), él desarrolla esa enseñanza más detalladamente. El énfasis recae, en esta oración, en su verbo principal, a saber, ser traídos al arrepentimiento (v. 6), que es introducido negativamente por medio de la frase es imposible.

[4]. Es imposible para aquellos que fueron una vez iluminados, que han gustado del don celestial, que han participado del Espíritu Santo, 5. que han gustado de la bondad de la Palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, 6. sí caen, ser traídos de nuevo al arrepentimiento, porque para su perdición están crucificando de nuevo al Hijo de Dios y exponiéndolo a la vergüenza pública.

A todo lo largo de la epístola, el escritor ha exhortado a sus lectores a aceptar la Palabra de Dios en fe, y a no caer en el pecado de incredulidad que resulta en un juicio eterno (2:1–3; 3:12–14; 4:1, 6, 11; 10:25, 27, 31; 12:16–17, 25, 29). En 6:4–6, él no se dirige ya a los destinatarios de su carta, sino que en vez de ello expresa una verdad que surge de una referencia anterior a los israelitas que perecieron en el desierto a causa de su incredulidad. Esta verdad también se le aplica a los hebreos, aunque el escritor omita hacer en 6:4–6 alguna referencia personal.

Antes de considerar los detalles del pasaje, es necesario que veamos los puntos más importantes en que se divide el texto. Son tres la preguntas que formulamos.

▬ a. ¿Quién es la gente que se menciona en 6:4–6? Se trata de personas caracterizadas por cuatro participios que en el griego original exhiben un rimo poético: fueron iluminados, han gustado, han participado, han gustado. No existe ningún vínculo especial entre estos participios, aunque algunos expositores han querido ver en este versículo una secuencia de bautismo, santa cena, ordenación, y quizá hasta de proclamación.

   Aquellos que fueron una vez iluminados. Desde el siglo dos hasta el presente ha habido escritores que han asociado el verbo iluminado con el bautismo. Esta interpretación recibe un apoyo adicional de parte de la expresión restrictiva una vez. Además, en el contexto más amplio de este pasaje, encontramos que el término bautismos aparece en 6:2. Podemos señalar muchas semejanzas entre el bautismo y la iluminación. Por ejemplo, la antigua práctica de fijar el horario de los bautismos para el amanecer utiliza el símbolo de la noche del pecado que retrocede y del sol naciente que ilumina al candidato al bautismo, que entra a una nueva vida.

Pero el verbo iluminado tiene también otros significados. El escritor vuelve a usar esta palabra en 10:32, donde la expresión parece ser sinónima de “conocimiento de la verdad” (Heb. 10:26). Aparte de las dos veces que se menciona en Hebreos, este verbo aparece nueve veces en el Nuevo Testamento y tiene un significado más amplio que el de una referencia al bautismo (Lc. 11:36; Jn. 1:9; 1 Co. 4:5; Ef. 1:18, 3:9; 2 Ti. 1:10; Ap. 18:1; 21:23; 22:5).

   Que han gustado del don celestial. Imaginemos el caso de una persona que haya participado en los cultos de la iglesia, que haya hecho confesión de fe, que haya sido bautizado y que haya tomado parte en la vida de la iglesia; que haya comido además del pan partido y haya bebido de la copa que se le ofreciera durante la celebración de la Santa Cena. De este nuevo creyente podríamos entonces decir, que ha gustado sin duda del don celestial.

Sin embargo, poner límites a la interpretación de esta frase (“gustado del don celestial”) sería reducir demasiado su significado. El Nuevo Testamento mismo aporta una explicación más amplia. Jesús se identifica como “el don de Dios” al hablar con la samaritana junto al pozo de Jacob (Jn. 4:10). Pedro llama don de Dios al Espíritu Santo (Hch. 2:38; 8:20; 10:45; 11:17). Por otra parte, Pablo menciona en sus epístolas el “don de gracia” y el “don de justicia”, asociando estos dones con Jesucristo (Ro. 5:15, 17; 2 Co. 9:15; Ef. 3:7 y 4:7).

    Que han participado del Espíritu Santo. El original griego indica la estrecha conexión que hay entre la cláusula precedente y ésta. Dentro del marco del contexto general de 6:4, podemos ver un vínculo entre la frase la imposición de manos (Heb. 6:2) y la participación en el Espíritu Santo, en especial si consideramos que el don celestial es el Espíritu Santo.

Tener parte en el Espíritu Santo presupone que dicha participación ha de acontecer en comunión con otros creyentes. Y el Espíritu de Dios se ha manifestado en diversos dones espirituales otorgados a los miembros de la iglesia (1 Co. 12:7–11).

   Que han gustado de la bondad de la Palabra de Dios. El escritor de Hebreos no especifica el alcance de la Palabra, sólo dice que la palabra es buena. Cuando Dios habla, el hombre recibe un buen don. El escritor de Hebreos vuelve a usar el verbo gustar para indicar el gozo de recibir este don. Este gozo consiste en oír la proclamación de las Escrituras y en obtener alimento espiritual de dicha Palabra.

   Y los poderes del siglo venidero. Lo que viene después de gustar de la Palabra de Dios es experimentar los poderes del siglo venidero. Nótese primeramente que el escritor usa el plural poder. Es decir que los mismos son parte de las “señales, prodigios y diversos milagros” que el escritor ha mencionado anteriormente (2:4). Estos poderes pertenecen al siglo venidero, pero son ya evidentes en este tiempo. Él no dice cuáles son estos poderes, aunque notamos que los mismos están encaminados hacia el avance de la iglesia por todo el mundo.

La frase el siglo venidero (con ligeras variantes) aparece solamente seis veces en el Nuevo Testamento: tres veces en los Evangelios (Mt. 12:32; Mr. 10:30; Lc. 18:30) y tres veces en las epístolas (Ef. 1:21; 2:7; Heb. 6:5). Dada que los escritores del Nuevo Testamento usan esta frase con escasa frecuencia, debemos ser prudentes al interpretarla. En principio nos es dado experimentar en la era presente los poderes que pertenecen a la era futura. Cuando la era venidera amanezca, conoceremos plenamente los poderes sobrenaturales que ahora se nos permite observar.

El escritor de Hebreos ha descrito cierto número de experiencias que algunas persona han tenido. En cierto sentido podemos decir que él es deliberadamente ambiguo, ya que se limita a hacer una lista de algunos fenómenos, pero sin aclarar quienes los experimentan. Pero él sigue adelante y describe qué le sucede a esta gente.

▬ b. ¿Qué sucede con la gente mencionada en 6:4–6? El escritor añade un participio que muchos traductores inician con la partícula .

   Si caen. No estoy seguro de que el escritor tenga la intención de decir que los Hebreos nunca serán apóstatas. En los capítulos precedentes, él ha hablado de la apostasía y la ha ilustrado citando el Salmo 95. Los israelitas que cayeron en el desierto habían puesto sangre sobre las jambas de sus puertas en Egipto habían comido el cordero de la Pascua; habían dejado a Egipto atrás, consagrado sus primogénitos al Señor y cruzado el Mar Rojo; habían podido ver la columna de nube durante el día y la columna de fuego durante la noche; habían gustado de las aguas de Mara y Elim y habían comido diariamente el maná que Dios proveía; habían oído la voz de Dios desde el Monte Sinaí cuando él les diera los Diez Mandamientos (véase Ex. 12–20). Y con todo, estos mismos israelitas endurecieron sus corazones con incredulidad, y por su desobediencia cayeron y se apartaron del Dios vivo (He. 3:12, 18; 4:6, 11). El escritor de la epístola a los hebreos enseña que la apostasía que brota de la incredulidad resulta en el endurecimiento del corazón y en la incapacidad para arrepentirse (3:13; 4:2; 6:6; 10:26; 12:15).

Por otra parte, el escritor les escribe palabras de aliento a los destinatarios de esta epístola. En el contexto más amplio les escribe: “Y aunque hablamos de este modo, queridos amigos, tenemos confianza de mejores cosas en vuestro caso—cosas que acompañan la salvación” (6:9).

¿Qué significó este pasaje (6:4–6) para los lectores originales de Hebreos? ¿Está el escritor haciendo sonar solamente una alarma de advertencia, o es que piensa que el ejemplo de los israelitas podría ser imitado por la gente a la que dirige su carta? Las advertencias constantes, repetidas y sentidas del escritor demuestran de modo convincente que la apostasía puede acaecer (3:12–13; 4:1, 11; 12:15). Una y otra vez él coloca ante los lectores la responsabilidad de proteger cada uno el bienestar espiritual del otro “para que nadie caiga siguiendo su ejemplo [el de los israelitas] de desobediencia” (4:11).

Es necesario hacer aquí una distinción. El escritor habla de caer y perderse, y no de caer en pecado. Por ejemplo, Judas cayó y se apartó de Jesús y nunca regresó a él; Pedro cayó en pecado, pero poco después vio al Jesús resucitado. Estos dos conceptos (apostasía y volver a pecar) nunca deben ser confundidos. En 6:6 el escritor se refiere a la apostasía; tiene en mente a la persona que deliberada y completamente abandona la fe cristiana.

La apostasía no acontece de un modo repentino e inesperado. Es más bien parte de un proceso gradual, una declinación que lleva de la incredulidad a la desobediencia y a la apostasía. Y cuando llegan la caída y el apartarse de la fe, éstas llevan al endurecimiento del corazón y a la imposibilidad del arrepentimiento.

El escritor, al usar el ejemplo de los israelitas, ha demostrado cuál es el proceso que desemboca en la apostasía (3:18; 4:6, 11).

Si los israelitas del tiempo de Moisés deliberadamente desobedecieron la ley de Dios y “recibieron su justo castigo” (2:2; y véase 10:28), “¿con cuánta más severidad creéis que merece ser castigado el hombre que ha pisoteado al Hijo de Dios?” (10:29).

¿En qué parte de este proceso encajan los destinatarios de esta epístola? El escritor los reprende por ser lentos para aprender (5:11), perezosos (6:12), y enclenques (12:12). Los exhorta constantemente a fortalecer su fe (4:2; 10:22–23; 12:2). Si su fe continúa debilitándose, caerán presa de la incredulidad que lleva a la desobediencia y a la apostasía.

    Es imposible … ser traídos de nuevo al arrepentimiento. Advertimos que hay por lo menos dos detalles en este pasaje que a propósito son imprecisos. En primer lugar, en los versículos precedentes (5:11–6:3) y en los que siguen (6:9–12), el escritor usa pronombres plurales en primera y segunda persona, nosotros y vosotros, pero en los versículos 6:4–6 encontramos pronombres de tercera persona plural: aquellos y ellos. En segundo lugar, falta el sujeto del verbo ser traído nuevamente. El escritor no revela la identidad del agente en cuestión. ¿Está acaso diciendo que Dios no permite (6:3) un segundo arrepentimiento? ¿O querrá decir que una persona que ha caído y se ha apartado del Dios vivo no puede ser traída nuevamente al arrepentimiento debido al corazón endurecido del pecador? Aunque el escritor no dé la respuesta, suponemos que ambas preguntas podrían ser contestadas afirmativamente.

El uso del pronombre nosotros en el contexto más amplio de 6:4–6 demuestra que Dios nunca le falla al creyente que con fe confía en él. Dios “deja bien en claro la inmutable naturaleza de su propósito a los herederos de lo prometido” (6:17), y lo hace con un juramento. Y los herederos de la promesa son el escritor y los lectores de la epístola a los hebreos.

¿Es la iglesia cristiana incapaz de restaurar a un pecador endurecido y traerlo de nuevo a la gracia de Dios? Una vez más vemos que el escritor no da una respuesta en el contexto del pasaje. Pero en relación con otro tema él repite el sentir general de 6:4–6 y escribe: “Si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio por los pecados” (10:26). El escritor nada dice en cuanto a la restauración de un pecador endurecido; a lo que se refiere es a la imposibilidad de quitar el pecado a causa de que la persona peca deliberadamente. La palabra deliberadamente recibía todo el énfasis en el griego original por estar en primer lugar en la oración. Si una persona familiarizada con “las enseñanzas elementales acerca de Cristo” peca deliberadamente, es imposible su restauración por medio del arrepentimiento.

▬ c. ¿Por qué esto es así? El escritor de la epístola da dos razones: “para su perdición están crucificando de nuevo al Hijo de Dios” y lo están “exponiendo a la vergüenza pública”. Nos damos cuenta de que el escritor está usando, obviamente, una metáfora. Los que han caído y se han apartado no crucifican literalmente al Hijo de Dios ni lo exponen a la infamia. Vale la pena notar que el escritor no usa ni el nombre personal Jesús ni el nombre oficial Cristo, sino más bien el apelativo Hijo de Dios; esto se hace para expresar por un lado la divina exaltación del Hijo, y por el otro la total depravación del pecador que se ha apartado del Hijo de Dios y se ha puesto contra él.

El que ha caído de este modo declara que Jesús debiera ser eliminado. Así como los judíos querían sacar a Jesús de esta tierra y por ello lo alzaron del suelo en una cruz, del mismo modo el apóstata le niega a Jesús un lugar, lo destierra de este mundo y, metafóricamente, crucifica otra vez al Hijo de Dios. De esta manera trata a Jesús con persistente menosprecio y escarnio, y con pleno conocimiento comete el pecado para el cual ya no existen ni arrepentimiento (6:6) ni sacrificio (10:26). El pecador puede esperar el juicio de Dios que llegará a él como “un fuego devorador que consumirá a los enemigos de Dios” (10:27).

Consideraciones doctrinales en 6:4–6

   No debe pasarse por alto la relación que hay entre los vv. 3 y 4. Las palabras si Dios lo permite deben ser considerados en su relación con la frase es imposible. Es cierto, que Jesús dijo que con respecto a la salvación “para Dios todas las cosas son posibles (Mt. 19:26; Mr. 10:27; Lc. 18:27). Aquí, empero, el contexto difiere. Dios cambia el corazón del hombre pecador para hacer que éste sea receptivo al evangelio. Pero Dios no permite que el pecado deliberado quede impune. Es imposible traer nuevamente a una persona tal al arrepentimiento.

El Antiguo Testamento habla en varios lugares de las consecuencias de pecar deliberadamente contra Dios. Por ejemplo, en Nm. 15:30–31 Dios dice: “Todo aquel que peca desafiantemente, ya sea nativo o extranjero, blasfema contra el Señor, y tal persona debe ser cortada de su pueblo. Por haber despreciado la Palabra de Señor y quebrantado sus mandamientos, dicha persona debe ciertamente ser cortada; su culpa permanece con ella”.

Familiarizado con las enseñanzas del Antiguo Testamento acerca de este tema, el escritor de Hebreos compara al hombre que pecaba rechazando la ley de Moisés con alguien “que pisotea al Hijo de Dios” y que “ha insultado al Espíritu de gracia” (10:29). Luego hace una pregunta retórica: “¿No recibirá la persona que ha ofendido al Hijo de Dios y al Espíritu Santa un castigo más severo que aquel que rechazó la ley de Moisés?”181 La respuesta es: por supuesto.

Dios no permite que nadie desprecie caprichosamente a su Hijo, a su Palabra, o a su Espíritu. Pecar deliberadamente contra Dios con plena consciencia y conocimiento de la divina revelación de Dios constituye un pecado contra el Espíritu Santo (Mt. 12:32; Mr. 3:29; Lc. 12:10).182 Este pecado no tiene el perdón de Dios.

Las preguntas teológicas acerca de lo genuino del arrepentimiento y de la fe de la gente que reniega de Cristo quedan sin contestar. El escritor rehúsa juzgar a la gente; en lugar de ello les advierte en contra de caer en el mismo error que cometieron los israelitas en el desierto. El alienta a sus lectores a crecer espiritualmente y a continuar obedeciendo la Palabra de Dios.

Estamos frente a un misterio cuando vemos a Dios sacar de Egipto a la nación escogida, Israel, y luego destruir a la gente de veinte años y arriba en el desierto (Nm. 14:29); o cuando vemos a Jesús pasar una noche en oración antes de designar a Judas como uno de sus discípulos (Lc. 6:12, 16) y más tarde declarar que Judas estaba “condenado a la perdición (Jn. 17:12); y también cuando vemos a Pablo aceptar a Demas como compañero evangelista y ver cómo éste años más tarde abandona a Pablo porque, en las palabras del mismo Pablo, “Demas amaba este mundo” (2 Ti. 4:10).

El escritor de Hebreos observa que los desobedientes israelitas murieron en el desierto a causa de la incredulidad. Por analogía, es real la posibilidad de que personas que han confesado a Cristo, caigan (Mt. 7:21–23). ¿Es posible que verdaderos creyentes se aparten de Cristo? El escritor exhorta sin cesar a los destinatarios de su epístola a permanecer fieles porque Dios es fiel. Dios no rompe la buena promesa hecha a su pueblo. “Dios no es injusto” (6:10). Por lo tanto, dice el escritor, “imitad a aquellos que por la fe y la paciencia heredaron lo prometido” (6:12).

2° Titulo:  Amor de Dios para el que se vuelve a Él. Versículo 23. Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. (Léase: San Lucas 15:20 y 21. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.; ▬ 1° de Pedro 2:25. Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.).   

   Comentario de Romanos: Puedes ser cortado y los judíos injertados nuevamente (11:22–23)

Mientras que los gentiles enfrentan el peligro de perder todo lo que Dios les ha dado si no perseveran en su salvación, los judíos pueden regresar de su apostasía y ser restaurados por Dios (v. 23). El versículo 23 es lo opuesto al versículo 22. En este caso, la bondad y la severidad de Dios se pueden revertir: los gentiles pueden ser cortados por no ser fieles a Dios, y los judíos, “si ellos dejan de ser incrédulos, serán injertados “. Dios trata a ambos grupos de la misma manera; No hay favoritos. Los gentiles deben continuar en su fe, y los judíos deben dejar de continuar en su incredulidad.

Cuando el pueblo judío llegue a la fe en Cristo, se unirán a los gentiles y serán injertados en el olivo de Cristo. Han perdido su lugar en el verdadero pueblo de Dios, pero Dios “puede injertarlos de nuevo”. Jesús proporcionó este principio al discutir la salvación de los ricos: “para los hombres es imposible…, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible” (Marcos 10:27). El énfasis está en el poder de Dios: “posible” se puede traducir “tiene el poder [dynatos] para hacerlo”, como en 4:21, “Dios tenía el poder de hacer lo que había prometido”, y 9:22, “queriendo … dar a conocer su poder” (también 1:4, 20; 9:17). Todo es posible gracias a la gracia divina revelada en el poder divino. Los gentiles nunca se deben atrever a suponer que están adentro e Israel está afuera. Dios ha traído a los gentiles a su familia como parte del proceso de traer a Israel de regreso a él (11:11, 14), por lo que no hay lugar para el orgullo.

   Comentario de Lucas 15: Cariñosamente recibido por su padre 20. Por tanto se levantó y fue a su padre. Muchas resoluciones piadosas nunca se llevan a cabo. Este joven hizo lo que había resuelto hacer. Salió y siguió en camino. Tiene que haber sido un largo viaje, porque había ido a un país lejano (v. 13). Además, en su condición debilitada el viaje de regreso debe haber sido difícil. Pero él perseveró.

Continúa: Pero mientras estaba muy lejos todavía, su padre lo vio, y sintió compasión por él. El padre corrió, lo abrazó y lo besó fervientemente.

Es claro que el padre nunca había perdido el interés en su hijo descarriado. Una y otra vez debe de haber estado a la expectativa de él. Y ahora … allí lo ve a la distancia. ¿Qué hace el padre? Cada una de las cuatro acciones merecen comentario: Se compadece profundamente, corre, lo abraza y lo besa. ¡Y todo esto aun antes que el hijo haya dicho siquiera una palabra!

¡Qué amor maravilloso!

▬ a. Él se compadece. Literalmente dice: “se le enternecieron las entrañas por él”. A medida que disminuye la distancia entre el padre y el hijo, ese ve más y más claramente cuán cansado y miserable está su hijo. Se compadece. Interpreta el regreso de “su niño” en el sentido más favorable. El muchacho se ha arrepentido. Está triste por lo que ha hecho. ¡Cuán intensamente este padre ama a su hijo! ¿Diremos, “ahora más que nunca”?

▬ b. El corre. El padre no puede haber sido muy joven; sin embargo, corre. En aquella parte del mundo generalmente no se consideraba digno que un anciano corriese; sin embargo, él corre. Nada puede impedirle el hacerlo.

▬ c. El abraza a su hijo por el cuello. Apasionadamente lo abraza. ¿No indica este hecho mismo que el padre en su corazón ya había concedido el perdón a su hijo?

▬ d. Lo besa repetidas veces tierna y fervientemente.

   [21]. El hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado tu hijo.

Eso es lo que el hijo se había propuesto decir. Pero también se había propuesto decir más: “Hazme como uno de tus jornaleros” (v. 19). Nunca lo dijo. El padre nunca le dio la oportunidad de decirlo. ¡Qué maravilloso!

Comentario de 1ª de Pedro 2:25. Pues eran como ovejas descarriadas, pero ahora han vuelto al Pastor y Supervisor de sus almas. En este versículo Pedro cita la profecía del Antiguo Testamento que encontramos en Isaías 53:6, “todos nosotros, como ovejas, nos hemos extraviado”. Una vez más Pedro cambia la redacción pasando de la primera persona plural a la segunda persona plural y aplica este texto a sus lectores.

En la sociedad de carácter rural del antiguo Israel, esta imagen evocada por Isaías 53:6 era bastante conocida por la gente (Sal. 119:176; Jer. 50:6; Ez. 34:4, 5, 6, 16). Además, en sus enseñanzas Jesús frecuentemente menciona a las ovejas extraviadas y al pastor que cuida a la que se pierde, (véase, p. ej., Lc. 15:4–7; Jn. 10:1–18). Cuando una oveja se extravía y queda apartada de la manada, se confunde; se echa al suelo, no está dispuesta a moverse, y esperará hasta que el pastor venga a llevarla de nuevo al rebaño.

La inteligencia no es una de las características de la oveja; la oveja depende totalmente del cuidado diario del pastor.

Pedro escribe: “Pero ahora han vuelto al Pastor y Supervisor de sus almas”. En primer lugar, él compara a los lectores con ovejas que se han extraviado del rebaño y del pastor, es decir, de la iglesia y de Cristo. En segundo lugar, habla figuradamente de la experiencia de la conversión que los lectores habían tenido cuando regresaron al Pastor. ¿Está indicando Pedro que los lectores regresaron a Cristo por su propio poder? De ninguna manera. En un contexto anterior escribe que Dios los había escogido y los había llamado desde las tinieblas del pecado a su luz maravillosa (2:9–10). Cuando volvemos al Pastor y Supervisor de nuestras almas, Cristo ya nos ha encontrado.

Pedro llama a Jesús Pastor y Supervisor de las almas; en el quinto capítulo de esta epístola, él describe a Jesús como el jefe de los pastores (5:4). Es obvio que está pensando en las palabras de Jesús, quien en el evangelio se refiere a sí mismo como “el buen pastor” (Jn. 10:11, 14). Pedro implícitamente aplica el concepto de pastor y ovejas a la comunidad de creyentes, es decir, a la iglesia. Cristo Jesús es el Supervisor de la iglesia. Así como el pastor cuida de cada una de las ovejas del rebaño, del mismo modo Jesús cuida de cada miembro de la iglesia. Jesús es el ejemplo de sus seguidores espirituales: él sufrió y murió por su pueblo; él guarda cuidadosamente a su iglesia.

3er Titulo: Promesa profética de restauración para Israel. Versículo 24. Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo? (Léase: Deuteronomio 30:3. entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios.; ▬ Jeremías 24:6 y 7. Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón.  ▬ San Lucas 19:8 y 9. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.). 

   La rama natural se puede volver a injertar fácilmente (11:24)

Pablo concluye su metáfora del olivo refiriéndose a las técnicas de cultivo antiguas una vez más. Él comienza, “si tú fuiste cortado de un olivo silvestre, al que por naturaleza pertenecías, y contra tu condición natural fuiste injertado en un olivo cultivado”. Rara vez se hizo de esa manera porque era un proceso complicado. Sin embargo, Dios es el maestro jardinero que puede hacerlo. Si Dios puede injertar con éxito a los gentiles silvestres, “¡con cuánta mayor facilidad las ramas naturales de ese olivo serán injertadas de nuevo en él!”. Esto continúa el contraste de Pablo en el versículo 21 entre las ramas silvestres y las naturales. Lo silvestre es menos productivo que lo natural, y está en contra de la naturaleza injertarlo en un olivo natural. Si Dios tiene el poder de traer a los gentiles “silvestres” a sí mismo, ciertamente puede traer de regreso a los judíos “naturales”.

Al mismo tiempo, esto no significa que Dios se preocupe más por el pueblo judío que hacia los gentiles, ni que los judíos tengan una ventaja sobre los gentiles. Todo lo contrario: Pablo está respondiendo a algunos gentiles que pensaban que la ventaja era suya y habían comenzado a jactarse. Este fue probablemente un problema real en la iglesia romana, ya que algunos gentiles pensaban que eran superiores a sus hermanos y hermanas cristianos judíos (como veremos en 14:1–15:13). Esto proviene de una mentalidad racista y siempre es un gran error. Todos necesitamos igualmente la gracia de Dios y cuidarnos unos a otros.

En esta magnífica sección, Pablo continúa respondiendo preguntas judías sobre las intenciones de Dios para su pueblo del antiguo pacto. Él ve en el remanente de Israel, los judíos creyentes, la misericordia predeterminada de Dios para la nación caída. Él va un paso más allá, mostrando que puede haber alegría incluso en la mayoría que ha respondido a Cristo con incredulidad. En esto vemos el alcance total de la misericordia y la gracia de Dios, ya que su plan de salvación ha dado paso a un milagro evangelístico de cuatro etapas que surge del rechazo judío. (1) La incredulidad judía ha llevado a Dios a rechazarlos, volverse hacia los gentiles y traerlos al reino. (2) Dios, a su vez, hace esto para hacer que estos judíos, ahora incrédulos, estén celosos de los privilegios del pacto que se perdieron y que ahora pertenecen a los gentiles. (3) Como resultado de estos celos, las personas del antiguo pacto regresarán a Cristo y experimentarán un avivamiento nacional (11:25–26). (4) De esta manera, la iglesia universal cumplirá su propósito y logrará todo lo que Dios les dio por misericordia. En este proceso, podemos ver que nuestra propia misión al mundo es parte de este objetivo. El plan de Dios es que una iglesia holística se extienda por todo el mundo. Nuestro objetivo en la misión es la salvación de las almas individuales, pero también la unión de una humanidad caída y dividida en una nueva humanidad bajo Cristo (Efesios 2:15).

En la segunda sección (vv. 17–24), Pablo desarrolla la analogía del olivo para representar la relación de judíos y gentiles en la iglesia. En el período del nuevo pacto, la mayoría de los judíos cayeron en incredulidad y ya no eran Israel. Dios los desgajó y los sacó de su olivo. A partir de su rechazo, Dios creó el nuevo y verdadero Israel, representado aquí como el olivo de Dios en el que se combinan dos entidades, las ramas naturales (judíos creyentes) y los brotes de olivo silvestre (creyentes gentiles). Los gentiles no reemplazaron a los judíos, sino que se unieron al resto de ellos para convertirse en un solo pueblo, la comunidad mesiánica. Esto representa el plan de Dios mostrado en los versículos 11–16 para señalar a ambos convirtiéndose en un cuerpo en Cristo. Pablo advierte a los brotes silvestres que han ganado estos privilegios no por sus propios méritos sino por la gracia de Dios. No se deben atrever a jactarse de su importancia, no sea que ellos también pierdan su lugar en el olivo.

A la luz de esto, debemos recordar las consecuencias de nuestras acciones (vv. 2–4). Dios derrama su bondad sobre aquellos que vienen a él con fe, confiando completamente en la presencia poderosa del Espíritu. Su severidad es experimentada por aquellos que están inmersos en sí mismos y lo ignoran en sus vidas. El juicio que enfrentan es duro, la pérdida de todo. Sin embargo, el poder de Dios es superior a cualquier cosa que enfrentemos, y podemos permanecer fieles y seguir caminando con él en victoria. La fuerza de Dios es más que suficiente para permitirnos perseverar en medio de todo lo que un mundo perdido puede arrojarnos.

Deuteronomio 30:3: Para ser restaurado de su exilio, Israel tenía que tomar dos decisiones. Tenía que “volver” a Jehovah, o sea, la nación tenía que reconocer sus pecados y la violación de las demandas del pacto y regresar hacia Jehovah en arrepentimiento. Además, tenía que obedecer la voz de Jehovah con todo su corazón y con toda su alma (v. 2).

Movido por el arrepentimiento de Israel, Jehovah iba a “regresar” a su pueblo. La restauración de Israel es una revocación del castigo divino. Por causa de su gran compasión hacia su pueblo, Jehovah iba a restaurar a Israel de las naciones donde había sido dispersado y los haría regresar a la tierra que habían recibido como su herencia eterna. La expresión el extremo de los cielos (v. 4) significa una tierra lejana (Isa. 13:5). La restauración de Israel significaba que la nación iba a tomar posesión de la tierra prometida, así como había sido poseída por los israelitas que habían salido de Egipto. El profeta Isaías presenta la restauración del exiliado Israel y su regreso a la tierra de Canaán como un segundo éxodo.

Además, la restauración de Israel a la tierra prometida traería grande prosperidad para el pueblo porque Jehovah había prometido multiplicar grandemente la prosperidad de la nación después de su retorno a Canaán.

   Comentario de Jeremías 24: En los vv. 8–10 se revela el significado de la canasta de higos malos. Dios la identifica como a Sedequías y el pueblo que queda en Jerusalén. Al contrario de lo que habían pensado, que eran los bendecidos de Jehovah al no haber sido llevados a Babilonia, son ellos mismos los que a la larga iban a ser rechazados. Habían seguido en sus caminos pecaminosos, no habían dejado de servir a los ídolos ajenos. Eran tan malos que no tienen valor ninguno, son como los higos podridos que tienen que ser botados. De esta misma manera el pueblo que había quedado en Jerusalén iba a ser dispersado y en todo lugar iba a ser burlado, maldecido, despreciado y rechazado. Su vida será imposible. Sufrirá espada, hambre y pestilencia, todos signos del asedio, de la caída de la ciudad y de su cautividad, hasta que estén exterminados de la tierra dada a sus antepasados, la tierra de promesa que para ellos resultará ser la tierra de su castigo y su fin.

Este capítulo, puesto en el contexto del contraste de las dos canastas de higos, da no solamente esta enseñanza simbólica que es tan gráfica e inolvidable, pero da una enseñanza mucho más grande de un Dios que busca a las personas, vigila por ellas y quiere darles una oportunidad nueva. Con su gran amor y misericordia vigila al remanente en exilio, les da un corazón nuevo para que puedan aprender de él y volverse a él. La bendición de volverse a su tierra es paralela a volverse a Dios. Allá podrá recordar el significado de su pasado, tomar decisiones bajo la guía de Jehovah en el presente y determinar las bases para su futuro. Estas son las buenas nuevas dadas en otro tiempo, pero aplicables al día de hoy.

Comentario de Lucas 19: 8. Pero Zaqueo se puso de pie y dijo al Señor: Escúchame, Señor. Ahora mismo doy la mitad de mis posesiones a los pobres, y si he defraudado a alguien en algo, se lo devuelvo cuadruplicado. Debemos suponer que Jesús ahora ha entrado en la casa del jefe de los publicanos. ¿No es natural creer también que a todos los que se reunieron allí él les dirigió las palabras de vida? La preocupación amorosa que Jesús había demostrado hacia Zaqueo hizo de éste un hombre cambiado.

Tan profundamente impresionado está, que en respuesta se levanta y afirma que aquí y ahora está dando la mitad de sus posesiones a los pobres. Esa es su ofrenda de acción de gracias.

¿Ha sido a veces culpable de (directa o indirectamente) cobrar demasiado dinero de alguien? Sí, lo ha sido. De modo que en presencia de todos ahora declara que va a devolver todo lo que ha tomado ilícitamente. No solamente eso, va a añadir algo más. La ley (Lv. 6:1–5; Nm. 5:7) exigía que en ciertos casos al hacer restitución se añadiese un quinto del dinero recibido injustamente—en este caso un quinto de lo que había cobrado demás. En otros casos había que hacer restitución doble (Ex. 22:4, 7, 9). Sin embargo, Zaqueo ha decidido ahora restituir no el doble sino cuatro veces la cantidad cobrada de más. De paso, ¿no tiende a probar esta restitución cuádruple además de “la mitad de mis posesiones” (esto para los pobres) que Zaqueo no puede haber sido groseramente deshonesto? ¿De otro modo, podría haber hecho una restitución tan generosa?

   [9]. Así que, Jesús le dijo: Hoy la salvación ha venido a este hogar, porque aún este hombre es un hijo de Abraham.

Nótese la salvación, nada menos. ¿No significa esto la emancipación del mayor de los males y el ser puesto en posesión del mayor de los bienes? ¿No significa “vida eterna”? Hoy Jesús había llamado al publicano principal de aquel árbol y había entrado a su hogar con bendición. Por lo tanto, hoy se había producido el gran milagro espiritual. El Gran Pastor había encontrado su oveja.

Nótese también “a este hogar”, no solamente a un individuo en ese hogar. El pacto todavía está en efecto. Véanse Gn. 17:7, 9; 18:19; Sál. 103:17, 18; Lc. 1:72–75, Hch. 2:38, 39. Como es claro por todos estos pasajes, esto de ningún modo excluye la necesidad de la fe viva de parte de los hijos. En forma muy definitiva exige la fe de parte de todos los que han llegado a la edad de la discreción.

Cuando Jesús ahora declara que Zaqueo es ciertamente un hijo de Abraham, no está meramente declarando, por supuesto que el publicano principal es un descendiente físico del arquipatriarca. Está usando “hijo de Abraham” en un sentido espiritual. Cf. Gá. 3:9, 29. El publicano principal era “un hijo de Abraham” en el mismo sentido en que la mujer siriofenicia era una verdadera israelita.

Amén, Para La Honra Y Gloria De Dios.

Descargue aquí estudio completo en pdf: Semana Del 18 Al 24 De diciembre De 2023

Semana del 11 al 17 de diciembre de 2023. “Firme Amonestación De Dios A No Vanagloriarse”

   Lectura bíblica: Romanos Cap. 11, versículos 16 al 21.  Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.

   Comentario del contexto Bíblico: [3]. (11: 16) Israel, restauración-remanente-padres: la tercera prueba es que los primeros padres de Israel, esto es, los patriarcas, dejaron una herencia de santidad. Este es un versículo sumamente

importante que trata de la restauración de Israel. Dios da dos cuadros para mostrar que Israel nunca puede ser rechazado total o definitivamente. Ambos cuadros tienen que ver con las primicias.

  • El judío siempre dedicaba las primicias de su cosecha a Dios. Daba la primera parte a Dios, y al dar la primera parte, estaba diciéndole que dedicaba todos sus alimentos a Dios. No era necesario ofrecer cada bocado a Dios. La ofrenda de las primicias santificaba la totalidad.
  • El segundo cuadro es el de un arbolito que se planta y cuya savia se ofrenda a Dios. Cada rama se considera de allí en adelante como consagrada a Dios. No era necesario dedicar cada rama separadamente.

Lo que Pablo está diciendo es que la raíz, la primera parte, se refiere a los patriarcas, esto es, a los padres de Israel. Israel por mérito de sus patriarcas, sus padres, tiene un lugar muy especial en el corazón de Dios. Toda la nación recibe los beneficios de la vida consagrada de Abraham y de los otros padres piadosos. Toda la nación (la masa de ella) será restaurada y salvada, llevada de regreso a Dios debido a la piedad de sus primeros padres y a causa de la promesa de Dios a los padres (cp. v. 25).

Note esto: llamar santa la nación de Israel no significa que el pueblo judío lleva una vida santa ante los ojos de Dios. Las Escrituras no están hablando de una santidad práctica, cotidiana. Ha habido pocos judíos -como siempre ha habido unos pocos gentiles- que han llevado vidas santas. Pero Israel fue elegido inicialmente por Dios para ser su testigo sobre la tierra: elegido para ser su nación federal o su nación representativa para dar testimonio de Él. Los primeros padres de la nación creyeron en Dios y llevaron vidas de fe, y unos pocos judíos se han mantenido siguiendo a Dios a través de las generaciones en cada siglo. Dios dice con mucha claridad que debido a la santidad de los pocos, Él cuida de la nación como un todo-de toda la masa. Lo que significa es esto: debido a la vida santa de los pocos, Dios mira favorablemente a toda la nación. No quiere decir que salva a cada uno en la nación; sino más bien, bendice a la nación, a todos los que vi ven alrededor de los que siguen a Dios. Los que llevan vidas santas acarrean bendiciones de Dios sobre todos los que les rodean

y les suceden. En Israel muchos serán bendecidos y restaurados por Dios debido a los patriarcas piadosos de la nación.

   Pensamiento 1. Note la influencia de los padres piadosos, los antepasados y las naciones sobre los hijos y las generaciones siguientes. Es importante que cada padre y generación lleve una vida piadosa.

«¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la Ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la Iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por Inocente al malvado; que visita la Iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación» (Éx. 34:6-7; cp. Nm. 14:18).

«Y desecharon sus estatutos, y el pacto que él había hecho con sus padres, y los testimonios que él había prescrito a ellos; y siguieron la vanidad, y se hicieron vanos, y fueron en pos de las naciones que estaban alrededor de ellos, de las cuales Jehová les había mandado que no hiciesen a la manera de ellas» (2 R. 17:15).

«Dios guardará para los hijos de ellos su violencia; le dará su pago, para que conozca» (Job 21:19).

«Que haces misericordia a millares, y castigas la maldad de los padres en sus hijos después de ellos; Dios grande, poderoso, Jehová de los ejércitos es su nombre; grande en consejo, y magnífico en hechos; porque tus ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno según sus caminos, y según el fruto de sus obras» (Jer. 32:18-19).

«Nuestros padres pecaron, y han muerto; y nosotros llevamos su castigo» (Lm. 5:7).

«Guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré» (Dt. 12:30).

«Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen» (Mt. 23:3).

Pensamiento 2. Note la influencia de los hombres piadosos sobre las naciones.

«Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel» (Éx. 19:6).

«Son amados por causa de los padres» (Ro. 11:28).

«Y por cuanto él amó a tus padres, escogió a su descendencia después de ellos, y te sacó de Egipto con su presencia y con su gran poder» (Dt. 4:37).

Sin embargo, debemos recordar siempre que la gente de una nación puede ser restaurada por Dios solamente a través del arrepentimiento, solamente apartándose del pecado y volviéndose a Dios.

«Y confesarán su iniquidad, y la iniquidad de sus padres, por su prevaricación con que prevaricaron contra mí; y también porque anduvieron conmigo en oposición, yo también habré andado en contra de ellos, y los habré hecho entrar en la tierra de sus enemigos; y entonces se humillará su corazón incircunciso, y reconocerán su pecado. Entonces yo me acordaré de mi pacto con Jacob, y asimismo de mi pacto con Isaac, y también de mi pacto con Abraham me acordaré, y haré memoria de lo. tierra» (Lv. 26:40-42).

[4]. (11: 17-24). Introducción: los hombres pueden endurecer sus corazones contra Dios. Los hombres pueden endurecerse tanto contra Dios que no sienten la convicción que el Espíritu obra. La dureza de corazón puede condenar al hombre a una eternidad de separación de Dios. El endurecimiento del corazón de Israel es una advertencia a los hombres en todo lugar, una advertencia a las naciones del mundo.

  1. La parábola del olivo (v. 17).
  2. Advertencia 1: no te jactes (v. 18).
  3. Advertencia 2: teme la complacencia y la incredulidad (vv. 19-21).
  4. Advertencia 3: mira la bondad y la severidad de Dios (v. 22).
  5. Advertencia 4: la restauración es un acontecimiento probable (vv. 23-24).

[1] (11: 17) Israel vs. gentiles: esta es una parábola del olivo. El olivo era el árbol más útil, productivo y valioso de Israel; por eso era precioso para la economía y bienestar de la nación. Debido a esto, la relación de la nación con Dios a veces se representaba con un olivo (cp. Sal. 52:8; Jer. 11: 16; Os. 14:6).

Ahora note el cuadro exacto que se da. Las ramas naturales se refieren a Israel, y las ramas del olivo silvestre se refieren a los creyentes gentiles. El olivo se refiere a Dios y a una relación correcta con Él.

▬ 1. Algunas ramas naturales se quiebran y son rechazadas. Algunos judíos no creyeron y no creen en Cristo; en consecuencia, no se encuentran unidos a Dios. No llevan una relación correcta con Dios. Pero note que solamente algunas de las ramas son desgajadas. Algunos judíos aceptaron a Cristo como el Mesías y mantuvieron una correcta relación con Dios.

«Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de» (Mt. 21:43).

«Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena» (Le. 14:24).

«Vendrá y destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros. Cuando ellos oyeron esto, dijeron: ¡Dios nos Ubre!» (Lc. 20:16).

«Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y Tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo» (Ro. 11:17).

«Mi Dios los desechará, porque ellos no le oyeron; y andarán errantes entre las naciones» (Os. 9:17).

▬ 2. Algunas ramas del olivo silvestre fueron injertadas en el árbol. Note que las palabras «y tú» (kai su) es singular. Pablo no está hablando a los gentiles como un todo, sino a gentiles como individuos. Note dos cosas.

-a. Se dice que el creyente gentil es una rama de olivo silvestre. La palabra «silvestre» quiere decir que el gentil no era parte del olivo (Dios); estaba fuera, separado y alejado del olivo (Dios). Por lo tanto …

  • era parte del mundo silvestre, desierto e inculto.
  • se estaba haciendo inde pendiente y descontrolado.
  • era inútil y sin valor.
  • desamparado y sin protección.
  • está infestado de insectos, amargo e inferior.

-b. El creyente gentil se dice que ahora ha sido injertado en el olivo. Ahora está unido a Dios, esto es, está en una buena relación con Dios; en consecuencia, ahora participa de la raíz y de la grosura del olivo. Simplemente esto significa que el creyente es alimentado y fortalecido por Dios.

   Pensamiento 1. El glorioso privilegio de ser nutrido por Dios llega a ser privilegio del gentil tanto como del judío.

«En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz» (Gn. 22:18).

«Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti» (Sal. 22:27).

«Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor, y glorificarán tu nombre. (Sal. 86:9).

«El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos» (Is. 9:2).

«Dice: Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación basta lo postrero de la tierra» (Is. 49:6).

«Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento» (Is. 60:3)

«Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido» (Dn. 7:14).

«Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a Lo-ammi: Tú eres pueblo mío, y él dirá: Dios mío,. (Os. 2:23).

«Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios» (Hch. 11:1).

«Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna (Hch.13:48).

«Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. (Hch. 15:7).

«Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me Iré a los gentiles» (Hch. 18:6).

«Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán» (Hch. 28:28).

«Y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre. (Ro. 15:9).

«Que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa con Cristo Jesús por medio del evangelio» (Ef. 3:6).

«El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos» (Ap. 11:15).

-c. Note las palabras «con ellos». El creyente gentil es injertado en el olivo con las ramas naturales. Es importante notar esto, porque significa que hay solamente una familia de Dios, no dos. Tanto las ramas naturales como las silvestres son parte del mismo olivo. La única diferencia es que las ramas naturales fueron las primeras ramas que crecieron en el olivo. Las ramas silvestres tenían que ser traídas e injertadas en el árbol.

    Pensamiento. Note que algunas ramas naturales son desgajadas por no haber llevado fruto.

«El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden» (Jn. 15:6).

   [2]. (11: 18) Arrogancia-orgullo-gentiles vs. judíos: hay una primera advertencia. El creyente gentil no debe ensoberbecerse contra los judíos. La idea es que …

  • no debemos tratarlos como a seres inferiores porque niegan a Cristo.
  • no debemos insultarlos y ridiculizarlos porque difieren de nosotros como creyentes cristianos.
  • no debemos pisotearlos porque se niegan a creer como nosotros.
  • no debemos jactarnos de que conocemos la verdad en cuanto al Mesías mientras ellos no.
  • no debemos gloriarnos en nuestro conocimiento de Cristo, dejando la idea de que somos mejores que los judíos.

El creyente gentil no tiene derecho a elevarse por sobre el judío ni sobre otra persona. La razón se ve claramente. Nosotros somos las ramas silvestres, muy silvestres. Nosotros no llevamos a la raíz judaísmo); es la raíz que nos lleva a nosotros (el cristianismo). Si no hubiera sido judaísmo, no habría cristiandad. Si no hubiera sido por los creyentes judíos, no habría creyentes cristianos. Si Pedro y Pablo y los demás no hubieran rendido sus vidas para predicar a Cristo, entonces el mensaje de Cristo nunca nos hubiera alcanzado. No debemos olvidar jamás que «la salvación viene de los judíos» (Jn. 4:22).

   Pensamiento 1. Todo creyente gentil tiene una deuda con el pueblo judío. Debemos llevar el evangelio a los judíos todavía como lo hicieran algunos de los primeros cristianos judíos al traernos a nosotros el mensaje.

«Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego» (Ro. 1: 16).

«Por tanto, Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo» (Mt. 28:19).

   Pensamiento 2. Toda jactancia, arrogancia, orgullo y engreimiento contra el judío es incorrecta. Es malo elevarse a uno mismo por sobre los demás; en realidad, es aún más malo pensar que somos mejores o más elevados que los demás.

«Digo, pues, por la grada que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sf con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno» (Ro. 12:3).

«Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión» (Ro. 12:16).

«Y confiasen que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas» (Ro. 2:19).

«Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros» (Fil. 2:3-4).

«Humillaos delante del Señor, y él os exaltará» (Stg. 4:10)

«No seas sabio en tu propia opinión, teme a Jehová, y apártate del mal» (Pr. 3:7).

«Mejor es lo poco con justicia que la muchedumbre de frutos sin derecho» (Pr. 16:8).

«¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!» (Is. 5:21)

   [3]. (11: 19-21) Incredulidad-complacencia-gentil vs. judío: hay una segunda advertencia. El creyente gentil debe temer la complacencia y la incredulidad. (Véanse bosquejos y notas-He. 3:7-19 para ampliar la discusión.) Está el peligro de que los creyentes gentiles piensen …

  • que son más aceptables a Dios porque han tomado el lugar de los judíos como seguidores verdaderos de Dios.
  • que están seguros y salvos en el cristianismo porque el cristianismo es la religión que reconoce al Hijo de Dios.

Sin embargo, debemos siempre recordar lo que dicen las Escrituras. Israel no fue rechazado por Dios para que nosotros

los gentiles fuésemos salvos. Israel fue rechazado por Dios por causa de su incredulidad. Dios no ha rechazado a un pueblo, ni lo rechazará con el fin de salvar a otro pueblo. Dios alcanza a toda nación y pueblo que anhela ser injertado en Él.

Dios acepta a una persona porque cree en su Hijo Jesucristo. Los judíos no creyeron; algunos gentiles creyeron. El creyente gentil está unido al olivo por medio de la fe, no por alguna bondad o mérito o valor que tenga en sí mismo.

Ahora, note que el creyente gentil debe cuidarse de la satisfacción por sí mismo, del sentimiento de seguridad y salvación, y de sentirse más aceptable porque está en el cristianismo, la religión que reconoce al Hijo de Dios. El creyente gentil debe cuidarse de su magnanimidad; en cambio, debe temer. Debe temer, porque es menos probable que Dios perdone a las ramas silvestres que a las ramas naturales. La advertencia es muy dura: «a ti tampoco te perdonará» (v. 21).

   Pensamiento. Si Dios no perdonó a los judíos a causa de su incredulidad, con mayor razón no nos perdonará a nosotros.     Los judíos eran las ramas naturales; nosotros somos las ramas silvestres.

  • Los judíos tenían la herencia piadosa; nosotros tenemos la herencia silvestre, impía.
  • Los judíos tenían a los padres, los seguidores del único Dios vivo y verdadero; nosotros tenemos padres politeístas, padres creadores de dioses humanistas adecuados a sus fantasías.
  • Los judíos tenían la palabra de Dios y al Salvador; nosotros, nada.
  • Los judíos tenían a los profetas de Dios; nosotros teníamos a los sacerdotes falsos del humanismo mundano.

A la luz de esto y de tanta depravación, debemos cuidarnos contra la autocomplacencia y la soberbia. Debemos caminar en el temor de Dios con humildad, temiendo la incredulidad para que nosotros no seamos desgajados (v. 17).

«El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no veré la vida, sino que la ira de Dios está sobre él» (Jn. 3:36).

«Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis» (Jn. 8:24).

«Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo» (He. 3:12).

«Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia» (He. 4:11).

«Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación» (1 P.1:17).

«Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma?» (Dt. 10:12).

«A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, él sea vuestro miedo» (Is. 8: 13).

Nota del expositor: «Los creyentes gentiles somos injertados en Cristo, el buen olivo, y somos advertidos a cuidar de nuestra salvación con temor y temblor».

1er Titulo: Hemos sido injertados en Cristo, el olivo verdadero. Vers. 16 y 17. Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo. (Léase: Salmo 52:8. Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios; En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre. ▬ San Juan 15:5. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.).

   Comentario de Romanos: Resultado: toda la masa es consagrada (11:16)

Existe un debate considerable sobre si el versículo 16 concluye 11–15 o introduce 17–24. Creo que es mejor verlo como una conclusión debido al tema del pequeño remanente que llega a toda la nación (11–15). Pablo usa dos metáforas similares aquí, las primicias y la raíz. La primera se deriva de Números 15:17–21, cuando después de entrar en la tierra prometida, Dios les dijo a los israelitas que tomaran las “primicias” de la masa utilizada para hornear el pan y se lo ofrecieran. Esto se convirtió en la ofrenda de granos una vez que estuvieron en la tierra. El punto probable de Pablo aquí, que de estas primicias “se consagra toda la masa”, no se hace esto en Números, pero la lógica rabínica diría que cuando las primicias consagraron una cosecha, se consagró a Dios. Por lo tanto, cuando una parte de la masa se apartaba para el Señor, todo el montón de masa se santificaba. Este pensamiento es similar a 1 Corintios 5:6, “un poco de levadura leuda todo el lote de masa”.

La segunda metáfora es más simple y clara, pero hace el mismo punto: “si la raíz es santa, también lo son las ramas”. La raíz de una planta determina qué tipo de planta es, por lo que una raíz santa siempre produce un árbol sagrado.

Hay tres interpretaciones principales de lo que estas dos metáforas pueden significar: (1) los patriarcas que comienzan la historia de Israel con santidad, como en el siguiente versículo 28, que dice que el pueblo de Israel “son amados por Dios por los patriarcas”; (2) El remanente, o cristianos judíos, que son los medios por los cuales la nación se salvará (v. 14); (3) Jesucristo como la base de la salvación. Tanto los patriarcas como el remanente pueden tener sentido en este contexto, pero a la luz del versículo 28, los patriarcas son un poco más propensos. Como en 9:5, los patriarcas fueron la fuente del favor especial de Dios para su pueblo elegido. En la primera metáfora, son una presencia santificadora como “primicias”, y el “lote completo” es la nación apartada para Dios a causa de ellos. Como las “raíces” del pueblo judío, su santidad se transmite al pueblo de Dios. Debido a su influencia formativa, Israel pertenece a Dios y es amado por él (v. 28).

Los judíos desgajados, los gentiles injertados (11:17)

Este pasaje comienza con una larga cláusula que asume (ei, “es verdad”) la realidad de la condición (judíos desgajados, gentiles injertados). Esto concluye con una cláusula de “sin embargo” que es una advertencia a los gentiles (v. 18) contra la jactancia en su nuevo estado y privilegios. La tragedia es que “algunas de las ramas han sido desgajadas”, en referencia a los judíos que han rechazado el evangelio. Este es el punto de los capítulos 9–11 hasta ahora (véase la introducción a este capítulo). La mayoría se ha alejado de Cristo, pero unos pocos, un remanente, han encontrado a Cristo en la fe. Siguen siendo parte del olivo y se unen a los gentiles creyentes como la nueva comunidad mesiánica. La imagen del olivo es una imagen colectiva, con las ramas como los individuos que responden con rechazo o con fe.

Estos judíos creyentes son “las otras ramas”. Los no naturales (llamados “silvestres”), los gentiles, son injertados “entre” (no “en lugar de”, véase más abajo) estas “otras” ramas. Cada uno ha sido injertado como “olivo silvestre”, representado individualmente para enfatizar a cada creyente. No son ramas de un árbol cultivado sino del bosque salvaje. Mientras que los olivos eran el fruto que más se cultivaba en el Mediterráneo, los olivos silvestres no producían una gran cantidad de fruto. Debido a esto, los agricultores normalmente tomarían ramas para injertar en árboles cultivados. Pablo está cambiando deliberadamente la imagen para dejar en claro que esta es la gracia de Dios, y que los gentiles no tienen nada de qué jactarse. Son brotes de olivo silvestre y no han hecho nada para que les sea de garantía la misericordia de Dios. “Han sido injertados” es un pasivo divino y enfatiza la acción llena de gracia por parte de Dios a ellos. Solo cuando Dios toma el control, los gentiles injertados “participas de la savia nutritiva de la raíz del olivo.”. El olivo era conocido por la gran cantidad de savia que producía, por lo que esta es una imagen adecuada de la generosidad que el cristiano tiene en Cristo.

Arriba señalé que el olivo era un símbolo de Israel en el Antiguo Testamento, y aquí también parecería ser un símbolo de la iglesia. En esta oración, la imagen parece tipificar a Cristo como la fuente de alimento para su iglesia. Sin embargo, debemos entender que la imagen del olivo tiene tres partes: el árbol, las raíces y las ramas. El árbol es Israel y la iglesia como una entidad bajo Dios, las raíces que alimentan son Dios y Cristo (aunque las raíces son los patriarcas en el siguiente versículo), y las ramas son los miembros individuales de Israel o la iglesia. Dentro del olivo, las ramas reciben savia nutritiva de las raíces.

2° Titulo: La jactancia en el joven, pone en peligro su vida espiritual. Vers. 18 y 19. no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. (Léase: Romanos 3:27. ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. ▬ Romanos 12:3. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. ▬ Santiago 4:16. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala.).

Gentiles: No te jactes, respondes a Dios (11:18–21)

Sin superioridad: la raíz te apoya (11:18)

Dado que el don de ser injertado en el olivo y recibir alimento de Cristo es completamente un regalo de Dios y no tiene fundamento en el mérito, Pablo advierte a los gentiles: “no te vayas a creer mejor que las ramas originales” (literalmente “no se jacten por encima de esas ramas”). El término “creer mejor” (katakauchō) representa el orgullo de los gentiles mientras se jactan de sus mayores privilegios y dominio sobre los judíos. Al igual que Israel, podrían sentirse orgullosos de su nuevo estado y comenzar a pensar que eran mejores.

Antes, Pablo condenó al pueblo de Israel por tal jactancia (2:17, 23), y ahora es el turno de los gentiles. Toda la gloria debe ir a Dios, porque es él y solo él quien nos salva. El orgullo es uno de los pecados más comunes, y las personas generalmente quieren sentirse superiores a los demás para reforzar sus propios egos. Es común sentir esto en términos raciales y étnicas. Usamos cualquier y toda cosa para menospreciar a otro. Este tipo de paternalismo fue un problema en las misiones en los siglos XIX y XX, cuando los misioneros proclamaron la civilización occidental a los “primitivos” tanto como lo hicieron con el evangelio.

Pablo les recuerda a los cristianos gentiles: “no eres tú quien nutre a la raíz, sino que es la raíz la que te nutre a ti”. En el versículo 16, la raíz era Abraham y los patriarcas. A la luz de esto, les recuerda a los lectores gentiles que no son la fuente de bendición para los judíos. Más bien, son los destinatarios de las bendiciones solo por el pacto Abrahámico, que proclamó bendiciones para los gentiles. El cambio de las bendiciones se da de Abraham a los judíos y luego a los gentiles. De hecho, los gentiles en la iglesia son descendientes de Abraham (4:11–13, 16–18; 9:7–8) y dependen completamente de lo que han recibido de él.

3er Titulo: Severa advertencia: la soberbia nos aparta de Dios. Vers. 20 y 21. Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. (Léase: Proverbios 8.13. El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco.  ▬ Santiago 4:6. Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.).

    Comentario de romanos 11:20-21: Fueron interrumpidos debido a la incredulidad, así que debemos tener temor (11:19–20)

Pablo ahora ofrece una serie particular de reclamos llenos de orgullo por parte de los gentiles. Continuando con el estilo de diatriba de 2:1–3:8 y varios otros lugares, Pablo elige un oponente imaginario que se muestra con este sentido de superioridad: “Desgajaron unas ramas para que yo fuera injertado”. Tenga en cuenta la centralidad de “yo” (griego: ego). Este gentil dice que Dios desgajó al pueblo judío específicamente para que pudiera hacer espacio para los gentiles, desplazando al inferior para incluir al superior.

En el versículo 20, Pablo responde con un sí calificado (“De acuerdo”), luego agrega el importante “Pero …” Dios de hecho desgajó a Israel e injertó a los gentiles, pero eso no significa que quisiera deshacerse de Israel para poder reemplazarlo con los gentiles. En realidad, recurrió a los gentiles para usarlos y así Israel tuviera envidia y serían llevados de regreso a Dios. Además, “fueron desgajadas por su falta de fe” no porque Dios quisiera que los gentiles tomaran su lugar. Pablo agrega que, en contraste, “tú por la fe te mantienes firme”, no sobre la base de obras o méritos (3:27; 4:2). Los judíos cayeron por incredulidad; los gentiles entran por fe. No puede haber orgullo cuando nos convertimos en miembros del pueblo de Dios. ¡Una lección muy importante, y difícil de aprender para las personas que son notables, es que no somos nada y Dios lo es todo!

Hay una manera de pensar que en algunos círculos se llama “teología del reemplazo”, menciona que los judíos ya no son el pueblo elegido, sino que han sido reemplazados por los gentiles. Pablo ha evitado tal punto de vista, porque significaría que Dios no cumplió sus promesas del pacto y fue injusto en la forma en que trató a su pueblo del pacto (9:6, 14). No hay una dicotomía entre los dos pueblos del pacto, sino una continuidad histórica de salvación. La verdad es que solo “algunos” de Israel fueron arrancados del olivo (v. 17), y no han sido reemplazados. Más bien, los judíos creyentes son las ramas naturales aún en el olivo, y las ramas silvestres, los gentiles, han sido injertadas para unirse a ellos en el árbol. Ahora el árbol está formado por las ramas naturales (los judíos) y silvestres (los gentiles) que juntas forman la iglesia, el nuevo Israel. La iglesia simplemente continúa el ministerio de Israel en esta nueva economía, y el pueblo judío se une al nuevo Israel cuando depositan su confianza en Cristo.

Pablo concluye: “Así que no seas arrogante, sino temeroso” (literalmente, “ten miedo”). Ser arrogante es pensar mejor de ti mismo de lo que deberías (como en Ro 12:3, 16; 1Ti 6:17). No existe un fundamento cristiano para tener una visión demasiada inflada de nuestro valor, como en el título del libro Famous People Who Have Met Me (Personas famosas que me han conocido). La arrogancia es uno de los siete pecados capitales, y es un problema que todos tenemos. Fue el corazón del primer pecado en el jardín, y la mayoría de los pecados fluyen de una perspectiva egocéntrica de la vida. El antídoto contra la arrogancia es reemplazar la centralidad del yo con la centralidad de Dios. El miedo a Dios es la base del “temor” aquí. Sabemos que estaremos ante Dios y daremos cuenta de nuestras vidas (2Co 5:10; Heb 13:7), y debemos tener miedo por lo que Dios encuentre en ese momento. Es posible que tengamos que estar ante él avergonzados por la forma en que hemos vivido (2Ti 2:15).

Es común en nuestros días pensar en el “temor de Dios” como una reverencia, pero este es uno de los pasajes donde el significado es terror. Aquí hay un peligro real de rechazo por parte de Dios. Los judíos incrédulos fueron removidos del olivo, y la ramificación obvia de ese desgaje es la condenación eterna. Hay tres connotaciones posibles en cualquier pasaje de miedo bíblico: terror, asombro y reverencia. Puede haber superposición entre los tres, pero el contexto debe decidir, y debemos tener cuidado de no leer más en palabras de lo que indica el contexto.

Peligro: Dios tampoco te perdonará (11:21)

    Pablo pasa a una de las principales razones del miedo: “porque, si Dios no tuvo miramientos con las ramas originales, tampoco los tendrá contigo”. En el cuidado antiguo de los olivos, el brote del olivo silvestre no era tan valioso como uno cultivado porque no producía mucho fruto. ¿Por qué alguien pensaría que se le daría más atención? Si Dios desechara y quemara una rama natural (cf. Juan 15:6), ¿cuánto más fácilmente desecharía los brotes de olivo silvestre, especialmente porque las ramas naturales cultivadas eran más fuertes que las silvestres injertadas? Las ramas más débiles tienen que ser más conscientes de los peligros, especialmente porque en esta analogía el peligro es el juicio final.

La respuesta adecuada a las palabras de Pablo en este punto es la misma que en Filipenses 2:12, “lleven a cabo su salvación con temor y temblor”, dándonos cuenta de los peligros de no poner atención. Aun así, no estamos hablando de puro terror, sino de un sentido razonado de responsabilidad hacia Dios que nos lleva a trabajar muy duro en nuestro caminar con él en total dependencia de Jesús y el Espíritu, quienes nos capacitan para vivir victoriosamente para él. Lo hacemos a la luz de la gran promesa del próximo versículo en Filipenses 2:13, “pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad”.

Amén, para la honra y gloria de Dios.

Descargue aquí estudio completo en pdf: Semana del 11 al 17 de diciembre de 2023

Semana del 4 al 10 de diciembre de 2023.“Inmenso Amor Y Gracia De Dios Para Salvar A La Humanidad”

  Lectura Bíblica: Romanos Cap. 11, Versículos 11 al 15. Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos. Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración? Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio, por si en alguna manera pueda provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos. Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos? 

Comentario general: El endurecimiento del corazón de Israel no es definitivo: habrá una restauración.

[1]. (Rom. 11: 11-16) Introducción: el endurecimiento del corazón del hombre no es definitivo. Todo hombre se puede arrepentir, volverse a Cristo y ser restaurado ante Dios. Este es el mensaje de este pasaje. El endurecimiento del corazón de Israel no es definitivo. Va a haber una restauración de Israel. Muchos en Israel van a volverse a Dios y aceptarán al Señor Jesucristo como su Salvador.

  1. Prueba 1: Dios ha usado para bien el hecho de que Israel tropezara en Cristo (vv. 11 – 12).
  2. Prueba 2: Pablo estimula a los judíos para que sean salvos (vv. 13-15).
  3. Prueba 3: los primeros padres, esto es, Jos patriarcas, dan una herencia de santidad (v. 16).

(1] (Rom. 11: 11-12) Israel, restrauraci6n-Dios, soberanía: la primera prueba es que Dios ha usado para bien el hecho de que Israel tropezara en Cristo. Israel ha tropezado en Cristo (Léase: Mt. 21:44.). ¿Ha tropezado Israel para caer?

El contraste entre tropezar y caer es demoledor. La idea es de una caída permanente y definitiva, espiritualmente hablando. El problema de Israel con Cristo, ¿es permanente y definitivo? ¿Nunca aceptará Israel a Jesucristo, el Hijo de Dios, como el verdadero Mesías? La caída espiritual de Israel, ¿es para siempre?

Pablo responde en forma enfática: ¡De ninguna manera! ¡Perezca tal pensamiento! ¡Que nunca tal acontezca! Tal cosa es un imposible dentro del plan de Dios para el mundo. Dios ha usado de tres maneras gloriosas para bien el tropiezo de Israel con Cristo.

[1]. Dios ha abierto la puerta de la salvación a todo el mundo. Los mensajeros del Señor primero fueron a Israel, pero Israel no quiso oír que Jesucristo es el Mesías, el Hijo mismo de Dios. Muy pocos recibieron el evangelio. En realidad, tantos rechazaron el mensaje que se puede decir que Israel, la nación como un todo, tropezó en Cristo. Israel, los judíos …

  • cerraron sus ojos para no ver a Cristo (v. 8).
  • cerraron sus oídos, para no oír a Cristo (v. 8),
  • se han opuesto amargamente a Cristo (1ª a Ts. 2: 15-16).

Dios tenía como única opción: hacer lo lógico. El glorioso mensaje de su amor y de su Hijo estaba en juego; por lo tanto,

Dios envió sus mensajeros por todo el mundo (mundo gentil) en busca de toda persona que quisiera recibir el mensaje de su Hijo. Dios hizo lo que Jos judíos no habían logrado hacer: Dios abrió de par en par las puertas de la salvación a todo el mundo.

«Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; más puesto que la desechéis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles» (Hch. 13:46).

«Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con Jos oídos oyeron pesadamente, y sus ojos ha cerrado, para que no vean con Jos ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane. Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán» (Hch. 28:27-28).

«Entonces dijo [Dios] a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; muchos que fueron convidados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis» (Mt. 21:8·9).

«Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustar mi cena» (Le. 14:21-14).

   Pensamiento 1. Note dos pensamientos molestos.

1) ¡Qué maravilloso hubiera sido si Jos judíos hubieran aceptado a Jesucristo y se hubieran convertido en la fuerza misionera de Dios para llevar el mensaje de Cristo al mundo! ¿Habría sido alcanzado el mundo ahora? Han pasado dos mil años desde que Cristo vino a la tierra, y el mundo aún no ha sido alcanzado con el evangelio. Si Jos judíos hubieran aceptado a Cristo, ¿estaría ahora completa la tarea? ¿cuántas persona más se hubieran salvado?

2) ¡Qué maravilloso sería que más de nosotros (los gentiles) aceptaran a Cristo! Sí nosotros dedicáramos nuestras vidas en forma más sacrificada a llevar el mensaje de la salvación de Dios al mundo, ¿cuántas personas más podrían ser salvas y ser libradas de la muerte?

   Pensamiento 2. Note como Dios hace que «todas las cosas ayuden a bien». Tomó el rechazo que Israel hizo de su Hijo y enriqueció al mundo. ¿Por qué? Porque Dios había decidido que su Hijo Jesucristo tendría muchos hermanos que le adorarían y le servirían por toda la eternidad. De modo que, si un pueblo rechaza el mensaje de su Hijo, Dios obrará para enviar el mensaje a otro pueblo. (Cp. Ro. 8:28-29.)

[2]. Dios estimula a los judíos para que sean restaurados. Dios no ha abandonado a los judíos. La puerta de la salvación está abierta para ellos, así como para los gentiles. Los judíos pueden mirar a Jos verdaderos cristianos y ver santidad, amor, gozo y paz en sus vidas; y los judíos pueden sentirse animados~ recibir a Cristo. En efecto, este es el centro mismo de este pasaje. Dios se preocupa de «provocar» a los judíos, esto es, estimularlos para que reciban a Cristo y la gloriosa vida de salvación que Él ofrece.

«Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo [judíos y gentiles] de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado» (Jn. 16:7-11).

«Y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. (Le. 24:47).

«Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío, primeramente, y también al griego» (Ro.1:16).

«Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús» (Gá. 3:27-28).

[3]. Dios garantiza la gloriosa restauración de Israel y un rico período para toda la tierra. Note el agudo contraste …

  • entre «plenitud» y «riquezas».
  • entre «defección» y «riquezas».

La palabra «defección» (hettema) significa pérdida, derrota, daño, perjuicio. Quiere decir que espiritualmente Israel se empobreció. Israel estaba espiritualmente herido y derrotado; el pueblo judío perdió las bendiciones de la salvación. Ahora …

  • si la caída espiritual de Israel hizo que las riquezas de la salvación fuesen llevadas al mundo …
  • si la defección espiritual de Israel hizo que las riquezas de la salvación fuesen llevadas a los gentiles…

… ¿cuánto más la plenitud (restauración de Israel) traerá las bendiciones de Dios a la tierra?

Note la palabra «plenitud» (pleroma), que significa la acción de completar, o lo que se llena. La idea es que viene el día en que se completará el plan y el propósito de Dios para Israel y tendrá su perfecto cumplimiento. Ese día, el día de la restauración de Israel, será causa de mayores bendiciones aun, que se difundirán a través del mundo.

Pensamiento. La difusión del evangelio ha tenido una

influencia enorme sobre el mundo.

  • Ha liberado a millones del pecado y la deshonra.
  • Ha salvado a millones de la muerte y el infierno.
  • Ha obtenido la vida eterna con Dios para millones.
  • Ha liberado a mujeres y niños de la esclavitud.
  • Ha proclamado mundialmente la pureza y la moralidad.
  • Ha promovido la justicia y ha promulgado leyes justas entre Jos hombres.

Sin embargo, cuando Israel sea restaurado y grandes números de judíos comiencen a convertirse a Cristo, el mundo experimentará bendiciones sin precedentes de la mano de Dios. Dios promete tales bendiciones al mundo.

El punto es claro: Dios ha usado para bien y seguirá utilizando para bien el hecho de que Israel haya tropezado y caído en Cristo.

  • Más y más gentiles se van a salvar. Todos Jos confines de la tierra van a oír el evangelio.

«Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin» (Mt. 24:14).

  • Más y más judíos van a ser movidos a aceptar a Cristo y serán restaurados a Dios.
  • Va a ocurrir una gloriosa restauración de Israel. Los judíos por millares se volverán a Cristo algún día en el futuro. Tantos judíos se volverán a Cristo que se podrá decir que la nación de Israel ha sido restaurada. Y cuando llegue ese día, toda la tierra recibirá grandes bendiciones, bendiciones más completas que nunca antes.

«Porque no quiero, hermanos, que Ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la Impiedad» (Ro. 11:25-26).

«Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón» (Jer. 24:7).

   [2] (Rom. 11: 13-15) Israel, restauración-Pablo, amor por su pueblo: la segunda prueba es el intento de Pablo de estimular a los judíos a salvarse. Pablo era el ministro de Dios a los gentiles primariamente durante el siglo primero. Pablo magnificó el ministerio y se glorió en el llamamiento de Dios, y enfatizó el hecho cada vez que tuvo la oportunidad. ¿Por qué? Pablo tenía dos propósitos.

▬1. Quería que los judíos sintieran celos; esto es, quería molestarles para que miraran a Cristo, y vieran Jo que Cristo había hecho por los gentiles. Quería estimular a los hombres para que miraran la vida de Jos creyentes y vieran el cambio maravilloso que Cristo había obrado. Por este medio, esperaba que algunos judíos se salvarán.

▬ 2. Pablo quería acelerar el día de la restauración de Israel. Sabía que iba a haber una restauración; así que sabía que cada vez que tuviera oportunidad de alcanzar un judío para Cristo, el endurecido corazón de Israel se suavizaría un poquito más. Mientras más se ablandará la dureza, más pronto se realizaría la restauración. Note la pregunta de Pablo:

«Porque si su exclusión [esto es, el rechazo] es la reconciliación del mundo [con Dios], ¿qué será su admisión la [restauración], sino vida de entre los muertos?»

-a. La reconciliación del mundo tiene un doble significado. Significa … que todos los hombres, judíos y gentiles, ahora pueden ser reconciliados con Dios. Todos Jos hombres ahora pueden tener paz con Dios y poseer la paz de Dios (véanse

notas, Paz-Ro. 5:1; 5:10; Jn. 14:27).

«Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida» (Ro. 5:10).

«De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilio consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación» (2 Co. 5:17-18).

«Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos» (Col. 1:20).

  • que todos los hombres, judíos y gentiles, ahora pueden ser reconciliados unos con otros (véanse bosquejo y notas-Ef. 2:13-18 para su discusión).

«Y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades» (Ef. 2:16).

-b. Pablo creía firmemente en la restauración de Israel. El hecho mismo de hacer la pregunta indica su creencia. Esperaba firmemente que Israel fuese restaurado, y esperaba que su restauración trajese a la tierra un avivamiento tan grande que sería como si el mundo se estuviese moviendo hacia «la vida de entre los muertos».

-c. La frase «Vida de entre los muertos» se interpreta de diversas maneras.

  • Algunos dicen que se refiere a la resurrección de los muertos, al clímax de la historia humana, cuando Jesucristo venga por segunda vez a librar de la corrupción a toda la creación y a reinar y gobernar sobre el mundo (cp. Ro. 8:21). Por cierto, esto significa que los creyentes no resucitan hasta el tiempo de la restauración de los judíos a Dios.
  • Otros dicen que sencillamente es lenguaje figurado. Cuando los judíos sean restaurados, será como una resurrección, como obtener vida de entre los muertos.

Cualquiera sea la interpretación, la restauración de Israel será un acontecimiento glorioso, tanto, que será una verdadera resurrección. Nos conducirá a un nuevo mundo, un mundo de justicia que beneficiará a todos los involucrados. La perspectiva es que las bendiciones más gloriosas serán derramadas sobre todo el mundo y sus habitantes.

«Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón» (Jer. 24:7).

«Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies, un ejército grande en extremo» (Ez. 37:10).

«Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse» (Le. 15:24).

«Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros» (Ro. 8:11).

«Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuales las riquezas de la gloria de la herencia de los santos» (Ef. 1:18).

«Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús» (Ef. 2:4-7).

«Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús» (1 Tit. 1:14).

[3] (Rom. 11: 16) Israel, Restauración-Remanente-Padres: la tercera prueba es que los primeros padres de Israel, esto es, los patriarcas, dejaron una herencia de santidad. Este es un versículo sumamente importante que trata de la restauración de Israel. Dios da dos cuadros para mostrar que Israel nunca puede ser rechazado total o definitivamente. Ambos cuadros tienen que ver con las primicias.

◘ El judío siempre dedicaba las primicias de su cosecha a Dios. Daba la primera parte a Dios, y al dar la primera parte, estaba diciéndole que dedicaba todos sus alimentos a Dios. No era necesario ofrecer cada bocado a Dios. La ofrenda de las primicias santificaba la totalidad.

◘ El segundo cuadro es el de un arbolito que se planta y cuya savia se ofrenda a Dios. Cada rama se considera de allí en adelante como consagrada a Dios. No era necesario dedicar cada rama separadamente.

Lo que Pablo está diciendo es que la raíz, la primera parte, se refiere a los patriarcas, esto es, a los padres de Israel. Israel por mérito de sus patriarcas, sus padres, tiene un lugar muy especial en el corazón de Dios. Toda la nación recibe los beneficios de la vida consagrada de Abraham y de los otros padres piadosos. Toda la nación (la masa de ella) será restaurada y salvada, llevada de regreso a Dios debido a la piedad de sus primeros padres y a causa de la promesa de Dios a los padres (cp. v. 25).

   Note esto: llamar santa la nación de Israel no significa que el pueblo judío lleva una vida santa ante los ojos de Dios. Las Escrituras no están hablando de una santidad práctica, cotidiana. Ha habido pocos judíos ▬como siempre ha habido unos pocos gentiles▬ que han llevado vidas santas. Pero Israel fue elegido inicialmente por Dios para ser su testigo sobre la tierra: elegido para ser su nación federal o su nación representativa para dar testimonio de Él. Los primeros padres de la nación creyeron en Dios y llevaron vidas de fe, y unos pocos judíos se han mantenido siguiendo a Dios a través de las generaciones en cada siglo. Dios dice con mucha claridad que, debido a la santidad de los pocos, Él cuida de la nación como un todo-de toda la masa. Lo que significa es esto: debido a la vida santa de los pocos, Dios mira favorablemente a toda la nación. No quiere decir que salva a cada uno en la nación; sino más bien, bendice a la nación, a todos los que vi ven alrededor de los que siguen a Dios. Los que llevan vidas santas acarrean bendiciones de Dios sobre todos los que les rodean y les suceden. En Israel muchos serán bendecidos y restaurados por Dios debido a los patriarcas piadosos de la nación.

   Pensamiento 1. Note la influencia de los padres piadosos, los antepasados y las naciones sobre los hijos y las generaciones siguientes. Es importante que cada padre y generación lleve una vida piadosa.

«¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la Ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la Iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por Inocente al malvado; que visita la Iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación» (Éx. 34:6-7; cp. Nm. 14:18).

«Y desecharon sus estatutos, y el pacto que él había hecho con sus padres, y los testimonios que él había prescrito a ellos; y siguieron la vanidad, y se hicieron vanos, y fueron en pos de las naciones que estaban alrededor de ellos, de las cuales Jehová les había mandado que no hiciesen a la manera de ellas» (2 R. 17:15).

«Dios guardará para los hijos de ellos su violencia; le dará su pago, para que conozca» (Job 21:19).

«Que haces misericordia a millares, y castigas maldad de los padres en sus hijos después de ellos; Dios grande, poderoso, Jehová de los ejércitos es su nombre; grande en consejo, y magnífico en hechos; porque tus ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno según sus caminos, y según el fruto de sus obras» (Jer. 32:18-19).

«Nuestros padres pecaron, y han muerto; y nosotros llevamos su castigo» (Lm. 5:7).

«Guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré» (Dt. 12:30).

«Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen» (Mt. 23:3).

   Pensamiento 2. Note la influencia de los hombres piadosos sobre las naciones.

«Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel» (Éx. 19:6).

«Son amados por causa de los padres» (Ro. 11:28).

«Y por cuanto él amó a tus padres, escogió a su descendencia después de ellos, y te sacó de Egipto con su presencia y con su gran poder» (Dt. 4:37).

Sin embargo, debemos recordar siempre que la gente de una nación puede ser restaurada por Dios solamente a través del arrepentimiento, solamente apartándose del pecado y volviéndose a Dios.

«Y confesarán su iniquidad, y la iniquidad de sus padres, por su prevaricación con que prevaricaron contra mí; y también porque anduvieron conmigo en oposición, yo también habré andado en contra de ellos, y los habré hecho entrar en la tierra de sus enemigos; y entonces se humillará su corazón incircunciso, y reconocerán su pecado. Entonces yo me acordar/ de mi pacto con Jacob, y asimismo de mi pacto con Isaac, y también de mi pacto con Abraham me acordare, y hare memoria de lo. tierra» (Lv. 26:40-42).

Nota del expositor: «Gran Amor De Dios Que Alcanza A Toda La Humanidad»

1er Titulo: Perfecto plan de Dios para salvar al mundo. Versículos 11 y 12. Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos. Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración? (Léase: 1ª a Timoteo 2:3 y 4. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. ▬ Tito 2:11. Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres.).

   Comentario del contexto Bíblico: Propósito: Hacer a Israel envidioso y traer mayores riquezas (11:11)

Como en 11:1, Pablo comienza esta sección con “pregunto”, seguido de una pregunta retórica que espera una respuesta negativa: “Ahora pregunto: ¿Acaso tropezaron para no volver a levantarse? ¡De ninguna manera!” Una vez más, el propósito de Pablo es contrarrestar un posible malentendido. En la cita del salmo del versículo 9, Pablo le pidió a Dios que enviara un “tropiezo” para hacerlos caer. Esto se afirmó con tanta fuerza que los lectores podían pensar que la caída era irremediable y que significaba una condena eterna para todo Israel. Ahora Pablo pregunta: “¿Acaso tropezaron para no volver a levantarse?” Él está respondiendo a la suposición equivocada de que el rechazo de Israel fue definitivo.

Pablo da un paso más en la corrección del error, al considerar que la caída de Israel no solo se puede recuperar, sino que es una importante etapa histórica de la salvación y esta llevarla al mundo: “gracias a su transgresión ha venido la salvación a los gentiles”. La “transgresión” es el “pecado” de Adán (usado seis veces en 5:12–21), que conduce a la pecaminosidad de la humanidad heredada de Adán. El pecado de caer y rechazar el evangelio por parte de los judíos tuvo un resultado positivo: Dios se volvió hacia los gentiles y los incluyó en su nueva comunidad mesiánica. Esto ahora es parte del plan de salvación de Dios, como se ve en los viajes misioneros de Pablo. Los judíos por “celo” lo colocaron bajo la prohibición y lo expulsaron de sus sinagogas, lo que resultó en su vuelta a los gentiles (Hechos 13:45–46; 18:6–7; 19:8–10). Esto significa que la Gran Comisión se cumplió en parte como resultado de la oposición judía.

Sin embargo, esto no el panorama completo. Cuando la misión de los gentiles tuvo éxito, Dios la usó “para que Israel sienta celos”. En los pasajes de Hechos mencionados anteriormente, los judíos querían muchas conversiones gentiles para demostrar la superioridad de las costumbres judías, y estaban celosos de que el cristianismo eclipsara al judaísmo en esta área. Sus celos aquí son sobre los cristianos que disfrutan de los privilegios del pacto que les pertenecieron a Israel. El segundo tipo de envidia llevaría a los judíos a rendirse ante Dios y a Cristo por medio de la fe y así poder recuperar su lugar entre el pueblo del pacto de Dios.

Esta envidia judía funcionó en dos direcciones. Causó que el pueblo judío persiguiera intensamente a los creyentes (Hechos 13:45; 17:5), pero el énfasis de Pablo aquí está en su deseo de recuperar lo que habían perdido, su relación correcta con Dios. Esto se remonta a la cita de Deuteronomio 32:21 en 10:19, “Yo haré que ustedes sientan envidia de los que no son nación”. Dios está usando el éxito de la misión gentil para recordarles a los judíos lo que habían perdido a causa de su incredulidad, y así estimular su regreso a él.

Dios incluso usa el pecado humano y el rechazo para lograr sus objetivos, un ejemplo perfecto de todas las cosas que trabajan juntas para bien (8:28). Como veremos en el próximo versículo, la pobreza espiritual judía dará como resultado que las riquezas de Dios se den a los gentiles, pero eso a su vez producirá celos judíos y su rendición a Dios, ¡de modo que eventualmente las riquezas de Dios serán experimentadas universalmente por toda la humanidad!

   Resultado: mayores riquezas para judíos y gentiles (11:12)

Pablo ha usado con frecuencia “cuánto más / mayor” para expandir los resultados del pecado y el evangelio en este mundo (5:9, 10, 15, 17; 11:24), y aquí usa la frase para enumerar la mayor riqueza que fluye incluso del rechazo de Israel. Por los pasos históricos de la salvación que emanan de su rechazo de su Mesías, Dios eventualmente lograría una completa evangelización.

El resto de esta subsección (vv. 12–16) se dirige a los lectores gentiles. Pablo dice esto explícitamente en el versículo 13, y lo muestra también al referirse a los judíos en tercera persona (“ustedes”, “ellos”). Él quiere que los gentiles entiendan lo que Dios está haciendo a través de ellos para su pueblo judío. La misión gentil, amada como es para el corazón de Dios, tiene la intención de ser un paso hacia algo crítico, la evangelización completa de su pueblo del pacto, Israel. En estos versículos, Pablo explica por qué esto es tan importante.

Él usa dos cláusulas “si” en el versículo 12 para resaltar los resultados del rechazo judío. Ambos se centran en la salvación que viene a los gentiles descrita en el versículo 11 y muestran que la base fue la “transgresión” de Israel (repitiendo el término del v. 11) y su “fracaso”. En griego, esto último significa “debilidad” o “derrota” y describe su rechazo de

Cristo como su “derrota” por el pecado. La derrota, sin embargo, produjo que se haya “enriquecido al mundo” y a “los gentiles” (ideas sinónimas). Estas riquezas son las bendiciones del reino prometidas a los fieles de Dios, la riqueza inherente a ser hijos de Dios y coherederos con Cristo (8:15–17). Esto no es solo salvación, sino también santificación, “riquezas de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia” (2:4), así como “las riquezas de su gloria” (9:23) y “las riquezas de la gracia “(Efesios 1:7–8).

La última parte es algo difícil de entender: “¡cuánto mayor será la riqueza que su plena restauración producirá!” (Literalmente “traerá su plenitud”). Es mejor ver esto esperando la conversión del “número completo” de “todo Israel” en 11:25–32. Aunque la “derrota” de Israel debido a la incredulidad es triste en el presente, hay una cosecha gloriosa en el futuro cuando todo el pueblo del pacto de Dios regrese a él. Esto significa que la oposición actual de los judíos es maravillosa en el sentido de que está trayendo las riquezas salvíficas de Dios a los gentiles. Y si esto es cierto, “cuánto mayor” será la alegría cuando esto a su vez devuelva a Israel a Dios. Por lo tanto, el mayor propósito de Dios en todo esto es la salvación final del pueblo judío, para que se unan a los gentiles creyentes en el nuevo y verdadero Israel. En la actualidad, el verdadero Israel contiene muy pocos judíos, pero el futuro es glorioso y solo puede caracterizarse por una “plenitud”, este es un término rico (pleroma) que probablemente contiene múltiples significados: el número total de judíos (la idea principal), la plenitud del tiempo en los planes de Dios (ver Gálatas 4:4), y la plenitud de las riquezas que Dios tiene en mente para su pueblo.

    1ª a Timoteo 2: 3, 4. Ahora se dice cómo son consideradas por Dios estas oraciones: Esto es excelente y agradable delante de Dios nuestro Salvador, quien desea que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.

Ante los ojos de Dios esta oración es excelente o admirable. Es agradable, bien recibida en su corazón. Esto es razonable, porque su nombre es “Dios, nuestro Salvador” (véase el comentario sobre 1 Ti. 1:1).

Aun cuando los hombres a veces pudieran sentirse inclinados a eludir la oración por los reyes y los que están en eminencia, especialmente cuando la cooperación por parte de los príncipes no es la que debiera ser, ante los ojos de Dios la cuestión es diferente. El no ve las cosas como nosotros las vemos (1 S. 16:7).

En más de una manera, las condiciones de tranquilidad y paz promueven la extensión del evangelio de la salvación. Y es El quien desea que “todos los hombres sean salvos”. La expresión “todos los hombres” aquí en el v. 4 debe tener el mismo sentido que en el v. 1; véase la discusión allí. En un sentido la salvación es universal, esto es, no está limitada a cierto grupo en particular. Las iglesias no deben empezar a pensar que hay que hacer oraciones por los súbditos y no por los gobernantes; por los judíos y no por los gentiles. No, la intención de Dios nuestro Salvador es que “todos los hombres” sin distinción de rango, raza o nacionalidad sean salvos. Lo que implica este “ser salvos” ha sido tratado en relación con 1 Ti. 1:15.

Ahora bien, en el proceso de ser salvos (tomado como un todo) los hombres no son pasivos. Por el contrario, llegan a ser activos. Es la voluntad de Dios que ellos vengan al conocimiento de la verdad, esto es, del camino de salvación revelado en la Palabra. Este conocimiento es más que un conocimiento intelectual (γνῶσις). Es el reconocimiento (ἐπίγνωσις) con gozo, discernimiento espiritual profundo. Véase su uso en Fil. 1:9; Col. 1:9; 2:2; 3:10. Así podemos también entender la expresión “arrepentimiento para conocer la verdad” (2 Ti. 2:25). Es posible que una persona aprenda muchas cosas buenas de un modo puramente intelectual, pero que jamás llegue realmente al reconocimiento o la apropiación de la verdad (2 Ti. 3:7). Hay un “conocimiento” que es diferente de un “conocimiento pleno” (véase el verbo relacionado en 1 Co. 13:12). El propósito de la oración por todos los hombres, sin distinción de rango, raza y nacionalidad, es para que sean salvos y puedan llegar al conocimiento “pleno”, un conocimiento en que no participa solamente la mente, sino también el corazón. El propósito de esa oración corresponde con el deseo soberano de Dios.

   Tito 2: v. 11 La gracia de Dios en Cristo es la gran acción penetrante, que disipa las tinieblas trayendo salvación a todos.

Pablo dice: porque la gracia de Dios ha aparecido, trayendo salvación a todos los hombres. La gracia de Dios es su favor activo que otorga el más grande de los dones a quienes merecen el mayor de los castigos. Esta gracia ha penetrado nuestra tiniebla moral y espiritual. “Ha aparecido”. El verbo usado en el original está relacionado con el sustantivo epifanía, esto es, manifestación o aparición (por ejemplo, del sol al amanecer). La gracia de Dios repentinamente había surgido sobre los que estaban en tinieblas y en sombra de muerte (véase también Mal. 4:2; Lc. 1:79; Hch. 27:20; y Tit. 3:4). Habíase levantado cuando nació Jesús, cuando de sus labios salían palabras de vida y de belleza, cuando sanaba los enfermos, limpiaba leprosos, echaba fuera demonios, resucitaba muertos, sufría por los pecados de los hombres y cuando puso su vida por las ovejas para volverla a tomar la mañana de la resurrección. Así la gracia derramó sobre el mundo la santa luz de Cristo y alejó la noche oscura del pecado. El sol de justicia había salido “con sanidad en sus alas”. La gracia de Dios había aparecido con “salvación (σωτήριος) para todos los hombres”. En todas partes, en el Nuevo Testamento en que esta palabra aparece, precedida por el artículo, y usada como sustantivo, significa salvación (Lc. 2:30; 3:6; Hch. 28:28; Ef. 6:17), en el sentido espiritual de la palabra. Por eso, también aquí en Tit. 2:11, el sentido es: La gracia de Dios hizo su aparición “trayendo salvación”. La gracia vino a rescatar al hombre del mayor mal posible, a saber, la maldición de Dios sobre el pecado; y para otorgarle el don más grande posible, esto es, la bendición de Dios para el alma y cuerpo por toda la eternidad. (1 Ti. 1:15).

Trajo salvación a “todos los hombres”. Para una explicación detallada de esta expresión, véase comentario sobre 1 Ti. 2:1. Aquí en Tit. 2:11 el contexto deja muy claro el significado. Hombre o mujer, viejo o joven, rico o pobre: todos son culpables delante de Dios, y de entre todos ellos Dios reúne su pueblo. Hombres ancianos, mujeres ancianas, jóvenes y señoritas, y aun esclavos (véase vv. 1–10) deben vivir vidas consagradas porque la gracia se ha manifestado trayendo salvación a todos estos diversos grupos y clases. “Todos” aquí en el v. 11 = “nosotros” en el v. 12. La gracia no pasó por alto a los de edad avanzada por su vejez, ni a las mujeres por ser mujeres, ni a los esclavos por ser esclavos, etc. Se manifestó para todos, sin consideración de edad, sexo o posición social. Por eso, ninguno puede derivar, de su grupo en particular o casta a que pertenece, una razón para no vivir una vida cristiana.

2° Titulo: Cumpliendo honrosamente su ministerio para alcanzar a gentiles y judíos. Versículos 13 y 14. Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio, por si en alguna manera pueda provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos. (Léase: 1ª Corintios 9:22. Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. ▬ 2ª Timoteo 4:5. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio. ▬ 2ª Timoteo 2:24. Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido.).

   Comentario del texto Bíblico: Propósito de llegar a los gentiles: salvar a los judíos (11:13–14)

Muchos piensan que Pablo da un giro entre paréntesis en estos versículos, pero no lo creo. Puede haber una ligera tangente, pero él acaba de abordar el plan de Dios para usar la infusión de gentiles en la iglesia como un medio para sacar a los judíos de su “tropiezo” espiritual para experimentar una vez más las plenas bendiciones de ser su pueblo. Ahora, Pablo quiere decirles a sus lectores gentiles qué papel jugará su propio ministerio en esto. También quiere recordarles nuevamente su profunda preocupación por sus parientes judíos (como en 9:1–5; 10:1; 11:1–2), la extensión de su llamado a ser “apóstol de los gentiles” tiene un propósito más profundo: usar la misión gentil para llevar a Israel a la salvación al despertar su envidia.

Por lo tanto, hace explícito que “me dirijo ahora ustedes, los gentiles” habla acerca de este objetivo final. Él quiere que comprendan la motivación detrás de su ministerio a judíos y gentiles. Una parte importante de su razón para ministrar a los gentiles es usarlo para la salvación de Israel. Fue comisionado en el camino a Damasco como “apóstol a los gentiles” (Hechos 26:17–18), y esto fue confirmado por Ananías (Hechos 9:15) y luego una visión del templo (Hechos 22:21). Consideró su ministerio a los gentiles como uno de los grandes “misterios” apocalípticos (Ef. 3:3–6; 6:19–20; Col 1:26–27). Estaba en el centro de su vida, pero al mismo tiempo se dio cuenta de que una parte igualmente importante de la estrategia de Dios para él era utilizar este ministerio con los gentiles para despertar el anhelo de su propia salvación entre sus hermanos judíos.

A la luz de esto, agrega: “le hago honor a mi ministerio” (literalmente, “glorifico mi ministerio”), pidiéndoles que entiendan cuánto significa para él su ministerio gentil. Sin embargo, él “se gloría” en eso no solo al ver a los gentiles venir a Cristo sino también “pues quisiera ver si de algún modo despierto los celos de mi propio pueblo, para así salvar a algunos de ellos” (v. 14). Pablo ha mencionado estos “celos” anteriormente (10:19; 11:11). Su deseo de su propio ministerio es provocar a sus compañeros judíos a que se pongan celosos para que reconsideren a Cristo.

Tenga en cuenta el énfasis en “algunos de ellos”. Pablo no es un universal, pensando que cada persona en Israel se volverá a Cristo. El tema en esta sección es que solo algunos responderán positivamente (9:6–7, 21; 10:16; 11:17). Sin embargo, 11:25–32 predice que “todo Israel” finalmente vendrá a su Cristo. La esperanza de Pablo es que cada día más de sus compañeros judíos se vuelvan a Cristo.

   Pensamiento 2ª Corintios 9:22. A los débiles me he hecho débil para ganar a los débiles. A todos me he hecho de todo para por todos los medios salvar a algunos.

Hacemos dos observaciones:

a. Adaptación. «A los débiles me he hecho débil para ganar a los débiles». Pablo ahora vuelve a su discusión sobre los cristianos con conciencia débil (8:9–13). Pablo ha completado el círculo al revisar la libertad que tiene en Cristo. Así, habla acerca de su relación para con el débil. Hubiéramos esperado un equilibrio sintáctico que incluyese al fuerte, pero a Pablo no le interesa comparar al fuerte con el débil. El fuerte era libre en Cristo y no tenía cargo de conciencia cuando comía carne sacrificada a ídolos. Los débiles eran los corintios que tenían una conciencia débil; necesitaban del consejo y ánimo que Pablo les pudiera dar para ser fortalecidos en su fe (Ro. 14:1; 15:1).

El versículo 22 da a entender que en este pasaje particular Pablo también podría haber estado pensando en ganar para el Señor a los corintios económicamente débiles. Anteriormente en la carta afirmó que entre aquellos que Dios había llamado no había muchos poderosos, ni muchos de noble cuna, sino que Dios había escogido al débil e insignificante para avergonzar a los fuertes (1:26–28). Ahora Pablo hace resonar el mismo mensaje cuando escribe: «A los débiles me he hecho débil». En el contexto usa el verbo ganar para hablar de llevar a judíos (vv. 19, 20) y gentiles (v. 21) al conocimiento de Cristo.

Pero cuando habla de los débiles, cuya conciencia era débil, no usa el verbo ganar. Los débiles ya conocen a Jesucristo como Salvador, pero por tener una conciencia débil necesitan la ayuda de los fuertes.

Creemos que con la oración me he hecho débil para ganar a los débiles (v. 22) Pablo podría estar comunicando una doble connotación. En otras palabras, se refiere a los débiles de conciencia y a los débiles económicamente. Hay que considerar que, al ministrar en Corinto, Pablo se identificó en palabra y hecho con los pobres. Su trabajo fabricando carpas era una clara demostración de que se ponía de lado de los económicamente débiles (Hch. 18:1–4). Pablo mismo pertenecía a la clase alta, como lo demostraba la educación que recibió. Sin embargo, no tenía ningún reparo en ponerse su delantal y gorro para trabajar en su rubro. La alta sociedad grecorromana lo despreciaría por su denigrante trabajo, pero la clase baja lo aceptaría gustoso. La clase alta pensaba que el taller no era un lugar para el hombre libre sino para el esclavo. Con todo, Pablo estaba listo a identificarse con el pobre para ganarlos para Cristo.

b. Realidad. «A todos me he hecho de todo para por todos los medios salvar a algunos». El apóstol es un modelo para todo el que quiera ganar a la gente para Cristo. Pablo se acomodaba a las diferentes situaciones de cada cultura. Con los judíos vivía como judío, y con los gentiles como gentil (dentro de los límites del mandamiento de Cristo). Se hizo débil a los débiles, para así ser de todo para todos.

Los oponentes de Pablo podrían tildarlo de ineficaz, inestable y cambiante. En este caso, estarían mal entendiendo completamente sus motivaciones, al no darse cuenta de la intención misionera de los esfuerzos de Pablo: llevar al evangelio a la mayor cantidad de gente posible.

Pablo estaba convencido de que al predicar las buenas nuevas de salvación, Dios abriría el corazón de cada uno de los elegidos para salvación. Si a Dios le había placido salvar a Pablo, quien se llamaba a sí mismo el primero de los pecadores (1 Ti. 1:15), el Señor Jesucristo podía entrar en el corazón de cualquiera que viviese en tinieblas. Pablo era un instrumento en las manos de Dios para traer a los pecadores al Señor mediante el evangelio.

Pablo predicaba y aconsejaba, pero el verdadero trabajo de salvación pertenecía a Dios. En pocas palabras, Pablo manifiesta un realismo sobrio, cuando escribe que al acomodarse a todos los hombres lo hace «para por todos los medios salvar a algunos». Algunos manuscritos leen «salvar a todos», pero la evidencia favorece el texto que hemos adoptado: «salvar a algunos». Por supuesto que Pablo sería el primero en afirmar que, aunque él trabajaba duro para presentar el evangelio a todos, sólo Dios efectuaba la salvación (Fil. 2:13). Trabajaba para salvar a todos, pero sabía que sólo algunos responderían al evangelio (véase 10:33; Ro. 11:14).

    2ª a Timoteo 4: 5. Sin embargo, tú … Cf. 3:10, 14. Nótese el agudo y doble contraste. El v. 5 es tanto el clímax de los vv. 1–5 como la introducción a los vv. 5–8. Como clímax, traza un contraste entre Timoteo y la voluble multitud descrita en los vv. 3 y 4. Como introducción, traza un contraste entre Timoteo, todavía en medio de la pelea, y Pablo que ha peleado la grandiosa pelea. En el principio del versículo predomina el primero de estos contrastes; al final, el segundo.

Pablo escribe: sé sobrio en todo, sufre trabajos, haz la obra de evangelista, cumple al máximo tu ministerio. La persona sobria es tranquila, estable y cuerda (cf. 1 P. 4:7; véase C.N.T. sobre 1 Ts. 5:6, 8). No se encuentra embriagado con el anhelo de cosas sensacionales o sentimentales. No aparta sus oídos de la verdad para volverse a los mitos. El apóstol requiere que Timoteo muestre esta actitud calma y bien equilibrada “en todas las cosas”. Esto quiere decir, por supuesto, que también con respecto a sufrir por la causa del evangelio Timoteo no debe buscar los sufrimientos, por una parte, ni quejarse de ellos por la otra. Simplemente, debe hacer la obra de evangelista (predicador del evangelio, Hch. 21:8; Ef. 4:11), perfectamente dispuesto a soportar maltratos cuando quiera que le toque sufrir, aun gozándose cuando se le tenga por digno de sufrir deshonra por el nombre de Cristo (Hch. 5:41; en cuanto al verbo, véase 2 Ti. 2:9; cf. el verbo similar en 2 Ti. 1:8). No debe permitir que nada lo detenga, pero debe cumplir su ministerio del evangelio al máximo: predicando la palabra, estando preparado a tiempo y fuera de tiempo, redarguyendo, reprendiendo y amonestando con toda paciencia y doctrina.

   2ª a Timoteo 2: 24–26. Estos tres versículos forman una clara unidad. La mención de contiendas en el v. 23 lleva a Pablo a reforzar su amonestación en cuanto a que Timoteo debe negarse a verse envuelto en cuestiones necias e ignorantes. Tales cuestiones engendran contiendas, que son exactamente los obstáculos que los ministros deben evitar. Pablo dice: Y el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable con todos, apto para enseñar, paciente ante las injurias, que con suavidad corrija a los oponentes, en la esperanza de que posiblemente Dios pueda darles conversión (que los lleve) al reconocimiento de (la) verdad, y puedan volver a la sobriedad, (habiendo sido liberados) del lazo del diablo, en que habían estado cautivos para (hacer) su voluntad.

Timoteo es el siervo (esta es una mejor traducción que esclavo; véase N.T. sobre Juan 15:15, nota sobre la palabra “doulos”) del Señor (Jesucristo; cf. Ro. 1:1; Fil. 1:1; luego también Stg. 1:1). Como tal debe ser como su Señor, que era manso, humilde, pacífico; que no gritó, ni levantó su voz, ni la hizo oír en la calle; que cuando fue oprimido y afligido no abrió su boca, sino que fue como un cordero que es llevado al matadero; y que se negó a injuriar a los que lo injuriaban (Is. 42:2; 53:7; Zac. 9:9; Mt. 11:29; 12:19; 21:5; 1 P. 2:21–24). Es cierto, el siervo del Señor—la expresión y la amonestación se aplican no solamente a Timoteo, sino a todo “ministro”—debe ser un excelente soldado (véase vv. 3, 4), pero no debe ser rencilloso, un simple sofista de cuestiones ridículas acerca de árboles genealógicos e interpretaciones rabínicas de la ley.

En vez de encontrar en estas palabras una prueba más de que Pablo no pudo haber escrito las Pastorales, uno debiera encontrar en ellas una prueba de lo contrario. Fue Pablo quien también escribió 1 Ts. 2:7–12.

Entonces, el siervo del Señor debe ser amable (esta es la mejor lectura, tanto aquí como en 1 Ts. 2:7, las únicas porciones del Nuevo Testamento en que aparece), esto es, afable, fácil de conversar con él, de conducta accesible, no irritable, intolerante, sarcástico ni burlesco, ni siquiera hacia los que yerran. Debe tratar de ganarlos. Por eso, debe ser amable con todos. La amabilidad es necesaria, porque el siervo del Señor debe ser apto para enseñar, capaz de impartir consejo e instrucción.

Sin embargo, su amabilidad no siempre será apreciada o correspondida. A veces su enseñanza tendrá que enfrentarse con la burla y el abuso, con el insulto y la injuria. Cuando esto ocurre, debe ser paciente ante las injurias. Debe callar ante la maldad (cf. 1 P. 2:21–24).

No solamente debe ser amable en conducta exterior; debe ser suave o manso en su actitud o disposición interior, que “con suavidad (véase Tit. 3:2; luego 1 Co. 4:21; 2 Co. 10:1; Gá. 5:23; 6:1; Ef. 4:2; Col. 3:12; Stg. 1:21; 3:13; 1 P. 3:15) corrija a los oponentes”; cf. ejemplo de Cristo (Mt. 11:29). Nótese aquí el juego de palabras en el original. Los oponentes (“los que constantemente se están poniendo en oposición”) nunca dejan de aparecer con cuestiones ignorantes o “sin instrucción” (v. 23). Así el apóstol dice a Timoteo que instruya a éstos que están sin instrucción, que eduque a los faltos de educación, que discipline (en este caso, con la disciplina de la enseñanza; en contraste con 1 Ti. 1:20) a los indisciplinados, que informe a los que están faltos de información. En vez de entrar en sus cuestiones necias, debe mostrarles amablemente porqué uno no debiera preocuparse de estas cosas y debe inmediatamente seguir dando la instrucción positiva para que el oponente pueda recibir así corrección.

Ahora se declara el propósito de esta obra didáctica y pastoral: “en la esperanza de que posiblemente Dios pueda darles conversión (que los lleve) al reconocimiento de la verdad, y puedan volver a la sobriedad …” Esta esperanza puede haber sido expresada de una manera vacilante (“posiblemente … pueda darles”) porque para los seguidores del error el contradecir había llegado a ser un hábito. Aun el oír la verdad les es difícil. Si se iba a producir un cambio, nadie sino Dios podría producirlo. Es el anhelo ferviente de Pablo que pueda todavía efectuarse esa gran transformación. La palabra usada en el original para indicar este cambio básico (μετάνοια) significa más que arrepentimiento.

Es conversión (cf. 2 Co. 7:8–10), una palabra que mira hacia adelante más que hacia atrás, mientras que arrepentimiento principalmente mira hacia atrás. Además, la conversión afecta no solamente las emociones, sino también la mente y la voluntad. En realidad, es en primer lugar (como la derivación de la palabra implica) un cambio completo en la perspectiva mental y moral. Es un cambio radical de punto de vista que conduce a un cambio radical en la vida. Así, aquí se la describe como que conduce al “conocimiento de la verdad”. Pablo tiene la esperanza de que los adherentes de la falsa doctrina se conviertan de su hábito de dar mayor importancia a cosas insignificantes, y reconozcan y confiesen la grande y maravillosa verdad revelada en el evangelio y centrada en Cristo.

En consecuencia, espera que “puedan volver a la sobriedad” (ἀνανήψωσιν). Esta es la única vez que aparece este verbo compuesto en el Nuevo Testamento. Pero véase nota. Por medio de la obra del ministerio los adversarios podrían volver a sus sentidos; podrían ser levantados de su sopor, siendo librados “del lazo del diablo”, esto es, del lazo puesto por el diablo, lazo con el cual los ha seducido para hacer su voluntad (véase comentario sobre 1 Ti. 3:7). Es claro que éste es el significado por las palabras que siguen de inmediato: “en que habían estado cautivos (del diablo), para hacer la voluntad (del diablo)” (literalmente, “habiendo sido tomado cautivo por él—esto es, por el diablo—, por la voluntad de aquél (el diablo)”.

Entonces, la verdadera conversión es un cambio radical:

(1) de la ignorancia al reconocimiento de la verdad (v. 23, v. 25);

(2) de la intoxicación y el estupor a la sobriedad (v. 26a);

(3) de la esclavitud a la libertad (v. 26b).

3er Titulo: Plena restauración de Israel en su debido tiempo. Versículo 15. Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos? (Léase: Jeremías 31:10. Oíd palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos, y decid: El que esparció a Israel lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño. ▬ Zacarias 10:6. Porque yo fortaleceré la casa de Judá, y guardaré la casa de José, y los haré volver; porque de ellos tendré piedad, y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy Jehová su Dios, y los oiré. ▬ Romanos 11: 27 al 29. Y este será mi pacto con ellos. Cuando yo quite sus pecados. Así que, en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.).

   Comentario del versículo 15: La salvación de los judíos: vuelta a la vida (11:15)

Este versículo reafirma el punto del versículo 12, creando un patrón ABA:

A Riquezas para el mundo = inclusión completa de los judíos (v. 12)

B El ministerio de Pablo a los gentiles = salvación a los judíos (vv. 13–14)

A′ Una reconciliación para el mundo = vuelta a la vida (v. 15)

Al unir los cuatro versículos, hay cuatro pasos a medida que el plan de Dios se completa: (1) El rechazo de Dios hacia Israel (2) se produce el ministerio de Pablo a los gentiles. (3) Este exitoso ministerio a su vez despierta envidia entre el pueblo judío, (4) conduce a la reconciliación y salvación para Israel. El término para “rechazo” solo aparece en otro lugar, Hechos 27:22, donde significa “pérdida” (“ninguno de ustedes perderá la vida”). El punto es que Dios “rechaza” la nación (pérdida de la salvación) por un tiempo para “aceptarla” más tarde. Esto es similar al exilio, ya que Dios tomó cautiva a la nación por los babilonios para traerlos de regreso más tarde.

Dios es el agente activo aquí. Al rechazar a la nación, ha traído “reconciliación entre Dios y el mundo”, lo que significa que ha devuelto a la humanidad a una relación correcta con él (véase 5:11). Como en 5:9–10, la palabra “reconciliación” implica que esto se logra mediante la muerte de Cristo y su aceptación por el mundo, tanto judíos como gentiles. Esto a su vez lleva a Dios a aceptarlos en su reino.

Es crítico separar los grupos cuidadosamente aquí: Dios ha rechazado al pueblo judío para llevar la reconciliación al mundo, los gentiles, para que esto a su vez pueda llevar a Dios a aceptar al pueblo judío y resucitar al pueblo judío de entre los muertos. En un nivel, esta resurrección es figurativa (como en 6:13), refiriéndose a la conversión de Israel como traer vida eterna a aquellos que estaban espiritualmente muertos. Pablo puede estar pensando en el valle en Ezequiel 37:2–14, donde los huesos secos son traídos de la muerte, considerando esto como un cumplimiento de la restauración de Israel, un segundo regreso del exilio, esta vez a la salvación total en Cristo. Sin embargo, en otro nivel, Pablo se refiere a una resurrección literal, señalando el regreso de Cristo y a la resurrección final de los santos de entre los muertos. Pablo profundizará más en 11:25–32, cuando la “plena restauración” (v. 12) se lleve a cabo y “todo Israel” se salve al regreso de Cristo.

    Romanos 11: Todo Israel se salvó en la segunda venida (11:26–27)

Como en todo Romanos, Pablo quiere que sus lectores entiendan que el Antiguo Testamento apoya lo que está diciendo. Ahora cita material, respectivamente, de Isaías 59:20–21 y 27:9. El primer pasaje se centra en el pecado y la injusticia de la nación confesada a Yahvé, lo que resulta en que se ponga su armadura (59:17) y haga pagar a sus enemigos entre Israel (59:18) mientras perdona a los que se arrepienten. Israel en esta sección está llamado a sentir pena por el pecado y arrepentirse, advirtiendo de juicio para aquellos que se niegan y prometiendo restauración para aquellos que lo hacen.

Como lo hace a menudo, Pablo cita creativamente el primer pasaje de Isaías (“El redentor vendrá de Sion y apartará de Jacob la impiedad”) para exponer su punto. El “libertador” (“redentor” Is 59) en Isaías es Yahvé, mientras que aquí es Cristo. En Isaías Yahvé “vendrá a Sion “como el Guerrero Divino para redimir al penitente, y aquí Cristo “vendrá de Sion” para liberar al Israel recién convertido. Algunos piensan que Pablo está agregando material de otro pasaje, tal vez del Salmo 14 7 sobre la redención que viene de Sion, pero es más probable que él mismo esté haciendo el cambio, agregando el motivo de la “Sion celestial” de la cual Cristo regresará. (Heb 12:22; véase también Gá 4:26; Ap. 3:12; 21:2). Es claramente la parusía (el regreso de Cristo) lo que Pablo tiene en mente con esta alteración.

Cuando Cristo venga, “apartará de Jacob la impiedad”. En Romanos 11 esto sería la incredulidad del versículo 23 y la dureza del versículo 25. Es otra forma de describir la conversión de “todo Israel” en la primera parte de este versículo Cuando se usa “volver” a nosotros, connota el arrepentimiento como apartarse del pecado. Al describir la acción de Cristo, significa quitar el poder del mal del nuevo creyente.

Cristo también establece lo siguiente: “este será mi pacto con ellos”, también de Isaías 59:21, pero probablemente incluyendo la profecía del nuevo pacto de Jeremías 31:31–34 (citado en Heb 8:8–12), cuando Dios “perdonaré sus iniquidades y nunca más me acordaré de sus pecados”. El antiguo pacto se cumplió en el nuevo pacto de gracia establecido por Cristo. Aquí ese nuevo pacto se completa con respecto a Israel. La realidad del nuevo pacto ya ha llegado en el primer advenimiento de Cristo, pero aún no se ha consumado en este mundo, y eso sucederá de acuerdo con el evento apocalíptico descrito aquí.

Ahora Pablo agrega una cláusula final a la cita de Isaías 59:20–21, tomada de Isaías 27:9, “cuando perdone sus pecados”. Este pasaje de Isaías, como el anterior, también describe la liberación y el perdón de Israel como el juicio de Dios sobre la nación provoca su arrepentimiento. En ambos pasajes, la condenación y el endurecimiento divinos tienen propósitos redentores, conducen al arrepentimiento, el perdón y luego a la liberación.

Estos versículos dejan en claro que el pueblo judío se dará cuenta de que Jesús es el Cristo, se arrepentirá de sus pecados y la incredulidad, y luego será perdonado y restaurado a su relación de pacto con Dios. Sin embargo, no se nos dice cómo ocurrirá esto. En los versículos 11–24 lo menciona solamente en un sentido general: los cuatro pasos desde el rechazo de los judíos a la misión gentil a los celos judíos y el deseo de recuperar su gloria anterior para el arrepentimiento final y el avivamiento nacional. Debemos dejar los detalles y el método a Dios, quien no se ha dignado a revelárnoslo. Otros pasajes sobre la parusía detallan la resurrección de los santos (1Co 15:51–57; 1Ts 4:13–17) y la destrucción de los enemigos de Dios (1Ts 5:1–10; 2Ts 2:8–12; Ap. 19:17–21) pero no cómo se llevará a cabo la conversión de Israel. Sabemos que sucederá, pero tendremos que esperar para ver cómo Dios lo hace realidad.

   El llamamiento de Dios es irrevocable (11:28–29)

Los versículos 28–32 son una sola unidad en la que Pablo define el significado teológico, aunque no el método, de la conversión de Israel. En ellos vemos más claramente el propósito de Dios al mostrar gracia y misericordia al pueblo judío a pesar de su endurecimiento. Debido al profundo amor de Dios por su pueblo del pacto, aquellos que alguna vez fueron enemigos y desobedientes recibirán misericordia y serán llamados a Cristo.

Estos versículos también resumen los capítulos 9–11, reiterando cómo Dios ha traído no solo a los gentiles sino también a los judíos de regreso a sí mismo. El versículo 28 consta de dos cláusulas formadas por tres pares de palabras: evangelio / elección, enemigos / amados, y en ustedes / patriarcas. La primera cláusula dice: “Con respecto al evangelio, los israelitas son enemigos de Dios para bien de ustedes”. El “evangelio” se refiere al evangelio de Cristo que se proclama en todo el mundo. El pueblo judío al oponerse a la predicación del evangelio se ha convertido en “enemigo” de Cristo y de la iglesia, y por lo tanto, en los objetos de la ira de Dios. La idea de “enemigo” aquí enfatiza tanto el lado activo (que odian a Dios) como el pasivo (se han convertido en enemigos de Dios) de su oposición.

Observe los temas de los capítulos 9–11 aquí: Israel rechazó el evangelio (9:3–10:21) y, por lo tanto, fue rechazado por Dios (9:6–29). Esto tuvo lugar “por el bien de” los gentiles, ya que el rechazo de los judíos significaba salvación y reconciliación para ellos (11:11–15). Cuando se rompieron las ramas naturales, se injertaron los brotes silvestres (v. 17). El plan de salvación de Dios estaba en acción: el rechazo de los judíos condujo a la inclusión de los gentiles, lo que a su vez produce celos por parte de los judíos, lo que también lleva a su conversión.

Esta última parte del énfasis teológico es el tema de la segunda cláusula: “si tomamos en cuenta la elección, son amados de Dios por causa de los patriarcas”. La amable elección de Dios de Israel es un sello distintivo de la verdad bíblica (11:5–6), y en todo el Antiguo Testamento, Israel es el pueblo elegido debido al amor inquebrantable de Dios hacia ellos (2Cr 9:8; Sal 102:13; Is 14:1). Aunque la mayoría ha abandonado a Cristo y se ha convertido en su enemigo, Dios todavía ama a su pueblo del pacto.

Es importante que este amor continúa “a causa de los patriarcas”. No es que los patriarcas hayan hecho algo más para merecer el amor de Dios. Abraham trató de darle al faraón a Sara para salvar su propia piel. El nombre “Jacob” significa “engañador” o tramposo, y estuvo a la altura de su nombre. El amor de Dios por los patriarcas se basaba en su gracia, no en sus obras (11:6). Se mencionan aquí porque las promesas convenientes

se dieron a la nación a través de ellos (Génesis 12:1–3; 13:14–17; 15:1–21; 17:4–19; 22:16–18 [Abraham]; 26:3–5 [Isaac]; 28:10–15[Jacob]). Eran la fuente de las bendiciones del pacto de Dios para la nación, y esas promesas son la base de su voluntad elegida.

Pablo en el versículo 29 continúa diciendo a sus lectores que Israel, a pesar de su rechazo a Cristo, todavía es amado por Dios, porque las “dádivas de Dios son irrevocables”. Los dones y el llamado podrían ser artículos separados, un solo organismo, o el llamamiento podría verse como un tipo especial de regalo. A la luz del énfasis en el llamado a la salvación en esta sección, este último es un poco más probable. Las “dadivas” son los privilegios y bendiciones convenientes que Israel ha experimentado como el pueblo de Dios, enumerados en 9:3–5. El mayor de los dones fue el llamamiento de Dios para ser su comunidad del pacto.

Ese llamado fue “irrevocable”, un término fuerte que significa que Dios nunca se arrepentirá de haberlos llamado para sí mismo. Dios nunca cambiará de opinión con respecto a sus promesas a Israel. Su fidelidad inmutable es constante en las Escrituras (Nm 23:19; 1Sa 15:29; Job 12:13; Sal 33:11; Jer 4:28). Esto no significa que Dios nunca rechazará a los que se han vuelto contra él. En el versículo 28, Pablo se refiere a individuos que se han convertido en sus enemigos. Su llamado es colectivo; él permanecerá fiel a la nación. Su juicio y rechazo están reservados para individuos. Es fiel a la nación a pesar de que tiene que condenar a muchos dentro de ella.

Amén, para la honra y gloria de Dios.

Descargue aquí estudio completo en pdf: Semana del 4 al 10 de diciembre de 2023

Semana del 20 al 26 de noviembre de 2023. “Manifiesta Gracia Ante El Endurecimiento De Israel”.

Lectura bíblica: Romanos Cap.11, Versículos 5 al 10. Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra. ¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero los escogidos sí lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos; como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy. Y David dice: Sea vuelto su convite en trampa y en red, En tropezadero y en retribución; Sean oscurecidos sus ojos para que no vean, Y agóbiales la espalda para siempre.

Comentario general del contexto Bíblico: [5] (11:5) Israel, remanente: la cuarta prueba es que hay un remanente en este tiempo. Esta es una aseveración muy fuerte: «Hay un remanente». El hecho es Incuestionable. Note por qué: debido a «la elección de gracia». Si había un remanente en la época de Elías, ha de haber un remanente de creyentes hoy en día. ¿Por qué? Debido a la gracia: a la gracia de Dios en Jesucristo que ahora ha venido a la tierra, y al Espíritu de Dios que obra activamente dando a conocer la gracia de Dios.

«Porque la grada de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras» (Tit. 2:11-14).

«También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo» (Ro. 9:27).

[6] (11:6-10) Israel, remanente-gracia de Dios: la quinta prueba es que la gracia de Dos garantiza un remanente. Una persona no se salva porque lo merezca o porque hace obras para lograr la salvación. Nadie merece la gracia de Dios. Nadie merece ser elegido por Dios para nada. Dios no otorga su gracia a un hombre porque tal hombre merezca o gane la grada. El hombre no obtiene la aceptación de Dios porque quiera o haya corrido tras Dios (Jn. 1: 12). Dios tiene misericordia del hombre porque es un Dios de misericordia. Si el hombre se salvara por las obras, entonces la salvación …

  • no sería por la gracia (de Dios), sino por las obras. (del hombre).
  • sacaría del cuadro la gracia (de Dios) y pondría en el primer plano las obras (del hombre).

Simplemente, Dios ya no sería necesario. porque el hombre se estaría salvando a sí m ismo. Si por algún in vento de la imaginación y del trabajo científico el hombre pudiera salvarse a sí m ismo calculando cómo vivir eternamente, entonces Dios mismo ya no sería necesario. En efecto, ni la gracia ni las obras serían necesarias, porque el hombre habría alcanzado la perfección. (Lo absurdo de tal posibilidad se ve claramente en el pensamiento.) (Vea se Estudió a fondo 1, Elección-Ro. 9 :10-1 3 para ampliar la discusión.)

El centro del argumento es este: es la gracia de Dios la que salva al hombre. Por lo tanto, Dio s siempre se preocupará de que haya un remanente de c re yentes en Israel. La vasta mayoría de los judíos tropezó y cayó e n la trampa de las obras (v. 6), pero la dureza del corazón de Israel no es total. Hay un remanente. Note dos puntos.

[1]. La gran mayoría de Israel no alcanzó la justicia, pero los pocos escogidos si la alcanzaron.

  • La mayoría buscó la justicia, pero no la lograron porque la buscaron por las obras (véase nota, Israel Ro. 10: 1-3 par a ampliar la discusión.)
  • Sin embargo. los elegido s han obtenido la justicia (véase nota- Ro. 10:4 para ampliar la discusión).

[2]. Israel es ac usado y condenado por las Escrituras de tres cosas terribles:

  • De espíritu de estupor y condenado al estupor (Is. 29:10; 6:9).
  • De ser digno de juicio y condenado a juicio (Sal. 69 :22).
  • De ser ciego y condenado a la ceguera (Sal. 69:23).

El cuadro es el de hombres sentados a la mesa del banquete haciendo fiesta con toda comodidad. Están cómodos. seguros y poseídos de una sensación de seguridad. En realidad, se sienten tan cómodos que su seguridad se conviene en su ruina. El enemigo se introduce furtivamente y los sorprende.

Note esto: Se d ice que Dios es el que provocó somnolencia, ceguera e hizo digno de juicio a Israel. Este es el modo en que las Escritura s enfatizan lo que ha sido llamado ceguera judicial y rechazo de los hombres (véase Estudio a fondo 2-Ro. 11 :7-10 para su desarrollo).

ESTUDIO A FONDO 2

(11 :7- 10) Juicio-ceguera judicial y rechazo-abandono espiritual: note las palabras «fueron cegados» y «Dios les ha dado espíritu de sueño» (cp. l s. 29: 10; 6:9; Sal. 69:22-23). La idea es que Di os es el que cegó a Israel. Sin embargo, las Escritura claramente dicen que Dios no tienta al hombre, ni, menos aún, les hace pecar (Stg. 1: 13). ¿Qué significa esto entonces? Significa por lo menos dos cosas.

[1]. El rechazo del incrédulo es voluntario, siempre deliberado. El incrédulo no ve ni oye. sin embargo. se niega a abrir realmente sus ojos y sus oídos. Se niega a entender. Pero, ¿por qué una persona actúa en forma tan ilógica, rebelándose y negándose a entender? Cristo contesta esta pregunta diciendo: «El corazón de este pueblo se ha engrosado» (M t. 13: 15) El griego dice: «el corazón de este pueblo ha engordado [sobrepeso]». Ser gordo indica sensualidad y falta de sentido. Comer y comer, y agregar kilo sobre kilo es vivir según la carne; y vivir según la carne no tiene sentido. Es sensual y sin sentido. Así que Cristo está diciendo que el incrédulo se ha hecho tan sensual y falto de sentidos, que se rebela y se niega a entender el evangelio de Dios.

  • Su sensualidad se debe a la mundanalidad y el anhelo de las cosas de este mundo.

«Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero d ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto lo designios de la carne son enemistad contra Dios: porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según Ja carne no pueden agradar a Dios» (R o. 8:5-8).

«No améis al mundo, ni las cosa que están en el mundo. Si alguno ama al mondo. el amor del Padre n o está en él. Porque todo lo que hay en el mundo. los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo» (1 Jn. 2:15-16).

  • Su falta de sentido se debe a que está siendo engañado por el malo.

«Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de Jos in crédulos, par a que no l es resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo. el cuál es la Imagen de Di os» (2ª Co. 4:3-4).

[2]. El incrédulo experimenta una ceguera judicial y el rechazo por Dios. Una persona que elige deliberadamente ser ciego al evangelio y rechazar a Cristo recibe un justo castigo. Dios ofrece su amor y salvación. la vida eterna. al hombre, pero el hombre tiene que decidirse a recibir la oferta de Dios.

  • Se permite que la incredulidad del hombre vague en la esfera de la incredulidad y se convierta en incredulidad obstinada. si el hombre sigue cegándose ante la verdad. Dios ni violará la libertad del hombre.
  • Se permite que el pecado del hombre vague por la esfera del pecado y se convierta en pecado constante, si el hombre sigue cegándose ante la verdad. Dios no violará la voluntad del hombre.

El rechazo de una persona la conduce a ceguera judicial y a ser rechazada por Dios. (Véanse Ro. 1:24; -Jn. 12:39-41 para ampliar el pensamiento.)

«Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido» (Mt. 7:2).

«Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, … Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas» (Ro. 1:24 y 26, 28).

«Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios. el cual pagará a cada uno conforme a sus obras» (Ro. 1:5-6).

«No os engañéis: Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el q u e siembra par a su carne, de la carne segar á corrupción: más el que siembra para e l Espíritu, del Espíritu segar á vida eterna» (Gá. 6:7-8).

«No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre» (Gn. 6:3).

«Pero ml pueblo n o oyó mi voz, e Israel n o me quiso a mí. Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; caminaron en sus propios consejos» (Sal. 81:11-12)

«El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado, y no habrá para él medicina» (Pr. 29: 1).

«Efraín es dado a ídolos; déjalo» (Os. 4 :17).

Nota del expositor: Peligro de endurecer el corazón por las obras de la ley, rechazando así la abundante gracia de Dios.

1er Titulo: Claro contraste entre lo gracia inmerecido para salvación y el nulo mérito de las obras. Versículos 5 y 6. Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra. (Léase: Efesios 2:7 al 9. para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.; ▬ Romanos 3:20. ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. ▬ y 24. siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús; ▬ Tito 3:4 y 5. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo).

    Comentario vers. 5: El remanente es salvado por gracia, no por obras (11:5–6)

El “así también, hay en la actualidad” de Pablo muestra que está contextualizando la historia de Elías para su propia época, estableciendo un vínculo tipológico entre el evento antiguo y la situación actual. Pablo ve al Israel del primer siglo como el antitipo de la situación de Elías. Él es una figura de Elías, que se mantiene firme para Dios y expone la apostasía de la nación, pero encuentra esperanza en la preservación de Dios de un remanente.

La idea de un remanente se desarrolló en la época de Elías, en el siglo VIII a.C. Comenzó con Amós, quien predijo la perdición del pueblo apóstata, con solo un remanente salvado (Amós 5:3, 15). Este remanente heredaría el reino davídico (Amós 9:11–12). Isaías llevó la idea más allá, también a través de un contexto de juicio divino contra un pueblo no arrepentido y salvación solo para el remanente fiel debido a la misericordia de Yahvé (Is 37:32; 46:3), quien purificará a los fieles para que ellos sean santos (4:2–3) y redimidos (11:11). Dios abrirá un camino (11:16) para los fieles (7:3, 9; 10:20–23) y será su corona (28:5).

Al igual que en la época de Isaías, el remanente fiel en la época de Pablo y en la nuestra ha sido “elegido por gracia”, ambas partes son críticas en todo Romanos. La elección es central en Romanos 8:33; 9:11; 11:5, 7, 28; y 16:13, con sinónimos como “predestinado” en 8:29–30; y “llamados” en 1:1, 6–7; 8:28; 9:24–26. Pablo enfatiza la gracia en 3:24; 4:16; 5:2, 15, 17, 20–21; 6:14; y 11:5–6. No hay salvación aparte de la gracia; si la humanidad recibiera lo que merece, no tendría nada más que la condenación eterna. Sin embargo, la bondad y la misericordia de Dios lo han llevado a elegir un remanente y a salvarnos de nuestros justos desiertos. Dios “no quiere que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).

Pablo aclara el concepto de gracia-no-obras en el versículo 6: “Si es por gracia, ya no es por obras”. Esto no significa que en el antiguo pacto la salvación viniera por obras. “Ya no” debe verse como lógico más que temporal. Lo que Pablo dice es que el logro humano es incapaz de hacer que una persona esté bien con Dios porque la ley del pecado y la muerte está en control. Nadie puede ser lo suficientemente bueno. Todos encajamos en la categoría descrita en 7:18: “Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo”. Dado que nacemos en pecado (5:12), nuestro ADN mismo hace que sea imposible para nosotros vivir de manera correcta día a día.

Pablo da un paso más allá: “porque en tal caso la gracia ya no sería gracia”. Si la elección y la gracia estuvieran basadas en el mérito humano, la salvación dejaría de ser por gracia. Nos la habríamos ganado en lugar de recibirla como un regalo de Dios. Como acto soberano de Dios, la salvación debe ser necesariamente su elección y no simplemente el pago de un contrato. El esfuerzo humano no puede tener lugar en él (Ef. 2:8–9).

2° Titulo: Gran privilegio de ser escogidos de Dios. Versículo 7. ¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero los escogidos sí lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos. (Léase: San Juan 1:12 y 13. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.; ▬ Efesios 2:1 al 5. Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos); ▬ 1ª de Pedro 2:9. Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.).

   Comentario Vers. 7: Dios ha endurecido a los demás (11:7–10)

Pablo ahora explica las implicaciones (“¿Qué concluiremos?”) de los versículos 2–6, un remanente elegido por gracia. Separa los dos grupos en los que cae la humanidad, contrastando el trabajo de Dios entre “los elegidos” con su trabajo entre aquellos a los que “endureció”. Pablo discutió el lado positivo, el remanente que Dios ha elegido salvar, en los versículos 2–6. Ahora se vuelve hacia el lado negativo, aquellos a quienes ha elegido endurecer (vv. 7–10). Esto se basa en 9:6–29, el derecho soberano de Dios de escoger a los elegidos y endurecer a los demás.

   Tesis: solo los elegidos obtuvieron la salvación (11:7)

Pablo menciona tres grupos aquí, pero no son grupos separados. Hay un gran grupo, Israel, y consta de dos subgrupos, los elegidos y los endurecidos. Los gentiles no son parte de esto, porque Pablo está discutiendo solo a los israelitas. En 2:17–18, Pablo contó cómo los judíos confiaban en la ley, conocían la voluntad de Dios, aprobaban lo que era superior y, sin embargo, no pudieron enseñarse cómo vivir esa ley y por la voluntad de Dios. En 9:31 Israel “persiguió la ley como el camino de la justicia” pero “no ha alcanzado su objetivo”. En 10:2, Pablo dice que ella era “celosa de Dios” pero sin conocimiento. Ahora se imagina a Israel buscando la salvación, pero no obteniéndola. Esta fue la razón de su dolor en 9:2–3. Pero fue una fuente de alegría para Pablo que los elegidos entre Israel lograran una posición correcta con Dios, porque esto significaba que había esperanza para la nación (como veremos en 11:25–32). Él usa el mismo término para “elegir” aquí (eklogē) como lo hizo en 9:11 y 11:5, enfatizando la soberanía de Dios y su elección elegida.

Los que no están entre los elegidos en este versículo son “los otros” que “se endurecieron”, un pasivo divino que significa que Dios los endureció. Este es el mismo problema en 9:16–18, el endurecimiento del faraón de Dios, con la conclusión en 9:18: “Dios tiene misericordia de quien quiere tener misericordia, y endurece a quien quiere endurecer”. La palabra para “endurecer” indica una insensibilidad espiritual hacia el evangelio. Es un término médico que contiene la imagen de cálculos en la vejiga o el endurecimiento que hace que los huesos se unan.

3er Titulo: Israel afectado con ceguera, sordera y abandono espiritual. Versículos 8 al 10. Cómo está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy. Y David dice: Sea vuelto su convite en trampa y en red, En tropezadero y en retribución; Sean oscurecidos sus ojos para que no vean, Y agóbiales la espalda para siempre. (Léase: Jeremías 2:19. Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.; ▬ Efesios 4:18. teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón).

   Comentarios de los Versículos 8 al 10: Dios envió el endurecimiento (11:8)

En los versículos 8–10, Pablo se basa en tres textos del Antiguo Testamento (v. 8 con-fluentes dos) de tres divisiones del canon: la Ley (Dt 29:4), los escritos (Sal 69:22, 23) y los profetas (Isaías 29:10): para enfatizar que toda la Escritura apoya esta dura realidad. El primero, en Deuteronomio, proviene de la acusación final de Moisés a Israel antes de que entraran en la tierra prometida. Israel no había entendido los eventos de estar deambulando en el desierto porque “Dios les dio un espíritu insensible, ojos con los que no pueden ver y oídos con los que no pueden oír, hasta el día de hoy”. Como en Romanos 1:24, 26, 28, esto se refiere al proceso de endurecimiento cuando Dios entrega a las personas pecadoras a los extremos del mal que deliberadamente prefieren. Además de Deuteronomio, Pablo también puede tener en mente Isaías 6:9–10, un pasaje sobre el endurecimiento de Israel: “por mucho que vean, no perciban; y por mucho que oigan, no entiendan; no sea que se conviertan y sean perdonados” (citado en Marcos 4:12 y paralelos; Juan 12:40; Hechos 28:26–27). El resultado es una mezcla de Romanos 9 y 10, que combina la elección soberana de Dios y el fracaso de Israel de mantener sus responsabilidades del pacto.

Junto con el pasaje de Deuteronomio, Pablo incluye una frase de Isaías 29:10, “un espíritu de profundo sueño”, es un pasaje de juicio sobre Jerusalén por su profundo pecado. El término traducido “profundo sueño” es raro, se encuentra solo aquí e Isaías 29:10; 60:3 en ambos testamentos. Significa estupefacción o una parálisis del pensamiento, llamada en Isaías “un espíritu de sueño profundo”, lo que significa una incapacidad total para contemplar las realidades espirituales. La mente, los ojos y los oídos ya no están abiertos para comprender la verdad, y Dios está juzgando a las personas al hacerlas completamente ciegas a sus caminos.

    El juicio: los ojos se nublan (11:9–10)

Pablo toma el tercer texto del Salmo 69:22–23, un salmo de lamento que se usa a menudo en la iglesia primitiva en relación con la vida y la pasión de Jesús (Mr. 3:21; 15:23, 36; Jn 2:17; 15:25; Hch 1:20; Ro 15:3; Fil 4:3; Heb 11:26; Ap. 3:5; 16:1). Era natural que los escritores del Nuevo Testamento usaran los pensamientos de David para describir las ideas sobre el Mesías davídico y así ver las imágenes de los enemigos de David en el salmo para describir a los enemigos de Cristo.

Tanto en Deuteronomio como en el salmo, los ojos están nublados y no pueden ver. La imagen de la oscuridad también se usa en 1:21 para hablar de la depravación total de los gentiles y en 2:19 de la pretensión judía de ser “luz de los que están en la oscuridad” cuando en realidad eran igualmente culpables. Pablo amplía estas imágenes para incluir “red y en trampa, en tropezadero y en castigo”. Primero, Pablo recurre a la imagen de “piedra de tropiezo” en Romanos 9:33 y volverá a ella más tarde en 14:13; 16:17. Estas imágenes muestran un nivel de depravación que se vuelven contra sí mismo y se autodestruyen. Pablo le está pidiendo a Dios que confirme su dureza, que los condene por su incredulidad.

La parte final de esta cita pide que “se encorven sus espaldas para siempre”, representando un castigo extremo encadenado y debajo de un yugo. Varios traducen el adverbio “continuamente” en lugar de “para siempre”, lo que indica que esta situación durará solo mientras los endurecidos permanezcan cerrados al evangelio. Es más probable que esta palabra denote un castigo continuo, pero es dudoso que Pablo piense que la oposición de los judíos incrédulos es un pecado imperdonable y está pidiendo perdición eterna para ellos. (¡Después de todo, él mismo se convirtió!) Más bien, esto quiere decir que enfrentarán el disgusto y el castigo de Dios mientras se nieguen a creer y no vayan tras el verdadero pueblo de Dios, el nuevo Israel.

En Romanos 9–10, Pablo respondió a la acusación sobre si Dios había roto sus promesas de pacto con Israel, mostrando que Dios, no Israel, era soberano y tenía el derecho de elegir quién era suyo y endurecer a los demás (9:6–29). Luego demostró que en realidad Israel, no Dios, había fallado en sus responsabilidades del pacto y se había declarado culpable de incredulidad (9:30–10:21). En este capítulo, Pablo se propone probar la justicia y la misericordia de Dios: Dios no ha rechazado a su pueblo, sino que ha elegido un remanente de la nación como suyo.

En 11:2 encontramos la premisa para el capítulo: “Dios no rechazó a su pueblo”. Esperaríamos esto, y es un resumen útil de toda la unidad, pero Pablo agrega “al que de antemano conoció”, resumiendo también el otro énfasis importante, la elección predeterminada por Dios de Israel. Cuando eligió a Abraham y su descendencia, Dios sabía catástrofes ocurrirían y lo hizo de todos modos. Pero la promesa básica de Dios se mantuvo fiel. Cumplió las promesas de su pacto al centrarse en un remanente que se uniría a los gentiles creyentes en un nuevo y verdadero Israel.

No “cortó” a su pueblo del pacto, sino que se dirigió a ese pequeño grupo dentro del gran Israel que vendría al Mesías de Dios en fe. No es necesario quejarse como Elías sobre el gran número que se oponen a las personas verdaderas de Dios y son demasiado poderosos, porque Dios siempre ha logrado cosas increíbles con muy pocas personas fieles. El remanente del tiempo de Elías, en el tiempo de Pueblo y de nuestro tiempo son más que suficientes para cambiar el mundo.

En los versículos 7–10, Pablo enfatiza también el lado negativo: solo los del remanente elegido obtienen la salvación, y Dios ha endurecido a los demás. Sin embargo, esto es en realidad un punto positivo para Pablo, porque la presencia de un remanente elegido muestra que Dios no ha rechazado a su pueblo del pacto, sino que ha elegido a pocos para formar el núcleo de un nuevo Israel. En los versículos 9–10, Pablo dice que la condena de Dios es sobre Israel por no creer y por su rechazo a Cristo. Tanto en los aspectos positivos como negativos de la elección soberana de Dios (elegir un remanente y endurece a los demás), se demuestra que Dios es fiel a las promesas de su pacto. De hecho, Pablo está anunciando las bendiciones y maldiciones del pacto en Levítico 26 sobre la nación.

Amén, Para La Honra Y Gloria De Dios.

Descargue Aquí Estudio Completo en PDF: Semana del 20 al 26 de noviembre de 2023

Semana del 13 al 19 noviembre de 2023. “Dios Siempre Se Reserva Un Remanente Fiel”

Lectura Bíblica: Romanos Cap. 11, versículos 1 al 4. Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura, cómo invoca a Dios contra Israel, diciendo: Señor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; ¿y sólo yo he quedado, y procuran matarme? Pero ¿qué le dice la divina respuesta? Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal.

Nota del Expositor: «Dios siempre tiene un remanente escogido para mostrar su gran poder y cumplir sus propósitos».

Comentario general del contexto Bíblico: El endurecimiento de Israel no es total; hay un remanente, 11:1-10

(11:1-4) Introducción: hay una gloriosa esperanza tanto para Israel como para el mundo. Las promesas de Dios siempre se cumplen. El endurecimiento del corazón de Israel no es total hay un remanente. El endurecimiento en el corazón de cualquier pueblo no es total; puede haber un remanente. Dios tendrá sus testigos entre toda la gente. En todo lugar la gente puede salvarse si se vuelven a Jesucristo el Hijo de Dios.

  1. Israel fue desobediente (v. 1).
  2. Prueba 1: Pablo mismo era parte del remanente (v. 1).
  3. Prueba 2: la presciencia de Dios garantiza un remanente (v .2).
  1. Prueba 3: Elías previó un remanente (vv. 2-4).

   [1]. (11:1) Israel, un remanente: Israel fue desobediente a Dios, afectado por una obstinada incredulidad (cp. Ro. 10:21). La nación, como un todo, no creyó ni obedeció a Dios. Llegaron al punto de rechazar al mismísimo Hijo de Dios (Jn. 1:11). ¿Cómo se puede reconciliar esto con el hecho de que Israel es el pueblo de Dios? Note que aun en este versículo son llamados «Su pueblo» (v. 1).

  • Dios había dado nacimiento a Israel por medio de Abraham y había hecho grandes promesas a la nación por medio de Abraham (véanse notas-Ro. 9:6; Estudio a fondo 1-4:1-25 para la discusión).
  • Dios aun había prometido que jamás desecharía a su pueblo: «Porque no abandonará Jehová a su pueblo, ni desamparará su heredad›› (Sal. 94: 14).

A la luz de esto, ¿no es una incoherencia, y negar la Palabra de Dios enseñar que Israel no es salvo, que Israel ya no es el pueblo de Dios? Hacer la pregunta en la forma que Pablo la plantea: «¿ha desechado Dios a su pueb1o?» La palabra «desechado›› (aposato) significa echar fuera, arrojar, repeler, expulsar, repudiar. La idea es echar fuera completa, total y definitivamente. ¿I-la desechado Dios completamente a los judíos? Pablo exclama: «En ninguna manera» (me genoiro). ¡Es imposible! ¡Nunca será posible! Dios no ha quebrantado ni ha violado su Palabra dada a Israel. Las promesas de Dios a Israel no significaban que todos los judíos juntos iban a ser salvos sin importar cuán pecadores y desobedientes fueran. No significaba que un judío incrédulo y desobediente era aceptado por Dios solamente por haber nacido judío. Las promesas de Dios estaban dirigidas a los que creyeron y le obedecieron. La gente que creyó y le obedeció ha sido siempre «su pueblo». Pablo da cinco pruebas para demostrar que Dios no ha rechazado a todo judío. Dios acepta y cumple sus promesas a todo aquel que cree y le obedece.

   [2] (11:1). Israel, remanente: la primera prueba es que Pablo mismo era parte del remanente de Dios. Dios no había rechazado completamente a Israel. Había un remanente de creyentes piadosos y obedientes en Israel. Pablo mismo era una prueba de este hecho glorioso.

▬ 1. Pablo era judío puro, un verdadero descendiente de Abraham, no era un simple prosélito; era de la minoría selecta, de la aristocracia benjamita.

▬ 2. Pablo era parte del remanente de Dios. Reclama que es un hijo verdadero de Dios, verdadero hijo de Abraham, uno de los hijos a quien Dios no ha desechado. Por lo tanto, Él mismo era prueba de que Dios no había desechado a su pueblo. (Cp. Hch. 9:1-19; 22: l-6; 26:12-18 acerca de la conversión de Pablo.)

«Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú, persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo; Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer» (Hecho. 9:5-6).

«Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aún estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe» (Fil. 3:7-9; cp. vv. 3-16).

[3]. (11:2) Israel, remanente-Dios, presciencia: la segunda prueba es que la presciencia de Dios garantiza un remanente (véase Ro. 8:29. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos). para su desarrollo; (Hch. 2:23. a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole.) Dicho en forma muy simple, Dios mismo garantiza un remanente; salva a los que antes conoció.

«Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos» (Hecho. 15:18).

«Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos» (Ro. 8:29).

«No ha desechado Dios a su pueblo [Israel], al cual desde antes conoció» (Ro. 11:2).

«Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado [ya conocido] desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros» (1 P. 1:18-20).

«Pero el fundamento de Dios está firme teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo» (2 Ti. 2:19).

«Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas» (1 P. 1:2).

[4]. (11:2-4) Israel, remanente: la tercera prueba es que Elías tuvo un conocimiento anticipado del remanente (1 R. 19:9-18). Esta prueba viene de la autoridad suprema para el hombre, la autoridad de las Escrituras mismas. Desde el comienzo mismo, las Escrituras dicen muy claramente que no todo Israel fue salvo, sino que solamente un remanente siguió verdaderamente a Dios. Esto se ve claramente en la experiencia de Elías. Su tiempo fue una terrible época de pecado y apostasía, y él mismo fue marcado para morir por no dejar de predicar la justicia. En un momento de extrema presión e incertidumbre, clamó a Dios en oración preguntando si él era el único piadoso que quedaba en Israel. Dios consoló a Elías diciéndole que quedaban siete mil creyentes piadosos en la nación. El argumento es éste: En la época de Elías la mayor parte del pueblo era como en la actualidad: desobedientes y desleales a Dios, que rechazan y niegan a Dios, que controlan sus vidas por sí mismos y siguen a dioses de confección humana y pensamientos humanistas de este mundo. Pero había un remanente, unos pocos que eran leales y obedientes a Dios. Había solamente siete mil; no obstante, había un remanente, unos pocos que confiaban en que Dios iba a cumplir las promesas que había hecho.

Pensamiento 1. Note dos hechos reveladores:

  • ¡cuántos se alejan de Dios y le rechazan; cuántos dentro de una nación, ¡un estado o provincia, una ciudad, un barrio, una familia, un grupo religioso!
  • ¡Dios tiene siempre sus pocos, su remanente prometido que le obedece y permanece leal a El!

«Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante» (He. 12:1).

«Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado» (1 P. 1:13).

«Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas» (Ap. 3:4).

«He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona» (Ap. 3:11).

«La ley de verdad estuvo en su boca, e iniquidad no fue hallada en sus labios; en paz y en justicia anduvo conmigo, y a muchos hizo apartar de la iniquidad» (Mal. 2:6).

Pensamiento 2. Note que la imagen de una nación es determinada por el estilo de vida de la mayoría. La maldad de la mayoría en Israel oscureció la piedad de la minoría. Aun Elías el gran profeta de Dios, estaba en desconocimiento de los siete mil piadosos esparcidos a través de la nación. Sin embargo, allí estaban. Dios nunca se deja sin testimonio, y nunca dejará a su pueblo sin obreros a través del mundo. Podríamos no conocemos entre nosotros, pero podemos estar seguros de que hay otros testigos esparcidos por el mundo, testigos que están dando testimonio para el Señor Jesús. Dios tiene su remanente, sus pocos fieles.

«La justicia engrandece a la nación; más el pecado es afrenta de las naciones» (Pr. 14:34).

1er Titulo: Israel, aunque esta separado de Dios, no ha sido desechado por él. Versículos 1- 2. Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura, cómo invoca a Dios contra Israel, diciendo? (Léase: 1ª de Samuel 12:22. Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su grande nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo; ▬ Zacarias 13:1. En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia.  ▬ Romanos 11:25-26. Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad.).

Comentario del texto 1 y2: Dios no ha rechazado a Israel (11:1)

La apertura “por lo tanto, pregunto” (oun) señala un punto importante, como en 10:18–19 y 11:11. Pablo está sacando una conclusión del capítulo 10. En los tres pasajes, el “yo digo / pregunto” es seguido por una pregunta retórica que espera una respuesta negativa: “¿Acaso rechazó Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera! “(Véase también 3:3–5; 9:14). En 10:16–21, Pablo enfatizó que Israel se había negado a creer a pesar de que la gente había escuchado y entendido claramente el mensaje del evangelio.

Su desobediencia y culpa fácilmente podría llevarlos a la pregunta: “¿rechazó Dios a su pueblo?” En 9:25–26 y 10:19, Pablo citó a Oseas 1:10; 2:23; y Deuteronomio 32:21 para afirmar que la nación apóstata ya no era “mi pueblo” y para contrastar al pueblo caído de Israel con los gentiles creyentes que ahora eran el pueblo de Dios. Ahora el oponente imaginario pregunta si Dios ha hecho de Israel un “no es mi pueblo”. Pablo niega esta acusación.

Luego les recuerda a sus lectores en Roma, como en 9:1–4, sus raíces judías como “descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín”. En 2 Corintios 11:22 y Filipenses 3:4–6, usa una lista aún más desarrollada para anclar su derecho a corregir oponentes erróneos. Aquí quiere usarse como ejemplo principal de un judío que se ha convertido en uno de los elegidos, un miembro del nuevo Israel. Si él, un perseguidor principal del movimiento cristiano y un líder entre el pueblo judío podría encontrar a Cristo, entonces Dios no ha rechazado a su pueblo.

Además, si Dios lo ha llamado, uno de los líderes de los judíos, para convertirse en apóstol de los gentiles, difícilmente estaría abandonando a su pueblo del pacto en favor de los gentiles. Más bien, Dios quería que Israel se convirtiera en el canal por el cual los gentiles fueran traídos a su comunidad del pacto. Pablo es el arquetipo del pueblo que Dios no ha abandonado, sino que ha llamado a servir a los gentiles, y a través de esto se cumplirá el pacto abrahámico a medida que los judíos traigan la bendición de Dios a los gentiles (Génesis 12:3).

Las tres designaciones que Pablo usa para describirse aquí son interesantes. “Israelita” es el nombre del pacto supremo para el pueblo elegido (como también en 9:4); un “descendiente de Abraham” recuerde la discusión de Pablo sobre Abraham como un ejemplo importante de justificación por la fe (Ro 4:1–25; 9:7–8). Es más difícil ver por qué se etiqueta a sí mismo “de la tribu de Benjamín”. Podría haber escrito esto porque la tribu tenía una gran historia. Era “amado del Señor” (Dt 33:12), y Saúl había venido de esa tribu. Según la Mishná, rabinos creían que fue la primera tribu en cruzar el Mar Rojo y que sería el medio para unificar las doce tribus. No sabemos cuánto de esto estaba en la mente de Pablo. En cualquier caso, su propósito principal es mostrar que muchos judíos se estaban convirtiendo en creyentes. 

   La queja de Elías de que Dios lo abandonó (11:2) (Continua en el versículo 3)

El versículo 2 lleva la premisa de esta sección: “Dios no rechazó a su pueblo, al que de antemano conoció”. Esta frase se parece mucho al Salmo 94:14 y 1 Samuel 12:22, que tienen la misma redacción en la Septuaginta (el Antiguo Testamento griego) Allí el verbo está en tiempo futuro (no lo hará), mientras que aquí está en tiempo pasado, para enfatizar la naturaleza inmutable de la promesa.

Pablo agrega “a quien conoció antes” para incorporar al mensaje, la teología de la elección de los capítulos 9–11. Este tema domina la sección (vv. 2, 5, 7). Los académicos debaten si esto se refiere a la elección especial de una porción selecta de la nación o la elección general de la nación en su conjunto. Los pasajes del Antiguo Testamento como trasfondo y varios otros en la misma línea (Deuteronomio 7:6; Amós 3:2) favorecen la elección general en este versículo y a la elección especial en el versículo 5. Muchos en Israel le han dado la espalda a Dios y a Cristo (véase especialmente el contexto de 1Sa 12), pero Dios no les ha dado la espalda. Como vimos en Romanos 8:35–39, nada puede separar a su pueblo del amor de Dios y de Cristo. Dios los llamó sobre la base de su voluntad predeterminada de ser suyos.

El resto de esta sección (vv. 2b–6) nos muestra la imagen de un remanente dentro de la nación apóstata como el foco del amor de Dios. Comienza con una pregunta que Pablo suele usar: “¿No saben?” (Cf. 6:3, 16; 7:1). Está asumiendo que los lectores están familiarizados con la carrera del profeta Elías. Fue uno de los profetas más famosos, realizó grandes milagros y profetizó y personificó el poder de Dios en el trabajo en nombre de su pueblo. Su propósito principal era traer a la nación de regreso a Dios y rescatarlos de la idolatría. En los versículos 2b–3, Pablo cita la queja de Elías y “acusó a Israel delante de Dios” con respecto a la apostasía que se difundió por toda la tierra. El verbo traducido “apelación” es el término básico para intercesión, pero aquí se refiere a oraciones contra la apostasía.

Comentario de Romanos 11:25-26: 25. Porque no quiero que ignoréis este misterio, hermanos, para que no seáis presuntuosos; que le ha sobrevenido un endurecimiento a parte de Israel (y durará) hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles. Retomando el uso del plural, Pablo se dirige directamente a toda la congregación. No obstante, es evidente que aun ahora él piensa especialmente en aquellos creyentes gentiles que necesitaban ser advertidos en contra del antisemitismo. Sin ambigüedad alguna él acaba de decirles que, para los judíos, aun para aquellos que se habían vuelto negligentes y algo endurecidos la puerta de la oportunidad de salvarse permanecía todavía tan abierta como para los gentiles (v. 24). Es en relación con este pensamiento que él prosigue ahora su argumento usando la conjunción explicativa Por qué.

Las palabras: “No quiero que ignoréis” quieren decir “Quiero que se percaten bien”. Nótese también aquí la tierna palabra de afecto, “hermanos”. Sobre ambos puntos (a. no ignoréis, y b. hermanos) véase 1:13.

“… de este misterio”. Al referirse a un misterio, Pablo no usa este término en el sentido pagano de una doctrina esotérica para los iniciados, sino para indicar una verdad que no habría sido conocida de no haberla revelado Dios.

Según surge de la formulación misma del v. 25—nótese “que un endurecimiento le ha sobrevenido a parte de Israel” (literalmente, “que un endurecimiento en parte le ha venido a Israel”)—esta petrificación no es absoluta ni total; siempre hay un remanente salvo, llamado a la vida de un modo maravilloso:

▬ a. El Israel carnal tropieza y es rechazado por su incredulidad. Resultado:

▬ b. El evangelio es proclamado a los gentiles. Los gentiles escogidos son salvos. Resultado:

▬ c. Dios usa esa salvación de los gentiles para causarle envidia a los judíos. Resultado:

▬ d. El remanente judío acepta a Cristo, de acuerdo al plan eterno de Dios. En cada punto es Dios mismo quien causa estos resultados. Pero citemos las palabras de Pablo mismo (vv. 11, 12, 31):

▬ a. “Debido a su transgresión

▬ b. la salvación (ha venido) a los gentiles

▬ c. para poner envidioso a Israel, para que

▬ d. como resultado de la misericordia demostrada a vosotros [gentiles] ellos [Israel] también ahora reciban misericordia”.

Ahora bien, ¿no es esto algo demasiado maravilloso para expresarlo en palabras? Además, a la bendita interacción que Pablo tiene en mente no se le debe dar una esfera de acción demasiado limitada. Se extiende más allá de lo que está encasillado en estos cuatro puntos. Por ejemplo, podemos estar seguros de que los gentiles salvos (punto b) no permanecen quietos, sino que se transforman a su vez en testigos de Cristo; y lo mismo hacen los judíos salvos (punto d.). Esta interdependencia entre la salvación de los gentiles y la de Israel es la substancia del “misterio” divino.

En armonía, entonces, con la substancia de este misterio el apóstol expresa aquí, en el v. 25 que el endurecimiento le ha sobrevenido a parte de Israel. Esto era cierto en el pasado, es cierto ahora, y seguirá siendo cierto en el futuro. ¿Y no es esto, en esencia, lo mismo que decir que un remanente de Israel, en cada tiempo, es salvo (véanse 9:27; 11:1–5)?

El rechazo de Israel no es absolute ni total; tampoco es, necesariamente, definitivo. Es parcial. Pablo siente la necesidad de enfatizar este hecho debido a que ciertos gentiles parecían albergar opiniones, al contrario, tal como se indicó en relación con los vv. 17–24. Por eso les dice: “No quiero que ignoréis este misterio, hermanos, para que no seáis presuntuosos”.

No obstante, no sólo es cierto que el endurecimiento causado por Dios (como castigo del endurecimiento humano) afecta a parte del pueblo en todo período de la historia, sino que también es verdad, tal cual lo expresa el apóstol aquí en v. 25, que se le ha asignado a este endurecimiento un periodo de tiempo determinado. Para el pueblo en su totalidad durará “hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles”. En relación con el v. 12, donde aparece la misma palabra plenitud (pleroma), ya se ha demostrado que al hablar de “plenitud” el apóstol quiere significar “el número completo”. Entonces, lo que Pablo está diciendo aquí en el v. 25 es que el endurecimiento parcial de Israel—el endurecimiento de parte del pueblo de Israel—durará hasta que el número total de los gentiles escogidos haya sido reunido en el rebaño de Dios.

¿Y cuándo será que ese número total habrá sido llevado a la salvación en Cristo? La Escritura es muy clara en este punto. Será en el día del glorioso regreso de Cristo. Una vez que él haya regresado, ya no habrá oportunidad ninguna de aceptar el llamado del evangelio. Véanse Lc. 17:26–37; 2 P. 3:3–9. Cf. Confesión Belga, Artículo 37: “Finalmente, creemos, según la Palabra de Dios, que cuando se cumpla el tiempo señalado por el Señor (que es desconocido para todas las criaturas) y cuando el número de los escogidos esté completo [bastardillas añadidas], nuestro Señor Jesucristo vendrá desde los cielos, corporal y visiblemente, tal como ascendió, con gran gloria y majestad, para declararse Juez de los vivos y de los muertos, quemando este viejo mundo con fuego para limpiarlo”.

Ha quedado claro, por lo tanto, que el endurecimiento de parte de Israel y la reunión de los gentiles ocurren a la par. En lo que concierne a Israel, este endurecimiento parcial comenzó ya en los días de la antigua dispensación (Ro. 9:27; 10:16, 21; 11:3), ocurría en los días de Pablo mismo, y continuará hasta el cierre de la nueva dispensación. A la par de este proceso de endurecimiento, el evangelio le es proclamado a los gentiles. Algunos lo rechazan; algunos, por la gracia soberana de Dios, lo aceptan.

Al regresar a nuestra consideración de Israel, se hace obvio que, si en cada época algunos israelitas son endurecidos, también ha de ser cierto que en cada época algunos son salvos. Pablo expresa este pensamiento en palabras que han dado lugar a gran controversia, a saber, 26a. Y así todo Israel será salvo.

TRES INTERPRETACIONES

[A]. La teoría más popular

“Todo Israel” indica a la masa de judíos que estarán vivos en la tierra en los tiempos del fin. El número total de los gentiles escogidos habrá sido reunido. Después de ello la masa de los judíos—Israel en gran escala—será salva. Esto sucederá justamente antes o en el momento mismo del regreso de Cristo.

Evaluación

▬ a. El vocablo griego ο_τως no significa entonces o después de. La traducción “Entonces todo Israel será salvo” es errónea. En ninguno de los otros casos en que esta palabra aparece en Romanos, o en algún otro lugar del Nuevo Testamento, tiene ese significado. Significa así, de esta manera, de este modo.

▬ b. Esta teoría tampoco le hace justicia a la palabra todo en “todo Israel”. ¿No suena “todo Israel” algo raro como expresión de la pequeña fracción (hablando comparativamente) de judíos que todavía estará viviendo en la tierra justamente antes o en el momento del regreso de Cristo?

▬ c. El contexto indica claramente que al escribir sobre la salvación de los israelitas y de los gentiles, Pablo no limita sus pensamientos a lo que sucederá en el futuro. El incluye de un modo muy específico lo que está sucediendo ahora. Véanse especialmente vv. 30, 31.

▬ d. ¿No sería extraño que Dios escogiese para un favor muy especial—nada menos que la salvación plena y gratuita—precisamente a aquella generación de judíos que habrá estado endureciendo su corazón contra el testimonio del más largo séquito de testigos creyentes, séquito que se extiende desde los días del peregrinar de Cristo sobre la tierra—de hecho, en un sentido, desde el tiempo de Abraham—hasta el cierre de la nueva dispensación?

▬ e. El lector no ha sido preparado para la idea de una conversión en masa de los israelitas. A lo largo del argumento Pablo enfatiza precisamente lo opuesto, a saber, la salvación, en cada época (pasado, presente, futuro) de un remanente. Véanse los pasajes catalogados en 11:5. Si Romanos 11:26 de veras enseña una conversión en masa de los judíos, ¿no parecería que Pablo estuviese diciendo: “Olvidaos de todo lo que os he dicho anteriormente”?

▬ f. Si Pablo predice aquí una futura conversión en masa de los judíos, ¿no está contradiciendo, si no la letra, al menos el espíritu, de su afirmación anterior que encontramos en 1 Ts. 2:14–16: “… los judíos, que mataron al Señor Jesús y a los profetas, y nos expulsaron, y no agradan a Dios, y son hostiles para con todos los hombres, impidiéndonos hablar a los gentiles para que estos se salven; así colman ellos siempre la medida de sus pecados. ¿Pero sobre ellos la ira [de Dios] vino hasta el extremo”?

▬ g. El contexto que sigue inmediatamente (11:26b, 27) hace referencia a la venida del “Libertador” que apartará la impiedad y quitará el pecado de Jacob. ¿No fue éste el propósito de la primera venida de Cristo? Pero la interpretación popular de Ro. 11:26 predice una conversión en masa de los judíos en relación con la segunda venida de Cristo. Esta teoría, por consiguiente, no está en armonía con el contexto. Por estas diversas razones la Interpretación A. debe ser rechazada.

▬ B. La teoría de Juan Calvino

“Todo Israel” se refiere al número total de los escogidos a lo largo de toda la historia, todos aquellos que finalmente se salvan, tanto judíos como gentiles. En su Comentario sobre este pasaje Calvino se expresa como sigue:

“Yo creo que esta palabra Israel indica todo el pueblo de Dios, de esta manera: Después que los gentiles hayan entrado, entonces los judíos, apartándose de su rebeldía, se unirán en obediencia a la fe y de esta manera se cumplirá la salvación del Israel de Dios, el cual debe congregar a todos …” (T.E.L.L. 1977, p. 305)

    Evaluación

En lo referente a interpretar el término Israel espiritualmente—“Israel” se refiere a los escogidos—la teoría de Calvino debe ser considerada correcta. Cf. Ro. 9:6. Su afirmación de que la sección de los vv. 25–32 (considerados como una unidad), describe al único pueblo de Dios, tampoco puede ser refutada exitosamente. Pero, por otra parte, la aplicación que hace Calvino del término “Israel” en el v. 26 a todo el pueblo de Dios, tanto judíos como gentiles, está errada. En el contexto precedente las palabras Israel, israelita(s), aparece no menos de once veces: 9:4; 9:6 (dos veces); 9:27; 9:31; 10:19; 10:21; 11:1; 11:2; 11:7 y 11:25. En cada uno de estos casos es claro que la referencia que se hace es a los judíos, nunca a los gentiles. ¿Qué buena razón puede haber, entonces, para adoptar un significado diferente para el término Israel tal como se lo usa aquí en 11:26? Es cierto que al fin del v. 25 el apóstol menciona a los gentiles, pero sólo para indicar que el endurecimiento parcial de los judíos no cesará hasta que cada gentil escogido haya sido traído al reino. Por consiguiente, Pablo todavía habla de los judíos. También lo hace en el v. 26b. Hasta el v. 28 contiene una referencia clara a los judíos. No es hasta llegar a los vv. 30–32 que el apóstol hace desfilar junto a todo el cuerpo de los elegidos, tanto judíos como gentiles.

Por lo tanto, aunque apreciamos los buenos elementos en la explicación de Calvino, no podemos concordar con él en su interpretación de “todo Israel” en 11:26 como una referencia a todos los escogidos, tanto judíos como gentiles. Un pasaje debe ser interpretado a la luz de su contexto. En el caso que nos ocupa, el contexto apunta a los judíos, no a los gentiles, ni en los vv. 26–29 a una combinación de judíos y gentiles.

C. Una tercera teoría

El término “todo Israel” significa el número total de los judíos escogidos, la suma de todos los “remanentes” de Israel. “Todo Israel” corre paralelo a “la plenitud de los gentiles”. Los vv. 25, 26 dejan bien en claro que Dios trata con ambos grupos, los ha estado salvando, los está salvando y los salvará. Y si “todo Israel” indica, tal como lo hace, que ni uno solo de los israelitas escogidos estará ausente “cuando allá se pase lista”, entonces “la plenitud de los gentiles” demuestra de modo similar que cuando se pase lista todo escogido gentil contestará “Presente”.

Respecto al significado de “será salvo” véase sobre 1:16. Para el judío y el gentil el camino de salvación es el mismo. En realidad, sus caminos van a la par. La oportunidad de ser salvos terminará para ambos cuando Cristo O:  regrese. Como se indicó anteriormente, estos dos—“la plenitud de los gentiles” y “todo Israel”—constituyen un organismo, simbolizado por un solo olivo. Debe quedar en claro que si en el caso presente plenitud debe interpretarse en su sentido ilimitado, lo mismo vale para el todo de “todo Israel”.

Las palabras “y así” son explicadas por Pablo mismo. Ellas indican: “De un modo tan maravilloso”, un modo que nadie podría haber anticipado. Si Dios no le hubiese revelado este “misterio” a Pablo, éste no lo hubiera sabido. Era, en efecto, asombroso. El rechazo mismo de la mayoría de los israelitas, que recurre una y otra vez a lo largo de la historia, era, es y será, un eslabón en el cumplimiento de la salvación de Israel. Más detalles pueden hallarse en Ro. 11:11, 12, 25.

   Aunque lo cierto es que esta interpretación no es por mucho tan popular como la de la teoría A, entre sus defensores se encuentran personas de reconocida erudición (lo cual también es el caso, por cierto, de las teorías A y B). Permítaseme mencionar unos pocos.

Una de las propuestas defendidas exitosamente por S. Volbeda, cuando recibió su doctorado en teología suma cum laude de la Universidad Libre de Ámsterdam fue: “El término ‘todo Israel’ en Ro. 11: 26a debe entenderse como una indicación de los escogidos, vistos colectivamente, tomados de Israel”.

  1. Bavinck, autor de la obra en cuatro tomos Gereformeerde Dogmatiek [Dogmática Reformada], dice: ‘“Todo Israel’ en 11:26 no quiere decir el pueblo de Israel destinado a ser convertido en forma colectiva; tampoco significa la iglesia que consiste de judíos y gentiles unidos; pero sí significa el número total que es recogido de Israel en el transcurso de los siglos”.

Y el Prof. L. Berkhof expresa: ‘ “Todo Israel’ debe entenderse como una designación no de toda la nación, sino del número total de los escogidos de entre el antiguo pueblo del pacto … y el adverbio ο_τως no puede significar ‘después de’, sino solamente ‘de esta manera’ ”.

Puede hallarse una interpretación similar en H. Ridderbos.

No solamente eruditos de persuasión Reformada y de nacionalidad o ascendencia holandesa han adoptado esta interpretación, sino que también lo han hecho muchos otros, como lo evidenciará una rápida consulta al comentario de Lenski sobre Romanos, “¿Hay un futuro especial para el Israel étnico en Romanos 11?

Estos intérpretes están convencidos de que ésta es la única interpretación que cuadra con el texto y el contexto.

   Objeciones expresadas y refutadas

Objeción No. 1. Esta interpretación destruye el contraste entre el remanente mencionado en 11:5, por un lado, y la masa de Israel, por el otro.

   Respuesta: Nuestra interpretación no destruye el contraste, sino que lo define más exactamente. El verdadero contraste está entre el remanente de cada época (véase, por ejemplo, 11:5), por un lado, y “todo Israel”—es decir, la suma de todos los remanentes a lo largo de la historia (v. 26)—por el otro.

   Objeción No. 2. Según esta interpretación, el “misterio” mencionado por Pablo no es más que el hecho que todos los escogidos de Israel serán salvos. Pero esa es una verdad tan obvia que no alcanza a hacerle justicia a las implicaciones del término “misterio”.

   Respuesta: ¡No es así! El misterio del cual Pablo habla se refiere a la maravillosa cadena de acontecimientos que resulta en la salvación de Israel. Apunta a factores aparentemente contradictorios que en la amorosa y soberana providencia de Dios son dirigidos de tal manera que la salvación final de “todo” Israel se lleva a cabo. Véase sobre Ro. 11:25.

   [26b, 27].… como está escrito: “De Sion vendrá el Libertador; él apartará la impiedad de Jacob. Y éste es mi pacto con ellos cuando yo quite sus pecados”.

Nótese lo siguiente:

▬ a. Es lógico conectar “Y así todo Israel será salvo” con “De Sion vendrá el Libertador”, e interpretar esta liberación divina como rescate del pecado y como otorgamiento de la salvación, bendiciones que Jehová efectuó por medio de la persona y obra del Mediador, Jesucristo.

▬ b. Según lo indican las palabras: “como está escrito”, lo que viene a continuación de “Y así todo Israel será salvo” es material citado del Antiguo Testamento. No se trata, sin embargo, de una cita de este o aquel pasaje en particular, sino más bien de una hábil colección de varios pasajes, como ser Is. 59:20; 27:9; 59:21, en ese orden, con resonancias de Mi. 5:2 (o algún versículo similar) y probablemente de Jer. 31:31s.

Además de esto, debe recordarse que Pablo conoce bien la traducción de la LXX (al griego) del Antiguo Testamento, tanto como el texto hebreo original. Lo que merece admiración es que él pueda entretejer estas diversas hebras y formar un diseño hermoso y consistente.

▬ c. Las palabras: “De Sion vendrá el Libertador” están tomadas de la LXX, Is. 59:20, con la excepción de que la LXX tiene “por amor de Sion”, el hebreo original “a Sion” y Pablo “de Sion”.

Esto no presenta dificultad alguna, ya que las tres versiones dicen la verdad. ¿No vino el Libertador “por amor a Sion”, es decir, para rescatar a Sion? ¿Y no vino él también “a Sion”? ¿De qué otro modo podría haberla salvado? ¿Y no es cierto que en lo referente a su naturaleza humana él vino “de Sion”? Piénsese en Mi. 5:2. En relación con “de entre”, “de” o “de en medio de” véanse también Dt. 18:15, 18; Sal. 14:7; 53:6 e Is. 2:3.

d. La tarea que, según la profecía, debía ejecutar el Libertador, consistía, según la versión de la LXX de Is. 27:9, en esto: alejar la impiedad o iniquidad de Jacob, es decir, de Israel. Naturalmente, podría ser alejada solamente de los escogidos de Israel. Entendemos ahora por qué Pablo tiene derecho a citar precisamente estos pesajes para demostrar que “todo Israel” será salvo; es que para salvar a Israel éste debe ser librado no de este o aquel enemigo terrenal sino de la impiedad, del pecado.

▬ e. Volviendo nuevamente a Is. 59, pero esta vez al v. 21, el apóstol prosigue (citando al Señor, que dice): “En lo que a mí respecta, este es mi pacto con ellos”. Y luego vuelve rápidamente su atención a otro precioso pasaje en el cual ese divino pacto es mencionado en relación con el quitar de pecados, a saber, Jer. 31:31s. Allí leemos: “Este es el pacto que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá … perdonaré su iniquidad, y no recordaré más sus pecados”. De allí que él escriba: “cuando yo quite sus pecados”.

▬ f. Queda en claro que en todo este pasaje (11:26b, 27) Pablo no está pensando en lo que Jesús hará en su segunda venida, ocasión en que vendrá no “de Sion” sino “de los cielos” (1 Ts. 4:16), y cuando el perdón de los pecados ya no será posible. Pablo está pensando en la primera venida de Cristo, cuando éste, por medio de su muerte vicaria, estableció las bases del perdón de los pecados, y por consiguiente de la salvación de “la plenitud de los gentiles” y de “todo Israel”.

▬ g. Pablo no se desvía de su tema central. ¿No es el quitar de los pecados uno de los ingredientes principales de la justificación por la fe? Véanse Ro. 4:25; 5:8, 9, 19; 8:1–3. La promesa del pacto entra en acción “cada vez que” en la vida de cualquier israelita es quitado el pecado. Romanos 9–11 demuestra que esta doctrina es histórica, indicando lo que sucede una y otra vez durante el transcurso de la historia.

2° Titulo: En momentos difíciles, el joven debe refugiarse en Dios. Versículo 3. Señor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; ¿y sólo yo he quedado, y procuran matarme? (Léase: Josué 1:9. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. ▬ Isaías 43:2. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. ▬ 2ª a los Corintios 4:8. que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados.).

   La queja de Elías de que Dios lo abandonó (11:3) (viene del versículo 2)

El versículo 2 lleva la premisa de esta sección: “Dios no rechazó a su pueblo, al que de antemano conoció”. Esta frase se parece mucho al Salmo 94:14 y 1 Samuel 12:22, que tienen la misma redacción en la Septuaginta (el Antiguo Testamento griego) Allí el verbo está en tiempo futuro (no lo hará), mientras que aquí está en tiempo pasado, para enfatizar la naturaleza inmutable de la promesa.

Pablo agrega “a quien conoció antes” para incorporar al mensaje, la teología de la elección de los capítulos 9–11. Este tema domina la sección (vv. 2, 5, 7). Los académicos debaten si esto se refiere a la elección especial de una porción selecta de la nación o la elección general de la nación en su conjunto. Los pasajes del Antiguo Testamento como trasfondo y varios otros en la misma línea (Deuteronomio 7:6; Amós 3:2) favorecen la elección general en este versículo y a la elección especial en el versículo 5. Muchos en Israel le han dado la espalda a Dios y a Cristo (véase especialmente el contexto de 1Sa 12), pero Dios no les ha dado la espalda. Como vimos en Romanos 8:35–39, nada puede separar a su pueblo del amor de Dios y de Cristo. Dios los llamó sobre la base de su voluntad predeterminada de ser suyos.

El resto de esta sección (vv. 2b–6) nos muestra la imagen de un remanente dentro de la nación apóstata como el foco del amor de Dios. Comienza con una pregunta que Pablo suele usar: “¿No saben?” (Cf. 6:3, 16; 7:1). Está asumiendo que los lectores están familiarizados con la carrera del profeta Elías. Fue uno de los profetas más famosos, realizó grandes milagros y profetizó y personificó el poder de Dios en el trabajo en nombre de su pueblo. Su propósito principal era traer a la nación de regreso a Dios y rescatarlos de la idolatría. En los versículos 2b–3, Pablo cita la queja de Elías y “acusó a Israel delante de Dios” con respecto a la apostasía que se difundió por toda la tierra. El verbo traducido “apelación” es el término básico para intercesión, pero aquí se refiere a oraciones contra la apostasía.

Los pasajes de 1 Reyes que Pablo cita en el versículo 3 (19:10, 14) y El versículo 4 (19:18) proviene de una sección (1 Reyes 19:1–18) que celebra los eventos después de la gran victoria de Elías sobre los profetas de Baal en 1 Reyes 18. Inmediatamente después, la Reina Jezabel amenazó la vida de Elías, y En una de las grandes ironías de la vida, el profeta que había derrotado a 450 profetas de Baal corrió por su vida al desierto. Allí fue atendido por Dios (19:4–8) y luego viajó cuarenta días y noches al Monte Horeb (donde Moisés vio la zarza ardiente, Éxodo 3:1) y derramó su queja a Dios: “Señor, han matado a tus profetas y han derribado tus altares. Yo soy el único que ha quedado con vida, ¡y ahora quieren matarme a mí también!”. ¡Ya había olvidado cómo Dios lo empoderó en el Monte Carmelo!

Esta queja de que Elías era “el único que queda” no refleja la realidad, ya que cien profetas habían sido escondidos de Jezabel (1 Reyes 18:13). Muestra el profundo miedo y la desesperación de Elías; no había confiado en Yahvé. El énfasis en 1 Reyes y aquí, no está en el temor de Elías sino en la apostasía de Israel. Para Pablo, el Israel de su época hizo eco del fracaso en los días de Elías. La nación continúa volviéndose contra Dios y sus líderes elegidos.

Comentario de 2ª Cor. 4:8. Estamos atribulados en todo, pero no angustiados; desorientados, pero no totalmente desorientados; 9. perseguidos, pero no desamparados; abatidos, pero no destruidos.

Estos versículos son el eco de un pasaje anterior en el que Pablo describe algunas de las dificultades por las que tuvo que pasar: «Hasta el momento pasamos hambre, tenemos sed, nos falta ropa, se nos maltrata, no tenemos dónde vivir. Con estas manos nos matamos trabajando. Si nos maldicen, bendecimos; si nos persiguen, lo soportamos; si nos calumnian, los tratamos con gentileza. Se nos considera la escoria de la tierra, la basura del mundo, y así hasta el día de hoy» (1 Co. 4:11–13). Y esto no es todo, porque en otros cuatro pasajes, Pablo vuelve a contar sus tribulaciones por la causa del evangelio de Cristo (1:8–10; 6:4–10; 11:23– 27; 12:10).

Pablo continúa su discurso contrastando cuatro conjuntos diferentes en dos versículos. Describe cuatro infortunios que él califica con cuatro frases negativas («pero no»), cada una de las cuales va seguida por un verbo.

▬ a. «Estamos atribulados en todo, pero no angustiados». La expresión en todo es muy versátil, ya que Pablo estaba afligido de muchas maneras: física, mental, espiritual y socialmente. El significado básico de «atribulados» es estar en una situación en la que uno soporta todas las presiones del mundo circundante. Pero no por eso Pablo está angustiado; pues vemos cómo afirma que no se siente estar entre la espada y la pared (6:4).

▬ b. «Desorientados, pero no totalmente desorientados». En griego, Pablo realiza un juego de palabras que puede notarse en una transliteración: aporoumenoi (estar desorientados) y exaporoumenoi (estar desesperados). El segundo participio tiene más fuerza que el primero.

He intentado repetir la consonancia del texto griego usando «desorientados, pero no totalmente desorientados». De hecho, cuando Pablo afirma que no está desesperado, habla con un optimismo que antes no tenía. Cuando se refería a una grave aflicción que había pasado en la provincia de Asia, incluso declara que había perdido la esperanza de salir con vida (1:8). Aquello fue un incidente aislado y no una amenaza continua a su vida.

▬ c. «Perseguidos, pero no desamparados». Pablo se describe a sí mismo como un fugitivo que huye acosado por sus enemigos, pero puede escapar en el último momento. Aparte de su obra misionera y su viaje a Roma, reflejados por Lucas en los Hechos, poco sabemos de las frecuentes aflicciones por las que Pablo tuvo que pasar. Pero el apóstol no está desanimado; porque sabe que el Señor nunca abandona a los suyos. Ciertamente la promesa de Dios a los israelitas es cierta: «El Señor vuestro Dios os acompaña; nunca os dejará ni os abandonará» (Dt. 31:6). También a Josué se le dijo que Dios nunca lo dejaría ni desampararía (Dt. 31:8; Jos. 1:5; véase Heb. 13:5).

▬ d. «Abatidos, pero no destruidos». El significado del primero de estos verbos—un término técnico—es claro: así como un luchador tira a su contrincante al suelo, así mismo Pablo es alzado y luego tirado al suelo.33 Una vez más la confianza de Pablo es elocuente, cuando lo oímos decir que todavía no se ha muerto.

La lista de los ocho participios griegos en los versículos 8 y 9 muestra un creciente grado de severidad, desde pasar por tribulación hasta el peligro de la destrucción. Todos los participios están en voz pasiva, lo que implica que los adversarios eran los sujetos de esos verbos. Sin embargo, Pablo es capaz de superar todas sus pruebas, porque sabe que Dios le concede un poder extraordinario (v. 7).

3er Titulo: Firme convicción para permanecer fiel a la palabra de Dios. Versículo 4. Pero ¿qué le dice la divina respuesta? Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal. (Léase: Romanos 12: 1 y 2. Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.  ▬ 1ª Timoteo 4:16. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren. ▬ 2ª Timoteo 2:15. Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.).

    La respuesta de Dios: siete mil salvados (Romanos 11:4)

Después del lamento de Elías, Dios responde: “He apartado para mí siete mil hombres, los que no se han arrodillado ante Baal” (1 Reyes 19:18). Elías no está solo. Aunque la mayoría de la nación se ha vuelto contra Dios, Dios se mantiene fiel a sus promesas. Él ha “reservado” (un verbo afín del término hebreo para “remanente”) para sí mismo un remanente fiel. Este es un ejemplo del equilibrio entre la soberanía de Dios (“He apartado para mí”) y la responsabilidad humana (“no se han arrodillado”). Dios “sabía de antemano” (v. 2) que serían fieles y los “apartó” o los eligió “para sí mismo”.

El énfasis de Pablo está en la elección soberana de este remanente para Dios. Algunos ven de importancia en el número siete mil: siete es el número de plenitud multiplicado por diez tres veces (lo que también significa perfección). Pero hay poca evidencia de que Pablo vea un significado numérico en esto, y el énfasis es más probable el opuesto: la escasez del número en toda la nación. Muy pocos de Israel permanecieron para Dios en la época de Elías, y lo mismo es cierto en la época de Pablo. Aun así, la victoria es de Dios y el futuro es brillante. Jesús en la parábola de la semilla de mostaza predijo la grandeza de la iglesia que surgiría de su pequeño grupo de discípulos (Marcos 4:30–34). Cuando Dios está a cargo, un pequeño número como los siete mil en la época de Elías o los doce en la época de Jesús es en realidad un ejército vasto e invencible.

   Romanos 12:1. Os exhorto, pues, hermanos, vista la gran misericordia de Dios, que os ofrezcáis como sacrificios vivos, santos, y agradables a Dios, (lo que es) vuestro culto espiritual.

Ya le primera expresión, a saber, “Os exhorto” (en el original es una sola palabra) indica el carácter no sólo del párrafo inicial, sino también el de los cinco capítulos finales de esta epístola. No es que la exhortación haya estado totalmente ausente de los capítulos anteriores, pero en términos generales es exposición lo que encontramos en Ro. 1–11, en tanto que la exhortación predomina en Ro. 12–16.

Es como “un apóstol llamado” (1:1), “un ministro de Cristo Jesús” (15:16), revestido de autoridad, que Pablo, en un espíritu de amor y preocupación, exhorta a sus hermanos muy amados de la iglesia de Roma. Respecto a esta palabra “hermanos” véase lo que se ha dicho anteriormente sobre Ro. 1:13; 7:1. Pablo literalmente exhorte a quienes se dirige a ofrecer sus cuerpos como sacrificios a Dios. No obstante, 6:11–15 deja claro que en un contexto tal la palabra cuerpo se refiere a toda la personalidad; véase también Fil. 1:20. Calvino dice: “Al hablar de cuerpos él no se refiere solamente a nuestra piel y a nuestros huesos sino a la totalidad de lo que nos compone. El adoptó esta palabra para poder designar más completamente todo lo que somos, ya que los miembros del cuerpo son los instrumentos por medio de los cuales llevamos a cabo nuestros propósitos”.

Pablo dice que estos sacrificios deben tener las siguientes características: deben ser “vivos”, es decir, deben proceder de la nueva vida que hay dentro del creyente; “santos”, producto de la influencia santificadora del Espíritu Santo; y, por consiguiente, “agradables” a Dios, no sólo aceptados por Dios sino muy gratos a Aquel a quien los creyentes se dedican.

El apóstol añade: “Que es vuestro … culto”. Lo que se ha dicho anteriormente (véase sobre 9:4) sobre esta palabra culto tiene también vigencia aquí. Pablo está pensando en la acción de adorar, la consagración total del corazón, la mente, la voluntad y los hechos, en realidad todo lo que uno es, tiene y hace, a Dios. ¡Nada menos!

El brindar tal devoción constituirá vuestro culto logiken, dice Pablo. El debate sobre logiken (acus. sing. f. de logikos) continúa. La palabra nos recuerda de la palabra lógico. Pero el significado de una palabra no es determinado en primer lugar por su etimología, sino por su uso en determinados contextos. Con todo, en caso presente lógico, en el sentido de razonable, merece consideración. Varios traductores han aceptado “razonable” o “racional”.

Mientras escribo esto, estoy examinando dos volúmenes de W. a Brakel, una obra holandesa sobre teología sistemática, a la cual este autor diera por título, basándose en Ro. 12:1, Redelijke Godsdiest (Leiden, 1893), es decir, Religión razonable (o Razonable culto a Dios). Según esta interpretación, lo que Pablo está diciendo es que brindarle a Dios una devoción de todo corazón es el único culto razonable o lógico.

Pero aunque esta interpretación del adjetivo griego tiene sentido, no es la única posible, quizá ni siquiera la mejor. En el único otro pasaje en que el adjetivo ocurre, a saber, 1 P. 2:2, el mismo significa espiritual, como lo evidencia el contexto. ¡Pedro no puede haber estado refiriéndose a una leche lógica o razonable! Además, en el contexto él menciona “una casa espiritual” y “sacrificios espirituales”.

   No debe causar sorpresa, entonces, que varios traductores hayan aceptado para Ro. 12:1 la traducción “culto espiritual”.

Pero, aunque “espiritual” bien puede ser lo mejor traducción del adjetivo que Pablo usa, el significado de 12:1, considerado como unidad, es ciertamente este: que es justo y correcto—y por ello lógico, razonable—que aquellos que han sido grandemente privilegiados se ofrezcan a Dios de todo corazón como sacrificios vivos, santos, y agradables a él. De hecho, el énfasis de 12:1 recae sobre la palabra “pues”.

Lo que el apóstol está diciendo es que vista la misericordia334 de Dios se impone una respuesta voluntaria y entusiástica de gratitud. En consecuencia, cuando él en esta conexión menciona “la gran misericordia de Dios”, ha de estar refiriéndose a la maravillosa bondad de Dios descrita en los primeros once capítulos de esta carta: su bondad (2:4), paciencia (9:22; 11:22), amor (5:5; 8:35, 39), y gracia (1:7; 3:24; 4:16; 5:2, 15, 20, 21; 6:1, 14, 15, 17;11:5, 6). Él debe estar pensando en particular en su gran tema, a saber, la justificación por la fe, una justificación basada solamente en el autosacrificio substitutivo de Cristo (3:24, 25). Lo que él está diciendo es, entonces, que esta soberana misericordia divina requiere una vida de dedicación total y de compromiso con todo el corazón.

¡Los sacrificios de animales no servirán! Lo que se requiere es nada menos que una entrega personal y completa nacida de la gratitud.

Por consiguiente, lo que el apóstol enseña aquí es que la ética cristiana se basa en la doctrina cristiana. De allí que 1 Co. 15:1–57 sea seguido por 15:58s; 2 Co. 1:3, 4a por 1:4b s; 5:1–8 por 5:9s; Ef. 2 y 3 por Ef. 4; 4:32b. por 5:1; Fil. 3:20, 21 por 4:1; Col. 2 por el cap. 3; y Ro. 1–11 por 12–16.

Al volver una vez más a los primeros capítulos de la epístola de Pablo a los romanos y al repasar desde allí a vuelo de pájaro el resto de este precioso escrito, uno no puede dejar de percatarse que en 1:1–3:20 se describen el pecado y la miseria del hombre; que en 3:21–11:36 se abre ante uno el camino de la salvación; y que en 12:1– 16:27 se le muestra al creyente rescatado cómo debe responder, a saber, por medio de una vida de gratitud a Dios y de servicio hacia los hijos de Dios y, de hecho, hacia todos.

Esto trae a nuestra mente varios pasajes del Salterio, y en especial el Sal. 50:15; “Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás”; y también el Sal. 116:

MISERIA

Me rodearon ligaduras de muerte, me encontraron las angustias del Seol; angustia y dolor había yo hallado.

SALVACION

Entonces invoqué el nombre del Señor, diciendo: Oh Señor, libra ahora mi alma. Estaba yo postrado y me salvó.

GRATITUD

Tomaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre del Señor.

Ahora pagaré mis votos el Señor delante de todo su pueblo.

Esto demuestra cuán apropiados son la Pregunta y Respuesta número 2 del Catecismo de Heidelberg:

  1. Cuántas cosas debes saber para poder vivir y morir piadosamente con ese consuelo?
  2. Tres cosas. Primera: Cuán grandes son mi pecado y mi miseria. Segunda: Cómo soy redimido de todos mis pecados y mi miseria. Tercera: Cómo he de agradecer a Dios esa redención.

La división en estas tres partes no es, empero, rígida o mecánica. Aun en el Sal. 116:1, 2 la redención ya queda claramente indicada, tal como sucede también con Ro. 1:16, 17; y en lo concerniente al Catecismo de Heidelberg, aun su primera pregunta y respuesta famosas incluyen la totalidad de las “tres cosas” que son necesarias.

[2]. Y no dejéis que se os moldee según el criterio de este mundo (malo), sino dejáos transformar por la renovación de vuestra mente, para que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, a saber, lo que es bueno y agradable y perfecto.

Una cosa es indicarle una meta a una persona y animarla a tratar de lograrla. Pablo ha hecho esto en el v. 1. Otra cosa es mostrarle lo que debe hacer para lograrla. El apóstol no nos falla en este punto. Aquí, en el v. 2, él le muestra a los oyentes y lectores qué es lo que debe evitarse y qué es lo que debe hacerse para lograr la meta.

¡En primer lugar, lo que debe evitarse!

Los miembros de la iglesia de Roma eran “santos”, por supuesto. Pero no habían llegado aún a la perfección.

Eran santos pero también eran pecadores todavía, puesto que de este lado del cielo ningún simple ser humano llega jamás a la condición de perfección moral-espiritual.

Hay un hecho más que debería añadirse: los miembros de esta iglesia eran imitadores. ¿No lo somos todos en alguna medida? ¿O es que esta regla rige sólo para los niños? ¿No se aplica en cierto sentido a todos? La misma tiene vigencia especialmente en el ámbito del pecado y del mal. ¿No fue el mismo Juvenal el que dijo? “Fácilmente se nos enseña a todos a imitar lo que es bajo y depravado”?335 “Las malas compañías corrompen el buen carácter” (1 Co. 15:33), y en este mundo presente es prácticamente imposible evitar completamente las “malas compañías” o aun mantenerse alejados de los malos hábitos que todavía se adhieren a quienes pueden ser llamados, en términos generales, “buenas compañías”. Por lo tanto, a menos que estemos alertas, corremos el gran peligro de ser presa de “el criterio de este mundo malo”.

Cuando Pablo dice: “Y no dejéis que se os moldee según el criterio de esto mundo (malo)”336 (1 Co. 2:6, 8; Gá. 1:4), está advirtiendo a los miembros de entonces y de ahora en contra de ceder ante las diversas manifestaciones de mundanalidad por las cuales están continuamente rodeados; p. ej., el uso lenguaje procaz y ofensivo, el canto de canciones indecentes, la lectura de libros inmundos, el uso de atavíos tentadores, el goce de pasatiempos cuestionables, la asociación, con cierto nivel de intimidad, con compañeros mundanos, etc. Una lista de este tipo casi no tiene fin.

Tomemos el asunto de la diversión. Es posible ser culpable en este rubro, aunque no haya nada de malo en practicar el pasatiempo que uno elige; sucede, por ejemplo, cuando una persona se vuelca de corazón a ese pasatiempo, y éste lo absorbe, privándolo de tiempo y energía para comprometerse en causas necesarias y nobles (la familia, la educación cristiana, la iglesia, el servicio al necesitado, la obra misionera, etc.).

La razón principal por la que Pablo advierte en contra de dejar que uno sea moldeado según el criterio de este tiempo malo es que el interés principal del hombre nunca debe ser vivir sólo para sí mismo. El debiera hacer todo para la gloria de Dios (1 Co. 10:31).

La segunda razón es esta: ceder constantemente a la tentación de ser moldeado según el criterio de “este mundo (malo)” (1 Co. 2:6, 8; Gá. 1:4) termina en amarga desilusión; es que: “La apariencia337 de este mundo se está pasando” (1 Co. 7:31).

La experiencia de aquellos que permiten que sus vidas se desperdicien de esta manera se parece a la de los viajeros del desierto. Están completamente exhaustos. Sus labios se parten de sed. De repente ven en la distancia un manantial cristalino rodeado por una umbrosa arboleda. Con esperanza revivida se apresuran a llegar a ese lugar … sólo para descubrir que han sido engañados por un espejismo. “El mundo y sus deseos pasan, pero la persona que hace la voluntad de Dios vive para siempre” (1 Jn. 2:17).

En segundo lugar, ¡lo que se ha de hacer!

“Dejaos transformar por la renovación de vuestra mente”. Nótese el contraste: no moldeados … sino transformados.

Pablo no dice: “sustituyan una forma exterior por otra”. Esa no sería una solución, ya que el problema con los que dejan que se los moldee según el criterio de esta mala época presente es muy profundo. Lo que se requiere es una transformación, un cambio interior, la renovación de la mente, es decir, no sólo del órgano del pensamiento y del raciocinio sino de la disposición interna; mejor dicho, aun, del corazón, del ser interior. Cf. 1:28; 7:22–25.

Es importante prestar mucha atención a la forma exacta en que el apóstol se expresa en esta exhortación. Nótense estos detalles:

a. El usa el tiempo presente: “Dejaos transformar” (Seguid permitiendo que se os transforme). Por ello esta transformación no debe ser un asunto de impulsos: a veces sí, a veces no. Debe ser continua.

▬ b. El verbo que se utiliza está en la voz pasiva. Pablo no dice: “Transformaos”, sino “Dejaos transformar”. La transformación es básicamente una obra del Espíritu Santo. No es otra cosa que la santificación progresiva. “Nosotros todos, con el rostro descubierto, reflejando la gloria de Dios, vamos siendo transformados a su imagen de un grado de gloria a otro, y esto viene del Señor, que es el Espíritu” (2 Co. 3:18 traducción de G. Hendriksen).

▬ c. No obstante, el verbo tiene el modo imperativo. Los creyentes no son completamente pasivos. Su responsabilidad no queda cancelada. Deben permitir que el Espíritu haga su obra en sus corazones y en sus vidas. Su deber es cooperar hasta el máximo de su capacidad. Véanse Fil. 2:12, 13; 2 Ts. 2:13.

Finalmente, el apóstol describe el glorioso resultado de esta transformación continua: “para que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios …” Esta es una declaración muy significativa. Demuestra que, para discernir la voluntad de Dios para sus vidas, los creyentes no pueden depender meramente de su propia conciencia. Sin duda la conciencia es muy importante, pero debe ser enviada una y otra vez, constantemente, a la escuela de la Escritura para recibir instrucción del Espíritu Santo. Es de esta manera que los creyentes toman conciencia y permanecen conscientes de la voluntad de Dios. ¿Cuál voluntad? ¿La de decreto o la de precepto? La última, por supuesto. Véase Dt. 29:29. De este modo la voluntad de Dios se transformará cada vez más en un componente bien establecido o comprobado de la conciencia y vida de los hijos de Dios. Cuando más vivan en consonancia con esa voluntad y la aprueben, tanto más aprenderán por medio de su experiencia a conocer dicha voluntad, y a regocijarse en dicho conocimiento. Exclamarán: “Tu voluntad es nuestro deleite”.

¿Y cuál es el contenido de esa voluntad preceptiva? En otras palabras, ¿qué es lo que Dios desea que seamos y hagamos? La respuesta es: “lo que es bueno y agradable y perfecto”.

Es probable que Pablo sabía que era muy necesario añadir estas palabras. Es como si el les estuviera diciendo a los romanos que lo que vale ante Dios no es cuán importantes ellos son o se consideran ser (cf. el contexto inmediato, v. 3; véase también 11:17–21), o cuán carismáticos (vv. 4–8), o cuán fuertes (cf. 15:1) son; sino más bien cuán agradecidos, amantes y comunicativos son. Lo que importa es cuán obedientes son al mandamiento que se le dirige a cada uno en particular: “Amarás el Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el gran mandamiento. Y el segundo que se le parece es este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Véanse Dt. 6:5; Lv. 19:18; Mt. 22:37, 39; Mr. 12:30, 31; Lc. 10:27; Ro. 13:8–10. Ante Dios, este tipo de vida es bueno y agradable. La meta de una vida tal no es nada menos que la perfección. Véase Mt. 5:48 y añádase Fil. 3:7–11.

   1ª Timoteo 4: 16. Cuida de ti mismo y de la doctrina, persevera en estas cosas. La vida santa y la enseñanza sana deben ir juntas, si Timoteo (o, en cuanto a esto, cualquier representante apostólico, ministro o anciano, etc.) va a ser de bendición. De aquí que Pablo amonesta a Timoteo a que continúe enfocando (se entiende, la mente) hacia sí mismo, esto es, sus deberes, sus dones, su privilegio de ir a las profundidades de la promesa de Dios; particularmente también sobre la doctrina (la suya y la de otros en el distrito de Éfeso). Debe permanecer, o perseverar en ellas, esto es, en la vida santa y en la vigilancia con respecto a la enseñanza. La promesa es: “porque haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren”. Desde luego, el hombre no se salva por obras, sino por gracia por medio de la fe (Tit. 3:3; cf. Ef. 2:6–8); sin embargo, puesto que la vida santa y la sana doctrina son fruto de la fe, Pablo puede decir que “haciendo esto” Timoteo se salvará a sí mismo y a sus oyentes.

Es a lo largo del sendero de la vida santa y la diligencia en la enseñanza y en la vigilancia sobre la vida y la enseñanza de otros que se obtiene la salvación (tanto presente como futura; véase el comentario sobre 1 Ti. 1:15). Además, Dios promete una recompensa especial a sus ministros fíeles, sí, a todos sus testigos fieles (Dn. 12:3; Mt. 13:43; Stg. 5:20); y amenaza con severos castigos a los infieles (Ez. 33:7, 8).

    2ª Timoteo 2:15: El Ejemplo personal de Timoteo debe servir como un arma poderosa contra el error: Haz todo lo posible por presentarte a Dios aprobado. Timoteo debe esforzarse en todas las formas posibles a fin de conducirse él mismo de tal modo que aun ahora, ante el tribunal del juicio de Dios138, él sea aprobado, esto es, como uno que, después de un examen completo de parte de nada menos que el Juez Supremo, tenga la satisfacción de saber que éste se ha agradado de él y lo elogia (nótese los sinónimos en Ro. 14:18 y 2 Co. 10:18). Ahora bien, este feliz resultado se alcanzará si Timoteo es hallado:

▬ a. obrero que no tiene de qué avergonzarse,

y, en consecuencia:

▬ b. que usa correctamente la palabra de verdad.

Entonces, Timoteo debe ser un obrero, no un parlanchín. Además, su obra debe ser de tal naturaleza que no le produzca vergüenza ni le cause temor de verse avergonzado cuando oiga el veredicto divino al respecto.

Por cierto, esto significa que él es el tipo de líder que está preocupado de “usar correctamente la palabra de verdad”. Esta palabra de verdad es “el testimonio acerca de nuestro Señor” (2 Ti. 1:8), el “evangelio” (la misma referencia y véase Ef. 1:13), “la palabra de Dios” (2 Ti. 2:9). Es la verdad redentora de Dios. El modificativo “de verdad” enfatiza el contraste entre la inconmovible revelación especial de Dios, por una parte, y las charlas sin valor de los seguidores del error, por la otra.

La expresión “usar correctamente” ha causado mucha controversia. Es cierto que el significado del elemento básico principal del verbo compuesto del que se toma este participio presente masculino (ὀρθοτομοῦντα) es primariamente “cortar”. Sin embargo, el punto de vista que el verbo compuesto retiene el sentido literal o casi literal de “dividir” es discutible. En un verbo compuesto el sentido enfático puede desplazarse hacia el prefijo, al punto que en el proceso semántico se pierde el sentido literal de la base. Así cortar derecho empieza a significar usar derecho, usar recto. No es extraño que, por una transición sencilla de la esfera física a la moral, una noción tal como “cortar un camino o un sendero derecho” haya llegado en el curso del tiempo al uso exclusivamente moral de la expresión. Así Pr. 11:5 (LXX) nos enseña que “la justicia del perfecto corta derecho su camino”, lo que significa “conserva derecha su camino”, lo hace hacer lo que es recto (cf. Pr. 3:6 LXX). Así es comprensible que aquí en 2 Ti. 2:15 el sentido sea “usar correctamente”.

No es extraño que la base (“cortar”) pierda su sentido original literal cuando se le añade un prefijo (“recto”). Aun sin ningún afijo la palabra “cortar” se usa frecuentemente en un sentido no literal. Así el griego habla de “cortar (hacer) un juramento”, “cortar (diluir) un líquido”, “cortar (trabajar) una mina”, etc. También usa la expresión “cortar corto” (conducir a una crisis), y “cortar las ondas”, tal como lo usamos en el lenguaje moderno. Compárese con nuestras expresiones “cortar camino”, “cortar cartas”, etc.

Volviendo al verbo compuesto, yo enfatizaría que el contexto confirma el sentido que casi todas las autoridades le atribuyen. A la luz de los vv. 14 y 16, la idea que Pablo desea dar es claramente ésta: “usa rectamente la palabra de verdad en vez de librar batallas verbales completamente inútiles que confunden a los oyentes, en vez de prestar atención a charlas profanas y vanas”.

El hombre que usa correctamente la palabra de verdad, no la cambia, no la pervierte, no la mutila ni la distorsiona, ni hace uso de ella con un propósito malo en el pensamiento. Por el contrario, interpreta las Escrituras en oración y a la luz de las Escrituras. Aplica su sentido glorioso, en forma valiente y con amor, a situaciones y circunstancias concretas, haciéndolo para la gloria de Dios, la conversión de los pecadores y la edificación de los creyentes.

Amén, para la honra y gloria de Dios.

Descargue aquí estudio completo en Pdf: Semana del 13 al 19 noviembre de 2023

Semana del 6 al 12 de noviembre de 2023. “La Rebeldía De Israel Y La Gracia A Los Gentiles”

   Lectura bíblica: Romanos Cap. 10, versículos 17 al 21. Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Pero digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido la voz de ellos, Y hasta los fines de la tierra sus palabras. También digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente, Moisés dice: Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo; Con pueblo insensato os provocaré a ira. E Isaías dice resueltamente: Fui hallado de los que no me buscaban; Me manifesté a los que no preguntaban por mí. Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor.

Nota del expositor: «importancia de valorizar la palabra de Dios y la proclamación del evangelio»

   Comentario general del contexto Bíblico: [1]. (10: 16-17) Salvación-creer-oír: las Escrituras dicen que el evangelio es universal. Isaías dice que muchos judíos no han «Creído el anuncio [mensaje] de Dios» (cp. Is. 53:1). En consecuencia, ellos prueban que la salvación no es por raza, herencia, tradición, religión, institución, ni por las obras establecidas por la nación judía u otro pueblo.

Note una segunda cosa: Isaías usa la frase «creído nuestro anuncio» Isaías estaba diciendo que creer el mensaje es el camino de salvación. El mensaje debía estimular la fe.

Hay tres pasos comprendidos en la fe.

◘1. El paso de oír. El hombre debe estar dispuesto a oír el mensaje de Cristo.

«Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen» (Mt. 13:16).

«Mas el que fue sembrado en buena tierra. éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta. y a treinta por uno» (Mt. 13:23).

«Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a Jos pies de Jesús, oía su palabra» (Lc. 10:39).

«Traían a él los niños para que los tocase; lo cual, viendo los discípulos, les reprendieron» (Lc. 18:15).

«Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios» (Jn. 1:12).

«Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así» (Hch. 17:11).

«Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes» (1 Ts. 2:13).

«Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse» (Stg. 1: 19).

«Bienaventurado el hombre que me escucha, velando a mis puertas cada día, aguardando a los postes de mis puertas» (Pr. 8:34).

«El oído que escucha las amonestaciones de la vida, entre los sabios morad» (Pr. 15:31).

«El corazón del entendido adquiere sabiduría; y el oído de los sabios busca la ciencia» (Pr. 18:15).

◘2. El paso del asentimiento mental. El hombre debe estar de acuerdo en que el mensaje es la verdad, que los hechos del caso son exactamente esos. Pero esto no basta. El simple acuerdo no conduce a la acción. Muchas personas saben que algo es verdad, pero no cambian su conducta para que armonice con su conocimiento. Por ejemplo, el hombre sabe que comer demasiado le hace daño a su cuerpo, pero sigue comiendo demasiado. Es un hombre de doble mentalidad: concuerda con la verdad y conoce la verdad, pero no hace lo que debe hacer al respecto. Este hombre aún no tiene la fe, no el tipo de fe de la que la Biblia habla.

«El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas» (Stg. 1:18).

«Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones» (Stg. 4:8).

«y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?» (Lc. 16:12).

«No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios» (1 Co. 10:21).

«Está dividido su corazón. Ahora serán hallados culpables; Jebov6 demoler6 sus altares, destruirá sus ídolos» (Os. 10:2).

◘ 3. El paso de la entrega. Cuando el Nuevo Testamento habla de fe, habla de entrega, de un compromiso personal copla verdad. El hombre oye la verdad y está de acuerdo en que es la verdad, y hace algo con ello. Se compromete y rinde su vida a la verdad. La verdad llega a ser parte de su mismo ser. parte de su conducta y su vida.

La fe salvadora es creer en el nombre de Jesucristo y entregar su vida a Él. Es confiar en Jesucristo, poniendo completamente la confianza en Él, en quien es Él y en lo que Él ha hecho. Es poner la vida de uno en sus manos, creyendo que Él se hará cargo del pasado (pecados), del presente (cuidados), y del futuro (librar de la muerte para vida eterna).

«Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él» (Jn. 3:15).

«El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no vera la vida, sino que la Ira de Dios está sobre él» (Jn. 3:36).

«De cierto, de cierto os digo que el que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna» (Jn. 5:24).

«Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado» (Jn. 6:28-29).

«Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivir» (Jn. 11:25).

«Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre» (Jn. 20:31).

«Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios» (Hch. 8:37).

«De éste dan testimonio todos los profetas, que todos lo que en él creyeren, recibiréis perdón de pecados por su nombre» (Hch. 10:43).

«Y que de aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree» (Hch. 13:39).

«Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y será salvo, tú y tu casa» (Hch. 16:31).

«Que, si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos será, salvo» (Ro. 10:9).

«Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma». (Stg.2:17).

ESTUDIO A FONDO 1

(10: 16) Fe-obediencia: note que el evangelio es para ser obedecido. Obediencia y creencia son términos y sinónimos

cuando se trata del evangelio. Creer en Cristo es obedecerle. y obedecerle es creerle. Una persona que cree verdaderamente en Jesucristo le obedecerá.

No hay tal cosa…

  • como creer sin obediencia.
  • como creer en Jesucristo y no seguirle
  • como creer que Jesucristo ha perdonado el pecado de uno y el vivir en pecado.
  • como creer en el evangelio mientras uno vive como el mundo.

«Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y no os recibiré y seré para vosotros por Padre. Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor todopoderoso» (2ª Cor. 6: 17 y 18).

«habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen» (Ro. 5:9).

[2] (10: 18-21) Israel vs. los gentiles: la desobediencia de Israel demuestra que el evangelio es universal. ¿Por qué Israel no obedeció al evangelio?

◘1. La desobediencia de Israel no fue porque ellos no oyeran la Palabra de Dios (v. 18). La verdad es todo lo contrario. Israel estaba encargado de la custodia de las Escrituras, era el mismísimo pueblo al cual Dios había elegido para llevar salvación al mundo (véase nota-Jn. 4:2 para la discusión). No importa donde fuera esparcido el pueblo judío, tenían la Palabra de Dios y la oían.

(Note que Pablo cita Sal. 19:4 como prueba bíblica que corrobora lo que ha dicho.)

◘2. La desobediencia de Israel no se debió a que el pueblo no conociese la verdad (v. 19). Sabían la verdad, y tenían un ejemplo dinámico y una demostración de la verdad. Tenían el ejemplo de los gentiles que se convertían al evangelio en grandes cantidades.

Note que las palabras de las Escrituras son: «Os provocaré a celos». Israel tenía el estímulo del celo y la envidia que podría haberles ayudado a volver al evangelio. Habían oído y sabían. Su desobediencia al evangelio no se debió a que fueran ignorantes del evangelio. El evangelio era vivido ante sus propios ojos en la persona de Jesucristo y en los gentiles que se convertían a Cristo para salvación. (Nuevamente Pablo apoya su punto de vista con citas del Antiguo Testamento, Dt. 32:21; Is. 65: 1.)

◘3. El rechazo de Israel se produjo porque fueron un pueblo desobediente y obstinado. Note cuán bueno había sido Dios con Israel.

▬ a. Dios «extendió sus manos»: para invitar, para ofrecer perdón, paz, y reconciliación, suplicando y rogando a Israel que se vuelva a Él.

▬ b. «Todo el día»: con paciencia y tolerancia esperó por largo tiempo, esperando hasta el último momento que ellos volvieran.

«Dijes: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el Impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?» (Ez. 33:11).

«Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará» (Os. 6:1).

«Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios» (2 Co. 5:20).

«He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo» (Ap. 3:20).

Sin embargo, Israel rechazó y se negó a aceptar las invitaciones de la gracia de Dios. Israel prefirió permanecer en la desobediencia y la obstinación. Cerraron la mente a pesar de la clara evidencia y se negaron a considerar la verdad de Cristo como el verdadero Salvador del mundo» (véanse Estudios 3, 4-Mt. 12:24; 21:33-46; 22: 1-14 para su discusión).

«No endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto» (Sal. 95:8).

«Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios; más el que endurece su corazón caerá en el mal» (Pr. 28:14).

«El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado, y no habrá para él medicina» (Pr. 29:1).

«Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo Ira para el día de la Ira y de la revelación del justo juicio de Dios.» (Ro. 2:5).

«Antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado» (He. 3:13).

1er Titulo: Es importante para el joven cristiano: oír, creer y obedecer la palabra de Dios. Vers. 17. Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. (Léase: Deuteronomio 6:4 al 9. Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. ▬ Proverbios 8:32 al 34. Ahora, pues, hijos, oídme, Y bienaventurados los que guardan mis caminos. Atended el consejo, y sed sabios. Y no lo menospreciéis. Bienaventurado el hombre que me escucha. Velando a mis puertas cada día. Aguardando a los postes de mis puertas. ▬ 2ª a Pedro 1:19 al 21. Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.).

Comentario de 1er Titulo: Israel no ha respondido con fe (10:16–17): Dios envió predicadores comisionados a Israel, primero los profetas del Antiguo Testamento (como en los pasajes citados anteriormente) y luego a los predicadores del Nuevo Testamento. Se cumplieron todas las condiciones de los versículos 14–15a, excepto una: la fe. “No todos los israelitas aceptaron las buenas nuevas”. “No todos” significa “solo unos pocos”; la gran mayoría del pueblo judío rechazó el mensaje del evangelio. Los pocos que respondieron constituyen el remanente de 9:27 y 11:1–10. Aquí hay un juego de palabras. La nación ha “escuchado” (akouō) en el versículo 14 pero se ha negado a “obedecer” o “aceptar” (hypakouō) el mensaje del evangelio. No hay creencia verdadera sin obediencia activa.

Para anclar esto, Pablo cita a Isaías 53:1 de la Septuaginta (Antiguo Testamento griego), “Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje?” Esto también se cita en Juan 12:38, que describe la incredulidad judía. Mientras que Isaías 52:7 en el versículo 15 cuenta cómo Dios envió a su heraldo mesiánico con las buenas nuevas, Isaías 53:1 cuenta cómo la mayoría de la nación ha rechazado ese mensaje. Dios envió su proclamación de redención a Israel, pero se negaron a aceptarla. Israel ha hecho esto a lo largo de su historia y todavía sigue ese patrón, negándose a prestar atención a las buenas nuevas.

En el versículo 17, “así que” (ara) resume el proceso cuádruple de la redención vista en los versículos 14–15. Dios ha hecho su parte en el proceso redentor, enviando tanto al mensajero como al mensaje. Israel no ha cumplido con su responsabilidad y, por lo tanto, se presenta ante el Señor culpable de todos los cargos.

Primero, “la fe viene como resultado de oír el mensaje”. Jesús de una forma poderosa dijo lo siguiente: “Quien tenga oídos, que oiga”, es decir, “si estás dispuesto a escuchar y responder, será mejor que lo hagas ahora” (Mateo 11:15; Lucas 14:35). En las siete cartas de Apocalipsis esto se expande a: “El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Ap 2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22). Al rechazar el evangelio, los oyentes judíos demostraron que realmente no “tenían oídos”.

Note que Apocalipsis tiene “el Espíritu dice” y Pablo aquí agrega “la palabra acerca de Cristo”. El evangelio es un mensaje trinitario, con los tres miembros involucrados. El Padre lo envía, el Espíritu lo habla y Cristo es el contenido del mensaje.

Segundo, el mensaje es “la palabra acerca de Cristo” en lugar “de Cristo”. Pablo enfatiza el evangelio proclamado con respecto a lo que Cristo ha hecho: proporcionar salvación a través de su sacrificio derramando su sangre en la cruz. Como el libro de los Hechos lo muestra, la proclamación del evangelio al pueblo judío se realizó completamente. Casi en todas partes donde Pablo fue, cumplió Romanos 1:16, “primero al judío, luego al gentil” (Hechos 13:14–15; 14:1–2; 16:12–13; 17:1–4, 10; 18:2–6; 19:8–10). Sin embargo, no fue recibido, y no condujo a creer. El rechazo al evangelio también ocurre en nuestros días, pero creo que un problema mayor es la gran cantidad de mensajes superficiales que no difunden la palabra a la gente. No muchos cristianos son imposibles de enseñar, pero muchos no son enseñados. En 1 Pedro 2:2–3, la enseñanza es una comida gourmet que alimenta al rebaño. Demasiadas iglesias son alimentadas con una dieta de comida rápida en la palabra.

2° Titulo: Alcance universal del evangelio. Vers. 18 y 19. Pero digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido la voz de ellos, Y hasta los fines de la tierra sus palabras. También digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente, Moisés dice: Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo; Con pueblo insensato os provocaré a ira. (Léase: San Mateo 24:14. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin. ▬ Los Hechos 1:8. pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. ▬ Colosenses 1:23. si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.).

Comentario 2° Titulo: Pablo describe la obstinación de Israel (10:18–21)

   Definitivamente escucharon (10:18)

Pablo introduce las citas del Antiguo Testamento en los versículos 18–19 con “pero pregunto”, un estilo que usa otra vez en 11:1, 11. El propósito es hacer que sus preguntas retóricas sean más personales. Luego pasa al tema básico y pregunta: “¿Acaso no oyeron?” Dos puntos negativos introducen la pregunta, por lo que podría traducirse: “No es cierto que no hayan escuchado, ¿verdad?” Esto significa que han escuchado, así que inmediatamente responde: “¡Claro que sí!” Pablo señala su rechazo deliberado del evangelio y, por lo tanto, su intento de justificar la condena de Dios hacia ellos.

Paradójicamente, no escucharon (16–17), y sin embargo lo hicieron (18). Estos dos pueden armonizarse observando los tres aspectos del lenguaje “escuchar” en este contexto: escuchar el evangelio proclamado, comprender el significado de este y obedecerlo o aceptarlo. Este versículo enfatiza los dos primeros: escucharon y entendieron el evangelio.

Los versículos 16–17 enfatizan el tercero: no aceptaron lo que entendieron. El propósito de Pablo es aclarar la declaración en los versículos 16–17 de que Israel se negó a escuchar verdaderamente el evangelio.

El punto de Pablo es que, en cierto sentido, los judíos no solo escucharon, sino que también entendieron el evangelio. Para afirmar esto, cita el conocido salmo que comienza: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos” (Salmo 19:1). Sin embargo, existe un desacuerdo en cuanto a lo que realmente quiere decir Pablo cuando cita el Salmo 19:4: “Por toda la tierra se difundió su voz”. Este salmo exalta la revelación natural (creación), mientras que Pablo discute la revelación especial (el evangelio y la palabra de Dios). Sin embargo, el Antiguo Testamento a menudo se cita en el Nuevo en términos de ideas similares (lo que podríamos llamar “significado análogo”). En otras palabras, el hecho de que Dios se revele a sí mismo en la naturaleza es análogo a que Dios se revele a sí mismo en su palabra, por lo que el Salmo 19 también se puede usar de manera que Dios hable a través del Evangelio. De la misma manera que Dios habla a través de la naturaleza, habla de manera más clara a través de su palabra revelada. Además, la segunda mitad del Salmo 19 cambia hacia una revelación especial (la ley), por lo que el salmo mismo apoya ambos énfasis.

También existe cierto debate sobre el significado de “toda la tierra”. Algunos lo restringen a la misión gentil, pero en Hechos y en Pablo el pueblo judío está incluido en la misión universal. La misión difícilmente sería universal si se restringiera a los gentiles. Del mismo modo, no está restringido a Israel el Salmo 19. En ambos lugares, Pablo pretendía hablar sobre toda la humanidad. Pero aquí también hay preguntas. ¿Creía Pablo en el año 57 mientras escribía Romanos que el evangelio había llegado hasta los “confines del mundo”? Esto es poco probable, ya que planeaba visitar España (15:24, 28). Ciertamente se dio cuenta de que la misión de la iglesia en todo el mundo estaba en proceso de completarse. Yo llamaría a esto la “misión inaugurada” hasta los confines de la tierra. Ya había comenzado, pero aún no estaba completa. Si la misión mundial se estaba logrando con éxito, la misión a los judíos también. Como en la Gran Comisión de Mateo 28:18–20, la misión a “todas las naciones” es tanto para judíos como para gentiles. Al final, el pueblo de Israel no tiene excusa; han escuchado y entendido, pero no creerían.

   Ellos entendieron y estaban celosos (10:19)

En este último párrafo de la sección sobre la responsabilidad y la culpa de los judíos por sus propios fracasos (vv. 18–21), Pablo demuestra que no pueden excusarse y decir que les falta la oportunidad de creer. En el versículo 18, Pablo mostró que escucharon el mensaje de salvación. Ahora muestra que ellos también entendieron ese mensaje. Él usa el nombre del pacto “Israel” para representarlos, mostrando que fueron las personas elegidas que produjeron los reyes y profetas que sirvieron a Yahvé. A medida que la gente del pacto se sumergía en las tradiciones del Antiguo Testamento, no solo escuchaban, sino que también “sabían” (ginōskō, traducido “entienden” en NVI) el significado y las implicaciones de la predicación del evangelio.

Los versículos 19–21 son una serie de citas del Antiguo Testamento para demostrar la continuidad entre los viejos y los nuevos caminos hacia la salvación que Dios ha iniciado. Pablo comienza estas citas con “Moisés dice”, con la connotación de que fue el primero de una larga lista de testigos que hablaron en la medida del conocimiento de Israel. La cita proviene de Deuteronomio 32:21, es parte de la canción de despedida de Moisés al final de su vida. Aquí es similar al texto de la Septuaginta, el único cambio es “ustedes” en lugar de “ellos” en la primera línea para contrastar con los gentiles, “que no son nación”.

La canción de despedida en sí celebra la fidelidad del pacto de Yahvé a pesar de la idolatría y la corrupción de Israel. Ya que los judíos pusieron a Dios “celoso” por ir detrás de “ídolos sin valor” (Dt 32:21), Dios dice “Yo haré que ustedes sientan envidia de los que no son nación; voy a irritarlos con una nación insensata”. En el hebreo se sienten envidiados por un “no pueblo “, probablemente vinculado en la mente de Pablo a un lenguaje similar al de Oseas 1:10, que Pablo citó en Romanos 9:25 (“llamaré ‘mi pueblo’ a los que no son mi pueblo”).

Pablo vio en los pasajes de Oseas y Deuteronomio una profecía de la misión gentil. Como veremos en 11:11, 14, más abajo, una de las principales razones por las que Dios se volvió hacia los gentiles fue para poner celoso a Israel. El propósito de “ponerlos celosos” era hacer que volvieran a Dios para que pudieran recuperar su identidad nacional. Si Israel estaba “enojado” durante el vagar por el desierto (la escena detrás de Dt 32), cuánto más ahora, porque esta es la era mesiánica.

3er Titulo: El rechazo de Israel llegó a ser salvación a los gentiles. Vers. 20 y 21. E Isaías dice resueltamente: Fui hallado de los que no me buscaban; Me manifesté a los que no preguntaban por mí. Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor. (Léase: Jeremías 6:16 y 17. Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos. Puse también sobre vosotros atalayas, que dijesen: Escuchad al sonido de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos. ▬ Zacarias 7:11. Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír; ▬ San Juan 1:11 y 12. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.).

Comentario del 3er Titulo: Dios se volvió a los gentiles (10:20): Pablo imagina a Isaías profetizando “audazmente”, enfatizando así la naturaleza increíble de esta verdad. Pablo invierte los dos verbos de Isaías, quizás para enfatizar la conversión gentil (“hallaran”) como una nueva relación con Dios (“me di a conocer”). La nueva relación produce una nueva comprensión. En Isaías, esto no se refiere a los gentiles, sino que es la respuesta de Dios a la nación rebelde que se había quejado de que Dios había olvidado a su pueblo (63:7–64:11). Dios responde que en su apostasía ni siquiera habían invocado su nombre (65:1–2). Pablo aplica esto a los gentiles sobre la base del principio de analogía que hemos visto a lo largo de este capítulo (véase v. 18). Este versículo es particularmente apropiado para los gentiles, ya que de hecho “no eran una nación” a los ojos de Dios y no tenían “entendimiento”.

Debido a su apostasía al rechazar al Mesías, los judíos incrédulos deben unirse a los gentiles y venir a Dios como pecadores arrepentidos. El punto aquí vuelve a la parte inicial de esta sección (9:30–31), donde son los gentiles los que no “buscaron la justicia” pero “la obtuvieron”. Israel ahora se ha unido a los gentiles como “los que no me buscaban” o “preguntaban por mí”. Ahora deben unirse doblemente a los gentiles e “invocar” a Cristo en la fe (10:12–13). Han pecado deliberadamente y, por lo tanto, han perdido sus privilegios como pueblo elegido. Deben arrepentirse, arrodillarse, pedir perdón y salvación.

   Un pueblo desobediente y rebelde (10:21)

En los versículos 20 y 21, Pablo cita Isaías 65:1–2 sucesivamente y los aplica primero a los gentiles y luego a los judíos. Los gentiles “hallaron” al Cristo por medio de la fe, mientras que los judíos en todo momento (“todo el día”) permanecieron endurecidos al evangelio. En Isaías 65:2 se destacan dos elementos: la continua preocupación de Dios por su pueblo (“todo el día he tendido las manos”) y la obstinada respuesta de Israel (“a un pueblo rebelde que va por mal camino”).

Pablo ha pasado “todo el día” desde el final de la primera línea al frente de la cita, por lo que hay un fuerte énfasis en el amor constante de Dios por Israel. El tender las manos muestra a Dios implorando a su pueblo que venga a él en arrepentimiento, pero en el contexto la idea principal es la rebelde negativa de Israel a arrepentirse. Su desobediencia y culpa se ponen en contraste con la gracia de Dios. Dios en su chesed, su amor bondadoso, ha tratado de devolver a su pueblo a sí mismo, pero se han negado de forma rebelde a regresar y, por lo tanto, están ante él con toda su culpa.

Esta es una conclusión apropiada para Romanos 9–10, en donde se explica por qué los judíos incrédulos están ante Dios como apóstatas. Primero, Dios ha elegido en su voluntad predeterminada castigarlos y llevar a los gentiles al verdadero Israel (9:6–29). En segundo lugar, han escuchado y entendido, pero se han negado de forma rebelde a someterse a Cristo y, por lo tanto, son completamente responsables del triste estado en el que están. Sin embargo, Pablo mostrará en la siguiente sección (11:1–10) que Dios no ha abandonado a su pueblo del pacto, sino que ha elegido un “remanente” para sí mismo.

   Paréntesis: soberanía divina y la responsabilidad humana

Ahora tenemos suficiente material por parte de Pablo para sacar algunas conclusiones con respecto a su punto de vista sobre la elección, que enfatiza la soberanía divina en 9:6 a 9:29 y la responsabilidad humana de 9:30 a 10:21. El debate sobre la predestinación debe encontrar un equilibrio entre estas dos perspectivas. La clave es que, si bien la soberanía de Dios tiene prioridad, las dos son interdependientes, y creo que Dios ha “decretado” la elección humana desde el principio. Dios pudo haber creado a Adán y Eva para que nunca pecaran, lo que significaría el fin de las guerras mundiales, el asesinato, la prostitución y la codicia humana: sin niños desnutridos, sin atrocidades como el Holocausto o la matanza camboyana, sin enfermedades mortales.

Pero sin elección tampoco habría amor, porque el amor exige elección. Dios no creó el mal, pero sí exigió elección, y con la elección la posibilidad del mal siempre está ahí. Dios pensó que la posibilidad del mal valía el precio de disfrutar el amor y elegir hacer buenas obras.

La soberanía divina exige que Dios nos cree con libre albedrío. Sin embargo, ¿cómo funciona esto en el nivel de la salvación eterna, específicamente en términos de la relación entre la predestinación y la fe? Muchos afirman que, debido a la soberanía absoluta de Dios, su gracia debe basarse por completo en su propia voluntad y no depender del libre albedrío humano. Eso es correcto, pero la salvación no se basa en “la elección humana de creer” sino en la presencia convincente universal del Espíritu Santo. No elegimos salvarnos a nosotros mismos, pero Dios siempre nos permite responder al Espíritu que nos atrae a Cristo (Juan 16:8–11). Todavía hay libre albedrío, pero el Espíritu lo hace posible al vencer nuestra depravación total y nos convence, esto permite esa elección.

La fe no es una obra (Ef 2:8–9) sino una apertura de nosotros a la obra interna del Espíritu. En mis comentarios sobre Romanos 8:29–30 expliqué que el conocimiento previo precedió a la predestinación, Dios sabía quién respondería positivamente a la obra de convicción del Espíritu y los eligió para convertirse en sus hijos (Juan 1:12). La voluntad predeterminada de Dios es realmente operativa aquí, y su soberanía tiene prioridad sobre la elección humana. Es su voluntad soberana, de hecho, lo que hace posible el libre albedrío. Nunca podríamos superar el control total de la depravación sobre nosotros mismos sin la presencia del Espíritu que nos habilita.

Este es el tema de 9:1–10:21, Dios ha tomado su decisión soberana de juzgar a Israel, pero que esta elección se basa en su conocimiento previo sobre la elección de Israel de rechazar el evangelio. Este, de hecho, es también el tema en 11:1–32, como dice Pablo en el versículo 2: “Dios no rechazó a su pueblo, a quien conoció”. Dios eligió soberanamente un remanente que sabía que permanecerían fiel. Tanto la parte de Dios como la del pueblo, los llevó a ser los elegidos. Tenga en cuenta que solo el remanente, no la totalidad de Israel, fueron los elegidos.

Para resumir el asunto: Dios es soberano, pero cada individuo es responsable de responder positivamente a la oferta universal de la salvación. Esta respuesta es posible solo por la presencia del Espíritu. Israel fue el pueblo elegido de Dios, pero solo aquellos dentro de él que respondieron con fe fueron salvos. La mayoría perdió su lugar entre el pueblo de Dios debido a su incredulidad. Entonces Dios se volvió soberanamente a los gentiles y escogió de aquellos a los que respondieron con fe en Cristo. Dios es soberano, y él ha elegido soberanamente que el libre albedrío de cada ser humano se base en la convicción universal y el trabajo del Espíritu que nos habilita.

Amén, para la honra y gloria de Dios.

Descargue aquí estudio completo en pdf: Semana del 6 al 12 de noviembre de 2023