Lunes 27 de mayo de 2024. “Haciendo Memoria De La Fidelidad De Dios Para Enfrentar Al Enemigo”

Lección: 1ª de Samuel 17: 31 al 36. Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo venir. Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo. Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud. David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente.

   Ref. bíblica conforme al tema: 2ª de Corintios 2.11. «para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.»

   «Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz, diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios.» (Lucas 4:33-34).

   «Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.» (Hebreos 2:14-15.).

   Comentario general del contexto bíblico: David usa dos nombres para Dios. En los vv. 26 y 36 le llama el Dios viviente, término que aparece 29 veces en la Biblia y hace resaltar la gran diferencia entre el Dios de Israel y los dioses de los paganos, especialmente los filisteos. El Dios nuestro vive. Los dioses de ellos ni poseen vida ni dan vida. El otro nombre que usa es Jehovah de los ejércitos. Aparece casi igual número de veces en la Biblia y da énfasis al hecho que Dios creó todo y está sobre toda su creación (ver Gén. 2:1). Puesto que Dios vive y es soberano, ningún enemigo puede resistirle. ¡Siendo el Dios de Israel, tiene que haber victoria!

Llamado a comparecer ante el rey Saúl, David se ofrece a pelear con Goliat. No fue su intención original, pero haciendo falta un guerrero que lo hiciera, se ofrece. Se puede imaginar que David se siente indignado y conmovido por la condición lastimera en que se encuentran los hombres de Israel. Se atreve a confiar en Dios y valientemente entrar en el conflicto con los incircuncisos. Su oferta se recibe con protestas, en primer lugar, porque es un muchacho (v. 33). Esta palabra no es un término técnico que establece la edad de uno. Más bien lleva la idea de ternura o la falta de experiencia como se ve claramente del argumento que ofrece Saúl. Goliat es un hombre de experiencia en la guerra. Esta misma palabra se le aplica a José en Egipto, a Salomón al subir al trono de Israel, y a Jeremías al comenzar su ministerio.

Pero David levanta su propia protesta. Tiene experiencia; no en guerra, pero en la lucha mortal con animales. Nos sorprendemos de que hubieran sido un peligro en aquellos días el oso y el león. Deuteronomio 7:22 pinta un cuadro del peligro que existía en los días de Moisés. Dios había sido fiel en librarle de las garras (lit. mano que significa el poder) de las fieras. También le podría librar de la mano de Goliat. Con esto Saúl consiente en dejarle ir. Pero le quiere vestir de armadura. Su querer salió siendo una comedia, una parodia. La armadura le empequeñecía más y “robotizaba” sus movimientos. Habiendo hecho comparación entre David y el Hijo de David, el Señor Jesucristo, en cuanto a su obra libertadora, podemos observar aquí que el Señor Jesucristo no necesitaba la ayuda del hombre para vencer al enemigo. Y tampoco necesita nuestra ayuda para podernos salvar de nuestros pecados. Saúl, resignándose al hecho de que David se destruyera, le dice: ¡Vé, y que Jehovah sea contigo! Se lo dice como si fuera el último recurso cuando en realidad era todo lo que a él le hacía falta.

David y Goliat entablan una breve conversación. Del idioma de los filisteos nada se puede saber a ciencia cierta. Pero es obvio que ellos hablaban un idioma de origen semítico o en base al arameo (de Siria). En los varios casos de intercambio verbal conocidos en la Biblia, los hebreos y los filisteos se comunicaban sin mayores problemas. Y David entiende cuando Goliat maldice su pobre presencia. Goliat le entiende a David cuando éste magnifica a Dios. David sobre todo quería aclarar el hecho de que Jehovah es el ofendido y que de él es la batalla. Todo lo que habrán hablado fue fácilmente oído y entendido por los dos lados del campo. Esta no sería una pelea entre dos ejércitos solamente, sino entre las fuerzas de las tinieblas y las de la luz. Y como el Hijo de David “despojó a los principados y autoridades, y los exhibió como espectáculo público, triunfando sobre ellos en la cruz” (Col. 2:15), así dio anticipo de estas cosas al proporcionar su triunfo a David en el valle de Ela.

   Pensamiento: David se prepara para enfrentar a Goliat.

  1. (1 de Samuel 17:31-32) Le refieren a Saúl las osadas palabras de David. Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo venir. Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo.

♦a. Y las refirieron delante de Saúl: No era que las palabras de David fueran tan osadas. Él nunca dijo, “Si yo saliera a pelear contra ese Filisteo, le daría una paliza. Él no es nada.” David no pensaba así, pero cuando menos se enfrentó a Goliat. David no mostró muchas agallas, pero mostró más valor que cualquiera en Israel, así que valía la pena reportarlo a Saúl.

♦b. Tu siervo irá y peleará contra este filisteo: Saúl había esperado mucho tiempo – por lo menos 40 días – para escuchar a alguien decir estas palabras. Pero escucharlas ahora, de la boca de este muchacho, casi parecía una broma cruel. “Las buenas noticias son que finalmente alguien quiere enfrentar a Goliat. Las malas noticias son que él es un pequeño pastorcillo.

   -1. Las palabras de David para Saúl casi empeoraron las cosas. “No desmaye el corazón de ninguno a causa de él” casi sonó como, “Está bien tranquilícense todos, tengo la situación totalmente bajo control.” Sonaba ridículo viniendo de este adolescente. Parecía orgullo juvenil y exceso de confianza, pero no lo era.

♦c. Tu siervo irá y peleará contra este filisteo: Estas son palabras osadas. Esta es la primera vez que David se ofrece específicamente para enfrentar a Goliat. Una cosa, es decir, “Alguien debería hacer algo sobre el enemigo.” Y otra cosa totalmente distinta, es decir, “Yo haré algo sobre el enemigo.”

  1. (1 de Samuel 17:33-37) El entrenamiento de David como pastor lo preparó.

   Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud. David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente. Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo.

♦a. No podrás tú… porque tú eres muchacho: Saúl pensó que David no estaba calificado debido a su edad, tamaño e inexperiencia. Esto muestra que Saúl veía la batalla solamente en términos naturales, externos. Las “estadísticas de operación” externas decía que no había forma de que David pudiera ganar. Las “estadísticas de operación” de Dios decían que no había manera de que David pudiera perder.

♦b. Tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud: Saúl básicamente le dijo a David, “Él ha sido un soldado por más tiempo del que tú llevas con vida. ¿Cómo podrías derrotarlo?” Una vez más, esto muestra que Saúl sólo veía el exterior, no las dimensiones espirituales de esta batalla.

♦c. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba: Dios había preparado a David para este momento cuando éste era un humilde pastor. Un león ataco a las ovejas y David se enfrentó a él. Un oso atacó a las ovejas y David se enfrentó a él. Durante todo ese tiempo Dios preparó a David para pelear contra Goliat. ¿Cuánto tiempo se preparó David para enfrentar a Goliat? Toda su vida, hasta este día.

   -1. Este es generalmente el patrón de preparación de Dios. Él nos llama a ser fieles dónde estamos y luego usa nuestra fidelidad para lograr cosas más grandes. Si David hubiera huido atemorizado del león o del oso, nunca hubiera estado listo para pelear contra Goliat ahora. Pero él fue fiel en aquel entonces, así que será fiel ahora.

♦d. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos: David aumenta en osadía conforme avanza a historia. Primero dijo que alguien debía enfrentar a Goliat por una causa (1 de Samuel 17:26, 29). Luego dijo que el pelearía contra Goliat (1 de Samuel 17:32). Ahora dice que el matará a Goliat.

♦e. Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo: Cuando siendo pastor enfrentó leones y osos, David no tenía idea de que estaba siendo entrenado para enfrentar un gigante. En medio de nuestra preparación rara vez vemos cómo Dios la usará. Sin embargo, ahora David puede ver atrás y saber que el mismo Dios que lo libró antes también lo librará ahora. David sabía que la ayuda de Dios en el pasado es una profecía de su ayuda en el futuro.

1er Titulo: Valiente decisión, confiando en Dios. Versículos 31 y 32. Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo venir. Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo. (Léase: Salmo 27:3. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado. ▬ Los Hechos 5:40 al 42. Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad. Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.).

   Ref. Bíblica: «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.» (Rom. 12:2).

   «Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.» (Juan 14.26).

   «Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia» (2ª Timoteo 3:16.).

   Pensamiento sobre ser Valiente: La valentía es la fortaleza mental o moral para afrontar el peligro, el miedo o la dificultad. A lo largo de las Escrituras, Dios anima a Su pueblo a ser valiente puesto que Él está con él (Isaías 41:13; Lucas 12:7; Apocalipsis 2:10). El mandato para que seamos valientes o aguerridos por lo general iba acompañado de una instrucción que parecía imposible, lo cual indica que Dios sabe lo frágiles que a menudo nos sentimos cuando el desafío es grande. Por naturaleza, algunas personas asumen riesgos. La valentía les resulta fácil la mayor parte del tiempo, aunque incluso los valientes tienen áreas que les hacen sentirse indefensos. En cambio, otros tiemblan ante la más mínima amenaza. Las Escrituras nos ordenan no temer (Isaías 41:10; 43:5; Lucas 12:7), sin embargo, Dios sabe de qué estamos hechos (Salmo 103:14), y por eso nos da razones para ser valientes. Podemos recordar estas razones cada vez que tengamos que enfrentar una situación con valentía:

  1. Dios está con nosotros. En Josué 1:1-9, Dios nos da la primera razón para ser valientes. Había elegido a Josué como sucesor de Moisés, y la tarea era intimidante. Sería Josué, y no Moisés, quien conduciría a los israelitas a la Tierra Prometida y expulsaría a sus habitantes paganos. Tres veces en este pasaje el Señor le ordena a Josué que “sea fuerte y valiente”. Dios conocía los desafíos a los que se enfrentaría Josué y la temible apariencia del enemigo. Pero como el Señor iría con los hijos de Israel, Josué podía avanzar con confianza. No estaba solo. El pueblo no tendría que librar una batalla arrolladora por su cuenta. Dios lucharía por ellos (Éxodo 14:14; Deuteronomio 1:30).
  2. Experiencias pasadas. David, cuando era un joven pastor (1 Samuel 17:12-15), es un ejemplo de valentía por su experiencia con el Señor. Se ofreció voluntariamente para enfrentarse al gigante Goliat porque había visto que el Señor lo había librado antes. Su respuesta al incrédulo rey Saúl fue: “El Señor, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo” (1 Samuel 17:37). David se enfrentó con valentía al desafiante gigante, confiando en que, por estar confiado en la fortaleza del Señor, saldría victorioso. Respondió al desafío de Goliat con estas valientes palabras: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. El Señor te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que el Señor no salva con espada y con lanza; porque del Señor es la batalla, y él os entregará en nuestras manos” (1 Samuel 17:45-47). La valentía de David no estaba motivada por la arrogancia o la autopromoción, sino por su convicción de que el honor de Dios estaba en juego. Alguien tenía que hacer algo contra la blasfemia del gigante.
  3. Los planes de Dios nunca fallan. Isaías 46:9-11 nos asegura que, independientemente de lo que parezca estar sucediendo en nuestro mundo, Dios sigue teniendo el control. Podemos enfrentarnos a circunstancias terribles, no obstante, Dios no se intimida. Él está actuando tras bambalinas para cumplir Sus grandes planes. Podremos ser valientes cuando recibamos los resultados del laboratorio, la notificación de despido o la citación judicial si deseamos los propósitos de Dios en nuestras vidas. Podemos saber que Él está obrando todas las cosas para nuestro bien, y ese conocimiento nos hace valientes (Romanos 8:28).

La valentía no es una bravuconada externa. La valentía es actuar frente al miedo; es tener miedo de hacer algo y hacerlo de todos modos. El mundo nos ofrece muchas oportunidades para tener miedo. Muchos de esos miedos son amenazas reales para nuestras vidas y familias. No hay nada malo en tener miedo; lo malo es dejar que el miedo condicione nuestras decisiones. Y ahí es donde entra la valentía. Somos valientes cuando nos recordamos a nosotros mismos todas las promesas de Dios y seguimos en la dirección que Él nos indica

   Salmo 27: Confianza frente a los peligros, vv. 2, 3: Los salmistas constantemente hablan de sus adversarios y sus peligros. Devorar mis carnes es la imagen de fieras que devoran su presa; aquí se refiere a los que calumnian.

   Pablo dijo que todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús van a sufrir persecuciones. Estas persecuciones pueden ser externas, de otras personas, o internas, de la naturaleza vieja o del diablo. Efesios 6:12 dice que nuestra lucha es contra principados, contra autoridades, contra los gobernadores de estas tinieblas, contra espíritus de maldad… El salmista habla de enemigos físicos, pero el NT aplica este lenguaje de batalla también a la lucha espiritual. Venga de donde venga la oposición, el mensaje es claro, bajo la protección de Dios mi corazón no temerá.

   Los hechos 5: 40. Y al llamar a los apóstoles, los azotaron y les mandaron que no hablasen más en el nombre de Jesús; entonces los pusieron en libertad. El prudente consejo de Gamaliel calmó a sus colegas. Les persuade que dejen en libertad a los apóstoles (véase 4:21). Nótese que él, un fariseo, es capaz de ejercer un efectivo liderazgo en el Sanedrín dominado por los saduceos. Su sabiduría, conocimiento de la ley de Moisés y el respeto de la población judía le hacen un vocero formidable cuyo consejo es prontamente aceptado.

   El sumo sacerdote y sus colegas llaman a los apóstoles. En lugar de presionarles con amenazas como lo habían hecho anteriormente, los azotan. De acuerdo con la ley de Moisés, un hombre que es hallado culpable de un crimen debe recibir un azote. El juez ordena al reo que se tire en el piso boca abajo y así, ante su presencia, es azotado. Los azotes que recibe el culpable son determinados por el juez, pero en ningún caso deben exceder los cuarenta (Dt. 25:2–3). Pablo dice que él fue azotado cinco veces y que recibió de parte de los judíos los estipulados cuarenta azotes menos uno (2 Co. 11:24). Otros concilios menores castigaban a los violadores de la ley con los azotes aplicados en la sinagoga (Mt. 10:17).

   Los azotes eran administrados en la parte superior del cuerpo del reo con un látigo hecho de piel de becerro. Un tercio de los latigazos eran dados en el pecho y los otros dos tercios en la espalda. El reo permanecía de pie, pero en una posición doblada y el que administraba el castigo se paraba en una piedra más arriba que él. Los golpes eran acompañados con la recitación de versículos de amonestación y consolación de las Escrituras.

   El tribunal deja en libertad a los apóstoles, con la recomendación de que “no hablaran más en el nombre de Jesús” (véase 4:18). Los miembros del Sanedrín reconocen su incapacidad para detener el crecimiento de la iglesia, porque demuestran su impotencia sometiendo a los apóstoles al castigo de los azotes.

El regocijo 5:41–42

   Las reacciones de los apóstoles parecen contrarias a las emociones humanas comunes y corrientes. Cuando en el momento de la ascensión Jesús dejó a sus discípulos, ellos volvieron a Jerusalén “con gran gozo” (Lc. 24:52). Cuando los apóstoles son azotados, abandonan el Sanedrín gozosos. Los seguidores de Jesús miran a la vida desde una perspectiva divina y dicen que sufrir por Cristo es un honor.

    [41]. Por tanto, salieron los apóstoles de la presencia del Sanedrín, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Al ordenar el Sanedrín que los apóstoles fueran azotados, la gente tendría que verlos como criminales que habían quebrantado la ley, mejor dicho, la orden de no hablar ni enseñar en el nombre de Jesús. Los azotes marcaban a los apóstoles como infractores de la ley y aquello era signo de deshonra.

   Pero ellos no se sintieron avergonzados por aquel castigo. Recordaron las bienaventuranzas de Jesús de regocijarse y alegrarse cuandoquiera que la gente los insultara e instigara la persecución contra ellos. Dijo Jesús: “Vuestro galardón es grande en los cielos” (Mt. 5:12). Años más tarde, Pedro mismo dio ánimo a los cristianos en Asia Menor: “Regocíjense en la medida en que participan en los sufrimientos de Cristo” (1 P. 4:13; véase también 2 Ts. 1:4). En su epístola a los Romanos, Pablo también informa a sus lectores que los cristianos se regocijan en sus sufrimientos (5:3). En fin, los cristianos son triunfadores y están llenos de gozo cuando sufren por el nombre de Jesús.

   Es significativa en este versículo la expresión nombre y por eso algunas traducciones la escriben con mayúscula. Comprende la verdad de Dios revelada en Jesucristo como Salvador del mundo. En esta forma abreviada, “el Nombre” la referencia obviamente es a Jesús, a su persona y a su obra, y a las buenas nuevas que su pueblo proclama (véase 9:16; 3 Jn. 7). A propósito, los cristianos primitivos a menudo empleaban términos resumidos para identificar el cristianismo, p.e., “El Camino” [9:2; 19:9, 23; 22:4; 24:14, 22]).

   [42]. Y todos los días en el templo y por las casas no cesaban de enseñar y predicar las buenas nuevas de que Jesús es el Cristo. Los apóstoles tuvieron su buena experiencia en la corte y vencieron. Al obedecer el mandamiento del Señor de dar al pueblo el pleno mensaje de la salvación (v. 20), desobedecen la orden del Sanedrín. De hecho, vuelven al mismo lugar donde habían sido arrestados y siguieron enseñando, como si nada, en los atrios del templo, probablemente en el pórtico de Salomón. Y lo hacen sabiendo que el sumo sacerdote no puede hacerles callar.

   Cada día se encuentran en los atrios del templo con una multitud a la que dan masivamente el mensaje. Pero también dirigen sus esfuerzos evangelísticos a las personas y, por consiguiente, a las familias de casa en casa. Siglos antes, Jeremías profetizó palabra de Dios diciendo:

   “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande” [Jer. 31:34].

   Esta profecía llega a cumplirse en Jerusalén. En toda la ciudad la gente sabe que Jesús es el Cristo, quien ha cumplido las profecías mesiánicas de las Escrituras (2:36).

Consideraciones doctrinales en 5:41–42

    En las palabras de uno de sus bien conocidos himnos, Isaac Watts hace una importante pregunta:

  • ¿Soy yo soldado de Jesús?
  • ¿Un siervo del Señor?
  • ¿Y temeré llevar la cruz sufriendo por su amor?

   Los apóstoles no sólo proclamaron el nombre de Jesús en los atrios del templo y de casa en casa, sino que aun agradecieron a Dios por haberles hallados dignos de sufrir por su nombre. Esto por supuesto no significa que el cristiano busque ser perseguido o reprimido, porque sufrir por alcanzar una recompensa activa el ego del hombre y eso no tiene ningún valor ante los ojos de Dios. Tampoco el cristiano debe evitar a toda costa sufrir por Cristo, porque eso sería una muestra de cobardía. Cuando Dios pone a un cristiano en momentos en que el sufrimiento es inevitable, el creyente debe

regocijarse y estar gozoso, porque su recompensa será grande en los cielos. La adversidad es, muchas veces, la herramienta de Dios para fortalecer la fe y confianza del creyente. Las pruebas del cristiano hoy en día son momentáneas y no pueden ser comparadas con la gloria eterna que le espera en el cielo (2 Co. 4:17).

2° Titulo: Menosprecio del rey ante la aparente debilidad del instrumento. Versículo 33. Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud. (Léase: Números 13:31 al 33. Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos. ▬ Tito 2:15. Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie.).

   Ref. Bíblica: «Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.» (1ª Tim. 4:12 al 16).

   «Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos» (Ecl. 9.11).

   Pensamiento de menospreciar tu juventud: ¿Hay algo más maravilloso que ser joven, estar lleno de energía y fuerza, y sentir la emoción de los primeros descubrimientos? En Eclesiastés 11:9 leemos: “Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia”. ¡Qué hermosa imagen se viene a la mente! Un joven o una jovencita, disfrutando de la vida al máximo, con un futuro lleno de puro optimismo y emoción.

   No es de extrañarse que la juventud, con todo su esplendor y vitalidad, a menudo sea venerada como un periodo transitorio, dedicado a pasarlo bien y a probar nuestros límites antes de atarnos a las responsabilidades del matrimonio y una familia propia. Pero nunca fue la intención de Dios que tuviésemos tiempo desechable en nuestras vidas, a pesar de que Satanás sí intenta afanadamente convencernos de que la juventud fue creada para ser despilfarrada. ¿Qué pasa con quienes pertenecemos a la Iglesia de Dios? ¿Estamos dejándonos influenciar por las tendencias imperantes que invaden nuestra sociedad, que nos hacen creer que tenemos derecho a todo y nos impulsan a buscar la gratificación personal? Necesitamos saber cuál es nuestra posición, porque la verdad es que hay muchísimo en juego. Muchas de las decisiones que tomamos a los 12, 16 o 25 años pueden tener un impacto positivo o negativo por el resto de nuestras vidas en nosotros y en aquellos que amamos.

   El menosprecio empieza por ti mismo

   Nosotros mismos nos descalificamos por nuestra edad, descalificamos sueños, planes, ilusiones, proyectos, porque creemos que ya no es el tiempo de realizarlos. Bueno, seamos sensatos, hay etapas de la vida en que una minifalda de cuero ya no nos viene bien, por más ilusión que nos haga usarla o por más que esté de moda. Quizá ya no es el momento de pedir en Navidad un scooter para ir al trabajo.

Pero hay planes que se han quedado guardados y siguen en la sala de espera, sin que eso signifique que se quedarán ahí por siempre, porque cuando menos lo esperes te reclamarán por no haberles dado una oportunidad. Mira la lección que el rey Salomón nos dejó en el libro de Eclesiastés:

«Volví la mirada, y vi bajo el sol que no son los más veloces los que ganan la carrera, ni son los más fuertes los que ganan la guerra; también vi que los sabios no tienen qué comer, que quien es inteligente no es necesariamente rico, y que quien tiene conocimientos no siempre es favorecido. Todos ellos tienen su momento y su ocasión», Eclesiastés 9:11 (RVC).

La Biblia dice: Todos (ellos) tienen su momento y su ocasión. Entonces, ganar la carrera, no importa cuál sea, no depende de qué tan veloz seas, ganar la guerra no depende de tu fuerza, que seas sabio o inteligente no garantiza que serás rico, según este pasaje lo que hará que consigas estas cosas es que sepas identificar las oportunidades, pero lo mejor de todo es que éstas son para todos, y llegan en todas las etapas de la vida.

Que nadie te menosprecie por ser viejo, pero mejor aún, no te descalifiques a ti mismo por serlo. Si no te gusta la palabra, reflexiona acerca de esto: lo nuevo causa ilusión, pero lo viejo también tiene su encanto, piensa en tus zapatos favoritos, ¿no son esos que si hablaran podrían contar un sinfín de historias?

   Esa es la ventaja de que tienen los que han vivido mucho, son capaces de contar sus experiencias asombrosas en primera persona.

   Si alguien te menosprecia por ser viejo, es porque tampoco tú conoces el valor de los años que has vivido. Eso tiene que cambiar. Aprovecha cada oportunidad, valora lo que haces, no dejes de aprender, no permitas que los años pasen en vano, emprende nuevos proyectos, no dejes para mañana el cumplimiento de ninguno de tus sueños. Y una cosa más: demuéstrales a los más jóvenes que también sabes usar tus redes sociales para contar buenas historias, y que sea en serio cuando escribes

    Tito 2:15. [15]. Como una adecuada conclusión a todo el capítulo (en cierto sentido a ambos capítulos) Pablo añade: Sigue hablando (les) estas cosas, exhortando (les) y reprendiendo con toda autoridad. Tito no debe ponerse flojo en su deber. Debe seguir haciendo lo que ha estado haciendo. Debe hablar constantemente (véase comentario sobre el v. 1) sobre esta gloriosa vida de santificación como una ofrenda de acción de gracias presentada a Dios por su maravillosa gracia en Cristo. Debe exigir esto a la gente, haciendo esto cuando quiera que se presente la ocasión, amonestando (véase comentario sobre el v. 6) a quienes están necesitados de amonestación especial, y aun reprendiendo (véase comentario sobre Tit. 1:9, 13) a quienes merecen una reprensión. Todo esto debe hacerlo “con toda autoridad”, la autoridad de Cristo a quien representa.

   Que nadie te menosprecie. Cf. 1 Ti. 4:12. Tito debe conducirse de tal manera que nadie lo pase por alto en sus pensamientos; esto es, que nadie en su corazón y mente lo olvide o ignore, pensando: “No importa lo que él ha dicho sobre esto o sobre aquello”. Aunque este mandamiento fue dirigido directamente a Tito quien debe tomarlo con el corazón, también indirectamente lo ayudará en el cumplimiento de sus deberes, esto es, cuando es leída a los diversos presbíteros y congregaciones.

3er Titulo: La confianza en Dios disipa el temor. Versículos 34 al 36. David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente. (Léase: Salmo 40:4. Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira. ▬ Jeremías 17: 7 y 8. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.).

   Ref. Bíblica: «Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón.» (Hechos 26:25-26). (La confianza de pablo en Dios disipo el temor al rey).

   «Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama.» (Marcos 10:49).

   «conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.» (Filipenses 1.20).

   Salmo 40: Lo que Dios hizo, vv. 1–5

El v. 1 pone énfasis en la espera; lit. dice “esperando, esperé”. El salmista sabe el valor de perseverar en la oración y en confiar en Dios, pues a veces nos ayuda más despacio de lo que deseamos. Pero ahora el salmista le alaba porque se inclinó y oyó su oración. ¡Qué grande Dios que presta atención individual a cada uno de sus hijos! ¡Qué motivo de alabanza y confianza! El v. 2 presenta un contraste entre el lodo cenagoso de la desesperación en que estaba el salmista y la roca firme donde Dios lo puso. El pozo pudo ser una enfermedad o una crisis militar o de otra índole. Un cántico nuevo (v. 3), el que camina con Dios siempre encuentra algo nuevo de qué alabar a Dios. “En cualquier manera que Dios nos socorra, él pide sólo que estemos agradecidos y que recordemos lo que hizo.” Así, el salmista alaba a Dios y piensa en los otros que serán beneficiados por su testimonio. El salmista sigue pensando en otros y les enseña, a raíz de su propio testimonio, la bienaventuranza de confiar en Dios. Esta actitud de confianza no es natural para nosotros; se deriva de la Palabra de Dios y de sus obras. En el crecimiento de la fe, el salmista habla de lo positivo, confiar, y habla de lo negativo, es necesario guardarse contra los ejemplos que tienden a alejarle de Dios. Algunos ponen “dioses falsos” en vez de falsedad. Los dos tienen sentido, pero falsedad es más correcta; además, es muy relevante a nuestro contexto, pues muchos son tentados a enredarse en negocios que se nutren de la falsedad. Toda la experiencia pasada de la misericordia de Dios dirige al salmista a exaltarlo. Está maravillado de sus obras del pasado y de sus pensamientos o “planes” para el futuro. Debemos reflexionar e intentar entender lo que Dios hace y quiere hacer, pero hemos de reconocer con el salmista que nunca alcanzaremos a entender todo; tal reflexión debe dirigirnos a adorar más a Dios.

    Jeremías 17: 7 y 8. Los dos caminos, 17:5–11. Los vv. 5–8 traen a la memoria el Salmo 1. Es una enseñanza sapiencial.

Maldito el hombre que se confía en sí mismo, que busca su propia autonomía en todo. Al hacerlo, se aparta del Señor. Se le compara con la retama en el Arabá, plantada entre los pedregales del desierto. No produce fruto, no tiene un propósito, no vale nada.

    Al otro lado: Bendito es el hombre que confía en Jehovah, … Será como un árbol plantado junto a las aguas… No tiene que preocuparse ni por el calor ni por la sequía porque tiene sus raíces firmemente plantadas. Su confianza en el Señor dará estabilidad a su vida. El destino de su vida depende de la relación con él.

   Los vv. 9, 10 dan un comentario sobre los dos versículos anteriores. El corazón del hombre es engañoso y el Señor está escudriñándolo constantemente. En el v. 1 se habló del pecado grabado en el corazón, en el v. 5 ha hablado del corazón que se aparta del Señor y aquí se describe al corazón como engañoso. Es interesante que la palabra engañoso tiene la misma raíz que el nombre Jacob (comp. Gén. 27:36). Al leer los pasajes de su vida se nota como este “suplantador” engañaba y fue engañado vez tras vez en su vida.

   El concepto hebreo del corazón no es solamente el centro de las emociones y los sentimientos, es también el centro de la actividad racional, la voluntad y la toma de decisiones de parte de la persona. Con el corazón uno reflexiona y decide en cuando a lo que debe hacer. En el concepto del corazón se combina la acción de la voluntad, la intención, los sentimientos, la devoción, la mente; es una forma de dar expresión a lo más profundo de quién es la persona. Si la persona llena su corazón con sus propias ideas o de su propia autonomía, apartándose del Señor, va a la ruina, porque ha rechazado las enseñanzas y la guía de su Creador, el que conoce al ser más íntimo de la persona. Al contrario, cuando la persona pone al Señor y sus enseñanzas en su corazón recibirá la fuerza y dirección para las decisiones que deberá tomar. Será bendecida por el Señor.

   El v. 11 es un proverbio usado para hacer un comentario sobre los versículos anteriores. Tal como la perdiz que incuba huevos que no son suyos más adelante va a perder los polluelos, así también la persona que escoge mal su camino, acumulando riquezas de lo que no le pertenece, más adelante va a perderlo todo. La insensatez de no vivir con honestidad y justicia trae su propia ruina.

Amén, para la honra y gloria de Dios.

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