Lunes 28 de agosto de 2023. “Manifiesta reprensión por no acatar lo ordenado por Dios”

“Manifiesta reprensión por no acatar lo ordenado por Dios”

   Lección: 1ª de Samuel Cap. 13, versículos 11 al 15. Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas, me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto. Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó. Y levantándose Samuel, subió de Gilgal a Gabaa de Benjamín. Y Saúl contó la gente que se hallaba con él, como seiscientos hombres.

Pensamiento: ¿Un gobernante conforme al corazón de Dios? 13:14

Cada vez que ejercemos nuestro privilegio como ciudadanos votando a un candidato que se postula para el alto cargo de gobernar la nación, es nuestro deber preguntarnos acerca de sus condiciones morales, su capacidad intelectual, su trayectoria política y sobre todo su respeto y acatamiento por las leyes que rigen a su pueblo… y podríamos seguir.

Después del fracaso de Saúl, Dios pidió a Samuel que buscara un hombre conforme a su corazón. En otras palabras, un hombre con elevados ideales, un corazón recto, incorrupto, alguien en quien se pudiera confiar. Y evidentemente que lo encontró. Dios había apostado por un muchachito humilde, el más pequeño de una familia de cinco hermanos. Era la reserva moral y espiritual de la nación y de quien dependería la esperanza mesiánica de Israel.

Ante la encrucijada, pues, de elegir un gobernante, es necesario volver a la Biblia y saber qué dice Dios en esta circunstancia. Romanos 13:1b nos asegura que “… porque no hay autoridad que no provenga de Dios; y las que hay, por Dios han sido constituidas”. La advertencia divina está en 1 Samuel 16:7, un pasaje que Lucas recordó muy bien en hechos 13:22. La meta es muy alta para nuestro tiempo, pero no imposible. El que aspira un cargo público será necesario que esté revestido de un corazón con un estilo de vida conforme al corazón de Dios, y después votemos tranquilos. También vale para la elección de un nuevo pastor (1 Sam. 2:35. Y yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré casa firme, y andará delante de mí ungido todos los días.).

   Comentario general del contexto Bíblico: El primer fracaso de Saúl, 13:8–15. Fue una tremenda prueba para Saúl. Evidentemente fue a Gilgal por obediencia a las indicaciones de Samuel (ver 10:8. Luego bajarás delante de mí a Gilgal; entonces descenderé yo a ti para ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo venga a ti y te enseñe lo que has de hacer.). El esperó obedientemente los siete días. Hasta aquí todo está bien. Pero se olvidó que Samuel le había dicho “hasta que yo venga a ti”. Y por cuanto Samuel no llegó, Saúl no tenía que haber hecho nada. Siente la presión y cede a la tentación. Hizo sacrificar el holocausto y antes de que pudiera sacrificar las ofrendas de paz, aparece Samuel. Solo el sacerdote podía oficiar al ofrecer sacrificios (Núm. 3:10. Y constituirás a Aarón y a sus hijos para que ejerzan su sacerdocio; y el extraño que se acercare, morirá.). Si Saúl lo hizo, era culpable de gran pecado. Si instruyó a un sacerdote que lo hiciera, lo que es más probable, igualmente actuó en desobediencia. Tenía a Ahías con él más adelante en Gabaa (14:3. Y Ahías hijo de Ahitob, hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de Elí, sacerdote de Jehová en Silo, llevaba el efod; y no sabía el pueblo que Jonatán se hubiese ido.). Quizás en este momento estuvo con él en Gilgal. Pero como fuera, Saúl hizo mal.

Samuel viene con la pregunta: “¿Qué has hecho?” Es una pregunta muy antigua. Dios le hizo a Eva la misma (Gén. 3:13. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.) y también a Caín (Gén. 4:10. Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.). Es una pregunta que anima la confesión de pecado y el arrepentimiento. Pero Saúl ni confiesa su error ni se arrepiente. Al contrario, le echa la culpa al pueblo y a Samuel mismo. Dice el v. 11: Cuando vi que el pueblo se me dispersaba y que tú… El pronombre “tú” está en una posición de énfasis en hebreo. ¡Tú tienes la culpa Samuel! Incluso explica que la situación le obligó a hacerlo. Dice me vi forzado en el v. 12, como si no lo quisiera hacer, pero fue obligado a ello. No quiso reconocer que se había equivocado.

Había actuado locamente o neciamente (v. 13). La palabra en el hebreo quiere decir portarse mal, pero la impresión que nos deja es que lo produce una falta de firmeza, de fuerza y de decisión. Como Eclesiastés 10:1, fue una pequeña locura (misma palabra). Pero dio mal olor al honorable. Y como consecuencia, Samuel le anunció que su reino no sería firme. ¡Su reino se parecería a él mismo! Ningún hijo suyo se sentaría sobre su trono para hacerlo durar. El corazón duro no agrada a Dios ni puede durar mucho. Dios buscaría al hombre que anduviera según su corazón. Y aunque en este momento no se sabía, ese hombre sería David (Hech. 13:22. Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.). Dios busca a pastores también “según su corazón” (Jer. 3:15. y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia.). Según el pasaje en Hechos, esto significa “hacer la voluntad de Dios” (o voluntades, como es en gr.). Y con esto Samuel subió a Gabaa de paso a su casa. Probablemente quiso animar a Jonatán y a los soldados con él o informarles acerca de lo acontecido en Gilgal.

1er Titulo: Múltiples excusas pretendiendo justificar el pecado cometido. Versículos 11 y 12. Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas, me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto. (Léase: Génesis 3:12 y 13. Y el hombre respondió: La mujer que me disté por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.  ▬ Éxodo 32: 21 al 24. Y dijo Moisés a Aarón: ¿Qué te ha hecho este pueblo, que has traído sobre él tan gran pecado? Y respondió Aarón: No se enoje mi señor; tú conoces al pueblo, que es inclinado a mal. Porque me dijeron: Haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido. Y yo les respondí: ¿Quién tiene oro? Apartadlo. Y me lo dieron, y lo eché en el fuego, y salió este becerro.).

Comentario de Génesis 3: La pareja cede a la tentación de la serpiente, 3:1–13. La serpiente, instrumento externo de tentación, ofrece a la mujer un destino mejor del que Dios había establecido para la pareja. Apela a la satisfacción de las necesidades más básicas del ser humano: sustento, desarrollo ilimitado de sus capacidades y deseo de controlar el destino de sus vidas sin depender de un ser superior (Dios).

La mujer no cede inicialmente a la tentación, sino después de un proceso de evaluación externa e interna que finalmente la lleva a concluir que el árbol es bueno, atractivo y codiciable.

La Biblia repetidamente advierte al hombre del peligro de este proceso mental y emocional hacia el pecado (Mat. 5:27, 28; Stg. 1:14, 15; 1 Jn. 2:16). La mujer come del árbol dando también a su marido quien aparentemente estaba con ella todo el tiempo. El hombre también escoge desobedecer a Dios admitiendo luego su decisión libre y su acción individual (v. 12). El apóstol Pablo responsabiliza a la desobediencia de Adán la entrada del pecado y la muerte en la raza humana (Rom. 5:12–21; 1 Cor. 15:21, 22), admitiendo que la desobediencia de Eva también tiene su consecuencia específica en la mujer (2 Tim. 2:11–15).

El conocimiento que adquieren el hombre y la mujer los hacen sentir con vergüenza uno del otro, contrario a la relación mutua anterior (2:25) y con temor ante la presencia de Dios. A las preguntas de Dios, el hombre y la mujer intentan eludir su responsabilidad, aunque admiten su acción desobediente.

Comentario de (Exodo 32:21-24) excusas ▬ vergüenza ▬ pecado: A continuación, leemos las vergonzosas excusas que intentan justificar el terrible pecado israelita.

▬ a. Moisés confrontó a Aarón y le pidió explicaciones por su comportamiento (v. 21). Recuerde que Aarón había quedado a cargo del pueblo y, por ende, era el primero que tendría que rendir cuentas por el gravísimo pecado cometido.

En un principio, él no estuvo entre los cabecillas de la multitud rebelde, pero se convirtió en su líder desde el momento en que cedió ante la presión de la muchedumbre. Aarón merecía ser repudiado por Dios, castigado y disciplinado con severidad, quizás incluso ejecutado, debido a su participación en el grave pecado israelita. Tenga en cuenta que Moisés lo acusó de haber guiado al pueblo hacia el enorme pecado que cometió (v. 21). Solo una cosa podía salvarlo: un tiempo muy especial de intercesión. En determinado momento, Moisés se apartó a solas con Dios e intercedió específicamente por Aarón (Dt. 9:20).

▬ b. Lo que sucedió después fue trágico: Aarón puso una excusa tras otra y culpó al pueblo y a Moisés por el terrible pecado del becerro (v. 22-24). Hizo algo que es muy común para el ser humano: echó la culpa a otras personas por su propia mala conducta y su fracaso. Intentó atribuir la falta a los demás y transferir su propia culpa a otros (vea notas de Gn. 3:10-13, pasaje que relata que Adán culpó a Eva, y Eva a la serpiente, por su terrible pecado). Consideremos las cuatro excusas de Aarón.

1) Acusó al pueblo de ser inclinado a hacer el mal (v. 22).

2) Acusó al pueblo de forzarlo a pecar y a hacer el mal (v. 23).

3) Acusó a Moisés de haberse ido demasiado tiempo (v. 23). Le contó que el pueblo empezó a estar inquieto, a cuestionar y a preguntarse qué le había sucedido a Moisés y por qué se había ido por tanto tiempo sin enviar siquiera un aviso para informarles acerca de su demora.

4) Dio a entender que había ocurrido un milagro cuando dio forma al oro y surgió el becerro, o más probablemente se haya burlado de Moisés, en rebelión contra su liderazgo (v. 24). La idea de que haya sido un milagro tal como se lo describe aquí suena muy disparatada y, en particular, es descabellado pretender que otra persona crea semejante idea. Además, si pensamos que Aarón se estaba enfrentando a un acusador, es de lo más improbable que haya planteado una idea tan ridícula esperando que Moisés la creyera. Recuerde que la vida de Aarón, se había visto amenazada (vea notas, pto. 2, de Ex. 32:1-6). Es probable que Aarón pensara que él había hecho lo mejor que alguien podría haber hecho en esas circunstancias. Visto de ese modo, habrá estado cansado de que Moisés lo cuestionará en vez de comprender la situación y, en consecuencia, se habría burlado de él para poner fin a la conversación.

Pensamiento 1. No debemos poner excusas por nuestro pecado. Debemos confesarlo y arrepentirnos. Dios ha provisto la salvación —el perdón de nuestros pecados—, pero nosotros debemos ser honestos, dejar de echarle la culpa a los demás y hacer exactamente lo que las Escrituras nos mandan: arrepentirnos y confesar nuestros pecados.

“Y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt. 3:2).

“Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lc. 13:3).

“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hch. 2:38).

“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio” (Hch. 3:19).

“Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón” (Hch. 8:22).

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Jn. 1:9).

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” (2 Cr. 7:14).

“Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (ls. 55:7).

“Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no morirá” (Ez. 18:21).

2° Titulo: No cumplir lo ordenado por Dios conduce al fracaso. Versículos 13. Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. (Léase: Deuteronomio 28: 1. Acontecerá que, si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. y 15. Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán. ▬ Romanos 2:5. Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios.).

Comentario Deuteronomio: El resultado de la obediencia, 28:1, 2. La redención de Israel de Egipto y la elección de la nación para ser pueblo especial de Dios demandaba adherencia a la voluntad de Dios y a la manera de vida que Jehovah describe en las leyes y decretos que él había dado a Israel. El Señor promete bendecir a Israel, pero esta bendición demandaba la obediencia del pueblo. Si Israel escucha diligentemente la voz de Jehovah y si pone por obra todos sus mandamientos (v. 1), Jehovah promete enaltecer la nación sobre todas las naciones de la tierra.

Las maldiciones de la desobediencia, 28:15–68. La lista de maldiciones que aparece en esta sección representa la severidad de la violación del pacto. El peligro que Israel encontraría en Canaán era real. Confrontado con la necesidad de producir suficiente cosecha para alimentar a su familia, un israelita usaría todos los medios posibles para producir la fertilidad de la tierra, inclusive ir tras otros dioses a fin de rendirles culto (28:14). Pero, apartarse de Jehovah para seguir otros dioses era una violación del primero y segundo mandamientos y era prohibido en la maldición pronunciada en 27:15. La maldición del pacto vendría sobre la nación cuando Israel deliberadamente abandonara las demandas del pacto que establecía su relación especial con Jehovah. La proclamación de las maldiciones en los vv.15–68 está dividida en dos

La maldición del pacto vendría sobre la nación cuando Israel deliberadamente abandonara las demandas del pacto que establecía su relación especial con Jehovah. La proclamación de las maldiciones en los vv.15–68 está dividida en dos secciones: la revocación de las bendiciones

(28:15–19) y la consecuencia de la desobediencia (28:20–68).

▬ a. La revocación de las bendiciones, 28:15–19. La maldición del pacto vendría sobre Israel por causa de su desobediencia. El texto declara que por cuanto Israel no escuchó la voz de Jehovah y no puso en práctica sus mandamientos y sus estatutos, la maldición del pacto sería invocada sobre el pueblo rebelde. La desobediencia llevaría al pueblo a abandonar a Jehovah (v. 20) para seguir a otros dioses.

La desobediencia trae en sí la revocación de las bendiciones prometidas en 28:3–6. Las maldiciones mencionadas en 28:16–19 son exactamente el reverso de las bendiciones mencionadas en 28:3–6. Lo que la obediencia da a Israel la desobediencia se lo quita. El Dios que había sido fiel en cumplir sus promesas (v. 9), el Dios que generosamente provee para las necesidades de su pueblo (v. 11) y el Dios que es soberano sobre toda la creación (v. 12), es el mismo que declara sentencia sobre un pueblo rebelde. Jehovah no acepta la desobediencia de su pueblo ni bendice a aquellos que menosprecian las promesas hechas en el monte Horeb, las mismas promesas renovadas por la nueva generación de israelitas en el valle de Moab. La lista de maldiciones en este capítulo introduce la consecuencia que vendría sobre la desobediencia de Israel: plaga (28:22), sequía (28:23, 24), derrota en la batalla (28:25, 26), enfermedades (28:27), invasión enemiga (28:28–35), exilio (28:36–52), hambre (28:53–57), enfermedades (28:58–61) y desolación (28:62–68).

Comentario de Romanos: Resultado: Almacenar Ira (2:5)

La paciencia de Dios no dura para siempre. Dios les da a los pecadores mucho tiempo para arrepentirse, pero el juicio debe resultar cuando desprecian esa oportunidad (2 Pedro 3:8–9). La necesidad de arrepentimiento de los judíos se debe a su “terquedad y corazón arrepentido”, y estos se convierten en la base (kata en griego, “por”) de la ira de Dios sobre ellos. Este es un lenguaje fuerte, derivado del tema de la dureza de corazón que se encuentra a menudo en las Escrituras (Éxodo 7:13; Deuteronomio 9:27; 10:16; 31:27), especialmente de la dureza del faraón exhibida también en los fariseos (Marcos 3:5) y los discípulos (Marcos 6:52; 8:17).

Esta negativa a arrepentirse hace que los judíos “acumulen ira contra ellos mismos”, una metáfora comercial que los representa enfatizando su depravación en el silo de Dios, donde acumulará no riquezas (ya lo han rechazado en el versículo 4) sino ira. El pecado se acumula a lo largo de su vida, terminando en el juicio final, llamado en las Escrituras “el día de su ira” (Sal 110:5; Sof 1:15; Ap 6:17).

Este no es solo el día de ira, sino también el tiempo “cuando se revelará su justo juicio”. En 1:17, Pablo dice que se reveló la justicia de Dios, y en 1:18 que se reveló su ira. Allí el tiempo de la revelación fue el presente, pero aquí el juicio tiene lugar al final de la historia. La ira de Dios es parte de su justicia, basada en los dos aspectos de la santidad de Dios: su justicia (ira) y su amor (justicia). Son partes interdependientes de su carácter sagrado. Esto nos prepara para Romanos 9–11, donde Pablo aborda en detalle el tema de la justicia de Dios al remover a los judíos de su lugar como su pueblo del pacto, pero colocando a los judíos creyentes con los gentiles creyentes dentro de su verdadera familia, el nuevo Israel.

3er Titulo: Lamentable consecuencia por no actuar conforme al corazón de Dios. Versículos 14 y 15. Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó. Y levantándose Samuel, subió de Gilgal a Gabaa de Benjamín. Y Saúl contó la gente que se hallaba con él, como seiscientos hombres. (Genesis 6:5. Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. ▬ Apocalipsis 3.11. He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. 

Comentario de Génesis 6:5:  La corrupción de la humanidad, 6:1–8. En su avance cultural esta civilización aumenta su corrupción y desafío a Dios. La corrupción se describe como el intento de crear una raza superior y ganar fama y renombre extraordinarios en competencia con la divinidad. Esta raza se pretende lograr a través de matrimonios selectivos y mixtos entre dos grupos diferentes. Varias interpretaciones se han dado a estos matrimonios, pero lo breve del pasaje no permite sino apenas un intento de explicación. Lo cierto es que el pasaje ilustra cómo la creación toda —en su dimensión celestial y terrenal— se rebela contra los límites que Dios impuso a su creación. En 2 Pedro 2:4 y Judas 6 se mencionan que seres celestiales o angélicos dejan su lugar asignado en la creación en abierta rebeldía contra Dios. En el humano es el deseo de alguna forma de “ser como dioses” que a pesar de su consecuencia trágica no se anula en el hombre.

Estas uniones generan gigantes y hombres que ganan famas heroicas. Tal vez la mención de Nimrod ilustra la característica y logros de estos seres humanos que posibilitaron grandes avances de la civilización humana (Gén. 10:8–12). Los espías que fueron enviados a reconocer la tierra prometida para su conquista informan a Moisés que los descendientes de los gigantes habitaban parte de dicha tierra (Núm. 13:32, 33). Pero esta civilización en rebeldía contra Dios acrecienta también la maldad en el hombre, no solamente en sus acciones, sino también en sus intenciones y poder creativo.

Dios reacciona e interviene ante esta nueva rebeldía. Primero, reconoce la maldad en el corazón y la conducta violenta del hombre y no las aprueba. Segundo, acorta la vida del hombre intentando poner límite a dicha maldad. Tercero, se lamenta profundamente del camino que su creación ha tomado tan lejos de su propósito original. Aquí Dios expresa claramente que no es pasivo al pecado. Una vez más demuestra su misericordia y propósito redentor al hacerse responsable por la solución del pecado en el hombre cargándolo en su corazón (Isa. 53:6). Así decide terminar con esa corrupción acabando con la vida de todos los seres vivientes corruptos y preservando la vida de Noé el único justo en su generación.

Comentario de Apocalipsis 3:10. Porque has guardado mi mandamiento de perseverar, también te guardaré de la hora de prueba que está a punto de venir sobre todo el mundo para probar a quienes viven en la tierra. 11. Vengo pronto; aférrate a lo que tienes, de modo que nadie tome tu corona.

a. «Porque has guardado mi mandamiento de perseverar, también te guardaré de la hora de prueba». Las traducciones del versículo 10 varían y, por consiguiente, también varían las interpretaciones, con lo que se pone sobre aviso al exégeta de que no puede ser demasiado dogmático. Comencemos con la palabra introductoria por qué; esta conjunción se extiende al versículo 8b («has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre»), de modo que el versículo 9 sirve de nota explicativa acerca de la opresión que tuvieron que sobrellevar los creyentes fieles.

Luego, algunos comentaristas defienden la continuidad del versículo 8b («guardaste mi palabra») en el versículo 10. Pero el término palabra puede tener una connotación diferente cuando la califica «perseverar», porque entonces asume el significado de «mandamiento».

Tercero, hay la secuencia del verbo guardar en los versículos 8 y 10, que puede interpretarse como «obedecer», como «obedeciste mi palabra/mandamiento». Pero si se adopta el verbo obedecer, queda destruido el equilibrio verbal en el versículo 10: «has guardado mi mandamiento … yo también te guardaré». La escogencia, por tanto, parece inclinarse hacia el equilibrio de los verbos «guardado» y «guardaré».

En cuarto lugar, está el caso de la posición del pronombre posesivo que se toma o como «mi palabra/mandamiento» o «la palabra de mi perseverancia». Aunque se podría argüir a favor de cualquiera de las dos posiciones (compárese con Heb. 12:1–3), la construcción «mi palabra» (véase v. 8) requiere una medida de coherencia en este punto. Sin embargo, la Escritura enseña que al haber perseverado él mismo en el sufrimiento, Jesús ayuda a su pueblo que ahora sufre por razón de su adhesión a él (Heb. 2:18).

Por último, ¿significa la preposición de preservación o evacuación? Esta preposición se puede interpretar que significa de «por medio de» en el sentido de que Dios guarda al creyente a salvo durante un período de dificultades. También se puede argüir que Dios aísla a su hijo de las dificultades que surgen.

Sin embargo, en su oración sacerdotal Jesús pide no que Dios saque a los creyentes de este mundo, sino que los proteja de los ataques violentos del malvado (Jn. 17:15). Jesús envía a los suyos al mundo con la seguridad de que los guardará, como resulta evidente en la vida y ministerio de Pablo (véase Hch. 18:9– 10). El Señor promete que guardará a su pueblo en la hora de prueba.

▬ b. «La hora de prueba que está a punto de venir sobre todo el mundo para probar a quienes viven en la tierra». La palabra hora no se limita a sesenta minutos, sino que denota más bien un período de tiempo. Pero ¿qué significa la palabra prueba y a quién se aplica? Este término puede significar tentación, examen o prueba, y este último significado armoniza con el contexto. El significado de prueba está relacionado con las adversidades, aflicciones y problemas que Dios envía a su pueblo para someter a examen su fe, santidad y carácter. Dios los somete a prueba y permite que Satanás los tiente. Para los cristianos esto significa que en tiempos de tentación triunfan por medio del poder de Dios y quedan fortalecidos en su fe.

Los tiempos de prueba llegan a todas las iglesias y a todos los creyentes en todas las edades. Así como la iglesia de Esmirna entró en un período de persecución, la iglesia en Filadelfia experimentó su hora de prueba. Esto no quiere decir que los cristianos no sufrirán muerte física en estos períodos, sino que Dios los guarda de la muerte espiritual.

Durante su permanencia en esta tierra son vencedores. «La hora de prueba» no se limita a un evento concreto, sino que ofrece un cuadro sintético de toda la gama de pruebas. Tiene que ver no sólo con Filadelfia, sino que «se refiere en general a todas las pruebas que anteceden al retorno de Cristo.» Además, abarca a toda la tierra, de modo que toda la iglesia, en un momento u otro antes del retorno de Cristo, pasa por grave tribulación.

   La frase «los que viven en la tierra» se aplica a los incrédulos, como resulta evidente en numerosos pasajes en Apocalipsis donde significa los perseguidores y enemigos de los creyentes. Dios pondrá a prueba a los incrédulos que persiguen a su pueblo y los encontrará deficientes. Concluimos que en este versículo el término prueba y el verbo probar apuntan tanto a creyentes como a incrédulos. «Para los cristianos, esta tribulación, además de ser una amenaza a su seguridad física, también será una prueba de su fe, que, con la ayuda de Dios, podrán sobrellevar. Para los enemigos de la iglesia, sin embargo, sean judíos o gentiles, llegará como el merecido castigo por su maldad».

▬ c. «Vengo pronto; aférrate a lo que tienes, de modo que nadie tome tu corona». Una vez más aparece el estribillo que se emplea una serie de veces en Apocalipsis (2:16, 25; 22:7, 12, 20; véase también Zac. 2:10). En Apocalipsis lo significativo no es el tiempo cronológico sino su principio. Siglos van y siglos vienen mientras la iglesia sigue orando: «¡Maranatha, ven, Señor Jesús!» No hay evidencia de cuándo vendrá, pero la certeza de su retorno resuena a lo largo del libro de Apocalipsis. Jesús viene tanto para consolar a su pueblo como para vengar a sus enemigos.

Jesús instruye a la iglesia en Tiatira que se aferre a lo que tienen (2:25); de igual modo exhorta a los cristianos en Filadelfia que guarden sus posesiones espirituales. Promete a la iglesia en Esmirna «la corona de vida» (2:10), pero aquí afirma que los creyentes en Filadelfia ya poseen dicha corona, que otros se la podrían arrebatar. Poseen la corona del vencedor. Aferrarse a ella significa seguir siendo leales hasta el fin y con ello ser triunfadores.

Amén, para la honra y gloria de Dios.

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